Prosa didáctica

Lee los siguientes fragmentos y realiza las actividades:

 

1.

   Paréceme ahora a mí como un navegar con un aire muy sosegado, que se anda mucho sin entender cómo; porque en estotras maneras son tan grandes los efectos, que casi luego ve el alma su mejora. Porque luego bullen los deseos y nunca acaba de satisfacerse un alma. Esto tienen los grandes ímpetus de amor que he dicho, a quien Dios los da. Es como unas fontecicas que yo he visto manar, que nunca cesa de hacer movimiento la arena hacia arriba. [...]

 

   Parece también como un fuego que es grande y, para que no se aplaque, es menester haya siempre qué quemar. Así son las almas que digo. Aunque fuese muy a su costa, querrían traer leña para que no cesase este fuego. Yo soy tal que aun con pajas que pudiese echar en él me contentaría, y así me acaece algunas y muchas veces; unas me río y otras me fatigo mucho. [...]

 

   Pues no tienen poco trabajo las ánimas que da Dios por su bondad este fuego de amor suyo en abundancia, faltan fuerzas corporales para hacer algo por Él. Es una pena bien grande. Porque, como le faltan fuerzas para echar alguna leña en este fuego y ella muere porque no se mate, paréceme que ella entre sí se consume y hace ceniza y se deshace en lágrimas y se quema; y es harto tormento, aunque es sabroso.

 

Santa Teresa de Jesús: Libro de su vida

 

 

 

 

 

 

 

2.

   —Yo no veo señas de la muerte, porque allá nos la pintan unos huesos descarnados con su guadaña.

 

   Parose y respondió:

 

   —Eso no es la muerte, sino los muertos, o lo que queda de los vivos. Estos huesos son el dibujo sobre el que se labra el cuerpo del hombre. La muerte no la conocéis, y sois vosotros mismos vuestra muerte. Tiene la cara de cada uno de vosotros, y todos sois muertes de vosotros mismos. La calavera es el muerto, y la cara es la muerte. Y lo que llamáis morir es acabar de morir, y lo que llamáis nacer es empezar a morir, y lo que llamáis vivir es morir viviendo.

 

Francisco de Quevedo: Los Sueños