La comunicación II

1. Los elementos del proceso de la comunicación

2. Las funciones del lenguaje

3. El contexto y la situación

4. El signo lingüístico

5. Actividades voluntarias



1. Los elementos del proceso de la comunicación

La comunicación es parte fundamental de la vida del ser humano; continuamente recibimos y enviamos mensajes: una charla con los amigos, las luces de los semáforos, los gruñidos de los animales, el timbre del teléfono... La comunicación es, por tanto, el proceso que tiene por finalidad la transmisión de una información mediante un sistema de signos. En todo proceso de comunicación intervienen estos seis elementos:

Emisor: el que transmite el mensaje.

Receptor: el que recibe el mensaje.

Mensaje: la información que el emisor transmite al receptor.

Código: conjunto de signos y reglas que se usan para crear el mensaje.

Canal: medio físico por el que se transmite la información.

Referente: aquello a lo que se refiere el mensaje.


Como marco del proceso de la comunicación tenemos la situación: circunstancias que rodean el acto de comunicación.

También interesa conocer los conceptos de ruido y redundancia. Se denomina ruido a las perturbaciones causadas por el emisor, el canal, etc., que dificultan el proceso de comunicación: manchas en un texto escrito, leve sordera del receptor... Puede contrarrestar dicha circunstancia la redundancia: los elementos innecesarios en un mensaje para transmitir la información deseada. La redundancia puede depender del código (frente al inglés o al francés el español no tiene necesidad del pronombre en función de sujeto) o de la voluntad del emisor (gestos en un diálogo).

>>Para la reflexión: ¿podría considerarse ruido según la teoría de la comunicación el motor de un avión que me imposibilita oír lo que dice la azafata de vuelo?

2. Las funciones del lenguaje

En todo proceso de comunicación intervienen los seis elementos definidos anteriormente. En cualquier acto comunicativo, uno de esos elementos predomina o destaca sobre los demás. Es el origen de las diversas funciones del lenguaje.

>> Las funciones del lenguaje son cada una de las distintas finalidades para las que se usa el lenguaje, y muestran la intención comunicativa del emisor:

· Función representativa: se centra en la situación, en las circunstancias que rodean el proceso de comunicación; mediante ella se transmite información sobre la realidad: El semáforo está en rojo. El modo verbal más habitual es el indicativo.

· Función expresiva: se centra en el emisor, el cual nos expresa su mundo interior (sentimientos, emociones...): No me gusta que los coches circulen tan deprisa por la ciudad. Muchas veces se manifiesta en interjecciones y frases exclamativas: ¡Oh!, ¡Vaya!, ¡Qué lástima! También se usan los diminutivos, la adjetivación valorativa, el modo subjuntivo y el hipérbaton.

· Función apelativa: se centra en el receptor; con ella, el emisor trata de provocar una reacción en el receptor: Inmaculada, mira antes de cruzar la calle. Se expresa fundamentalmente con el vocativo, que es el término que utilizamos para llamar a alguien (Inmaculada), y con el imperativo (mira).

· Función fática: se centra en el canal; sirve para verificar su estado (abrirlo, mantenerlo, cerrarlo): ¿Me estás escuchando? Con frecuencia se expresa con fórmulas ya establecidas: Buenos días, ¡Qué tal! (fórmulas de saludo oral), Querido amigo, Le saluda atentamente (fórmulas de inicio y despedida en una carta), ¿Diga? (al empezar una comunicación telefónica). Se usan como recurso las muletillas y las repeticiones.

· Función metalingüística: se centra en el código; se usa cuando nos referimos a él, explicándolo o preguntando por él: El muñeco verde significa que podemos pasar. ¿Y el rojo qué significa?

· Función poética: se centra en el mensaje, no tanto por su contenido sino por su forma. Está muy presente en la literatura, en la publicidad, pero también en la vida cotidiana: Con la intermitencia, los semáforos parecen árboles de navidad.

En un mismo proceso comunicativo podemos utilizar más de una función. Si decimos: ¡Es una pena que se hayan acabado las vacaciones!, estamos mostrando nuestros sentimientos acerca de un hecho (función expresiva), pero también estamos informando de que las vacaciones se han acabado (función representativa).

Actividades de regalo

1. Señala distintos actos de comunicación que puedas realizar en un día cualquiera.

2. Explica los elementos del proceso de comunicación que se produce cuando miras un semáforo para cruzar la calle. ¿Qué función del lenguaje predomina?

3. Indica situaciones de tu vida diaria en las que empleas el lenguaje buscando la función representativa, la función apelativa y la función metalingüística.

4. Crea dos ejemplos para cada una de las funciones del lenguaje y señala en ellos algunos rasgos lingüísticos. Atiende a la persona gramatical, las modalidades oracionales, el modo verbal, la selección y combinación léxica, etc.

3. El contexto y la situación

Nuestras palabras y nuestras oraciones casi nunca aparecen aisladas: por una parte, van acompañadas de otras palabras y oraciones que forman su contexto; por otra, se emiten en unas determinadas circunstancias (de lugar, de tiempo, etc.) que constituyen la situación comunicativa.

>> La situación y el contexto ayudan a entender correctamente nuestros discursos y textos.

Así, pues, el contexto es el entorno lingüístico de una palabra, es decir, los elementos verbales, las otras palabras y oraciones que la acompañan y rodean. El contexto nos ayuda a evitar la ambigüedad. Por ejemplo, si escuchamos aisladamente la palabra vino no sabemos si se refiere a la bebida o al verbo venir; sin embargo cuando enmarcamos esa palabra en un contexto, la confusión desaparece y el significado deja de ser ambiguo: Bebimos vino de La Rioja. Pedro vino de La Rioja.

La situación es el entorno extralingüístico, el conjunto de circunstancias no verbales que rodean nuestros mensajes. Pertenecen a la situación, entre otros factores:

-- Las personas que intervienen en la comunicación. Así, pronombres como yo, mío, tú, ellos, etc. solo tienen sentido en una situación concreta en la que designan a una determinada persona del discurso.

-- El espacio y el tiempo. Del mismo modo, expresiones como aquí, allí, ahora, mañana, etc. designan cosas distintas según el lugar y el momento en que se dicen.

-- Los conocimientos y creencias comunes. Fíjate en esta sencilla conversación:

--Me voy a París.

--¿Pero sabes francés?

La segunda frase solo tiene sentido porque los dos hablantes saben que París está en Francia y que allí se habla francés. Estos conocimientos comunes evitan que continuamente estemos explicando y aclarando el contenido de nuestras frases.


3.b. Texto

Deucalión y Pirra

Según la mitología griega, el dios Zeus, enfadado con los hombres por sus continuas maldades, provocó un diluvio que inundó la tierra. Solo se salvaron Deucalión y Pirra, los cuales, debido a su bondad, habían sido advertidos por el titán Prometeo y pudieron construir un arca. En ella estuvieron resguardados hasta que las aguas volvieron a su cauce.

Deucalión contempló apesadumbrado tanta soledad y habló así a su esposa:

–Somos los únicos moradores de este desierto; ¡ojalá pudiera yo, como hizo mi padre, restablecer la humanidad y derramar un poco de vida sobre esta tierra!, pero así lo han dispuesto los dioses y nada podemos hacer.

Lloraron desconsolados durante largo rato y juntos acordaron ir al santuario de la diosa Temis, para implorar su ayuda.

La diosa, conmovida por la aflicción de ambos, les dijo:

–Alejaos del templo, cubríos las cabezas, soltad los lazos que sujetan vuestras ropas y arrojad a vuestra espalda los huesos de vuestra madre.

Deucalión y Pirra quedaron muy confusos por las palabras de la diosa, y espantados ante la idea de ultrajar las tumbas maternas para arrojar sus huesos.

Al poco tiempo, Deucalión cayó en la cuenta de lo que había querido decir la diosa Temis.

–Ahora comprendo, querida esposa, las palabras de la diosa. Al hablar de nuestra madre, se refería a la tierra, madre de todos nosotros, y los huesos que debemos arrojar son las piedras.

Se cubrieron las cabezas, aflojaron sus cinturones y comenzaron a tirar a sus espaldas cuantas piedras encontraban a su paso. Y estas, ante la sorpresa de ambos, comenzaron a perder su dureza y, moldeándose de manera caprichosa, se fueron transformando en hombres las arrojadas por Deucalión, y en mujeres las lanzadas por Pirra.

De este modo, la madre tierra generó una nueva estirpe de seres humanos que la repoblaron hasta nuestros días.

Mitos clásicos

Clásicos Edelvives

Contenido y comprensión del texto

1. Busca en el diccionario el significado que tienen en este texto las palabras apesadumbrado, moradores, restablecer, desconsolados, santuario, ultrajar, maternas y estirpe.

2. ¿Qué relación existe entre los dos personajes?

3. ¿A qué se refieren con la palabra desierto?

Formas de expresión

4. ¿Qué sentimiento expresa Deucalión la primera vez que interviene? ¿De qué elementos lingüísticos se ayuda? Relaciónalo con alguna función del lenguaje.

5. ¿Qué ordena la diosa? ¿Qué forma verbal utiliza? Comenta la función del lenguaje que predomine.

6. ¿Cómo explica Deucalión el significado de las palabras de la diosa? ¿Qué función aparece en dicha intervención?

Reflexión

7. A partir del mensaje “Ahora comprendo, querida esposa, las palabras de la diosa” explica los otros elementos del proceso comunicativo.


4. El signo lingüístico

Para que se produzca la comunicación verbal necesitamos un código, es decir, un conjunto de unidades lingüísticas y de reglas para combinarlas. Estas unidades son los signos lingüísticos.

El signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras: la imagen acústica (significante o expresión) y el concepto (significado o contenido), que se hallan estrechamente unidos. El carácter psíquico se debe a que sin mover los labios podemos hablarnos a nosotros mismos o recitar mentalmente un tema.

Se caracteriza, además, por los siguientes rasgos:

Arbitrariedad: la relación entre significante y significado es inmotivada, es decir, producto de la voluntad humana. Este rasgo se observa fácilmente en las formas distintas con que cada idioma se refiere a una misma realidad. Incluso las onomatopeyas difieren en cada lengua: quiquiriquí (español), cocorico (francés), cock-a-doodle-doo (inglés).

Oralidad: las lenguas son inicialmente habladas; otras formas de expresión como la escritura se derivan de su origen oral.

Linealidad: el signo lingüístico se desarrolla en el tiempo: las unidades se suceden sin que puedan superponerse físicamente, lo cual sí puede ocurrir con otros tipos de signos como las notas musicales. De este modo, los mensajes siempre aparecen formando una cadena.

Inmutabilidad y mutabilidad: el signo es heredado por el hablante y no puede cambiarlo voluntariamente, porque corre el riesgo de no ser entendido. Debe utilizarlo tal y como ha llegado hasta él. Sin embargo, a lo largo del tiempo los signos pueden cambiar tanto en su forma como en su contenido. El latín filius evolucionó al castellano medieval fijo y este al actual hijo. La palabra pluma ha desplazado su significado para referirse a un instrumento para escribir. Se trata, pues, de que el signo es inmutable en sincronía (consideramos la lengua en un momento concreto de la evolución); pero mutable en diacronía (se analiza la evolución de la lengua a lo largo del tiempo).

Doble articulación: el lenguaje humano tiene la capacidad de segmentarse en unidades mínimas que, combinadas entre sí, forman un número muy elevado de significantes. La primera articulación se produce cuando segmentamos la palabra en monemas (lexemas y morfemas), que son unidades con significado (léxico o gramatical): est-o-s- niñ-o-s cant-a-ron sevillan-a-s. La segunda articulación se produce cuando segmentamos la palabra en fonemas, que son unidades sin significado: e-s-t-o-s n-i-ñ-o-s c-a-n-t-a-r-o-n s-e-v-i-ll-a-n-a-s. Así, con un número limitado de fonemas (en español son solo veinticuatro) y morfemas podemos construir un número ilimitado de textos. Esta doble articulación diferencia el lenguaje humano del lenguaje animal.



4b. Texto

Le pregunté si había oído hablar de «Los amigos del bosque». Me dijo que sí. Le pregunté quién le había contado la historia que contaba en el libro. Me dijo que Liliana Ferlosio, la mujer de Sánchez Mazas, a la que al parecer había frecuentado mucho antes de su muerte.

—Es curiosísimo —comenté—. Salvo en un detalle, la historia coincide punto por punto con la que a mí me contó Ferlosio, como si, en vez de contarla, los dos la hubieran recitado.

—¿Qué detalle es ése?

—Un detalle sin importancia. En su relato (es decir, en el de Liliana), al ver a Sánchez Mazas el miliciano se encoge de hombros y luego se va. En cambio, en el mío (es decir, en el de Ferlosio), antes de irse el miliciano se queda unos segundos mirándole a los ojos.

Hubo un silencio. Creí que la comunicación se había cortado.

—¿Oiga?

—Tiene gracia —reflexionó Trapiello—. Ahora que lo dice, es verdad. No sé de dónde saqué lo del encogimiento de hombros, debió de parecerme más novelesco, o más barojiano. Porque yo creo que lo que Liliana me contó es que el miliciano le miró antes de marcharse. Sí. Incluso recuerdo que una vez me dijo que, cuando volvió a encontrarse con Sánchez Mazas después de los tres años de separación de la guerra, éste le hablaba a menudo de esos ojos que le miraban. De los ojos del miliciano, quiero decir.

Javier Cercas: Soldados de Salamina, Círculo de lectores

1. Resume el texto.

  • El resumen es la condensación selectiva del contenido de un texto. Han de tenerse en cuenta las siguientes consideraciones: ser breve (no más de diez líneas); no repetir literalmente frases del texto, sino elaborar el resumen con palabras propias y con un nivel formal; estar recogidas todas las ideas principales y evitar detalles secundarios, ejemplos o datos; ser objetivo y utilizar siempre la tercera persona.

2. Analiza los elementos del proceso comunicativo que se establece en el texto.

3. Reconoce en el fragmento las funciones del lenguaje y señala los recursos lingüísticos que las manifiestan.

4. Recuerda el concepto de código dentro del proceso de la comunicación.

5. Explica el concepto de signo lingüístico a partir de la palabra ojo y señala sus características.

6. En el fragmento, los interlocutores hacen referencia a signos procedentes de un código no verbal. Señálalos.

7. Busca información sobre el escritor Rafael Sánchez Mazas citado en el fragmento.

  • Cuando se busca información sobre un autor, hemos de incluir junto a los datos biográficos otros aspectos fundamentales: obras, estilo, pensamiento, relación con otros personajes de la época…



5. Actividades voluntarias


1. Explica el concepto de redundancia comparando los siguientes sintagmas: “los niños buenos” y “the good boys”.

2. Redacta una postal y señala las fórmulas que expresan la función fática.

3. Indica qué función del lenguaje predomina en cada una de las siguientes oraciones:

a) Buenas tardes. ¿Con quién hablo?

b) «Opino de que» es una construcción incorrecta.

c) Inmaculada, cruza ahora.

d) ¡Qué ganitas tengo de que lleguen las vacaciones!

e) El sol brilla mucho hoy.

f) El sol me está derritiendo los sesos.

4. El mito de Deucalión y Pirra recuerda a otro episodio de nuestra tradición cultural. Identifícalo y señala las semejanzas y diferencias.

5. Cada una de las palabras siguientes tiene más de un significado: ama, calle, clavo, tomo, libro, río. Incluye cada una de ellas en dos oraciones distintas mostrando cómo el contexto elimina la ambigüedad.

6. ¿Qué quiere decir sacar de contexto una frase? Pon algún ejemplo.

7. En el momento en que realizas este ejercicio, ¿qué valor concreto toman las palabras ayer y mañana?

8. Explica en qué situaciones tendría sentido esta conversación:

--Tráeme ese.

--¿Me dices a mí?

--Sí, tráeme ese.

--¿El de la derecha?

--No, el que está allí.