Duque de Rivas


Don Álvaro ha herido mortalmente a Don Alfonso, hermano de doña Leonor, que se había refugiado en un convento.

 

 

Escena X

 

DON ÁLVARO, DON ALFONSO  y DOÑA LEONOR vestida con un saco y esparcidos los cabellos, pálida y desfigurada, aparece a la puerta de la gruta, y se oye repicar a lo lejos las campanas del convento.

 

DOÑA LEONOR.- Huid, temerario; temed la ira del cielo.

 

DON ÁLVARO.- (Retrocediendo horrorizado por la montaña abajo.)  ¡Una mujer!... ¡Cielos!... ¡Qué acento!... ¡Es un espectro!... Imagen adorada... ¡Leonor ¡Leonor!

 

DON ALFONSO.- (Como queriéndose incorporar.) ¡Leonor! ¿Qué escucho? ¡Mi hermana!...

 

DOÑA LEONOR.- (Corriendo detrás de DON ÁLVARO.)  ¡Dios mío! ¿Es don Álvaro?... Conozco su voz... Él es... ¡Don Álvaro!

 

DON ALFONSO.- ¡Oh furia!... Ella es... ¡Estaba aquí con su seductor!... ¡Hipócritas!... ¡Leonor!

 

DOÑA LEONOR.- ¡Cielos!... ¡Otra voz conocida!... Mas ¿qué veo?... (Se precipita hacia donde ve a DON ALFONSO.)

 

DON ALFONSO.- ¡Ves al último de tu infeliz familia!

 

DOÑA LEONOR.- (Precipitándose en los brazos de su hermano.)  ¡Hermano mío!... ¡Alfonso!

 

DON ALFONSO.- (Hace un esfuerzo, saca un puñal, y hiere de muerte a LEONOR.) ¡Toma, causa de tantos desastres, recibe el premio de tu deshonra!... Muero vengado. (Muere.)

 

DON ÁLVARO.- ¡Desdichado!... ¿Qué hiciste?... ¡Leonor! ¿Eras tú?... ¿Tan cerca de mí estabas?... ¡Ay! (Sin osar acercarse a los cadáveres.)  Aún respira..., aún palpita aquel corazón todo mío... Ángel de mi vida..., vive, vive...; yo te adoro... ¡Te hallé, por fin... sí, te hallé... muerta! (Queda inmóvil.)

 

Escena última

 

Hay un rato de silencio; los truenos resuenan más fuertes que nunca, crecen los relámpagos, y se oye cantar a lo lejos el Miserere a la comunidad, que se acerca lentamente. Sale el PADRE GUARDIÁN con la comunidad, que queda asombrada.

 

PADRE GUARDIÁN.- ¡Dios mío!... ¡Sangre derramada!... ¡Cadáveres!... ¡La mujer penitente!

 

TODOS LOS FRAILES.- ¡Una mujer!... ¡Cielos!

 

PADRE GUARDIÁN.- ¡Padre Rafael!

 

DON ÁLVARO.- (Desde un risco, con sonrisa diabólica, todo convulso, dice.) Yo soy un enviado del infierno, soy el demonio exterminador... Huid, miserables. ¡Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo, perezca la raza humana; exterminio, destrucción...! (Sube a lo más alto del monte y se precipita.)

 

EL PADRE GUARDIÁN Y LOS FRAILES.- (Aterrados y en actitudes diversas.) ¡Misericordia, Señor! ¡Misericordia!

 

Duque de Rivas: Don Álvaro o la fuerza del sino, Cátedra


 Actividades de regalo


 1. Responde las cuestiones:



2. Actividades voluntarias

Clasifica y caracteriza los estilos teatrales del siglo XIX y cita de cada uno de ellos autores y obras.