Aventuras piratas

 

En la novela La isla del tesoro, Jim Hawkins cuenta las aventuras que vivió en la búsqueda de un tesoro. Lee lo que le sucedió cuando descubrió que la tripulación del barco en el que viajaba eran piratas; y estos, capitaneados por Silver, el cocinero, lo capturaron.

 

    Caminamos en fila hacia la playa, donde nos esperaban dos botes. Según navegábamos comenzaron las discusiones sobre el mapa. La cruz roja era demasiado grande para señalar con exactitud el lugar, y los términos escritos al dorso, un tanto ambiguos: «Árbol alto, lomo de El Catalejo, demorando una cuarta al N del NNE Isla del Esqueleto ESE y una cuarta al E Diez pies.»

 

   Desembarcamos en las cercanías del segundo riachuelo que había en la isla, el que desciende por uno de los barrancos de El Catalejo. Desde allí, torciendo a la izquierda, empezamos a ascender hacia la meseta. Todos los piratas se esparcieron como un abanico, y en el centro, tras ellos, Silver y yo caminábamos, yo atado a mi cuerda y él renqueando y fatigado, con mil tropezones. Alguna vez tuve que ayudarlo o hubiera caído rodando cuesta abajo.

 

   Llevábamos más de media milla en nuestra subida y ya estábamos alcanzando el borde de la meseta, cuando uno empezó a llamar a gritos, como sobrecogido por el terror. Al pie de un pino bastante alto yacía un esqueleto humano del que aún pendía algún jirón de ropa. Creo que todos, por un instante, sentimos que nos recorría un escalofrío.

 

   —Pero ¿no os dais cuenta de que los huesos no están en forma natural? —dijo Silver— ¿Por qué?

 

   Y era cierto: mirando con cuidado, resultaba evidente que el esqueleto tenía una postura que no era natural. Aparte de cierto desorden (producido acaso por los pájaros que lo devoraban o por el lento crecer de la trepadora que lo envolvía), el hombre estaba demasiado recto: los pies apuntaban en una dirección, pero las manos, levantadas y unidas sobre el cráneo, como las de quien se tira al agua, apuntaban en la dirección opuesta.

 

   —Se me ha metido una idea en mi vieja cabeza —dijo Silver—. Veamos la brújula. Aquella es la cima del islote del Esqueleto, que sobresale como un diente. Vamos a tomar el rumbo siguiendo la línea de los huesos.

 

   Así se hizo. El esqueleto apuntaba directamente hacia el islote, y la brújula marcó este-sudeste y una cuarta al este.

 

   —Me lo figuraba —exclamó Silver—. Es un indicador. Allí está el rumbo que lleva a la estrella polar y a nuestros buenos dineros. Pero, ¡por todos los temporales!, frío me da de pensar que esta es una de las bromas de Flint. Él y los otros seis estuvieron aquí, solos, y él los mató uno por uno, y a este lo trajo aquí, y lo orientó según la brújula.

 

   —Aquí no hay nada —dijo Merry palpando por entre los huesos y los jirones de tela—: ni una moneda de cobre ni una caja de tabaco. Esto no me parece tampoco muy normal.

 

   —No, ¡por todos los cañonazos! —dijo Silver—, no lo es. Ni tampoco creo que sea bueno, puedes asegurarlo. ¡Por el fuego de San Telmo, compañeros, que no quisiera encontrarme con Flint! Seis eran y de los seis solo quedan huesos. Seis somos nosotros.

 

   —Yo lo vi muerto con estos ojos —dijo Morgan—. Billy Bones me hizo entrar con él. Allí estaba con dos monedas de un penique sobre sus ojos.

 

   —Muerto, sí... seguro que estaba muerto, y en los infiernos —dijo el de la cabeza vendada—; pero si hay un espíritu que pueda volver, ese es Flint.

 

   Nos pusimos en marcha; pero a pesar del calor del sol y de aquella luz deslumbrante, los piratas no se mostraban ya tan alegres, sino que caminaban juntos y hablando en voz baja. El terror del pirata muerto había caído como una sombra sobre sus espíritus.

 

Robert Louis Stevenson: La isla del tesoro, Marín

 

 

Conoce al autor y su época

Robert Louis Stevenson (1850–1894) nació en Escocia. Es autor de algunas de las novelas fantásticas y de aventuras más populares de la literatura universal, como La isla del tesoro y El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde.

 

Para saber más

En España Pío Baroja es un buen ejemplo de autor de novelas de aventuras como Zalacaín el aventurero o Las inquietudes de Shanti Andía. Busca información de estas novelas y escribe cinco líneas sobre cada una de ellas y su protagonista.

 

 

Comprende la lectura

 

1. ¿Cómo caminaba Jim?

 

2. ¿Qué indicaba el esqueleto?

 

3. ¿A qué peligros y aventuras se enfrentan los personajes?

 

Analiza la estructura

 

4. La aventura se inicia con la llegada a la playa, pero ¿cuál es el nudo y el desenlace de la acción?

 

5. ¿En qué espacio se desarrolla la acción? Descríbelo.

 

6. ¿Es ese lugar habitual en las novelas de aventuras?


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7x. ¿Quién narra este fragmento? ¿En qué persona gramatical lo cuenta? ¿Por qué crees que se hace así?

 

8. ¿En qué momento del día se desarrolla la acción? Justifica tu respuesta con alguna expresión del texto.

 

9. ¿Cuántos personajes aparecen en el texto? ¿De qué tipo son: protagonista, amigos del protagonista o antagonistas?

 

Relaciona forma y contenido

 

10. Anota en tu cuaderno todas las palabras del texto que pertenezcan al campo semántico de la naturaleza.

 

11x. «Todos los piratas se esparcieron como un abanico». ¿Qué figura retórica emplea aquí el autor? ¿Qué ha querido indicar con su uso?

 

12. Silver caminaba «con mil tropezones». ¿Crees que se trata de un número cierto? ¿Qué ha querido indicar el autor al usarlo?

 

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13x. Teniendo en cuenta el último párrafo, ¿cuál es la intención comunicativa del texto?

 

Opinión personal

 

14. ¿El deseo de dinero justifica una vida fuera de la ley como en el caso de los piratas? ¿Y la necesidad? Justifica tu respuesta con dos argumentos a favor o en contra.

 

Taller literario: una de piratas

 

15. (+1) Vuelve a contar esta aventura de Jim Hawkins, pero ahora con algunos cambios:

 

a) Utiliza un narrador en tercera persona. Presta atención a los verbos y a los determinativos posesivos.

 

b) Escribe un retrato de Jim. Se trata de un chico joven, así que puedes prestarle algunos rasgos físicos y de carácter tuyos.

 

c) Inventa lo que sucede cuando los piratas llegan al lugar donde ha de estar enterrado el tesoro. Explica cómo lo localizan, en qué consiste el tesoro y cómo reparten el botín.

 

d) No olvides utilizar marcadores temporales: En ese instante, poco después…