Antología

Trabajo sobre la Antología poética del Siglo de Oro

El alumno elegirá cinco poemas de la antología de distinto autor. De cada poema se trabajarán los siguientes apartados:

1. El autor: biografía del autor de al menos diez líneas. Se incluirán datos biográficos, obras, estilo y pensamiento.

2. Comprensión del texto: se explicarán todos los versos de forma diferenciada (si fuere necesario, en algunos casos se pueden agrupar por parejas de versos). Se explicará el contenido de cada verso y se incluirán el significado de expresiones concretas, explicaciones de mitos, alusiones a recursos literarios y métricos, y toda aquella información relacionada que contribuya a la mejor comprensión del poema y de todo lo que le rodea.

3. Resumen: breve resumen del texto que incluya las ideas fundamentales, con un máximo de cinco líneas.

4. Tema: enunciación precisa del tema que incluya la intención del autor.

5. Tópicos literarios: enunciación de los tópicos utilizados con su formulación en latín (si se puede) y en español.

6. Relaciones literarias: se relacionará razonadamente el poema con otros que aparezcan en la antología (al menos, cinco). De forma voluntaria (llevará una puntuación adicional) se puede relacionar con textos de épocas anteriores y posteriores.

El poema elegido encabezará su estudio.

El trabajo incluirá al final del mismo la siguiente ficha de corrección:

1. El autor (2)

  • A) Breve biografía: no se ajusta a la extensión (-1)
  • B) No aporta la información requerida (-1)

2. Comprensión del texto (5)

  • A) No se explica el contenido de los versos: se glosan (-4)
  • B) No se ajusta a las agrupaciones ofrecidas (-1)
  • C) No se aportan explicaciones del significado de expresiones concretas ni explicaciones de mitos (-2)
  • D) No se aportan alusiones a recursos literarios y métricos (-4)
  • E) No se aporta información relacionada que contribuya a la mejor comprensión del poema y de todo lo que le rodea (-3)

3. Resumen (2)

  • A) Excesiva longitud, falta de información importante (-1)
  • B) Aparecen palabras textuales (-1)

4. Tema (2)

  • A) No se señala con precisión (-1)
  • B) No incluye la intención del autor (-1)

5. Tópicos literarios (3)

  • A) No se señalan todos los tópicos utilizados (-2)
  • B) No aparece con su formulación en latín (si se puede) y en español (-1)

6. Relaciones literarias (6)

  • A) No se relaciona razonadamente el poema con otros que aparezcan en la antología (-4)
  • B) No se relaciona con el número mínimo de poemas indicado (-4)
  • C) Información teórica sin relación concreta con el poema (-5)
  • D) Se relaciona con textos de épocas anteriores (+2)
  • E) Se relaciona con textos de épocas posteriores (+2)

EJEMPLO:

Texto 1

Cristóbal de Castillejo: “Dame, amor, besos sin cuento”

  1. Dame, amor, besos sin cuento,
  2. asida de mis cabellos,
  3. y mil y ciento tras ellos,
  4. y tras ellos mil y ciento,
  5. y después
  6. de muchos millares, tres;
  7. y porque nadie lo sienta,
  8. desbaratemos la cuenta
  9. y contemos al revés.

1. El autor

Cristóbal de Castillejo (Ciudad Rodrigo, 1490 - Viena, 1550) fue un poeta de la primera generación de autores del Renacimiento.

Sirvió como paje del archiduque Fernando, hermano del que sería emperador Carlos I. En 1525 pasa a ser secretario de su señor, al cual acompañará por toda Europa al convertirse sucesivamente en rey de Hungría y rey de Bohemia, y posteriormente al acceder a la corona alemana con el título de rey de romanos como lugarteniente de su hermano.

Castillejo considera que la lírica cancioneril del siglo XV ya está agotada y trata de renovarla como buen renacentista que es, pero no siguiendo el ejemplo de Garcilaso y otros autores petrarquistas. De hecho, su obra es una crítica de la visión idealizada que aquellos autores tienen de la corte («Diálogo y discurso de la vida de la corte»), de la mujer y del amor (Diálogo de mujeres y Sermón de amores), y del propio código poético («Reprensión contra los poetas españoles que escriben en verso italiano»). Así pues, compone en metros antiguos castellanos de arte menor, predominantemente octosílabos simples o combinados con pies quebrados; pero con un espíritu y una temática plenamente renacentistas: versiones de composiciones de autores clásicos, en especial, de las fábulas de Polifemo y Galatea, de Acteón y Diana o de Píramo y Tisbe, del poeta latino Ovidio, historias todas ellas que tantos cultivadores tendrán después; defensa de la naturalidad en el lenguaje, en consonancia con lo preconizado por Juan de Valdés y otros humanistas, y del humor; amor a literatura popular (en la línea de Juan de Mal Lara); concepto creativo de la imitación y cultivo de géneros clásicos como el diálogo.

Sus obras completas no se editaron hasta 1573 en Madrid y fueron expurgadas por la Inquisición, por ejemplo el Sermón de amores.

2. Comprensión del texto

1. El poeta le pide a su amada que lo bese sin medida (sin cuento es una locución adverbial que significa sin cuenta o sin número). El beso se convierte en un lugar común de la literatura renacentista, tanto en su vertiente sensual, así este poema; como en su vertiente neoplatónica, para la cual el beso es «ayuntamiento del cuerpo y del alma», según la traducción que Juan Boscán realizó de El cortesano de Baltasar Castiglione. Este poema de Castillejo, por otro lado, no figuraba en la edición princeps de su obra; fue rescatado posteriormente por el gran bibliógrafo Bartolomé José Gallardo en su interesante Ensayo de una biblioteca española de libros raros y curiosos.

2. La amada está agarrada (asida) a los cabellos del poeta. Se trata de una visión sensual del amor, no muy frecuente en la poesía renacentista tan idealizada. Al igual que en la narración existe una línea idealista (novela morisca, pastoril, bizantina…) frente a una línea crítica con la realidad circundante (novela picaresca, sátira lucianesca…); en la lírica también existe esta dicotomía: por una lado, la idealista poesía petrarquista; por otro, la poesía antipetrarquista. En esta línea antiidealista se inscribe Castillejo. Por otro lado, la carga sensual se irá acrecentando hasta generar un caudal de poesía con mayor presencia erótica según avanza el siglo XVI.

3-4. Se suceden progresivamente los besos a través del recurso del quiasmo (un paralelismo cruzado).

5-6. Se siguen sucediendo los besos, pero ya se ha perdido la posible cuenta (después / de muchos millares). Este primer verso tetrasílabo, de medida distinta a todos los demás octosílabos, recibe el nombre de pie quebrado y es propio de la poesía cancioneril medieval. Esta pervivencia de la métrica antigua en la obra de Cristóbal de Castillejo, su defensa de modelos españoles y su crítica a la poesía petrarquista le han acarreado el erróneo marbete de poeta medievalizante y antirrenacentista; pues sus obras lo muestran con una gran cultura humanística.

7-8. Con estos versos, el poeta inicia un quiebro en el cómputo de los besos. Para que nadie perciba (sienta) esos encuentros entre el poeta y la amada, aquel propone deshacer (desbaratemos) la cuenta de los besos.

9. Por último, propone empezar otra vez, pero en orden inverso: en definitiva, igualar el mismo gran número de besos dados, duplicarlos.

3. Resumen

El poeta le pide a su amada, mientras está agarrada a sus cabellos, que lo bese innumerables veces y, cuando llegue a un punto, empiece otra vez con la misma cantidad de besos.

4. Tema

Celebración del amor sensual

5. Tópicos literarios

Gaudia Veneris (goces del amor o, literalmente, goces de Venus).

Basia mille (mil besos o la imposibilidad de contar los besos).

6. Relaciones literarias

Este poema tiene como referente la segunda parte de la poesía del poeta latino Catulo que empieza «Vivamus, mea Lesbia, atque amemus» («Vivamos, Lesbia mía, y amemos»). Posteriormente acudieron al poema completo Francisco de Quevedo para su romance «Vivamos, Lesbia, y amemos»; Esteban Manuel de Villegas para su cantilena «Ea, mi dulce Lesbia»; Juan Bautista Arriaza para su romance «Amémonos, Lidia mía»; o, por citar un ejemplo actual, Aurora Luque para “Lesbia hoy” incluido en La siesta de Epicuro. Volvió Castillejo a recrear el poema junto a otros del mismo autor, demostrando su visión renacentista de la imitación, en el que comienza «Vuestros lindos ojos, Ana».

Partiendo de Catulo, el joven poeta Juan Segundo, humanista holandés al que Carlos I llamó a Castilla para ocupar un cargo en la corte, escribió el Liber basiorum (Libro de los besos), un conjunto de diecinueve composiciones monotemáticas dedicadas a Venus y a su enamorada, tal vez una joven española. Los besos se han mantenido como un elemento recurrente en la poesía posterior y han sido objeto de distintos enfoques: por ejemplo, Gustavo Adolfo Bécquer los convierte en la rima IX en símbolo de la unión del universo; Vicente Aleixandre en su poema «Los besos» (Sombra del paraíso) exalta el amor hasta el extremo de unirlo con la muerte; por otro lado, Blas de Otero en «Un relámpago apenas» (Ángel fieramente humano) parte de los besos entre los amantes para reflexionar sobre el amor divino.

Por otro lado, no ha de sorprender la presencia de elementos matemáticos en un poema; pues la Antología griega (magna colección de poemas griegos de distintas épocas, conformada por varios estratos de florilegios anteriores, entre ellos, la Antología planudea y la Antología palatina) encerraba en su libro XIV epigramas de tema aritmético, preferentemente enunciados de problemas. Tuvo esta Antología planudea (uno de los primeros libros en griego que llegó a la imprenta) gran influencia durante el Renacimiento y, entre sus primeros traductores e imitadores, al poeta Diego Hurtado de Mendoza, gran conocedor de la lengua de Homero y poseedor de una biblioteca famosa por sus fondos en manuscritos griegos. Además, los asuntos matemáticos han seguido interesando a los poetas modernos: Miguel de Unamuno canta en su ingente Cancionero a «La tabla de multiplicar», los binomios («Se casaron a y b, y sus dos cuartos») o los logaritmos («Por lógica y aritmética»); León Felipe a «La tangente» en ¡Oh, este viejo y roto violín!; Rafael Alberti escribe un soneto «A la divina proporción» en A la pintura; o José Antonio Gómez Coronado todo un libro a los Números, con los que muestra su universo personal.