José Ortega y Gasset

La vida humana es una realidad extraña, de la cual lo primero que conviene decir es que es la realidad radical, en el sentido de que a ella tenemos que referir todas las demás, ya que las demás realidades, efectivas o presuntas, tienen de uno u otro modo que aparecer en ella. La nota más trivial, pero a la vez la más importante de la vida humana es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo para sostenerse en la existencia. La vida nos es dada, puesto que no nos la damos a nosotros mismos, sino que nos encontramos en ella de pronto y sin saber cómo. Pero la vida que nos es dada no nos es dada hecha, sino que necesitamos hacérnosla nosotros, cada cual la suya. La vida es quehacer. Y lo más grave de estos quehaceres en que la vida consiste no es que sea preciso hacerlos, sino, en cierto modo, lo contrario; quiero decir, que nos encontramos siempre forzados a hacer algo, pero no nos encontramos nunca estrictamente forzados a hacer algo determinado, que no nos es impuesto este o el otro quehacer, como le es impuesta al astro su trayectoria o a la piedra su gravitación. Antes que hacer algo, tiene cada hombre que decidir, por su cuenta y riesgo, lo que va a hacer.

JOSÉ ORTEGA Y GASSET, “Historia como sistema” en Historia como sistema y otros ensayos de filosofíaRevista de Occidente/Alianza, 1981, pp. 13-14.

Análisis del texto

El texto comienza exponiendo su tema principal (la vida humana) y el interés por estudiarla (es una realidad extraña):

La filosofía de Ortega y Gasset tiene a la vida como uno de sus conceptos básicos, por tanto su filosofía es un tipo de vitalismo. Pero no es un vitalismo como el de Nietzsche, que antepone las pasiones a la razón, sino un vitalismo racional, un raciovitalismo. Esto es lo que nos recalca la continuación de la primera frase:


Tras poner a la vida en el centro de interés de su filosofía, indica varias características de la vida humana:

La vida es frágil, inestable. Para mantenernos con vida es necesario que hagamos algo. Si nos abandonamos a la inacción, morimos. Los seres vivos (no sólo los seres humanos) tienen que actuar, hacer, para seguir estando vivos. Esta observación puede parecer trivial, pero para Ortega es muy importante: la vida no es algo estable, fijo, sino algo inestable, cambiante.

No elegimos vivir, sino que nos encontramos de repente vivos. La vida nos la dan otros sin que nosotros tengamos ninguna influencia en su decisión. Pero quienes nos dan la vida, no nos la dan hecha, no nos dan la vida resuelta:

Cada hombre hace con su vida lo que quiere, puede hacer de su vida lo que quiera. La vida no está hecha, no es una realidad hecha, con una esencia fija, inmutable. Por el contrario, la vida humana es una realidad que hay que ir haciendo. Esa es la característica esencial de la vida, lo que la define: "La vida es quehacer". La esencia de la vida es que no tiene esencia. Este pensamiento es similar al de Marx, aunque Ortega no se centra en la actividad económica del hombre (el trabajo) sino que habla de modo más general:

¿Y qué debemos hacer con nuestra vida?

No estamos obligados a hacer nada específico, somos libres de hacer lo que queramos con nuestra vida. Pero tenemos que hacer algo, lo que sea. Contraste con los seres inanimados (no vivos), que no tienen que hacer nada para mantenerse en la existencia, y que no tienen que elegir qué hacer, siguen leyes externas a ellos. Resumiendo lo dicho hasta ahora, la vida humana se caracteriza por:

La responsabilidad que tenemos sobre nuestra propia vida, pues somos libres para hacerla según queramos, se recalca en la última frase del texto:

Los hombres tenemos que decidir, y cada uno tiene que tomar sus propias decisiones. Esto es un riesgo. Relación con el existencialismo de Sartre: la gravedad de ser libres, de tener que decidir sobre nuestras vidas sin poner excusas.