Guillermo de Occam

Punto de partida de Guillermo de Occam

La omnipotencia es la característica distintiva de Dios. Dios puede hacerlo todo, a excepción de lo imposible. Pero lo único imposible para Dios es lo contradictorio lógicamente: hacer algo y no hacerlo (simultáneamente).

De la omnipotencia se derivan varias consecuencias:

Relación entre la razón y la fe

Yendo más allá de la autonomía de Tomás, Guillermo propone la completa independencia entre ambas:

La única Teología posible es la Teología Revelada: la razón humana no tiene nada que decir sobre asuntos sobrenaturales y por tanto no es posible la Teología Natural. Mientras que Tomás de Aquino ve posible que la razón humana conozca algo (no todo) sobre Dios (p.ej. su existencia), Guillermo de Occam reduce el campo de la razón a las cuestiones naturales; todo lo relacionado con Dios y lo sobrenatural son de dominio exclusivo de la fe.

Podemos entender las filosofías de Agustín, Tomás y Guillermo como una progresión desde una postura inicial de dominio de la fe sobre la razón hasta una postura final de completa independencia de la razón frente a la fe, pasando por una postura intermedia en la que la razón es autónoma pero puede colaborar con la fe y viceversa.

Agustín de Hipona

Tomás de Aquino

Guillermo de Ockham

Necesidad frente a contingencia

Guillermo de Occam insiste en la contingencia de la creación, en que Dios (en su omnipotencia) no está obligado a hacer nada necesariamente. "Necesario" y "contingente" son dos adjetivos antónimos:

Ética

Tomás de Aquino había afirmado que algunos de los mandamientos revelados por Dios en las Escrituras eran susceptibles de razonamiento, pues podían comprenderse a la luz de la naturaleza humana, la cual es parte de la ley natural y ésta es expresión de la ley eterna. Sin embargo, Occam encuentra imposible conciliar el atributo de la omnipotencia con la noción de una ley eterna que dirija la acción divina: Dios no está sujeto a ley alguna.

En el caso concreto de los mandatos morales, Occam no cree que Dios esté obligado a seguir una ley eterna y a dictar a los hombres unos mandamientos acordes a la naturaleza humana: Dios nos ha mandado lo que nos ha querido mandar y su decisión no está constreñida por habernos dado una u otra naturaleza. El intento de Tomás de razonar los mandamientos haciendo ver que son consistentes con nuestra naturaleza es para Occam un intento fracasado desde el momento que comprendemos que Dios nos hubiera podido mandar lo contrario a lo que nos ha mandado si así lo hubiese querido, aunque esos otros mandamientos nos resultasen anti-naturales.

¿Cuál es el fundamento último de nuestras acciones morales cuando son acordes a los mandatos de Dios? No la razón, el intento de justificar racionalmente los mandatos divinos, sino la pura voluntad, la decisión de obedecer dichos mandatos, con o sin razones que los apoyen. Más importante que las razones que podamos tener para actuar bien, lo que realmente importa es tener la voluntad de actuar bien. A esta primacía de la voluntad en la acción moral se le denomina voluntarismo moral y es una teoría opuesta al intelectualismo moral que proviene de los filósofos griegos y que asociamos en particular a Sócrates.

Política

La plena independencia de razón y fe en el ámbito teórico se traslada sin cambio al ámbito político: la autoridad terrenal de reyes y emperadores es plenamente independiente de la autoridad religiosa del Papa:

Esquema-resumen de la filosofía de Guillermo de Occam.