Un punto de entrada a la filosofía de Marx es su concepción del ser humano. Siguiendo y profundizando en las ideas de Feuerbach, Marx pone el acento en lo material en lugar de en lo espiritual.
Es un productor, un trabajador. Mientras que Hegel, y con él prácticamente toda la filosofía anterior, pone el énfasis en la actividad teórica del ser humano (el hombre como pensador, como ser racional que busca el saber, como alma que busca su salvación), Marx acentúa su actividad práctica, su transformación de la naturaleza mediante su trabajo.
Es esencialmente un ser genérico, universal, que niega la naturaleza mediante el trabajo para afirmarse él mismo. El hombre tiene necesidades que satisface a través del trabajo. Frente a una concepción esencialista del hombre, Marx rechaza que el hombre tenga una esencia independiente de su actividad cotidiana.
Es un ser social. El hombre individual es una abstracción, porque el hombre real o concreto existe en sociedad, la cual se configura en la colaboración laboral entre las personas.
Es un ser histórico. El ser humano se realiza a sí mismo a través de la historia, donde se suceden diversos modos de producción (materialismo histórico). La esencia humana no es una naturaleza fija, por el contrario, el ser humano se realiza a sí mismo dialécticamente, es decir, a través de la historia.
Según Marx, el trabajo es la esencia del ser humano pues es primordial para su subsistencia. Trabajo es toda actividad humana dirigida a proveernos de sustento, cobijo y protección. Pero estas actividades, que Marx denomina modos de producción, van cambiando según las circunstancias históricas.
Desde las sociedades más primitivas hasta la sociedad industrial europea del siglo XIX, los modos de producción han ido evolucionando a peor, explotando más y más a los trabajadores y produciendo en ellos un sentimiento de rechazo hacia el trabajo. Esto es lo que Marx denomina alienación, y lo que considera la causa de esa contradicción entre la esencia humana (el trabajo) y su negación: la apropiación excesiva e injusta de los productos de su propio trabajo por su empleador.