Ética y Política

Dos usos de la Razón

La Razón (con erre mayúscula) no se refiere aquí a una de las tres facultades del conocimiento (la más abstracta y ambiciosa), sino a la capacidad general del hombre para alcanzar el conocimiento.

Kant distingue al más alto nivel dos usos de la Razón:

Hay una única capacidad de razonar, una única Razón, pero con dos usos, con dos modos de empleo según sea nuestro objetivo:

Esta dicotomía entre ambos usos es un eco del argumento humeano sobre la imposibilidad de extraer juicios morales a partir de cuestiones de hecho: la imposibilidad de mezclar el conocimiento de lo que es con el de lo que debe ser. Kant mantiene separados ambos usos de la Razón.

Si en la investigación del funcionamiento y limitaciones de la Razón teórica la clave ha estado en hacer un "giro copernicano" en la relación sujeto-objeto, en la investigación sobre la Razón práctica también es necesario hacer un giro radical en la relación entre el sujeto que delibera y decide y aquellos objetos que son buenos y que el sujeto trata de lograr:

Es imposible imaginar nada en el mundo o fuera de él que pueda ser llamado absolutamente bueno, excepto la buena voluntad.

Los filósofos han fijado su atención en el mundo, en los objetos. Y el resultado ha sido que distintos filósofos discrepan sobre qué es lo bueno: el placer, la virtud, la salvación, etc. Quizá sea necesario poner la atención no en los objetos sino en los sujetos. Quizá lo bueno esté en nosotros, en cómo nosotros actuamos en el mundo.

Si en la investigación teórica ha sido necesario poner la atención en la expresión del conocimiento (en los juicios), en la investigación práctica es también necesario poner la atención en la expresión del conocimiento práctico: en los imperativos. Otro paralelismo entre ambas investigaciones es comprender el proceso de la razón como una síntesis. Si el conocimiento teórico es una síntesis de materia y forma, el conocimiento práctico es también una síntesis de materia (aquello que el imperativo manda) y forma (cómo el imperativo lo manda).

Clasificación de los imperativos

¿Qué es un imperativo? La expresión de un mandato, de una orden, de una instrucción que nos señala un curso de acción, un deber, una obligación.

En todo imperativo hay dos componentes:

Criterios formales de clasificación de los mandatos:

Imperativos morales

No todos los mandatos (imperativos) son morales: mi profesor me manda salir a la pizarra, la policía me manda parar, el gobierno me manda pagar mis impuestos. Ninguno de estos mandatos son mandatos morales. 

¿Qué características tienen los imperativos morales? ¿Cómo ha de ser un mandato para ser clasificado como un mandato moral?

¿Es posible siquiera imaginar posible un mandato moral que no tuviese estas características? No. Son por tanto características necesarias. ¿Es posible que otros seres humanos discrepen de nosotros en la elección de estas tres características? No. Son por tanto características universales. Siendo universales y necesarios, los imperativos morales son a priori. 

En definitiva, son condiciones impuestas por el sujeto. Cuáles sean nuestras obligaciones morales no depende del mundo (incluyendo en él a las otras personas) sino que depende de nosotros mismos. Igual que las leyes científicas las pone (las propone) el científico, las leyes morales (las obligaciones morales) se las pone cada persona a sí misma.

Obligaciones morales

¿Cuáles son concretamente nuestras obligaciones morales? Kant no concreta el contenido de estas obligaciones, sino que da un criterio formal. Ello está en consonancia con el espíritu de la Ilustración, un espíritu que Kant analizó en su obra ¿Qué es la Ilustración? y que él resume en la máxima latina:

sapere aude (atrévete a pensar por ti mismo).

Cada sujeto moral, aplicando sus capacidades racionales, tiene a su cargo la responsabilidad de determinar cuáles son sus obligaciones morales y de decidir sobre su cumplimiento.

Son parte de la ley moral todos aquellos imperativos categóricos, autónomos y universales que nuestra razón pueda querer sin contradicción. De cualquier imperativo puede plantearse la pregunta: ¿lo que manda el imperativo lo mandase de forma categórica (es decir sin condiciones previas), autónoma (originado en la propia voluntad) y universal? ¿lo que manda podría ser querido racionalmente por cualquier persona sin contradicción?

Un razonamiento alternativo pero igualmente eficaz para determinar racionalmente cuáles son nuestras obligaciones morales es hacernos las siguientes preguntas: ¿estoy aprovechándome de otros seres humanos para conseguir mis objetivos?¿Estoy usando a otras personas como medios para mis propios fines?

Acción moral y acción conforme a la moral

¿Qué características debe cumplir una acción para que sea llamada moral?

Si no se cumple (1), la acción no es moral, será amoral o inmoral. Si no se cumple (2), el sujeto no actúa por una motivación moral (por el respeto a la ley moral) sino por una inclinación particular (deseo, emoción, sentimiento) y entonces su acción no tiene mérito moral. El concepto de inclinación, opuesto al de obligación, engloba todos los motivos que, para Kant, restan valor moral al sujeto que, aún realizando una acción conforme al deber, una acción acorde a la ley moral, sin embargo su motivo no es el puro respeto a la ley, sino:

Obligación moral y felicidad

Para toda la filosofía moral anterior a Kant, el logro de la felicidad ha sido uno de los objetivos centrales, cuando no el único, de la reflexión práctica: investigamos los principios de la moral (hacemos Ética) para ser felices; cumplimos los preceptos morales porque creemos que así lograremos la felicidad. Sin embargo, para Kant el objetivo de la Ética no es determinar los preceptos morales que puedan acercarnos a la felicidad. Si lo que mueve a una persona a cumplir un precepto moral es creer que así será feliz, entonces estamos ante alguien movido por la inclinación personal en lugar de por la obligación moral.

Más aún, Kant reconoce que el cumplimiento de las obligaciones morales no sólo es independiente del logro de la felicidad, sino que a menudo es opuesto a ella: quienes anteponen el cumplimiento de sus obligaciones morales al logro de su propia felicidad con frecuencia son infelices mientras que quienes ponen por delante sus intereses a menudo son más felices.

Los sujetos racionales se hallan por tanto ante un dilema:

Kant y Hume: acuerdos y desacuerdos

Podemos entender mejor la ética kantiana si la contrastamos con la ética humeana (el emotivismo moral).

Kant coincide con Hume en que la experiencia no puede señalar qué es bueno (valioso, deseable) y qué malo, moralmente hablando. La experiencia sólo nos puede aportar hechos (cuestiones de hecho), no valores. Pretender lo contrario es caer en la falacia naturalista: caemos en tratar de derivar valores a partir de hechos.

Pero si la experiencia no pude ser la base de la moral,  ¿de dónde surgen nuestras normas morales?

¿Qué función tiene la razón a la hora de decidir nuestras acciones?

¿Qué motiva a una persona (a un agente moral) a actuar moralmente bien?

¿Qué debemos buscar? ¿Qué es bueno? ¿Qué es malo?

¿Somos libres para tomar nuestras propias decisiones?

Postulados de la razón práctica

Que los hombres conocen sus obligaciones morales y que en ocasiones actúan moralmente y no por inclinación son hechos que Kant da por sentados. Su investigación no ha consistido en mostrar que la moral exista y que la reflexión racional sobre la moral (es decir, la Ética) sea posible, sino simplemente en mostrar por qué es posible. El único mérito que Kant atribuye a su filosofía práctica es aclaratorio: haber mostrado las características formales de las leyes morales.

Siendo un hecho que los sujetos racionales pueden ser morales, entonces las condiciones para que la moral sea posible se han tenido que cumplir. ¿Cuáles son esas condiciones?

Es importante comprender que las afirmaciones de Kant de la existencia real de Dios, el alma inmortal y la libertad humana no constituyen conocimiento. Son tres afirmaciones que se postulan, que se proponen como ciertas sin tener prueba de su verdad. Y se postulan porque sin ellas la moralidad humana no existiría. Pero dado que la moralidad existe, estas tres condiciones han de ser ciertas a pesar de no poder demostrarlas e incorporarlas como conocimiento. Por esto, las filosofías teórica y práctica no están en contradicción. Lo que la Razón teórica no puede conocer (pues sería hacer un uso constitutivo de las Ideas trascendentales de la razón) la Razón práctica sólo puede afirmar, pero sin prueba alguna.

Política

Los pensamientos políticos de Kant no tienen la misma entidad que su epistemología o su ética. Quedaron expresados principalmente en dos pequeñas obras:

Libertad

En ¿Qué es la Ilustración? Kant señala las que a su juicio son las ideas clave del movimiento ilustrado, del que él es máximo representante en Alemania:

En esta obra también señala Kant a las fuerzas enemigas de la Ilustración:

Paz

Mientras ¿Qué es la Ilustración? es una obra dirigida al ciudadano individual, señalando los pasos que cada persona debe dar para ilustrarse, La paz perpetua es una obra dirigida a la organización política de las naciones. Su objetivo es explorar las condiciones que deben darse para lograr la paz, la ausencia de guerra, entre las naciones. Pues la guerra es, a juicio de Kant, una de las fuerzas más poderosas en contra de la difusión y del triunfo de los ideales ilustrados.

En el estado de naturaleza la guerra es la situación habitual en la que se encuentran los pueblos y los individuos. La guerra es el único procedimiento para resolver las disputas. Con la aplicación de la razón a la organización social se inaugura el estado civil o social y el uso de la fuerza puede ir siendo reemplazada por la discusión racional. La paz, la paz perpetua, es el ideal al que deben tender los gobiernos según vayan profundizando en una organización política que vaya haciendo más y más lejana la guerra.

Kant resume en tres las condiciones para lograr la paz definitiva entre estados:

Estas tres condiciones deben entenderse con principios reguladores que deben guiar a los gobiernos para lograr el ideal de la paz perpetua, la eliminación definitiva de la guerra entre estados.