Nietzsche ha sido uno de los filósofos más originales de la historia. Conviene considerar algunas de sus peculiaridades:
Plantea una confrontación explícita con el resto de la Historia de la Filosofía.
Rechazó la Filosofía junto con el resto de la cultura occidental, ya que consideró decadentes todos los valores culturales de nuestra era: valores que debilitaban al ser humano, lo empujaban a la inacción y la pasividad.
Quiso dar la impresión de que su visión del mundo procedía de una especie de revelación inmediata; no solía justificar sus propuestas filosóficas, su discurso fue solemne, airado y ácido.
Afirmó de forma dogmática, frecuentemente omitiendo razones y explicaciones de sus doctrinas, que expuso en diversas obras, sin perseguir una organización sistemática de sus escritos.
Junto con Hegel y Marx, Nietzsche (1844- 1900) también hace de la Historia un tema de reflexión filosófica:
Hegel interpreta la Historia de forma idealista, como el desenvolvimiento de la Idea a través de la conciencia de los sujetos
Marx interpreta la Historia de forma materialista, como una sucesión de modos de producción en los que las relaciones económicas y la división de clase son el motor de la historia.
Nietzsche interpreta la Historia de forma vitalista, como el enfrentamiento de fuerzas vitales que impulsan a los seres humanos.
Nietzsche no es un filósofo de profesión ni un científico, como los filósofos presentados hasta ahora. Su formación es la de un filólogo de lenguas antiguas: griego y latín. En su obra abundan las referencias a la antigüedad griega y latina. La principal influencia filosófica que recibió es la de Schopenhauer:
Schopenhauer, al estudiar a Kant, concluye que la voluntad es la facultad humana fundamental, y que no lo es la razón. Cuando el hombre hace un uso práctico de su razón, el hombre está obligado a postular como verdaderas (aunque sin prueba racional) afirmaciones como la existencia de Dios o de su propia alma. Estos postulados son el resultado de que el hombre quiere actuar moralmente; son resultado de la voluntad humana, no del uso teórico de la razón.
Schopenhauer critica a Kant cuando éste afirma que la felicidad es el premio que obtendremos en la otra vida. Si no hay que actuar con vistas a un beneficio sino por puro respeto a la ley moral, no cabe sino concluir de forma pesimista que cumplir la obligación moral es irreconciliable con la felicidad.
La única salida a este pesimismo es la anulación de la voluntad. Sólo cuando los hombres dejen de querer podrán evitar la decepción de no lograr sus deseos. Schopenhauer encuentra en el budismo una religión en sintonía con sus ideas filosóficas.
Nietzsche, que está de acuerdo con Schopenhauer en los dos primeros puntos, discrepa en el tercero: el pesimismo y la salida que propone Schopenhauer mediante la anulación de la voluntad y del deseo es una falsa salida para el ser humano, que debe anteponer su voluntad de vivir a esta visión pesimista.
La filosofía de Nietzsche puede exponerse agrupando sus doctrinas en dos apartados:
Aspectos críticos con la filosofía anterior.
Propuestas positivas para una nueva filosofía.
Para Nietzsche el periodo dorado de la cultura griega antigua es una época que para él finaliza en el siglo V a.C. con figuras en su opinión negativas como Eurípides, Sócrates y sobre todo con Platón, tras el cual la creatividad griega da un giro. Ha sido un periodo de gran creación en el que destacan:
La tragedia como forma de arte en la que se muestran las dos fuerzas vitales presentes en el hombre: lo apolíneo y lo dionisíaco.
La filosofía presocrática, unión de teoría y acción y reconocimiento de la pluralidad y constante cambio del universo.
La religión politeísta, que los griegos conciben como una religión al servicio del hombre, de sus impulsos y deseos, y en la que los dioses son seres cercanos, que comparten esos mismos deseos e impulsos y son cómplices o antagonistas en los asuntos humanos.
La cultura griega clásica, a través sobre todo de las tragedias, expresa el descubrimiento de la dualidad de fuerzas vitales que impulsan nuestra existencia. Nietzsche llamó a esos dos elementos lo apolíneo y lo dionisíaco:
Lo apolíneo, relacionado con el dios Apolo, simboliza la belleza, la luz, el orden y la racionalidad. En resumen, aspectos que la cultura posterior ha considerado buenos, positivos.
Lo dionisíaco, relacionado con el dios Dionisos, representa la noche, la oscuridad, el desorden, el deseo y el desenfreno. En resumen, aspectos que la cultura posterior ha considerado malos, negativos.
Frente a estas visiones maniqueas que identifican lo apolíneo con lo bueno que hay en el hombre y lo dionisíaco con su faceta negativa, Nietzsche mantiene que ambas facetas son necesarias para comprender al ser humano: del conflicto entre ambas (lo que encontramos en héroes trágicos como Edipo) puede surgir el arte, los productos de la creatividad humana. La tragedia es una forma de arte que surge de este conflicto, y una de sus lecturas es que en ella se presenta la lucha entre ambas fuerzas, lucha en la que en ocasiones el ser humano (el héroe trágico) resulta destruido.
Máscara de Dionisos
Aristóteles ha interpretado que en las tragedias los griegos representan el horror ante lo prohibido. Esto que sienten durante la representación, viéndose identificados en los personajes, los purifica y los alivia. Cuando la tragedia finaliza se sienten aliviados por el hecho de que a ellos no les ocurre las desgracias representadas. Este alivio ante la contemplación de la desgracia ajena es la catarsis.
En la tragedia observamos estas fuerzas en acción. Se encuentran en una continua lucha y cuando los personajes no pueden dominarlas o comprenderlas, son destruidos por ellas.
Nietzsche rechaza esta explicación de Aristóteles, ya que piensa que la tragedia es una forma de arte genuinamente griega que busca mostrarnos tal y como es la vida: una oposición y lucha entre fuerzas que pueden destruirnos (como le sucede al héroe trágico) o pueden llevarnos a la felicidad, al éxito (como le sucede al héroe épico).
Vemos continuamente cómo los seres humanos están sometidos a fuerzas antagónicas que pueden llegar a destruirlos. Ejemplos de éstas son fuerzas de Apolo o apolíneas (control, rectitud, orden), pero también vemos la otra fuerza como es la del dios Dionisos, el impulso dionisíaco (descontrol, desorden).
Cuando leemos con atención el tipo de héroes admirados por los griegos antiguos, encontramos con frecuencia valores que nos parecen a nosotros "erróneos" o "malos". En las obras épicas de Homero, héroes como Aquiles, Héctor o Ulises muestran rasgos opuestos a los que nosotros hoy consideramos admirables.
Disfrute de los placeres naturales, satisfacción de los deseos carnales.
Engaño y mentira son permitidos para lograr la victoria.
Venganza de las ofensas, crueldad con los enemigos.
La fuerza del impulso, de las emociones y los sentimientos.
Dioses al servicio de los hombres: los hombres adoran a los dioses porque ellos les pueden favorecer en su lucha. El sacrificio es una petición de ayuda, como negociación entre hombres y dioses.
En resumen: una moral de señores.
Moderación del placer, llegando al ascetismo.
Sinceridad como virtud fundamental.
Perdón a nuestros enemigos, compasión por los débiles.
La preponderancia de la razón, que controla impulsos y emociones.
Hombres al servicio de los dioses: los hombres adoran a los dioses porque si no serán castigados. La oración es una petición de perdón, reconocimiento de las faltas de los hombres ante la ley de Dios.
En resumen: una moral de esclavos.
¿Qué ha provocado el abandono de los valores antiguos y la adopción de sus contrarios?
Nietzsche encuentra como motivo central el resentimiento de los débiles, de los vencidos, de los perdedores frente a los fuertes, frente a los vencedores, a los ganadores. El orgullo por el triunfo, la grandeza de aceptar la derrota, la admiración hacia los fuertes y los vencedores han sido reemplazados por el odio y el resentimiento hacia los fuertes y la negación de la derrota.
¿Y de qué modo pueden los derrotados contraatacar? Mediante nuevas ideas, mediante una nueva moral que proponga que la debilidad, la pobreza, el razonamiento abstracto desconectado de la experiencia inmediata, son ahora buenos y admirables y sus opuestos malos y despreciables. Esta es una moral de esclavos enfrentada a una moral de señores.
Moral de señores --- transvaloración --> Moral de esclavos
Nietzsche es un feroz crítico de los valores y principios morales predominantes en su época, estrechamente ligados a la tradición judeo-cristiana. Esta moral (no otras posibles morales) es una moral de esclavos. Nietzsche la critica por ser una moral opuesta a los valores de la vida, ser una moral que niega la vida, que descarta lograr la felicidad aquí y ahora y prefiere la muerte y una felicidad en el más allá.
Esta moral de esclavos subyace y está conectada con muchos otros fenómenos culturales que, de un modo más o menos explícito, se apoyan o son consecuencias suyas. Por tanto, Nietzsche rechazó las siguientes tradiciones culturales occidentales:
La filosofía de tradición socrática y platónica, que pone a la razón por encima de la sensación y de la vida.
La religión organizada, especialmente la cristiana, que ensalza la debilidad, la humildad y la resignación. Frente a las religiones menos organizadas y politeístas como la griega en las que los seres humanos acuden a los dioses para lograr el éxito, el cristianimo pone a la obediencia como virtud fundamental y pospone el triunfo a la otra vida.
Los valores políticos ilustrados de la igualdad, la justicia y la democracia, que rechazan la diferencia, la lucha y la victoria de los mejores en favor de una igualdad en la que nadie sobresalga.
Los valores políticos socialistas, que bajo una superficie revolucionaria mantienen los valores de la moral de esclavos.
Nietzsche critica a prácticamente toda la filosofía anterior a él. La considera en conjunto heredera de Platón, y emplea los términos "platonismo" y "metafísica" indistintatmente para referirse a todas las doctrinas filosóficas que coinciden en:
Dividir la realidad en dos mundos: uno material inferior y otro inmaterial superior.
Elevar lo eterno e inmutable por encima de lo perecedero y cambiante.
Concebir el conocimiento como la búsqueda de verdades eternas.
Dividir la razón humana en teórica y práctica.
Oponer el razonamiento abstracto a la emoción y a la vida.
Elevar a la razón por encima de los sentidos.
Tratar de reducir el cambio a elementos inmutables.
Tratar de explicar lo concreto y particular por medio de lo abstracto y universal.
Fijar el pensamiento en las reglas de la gramática y el lenguaje en lugar de hacerlo en la creatividad y la imaginación.
Aunque la creación de la metafísica es fruto de toda una tradición filosófica, en la que según Nietzsche Platón tiene el papel más destacado, sin embargo considera que Sócrates es el iniciador de este modo de entender la Filosofía. Sócrates es el pensador que rompe con la tradición presocrática y cambia el rumbo de la Filosofía presocrática anterior a él:
De investigar la naturaleza, a investigar la moral humana.
De aceptar el cambio y la multiplicidad, a la búsqueda de definiciones abstractas, universales.
De buscar y en raras ocasiones encontrar conocimientos valiosos, a no lograr avance alguno (Sólo sé que no se nada).
¿Qué mueve a Sócrates a crear su nueva filosofía? De acuerdo con Nietzsche, Sócrates es el paradigma del hombre resentido, del hombre que emplea su inteligencia para triunfar sobre los demás de un modo ruin y vengativo:
Empleando el diálogo para vencer con la palabra a quienes han sabido vencer en la vida, conquistando la admiración de la ciudad.
Ganándose la enemistad de muchos y prefiriendo la muerte a aceptar su condena.
Presentándose falsamente como ignorante y humilde cuando en realidad busca vencer con su oratoria y mostrar así su superioridad.
Pasando a la historia del pensamiento como un mártir que pone su vida al servicio de la verdad.
Frente a la figura de Sócrates, en quien el resentimiento se ha hecho creativo pues ha creado una nueva filosofía, los filósofos presocráticos muestran un uso vital y activo de la inteligencia:
La inteligencia al servicio del triunfo y de la vida en lugar de la inteligencia al servicio de la búsqueda de definiciones abstractas y en definitiva inútiles.
Recibir la admiración y el reconocimiento de sus conciudadanos (Tales es el primero de los famosos siete sabios de Grecia) en lugar de provocar su burla (Sócates aparece como un personaje cómico en la comedia Las Nubes de Aristófanes), su rechazo y finalmente su condena.
Más recientemente, Kant es el filósofo que más claramente ha continuado esta tradición que Nietzsche critica. Al rechazar las pasiones (inclinaciones) en favor de la razón pura a la hora de actuar. Kant niega los valores de la vida y pone en su lugar una ley moral formal y abstracta. Al poner a la obligación moral, al deber, por encima de la felicidad, Kant es el más cercano exponente del tipo de filosofía que inauguró Sócrates.
Las propuestas de Nietzsche, fragmentarias y sin formar un sistema, rechazan punto por punto la metafísica de origen platónico. Entre las doctrinas más destacadas de Nietzsche están:
La muerte de Dios
El nihilismo
El eterno retorno
La voluntad de poder
El superhombre
El dios de las religiones monoteístas organizadas, un ser eterno, inmutable, separado de las criaturas creadas, juez en la otra vida de nuestros actos, carente de emociones y deseos humanos, es el epítome del dualismo platónico. Es un dios contrapuesto a los dioses del panteón politeísta, formado por dioses con emociones humanas que disfrutan de nuestros mismos placeres y deseos; impulsados por nuestras mismas motivaciones: orgullo, venganza, amor y ansias de dominación.
El dios único simboliza un modo de entender el conocimiento (como colección de verdades eternas), la ley moral (unos mandamientos eternos) y la política (el poder absoluto del soberano). El dios de las religiones monoteístas posee y garantiza la verdad (Descartes), la moral y justifica la dominación política.
Sin embargo, irónicamente, las mismas fuerzas que impulsan la metafísica de origen platónico también han impulsado el razonamiento lógico y la investigación científica. La ciencia ha continuado el camino iniciado por la metafísica platónica:
Búsqueda de verdades eternas (leyes científicas).
Explicación de lo que cambia por aquello que no cambia.
Lo abstracto (las matemáticas) es la clave de la explicación.
Pero el éxito científico ha hecho cada vez menos necesario el recurso a Dios. Primero en astronomía, luego en física y química y más recientemente en biología (evolucionismo): la explicación científica hace innecesario recurrir a Dios como causa explicativa.
También la cultura surgida de estas mismas fuerzas es una cultura que renuncia a la vida, una cultura que dirige todos sus esfuerzos hacia una meta ideal, inalcanzable y desvinculada de los intereses vitales. La filosofía ilustrada de Kant ha puesto en duda que pueda conocerse o demostrarse la existencia de Dios. Otros filósofos ilustrados (p.ej. Hume) rechazan abiertamente la religión mientras que Marx la declara el opio del pueblo. Tanto la ciencia como la filosofía han dado la espalda a los instintos y fuerzas vitales, prefiriendo la razón abstracta a los impulsos vitales concretos.
Como resultado de todo ello, la creencia en Dios se ha visto cuestionada más y más hasta quedar reducida, en la filosofía de Kant, a una mera idea reguladora que carece de existencia real o al menos cuya existencia real no podemos conocer. El movimiento ilustrado rechaza fundamentar la moral individual y la organización del gobierno en designios divinos: en su lugar propone la dignidad humana como base de la moral y la razón humana como fundamento de las leyes políticas. Con la expresión
"Dios ha muerto, y lo hemos matado nosotros"
Nietzsche nos dice que la religión ha perdido su papel central en la sociedad y que han sido nuestros propios desarrollos en filosofía, ciencia y arte los que han arrinconado a Dios a un papel secundario.
La muerte de Dios deja al hombre sin un fundamento en leyes eternas y le enfrenta al hecho de que nada es incuestionable, nada queda a salvo de ser modificado. A esta "doctrina de la nada" la denomina Nietzsche nihilismo, y al igual que la "muerte de Dios", es una consecuencia de los valores anti-vitales que ha adoptado nuestra civilización tras haber invertido los valores vitales presentes en la antigüedad griega.
La doctrina del nihilismo tiene dos aspectos:
Un aspecto negativo, pesimista. Si nada es eterno ni indudable, la vida carece de sentido. El pesimismo parece la única salida que nos queda.
Un aspecto positivo, optimista. El hombre queda libre de ataduras y es dueño de su futuro. La doctrina de la nada destruye nuestras creencias, pero esa destrucción es una fuente de optimismo, pues permite la creación de nuevas ideas.
También la ciencia colabora en la creación de una nueva filosofía. Nietzsche elabora el siguiente argumento: si la materia es indestructible y el universo eterno (dos afirmaciones que Nietzsche considera basadas en el conocimiento científico de su época), tarde o temprano todas la posibles combinaciones y ordenaciones de la materia se producirán. Todas las posibles alternativas sucederán antes o después y los sucesos pasados volverán a repetirse. La Historia se repetirá y retornarán una y otra vez todos sus eventos.
La doctrina del eterno retorno le sirve a Nietzsche para:
Contraponer a la visión lineal de la Historia (característica del judaísmo y luego del cristianismo) una visión cíclica en la que todo lo que ha sucedido volverá a suceder infinitas veces.
Presentar una concepción infinita y eterna del universo en contraste con la concepción creacionista.
Plantear la cuestión: si todas nuestras acciones se repetirán eternamente, y por tanto ya se han repetido una infinidad de veces, ¿qué sentido tiene la vida? Si todas las alternativas serán vividas una y otra vez, y ya han sido de hecho vividas, ¿qué sentido tiene esforzarse por lograr vivir bien? Dos respuestas a estas preguntas son posibles: una pesimista y otra optimista.
Para Nietzsche la voluntad no es una facultad de la persona, como ha sido entendida por la filosofía anterior, sino una fuerza que moldea a las personas. Es una fuerza en la que Nietzsche aglutina diversos elementos:
el instinto de supervivencia
el impulso de superación, de mejora, de lograr la excelencia
el dominio de las circunstancias, los obstáculos que la naturaleza u otros hombres nos presentan
el deso de expansión de la vida tanto cuantitativa como cualitativamente: vivir más y mejor.
Respecto a la voluntad, existe una importante diferencia con Schopenhauer. Para este último, la voluntad es deseo, mientras que para Nietzsche es poder. El deseo es negativo en cuanto que es pasivo. En cambio, el poder es activo, positivo, ya que se extiende de modo universal y es siempre desea aumentar su alcance. Poder es querer más, y también quererlo todo. La voluntad de poder es una de las características de la "moral de señores" propia de héroes y campeones olímpicos.
Frente a esta voluntad de poder, Nietzsche contrapone la voluntad de verdad, entendida el deso de alcanzar conocimiento inmutable, separado del mundo cambiante y material. La filosofía desde Sócrates y Platón ha dedicado todos sus esfuerzos a lograr esa verdad. De nuevo, nos encontramos ante dos interpretaciones contrapuestas de un mismo concepto.
En la interpretación nietzscheana de la Historia, la fuerza de la vida y la voluntad de poder se han visto derrotadas por el resentimiento de los débiles, quienes han logrado imponer su moral de esclavos sobre la anterior moral de señores y han colocado a la verdad por encima del poder. Han vencido mediante la fuerza del resentimiento, que se ha vuelto creativo y ha creado una nueva moral con la que despreciar, desprestigiar y derrotar desde el terreno de los valores morales a quienes han vencido siguiendo los impulsos de la vida. Sin embargo, esa moral de esclavos lleva a su propia derrota, al nihilismo pesimista y a la muerte de Dios en el momento histórico actual.
El superhombre de Nietzsche es el hombre que puede querer más de lo que hasta ahora ha querido el hombre ordinario. A diferencia de éste, vivirá sin necesitar apoyarse o consolarse en los valores metafísicos o religiosos. Las distintas doctrinas nietzscheanas tienen para el superhombre un aspecto positivo, optimista:
La muerte de Dios es una liberación de ataduras morales que permitirá el resurgimiento de los valores de la vida.
El nihilismo es algo positivo, es una oportunidad de crear nuevos valores sobre las ruinas de los anteriores.
Enfrentado a la realidad del eterno retorno, el superhombre ve en ello la posibilidad de que sus acciones se repitan infinitamente en lugar de desmoralizarse ante la repetición también del resto de posibilidades. El superhombre ama la fatal repetición de sus actos.
La idea del superhombre es expuesta en la obra Así habló Zaratustra, con la imagen de las tres transformaciones del espíritu:
El espíritu se transforma en camello, simbolizando el sometimiento de la voluntad, el comportamiento dócil y la negación de los valores vitales, su inversión en valores contrarios a la vida.
El camello se convierte en león, que simboliza el coraje de la voluntad que destruye los valores vigentes, incluyendo su última defensa en la conciencia moral, guardada por el dragón.
Por último, el león se transforma en niño, inocencia, olvido y actitud de juego que lleva a la creación de nuevos valores acordes con la voluntad de poder.