EVAU Habermas

TEMA 13. LA ESCUELA DE FRANCFORT: JÜRGEN  HABERMAS 

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1. INTRODUCCIÓN: MARCO HISTÓRICO Y FILOSÓFICO

J. Habermas es considerado por muchos el filósofo actual más importante. Su propuesta filosófica busca la construcción de una sociedad más libre e igualitaria y considera que para ello es necesario conocer en profundidad la sociedad actual y sus mecanismos de funcionamiento.

Su pensamiento se desarrolla a lo largo del siglo XX en el contexto histórico de las democracias europeas de entreguerras, el nazismo alemán, la II Guerra Mundial y la evolución sociopolítica hacia el Estado del Bienestar y sus crisis.

El contexto filosófico en el que se inscribe el pensamiento de nuestro autor es el de la Escuela de Francfort

Esta escuela aparece en los años veinte en el marco intelectual del marxismo, pues sus miembros consideraban que esta filosofía era la más adecuada para resolver las contradicciones de la sociedad capitalista. Sin embargo, a partir del totalitarismo de Stalin, la escuela va a revisar la doctrina marxista para dar mayor relevancia al papel de la teoría, de la formación de la conciencia, del pensamiento de los sujetos para cambiar la historia. Los representantes principales de la escuela son M. Horkheimer (1895-1973), T. Adorno (1903-1969) y H. Marcuse (1898- 1979). Una de las señas de identidad de la Escuela es la construcción de una teoría crítica a partir del marxismo. Esta teoría crítica se aleja del concepto de teoría de Aristóteles, para el que la teoría es un saber desinteresado alejado de las necesidades de los humanos, y de la ciencia, ya que para la escuela, no es un saber puro, sino que nace de una determinada división del trabajo y un determinado modo de producción que sirve a los poderes opresores de nuestro tiempo. Estos poderes han conseguido dominar las contradicciones que, según Marx, producirían el derrumbe del capitalismo, pero han agudizado la deshumanización en el sentido de que las necesidades, expectativas y deseos de los individuos son los que el sistema capitalista impone a través de los medios de comunicación y los estereotipos sociales. Tales necesidades perpetúan el sistema económico: más bienes, más seguridad, más entretenimiento. 

La explicación de este proceso se encuentra en la hegemonía de una forma de razón entendida como dominio de la naturaleza: la razón instrumental, que solo se ocupa de resolver los problemas técnicos para la eficacia de las acciones, y hace caso omiso de la moralidad. 

La función de la teoría crítica es poner de manifiesto el carácter alienante de la razón instrumental. Con el paso del tiempo la teoría crítica se vuelve más negativa: la confianza en la capacidad revolucionaria del proletariado va disminuyendo, no se ve que los hombres por sí mismos puedan salir de la alienación, con lo que su crítica se hace “trágica”: no puede pensar en un futuro mejor,  pero tampoco puede renunciar a él.

El pensamiento de Habermas trata de sacar a la Teoría Crítica de este callejón sin salida. Desde las posiciones de Hegel, Marx y Freud, el pragmatismo americano, la filosofía analítica, la lingüística de Chomsky y las teorías evolutivas de Piaget y Kohlberg, Habermas intenta una comprensión crítica del capitalismo actual fundamentando su posición a través de su teoría de la razón dialógica. 

 

2. USOS DE LA RAZÓN

La razón siempre persigue algún tipo de interés y Habermas va a diferenciar tres tipos:

 

* El interés técnico: corresponde a las ciencias naturales y a la técnica y busca transformar el mundo para satisfacer las necesidades materiales del ser humano.

* El interés práctico: busca dar sentido a la realidad a través de realidades simbólicas y culturales. Se corresponde con las ciencias humanas.

* El interés emancipatorio: persigue conocer la realidad social para criticarla buscando la libertad y autonomía del individuo. Para Habermas es el más significativo y debe ser elaborado por la razón dialógica

 

3. LA RAZÓN DIALÓGICA

Habermas entiende la razón como fruto del discurso con el que buscamos convencer a otros de nuestras ideas. Para ello debemos cumplir con cuatro condiciones que Habermas considera universales:

*La ingeligibilidad

*La verdad

*La rectitud

* La veracidad

El éxito de los actos comunicativos depende de que se den estas condiciones.

Además Habermas considera que los consensos válidos no pueden surgir de la arbitrariedad ideológica y la manipulación. Esto sólo se consigue si se da una situación ideal del habla que solo se logra si los participantes en el diálogo actúan con libertad, igualdad, universalidad y ausencia de coacción. Como su propio nombre indica se trata de un ideal a alcanzar que nos permite medir la validez de los discursos y la legitimidad de los consensos a los que nos conducen.

 

4. LA ÉTICA DIÁLOGICA

Habermas sitúa su ética entre el dogmatismo y el relativismo que quiere evitar. Aunque la ética dialógica presente sus contenidos como universales es muy consciente, al igual que la ciencia, de su carácter contingente y aproximativo. Lo importante no son tanto los contenidos sino el procedimiento que implica:

* una actitud crítica hacia las normas vigentes en la comunidad

* disposición a dar razones de aquellos comportamientos que se considere que las personas de cualquier cultura deben seguir

* escuchar las razones de esas personas

* aceptar los argumentos más convincentes para todos

En resumen, la ética diálogica se basa en la igualdad de todos los seres humanos y en la imparcialidad.

 

5. LA RACIONALIDAD DIALÓGICA Y LA SOCIEDAD

Habermas va a distinguir una dualidad estructural dentro de cualquier sociedad:

* Una dimensión sistémica derivada de las acciones individuales orientadas a fines particulares o basadas en dimensiones estratégicas. En ella se incluyen el subsistema administrativo y el económico de las sociedades actuales.

* Una dimensión cultural y simbólica que posibilita un horizonte de comprensión y la integración y socialización de los individuos. 

Para Habermas en las sociedad actuales se ha privilegiado la dimensión sistémica y esto ha provocado una colonización del mundo de la vida que no deja espacios libres en los que los individuos puedan expresarse socialmente. Aunque esto ha ampliado el potencial humano, su excesiva expansión ha dañado la comunicación libre entre las personas.

 

Esta concepción de la sociedad tiene repercusiones claras en la política pues considera que el poder solo se legitima a través de procesos democráticos de forma que la política no quede absorbida por el aparato estatal y la estructura del mercado. Propone una democracia deliberativa que exige la creación de formas institucionalizadas de votaciones y de deliberaciones en las corporaciones parlamentarias, o en la red de espacios públicos políticos que posibiliten los acuerdos en debates donde se impongan a los intereses del poder del dinero y el poder administrativo los intereses de una política que recoja los argumentos del conjunto de la sociedad.

Esto implica una participación activa de todos los ciudadanos y una crítica a la idea del político profesional: renunciar a la vida política es renunciar a la racionalidad y disminuir la calidad democrática de la misma.

 

6. EL PATRIOTISMO CONSTITUCIONAL

En el mundo actual, como consecuencia de la globalización y de la inmigración, coexisten en la mayoría de los países comunidades étnicas diferentes, con lenguas, religiones y visiones del mundo distintas. Si esta pluralidad de culturas se desprecia mutuamente la sociedad se fragmenta y no es posible llegar a acuerdos políticos racionales. Por eso propone que los ciudadanos tengan que ser fieles no tanto a unas leyes constitucionales que pueden variar, sino a los principios y valores constitucionales democráticos, la discusión democrática en los espacios públicos y el respeto a los derechos humanos. Estos constituyen una “moral universal” que tiene que ser respetada en todos los países y por todas las personas.

Al igual que en el caso de las leyes constitucionales, los derechos humanos no tienen una validez para siempre sino meramente situacional. Se realizan en un momento histórico y en unas circunstancias que pueden cambiar al enfrentarse a nuevas situaciones.

 

7. TEXTO: J. HABERMAS: TRES MODELOS NORMATIVOS DE DEMOCRACIA

 

Tema central: la conferencia compara el modelo liberal de democracia con el modelo republicano y propone un tercer modelo: el modelo procedimental de democracia deliberativa.

 

I. Modelo republicano de democracia versus modelo liberal

La diferencia fundamental está en la comprensión del proceso democrático. En la democracia liberal el proceso democrático cumple el papel de programar el Estado en interés de la sociedad, entendiendo el Estado como administración pública y la sociedad como tráfico de personas y de su trabajo social estructurado en términos de economía de mercado. La política consiste entonces en unir los intereses sociales privados y hacerlos valer frente al poder estatal que se especializa en conseguir fines colectivos. Para la concepción republicana junto con la regulación que representa el Estado y la que representa el mercado aparece la solidaridad como una tercera fuente de integración social. Esta formación de tipo horizontal está orientada hacia el entendimiento o hacia el consenso conseguido argumentativamente.

 

Texto 1: “Para la práctica de la autodeterminación ciudadana se supone una base social autónoma, independiente tanto de la administración pública como del tráfico económico privado, que protegería a la comunidad política de quedar absorbida por el aparato estatal o quedar asimilada a la estructura del mercado. En la concepción republicana, el espacio público político y la sociedad civil (como infraestructura del espacio público) cobran un significado estratégico: tienen la función de asegurar a la práctica del entendimiento entre los ciudadanos, su fuerza integradora y su autonomía. Con esta desconexión de la comunicación política respecto de la sociedad económica se corresponde una reconexión del poder administrativo con el poder comunicativo que dimana de la formación política de la opinión y de la voluntad común.” 

 

En el texto Habermas trata el problema social y político.

 

Estos dos modelos de democracia se distinguen además por:

a)      El concepto de ciudadano. El ciudadano en la democracia liberal tiene unos derechos subjetivos frente al Estado que les permiten asociarse con otros ciudadanos para defender sus intereses privados; estos derechos son negativos porque garantizan un ámbito de decisiones en el que las personas quedan libres de coacciones externas. En la republicana, los derechos son positivos pues garantizan la participación en una práctica de todos que les permite convertirse en lo que quieren ser, en una sociedad de libres e iguales.

b)      El concepto de Derecho. En la concepción liberal el Derecho permite decidir qué derechos corresponden, en cada caso particular, a qué individuos. En la republicana, los derechos subjetivos se deben a un orden jurídico objetivo que garantiza una convivencia basada en la igualdad, autonomía y respeto recíproco.

c)       La naturaleza del proceso político. En el modelo liberal la política es pensada como una lucha para conseguir el control del poder administrativo a través del éxito en las elecciones, lo que presenta un esquema de mercado. En el modelo republicano la política se entiende como la capacidad de comunicación pública orientada al entendimiento, su esquema no es el mercado sino el diálogo.

 

II. Una alternativa.

El republicanismo, o postura comunitarista, tiene la ventaja de presentar la democracia como una autoorganización ciudadana unida comunicativamente y no solo como lucha entre intereses privados contrapuestos de la democracia liberal. Pero tiene el inconveniente de hacer depender la democracia de las virtudes de los ciudadanos orientadas al bien común.  El error de esta postura es hacer depender la política solo de temas de identidad colectiva o de autocomprensión de un colectivo, no de justicia, el error está en el estrechamiento ético de los discursos políticos.

a)      Contra un estrechamiento ético de los discursos políticos. En situaciones de pluralismo cultural y social, como ocurre en las sociedades actuales, la política no se puede reducir a intereses y orientaciones valorativas de una forma de vida sobre la cual no hay consenso. El concepto de política tiene que incluir la deliberación que supone una pluralidad de formas de comunicación, deliberación que no tiene como base el autoentendimiento ético, sino la ponderación y equilibrio de intereses diversos. El tercer modelo propuesto es el que se apoya en las condiciones de comunicación bajo las que se puede llegar a acuerdos racionales en una política deliberativa.

b)      Comparación de los tres modelos. Para comparar los tres modelos se parte de la política como proceso de formación democrática encaminado hacia la formación de opinión y la voluntad común. Conforme al modelo liberal este proceso se basa en el compromiso de intereses; conforme a la republicana se asienta en la autocomprensión ética. La teoría del discurso toma elementos de ambas y las integra en un procedimiento ideal para la deliberación y la toma de resoluciones.  En la teoría del discurso el proceso democrático cuenta con una normativa más fuerte que en el liberal y más débil que en el republicano. La ciudadanía no es tomada como un actor colectivo, pero tampoco como actores particulares, sino como una intersubjetividad que representa procesos de entendimiento que se llevan a cabo tanto en el parlamento como en los espacios públicos políticos. Se diferencia así entre Estado y sociedad civil, como en el modelo liberal, pero la democracia deliberativa exige un desplazamiento del recurso del dinero y el poder administrativo hacia la solidaridad.

 

Texto 2: “Y de esta comprensión de la democracia se sigue normativamente la exigencia de un desplazamiento del centro de gravedad en la relación entre los tres tipos de recursos que para las sociedades modernas representan los recursos que son el dinero, el poder y la solidaridad, a la que nuestras sociedades tienen que recurrir para satisfacer sus necesidades de integración, normativa y regulación sistémica. Las implicaciones normativas saltan a la vista: La fuerza de integración social que tiene la solidaridad, solidaridad que ya no cabe extraer solo de la fuente que representa la interacción directamente comunicativa, habría de poder desarrollarse a lo largo y ancho de espacios públicos autónomos ampliamente diversificados y de procedimientos de formación democrática de opinión y la voluntad política, jurídicamente institucionalizada en términos de Estado de derecho, y habría de poder afirmarse también frente y contra los otros dos poderes, es decir, frente al dinero y al poder administrativo.”

En el texto el autor trata el problema social y político.

 

 TEXTO 3: “Con ello la razón práctica efectúa, por así decir una operación de repliegue desde la idea de derechos universales del hombre (liberalismo) o desde la eticidad concreta de una determinada comunidad (comunitarismo) para quedar situada ahora en aquellas reglas de discurso y formas de argumentación que no toman su contenido normativo sino de la propia “base de validez” de la acción orientad al entendimiento y, por tanto, en última instancia, de la propia estructura de la comunicación lingüística”

 

TEXTO 4: “La democracia es sinónima de autoorganización política de la sociedad. Contra el privatismo ciudadano de una población despolitizada y contra la producción de legitimación por parte de unos partidos emigrados al aparato estatal habría que revitalizar la esfera de la opinión pública política hasta el punto de que unos ciudadanos regenerados en su papel de tales pudiesen de nuevo apropiarse, en forma de una autoadministración descentralizada, el poder del Estado burocráticamente automatizado.”

 

TEXTO 5: “La teoría del discurso, que asocia al proceso democrático connotaciones normativas más fuertes que el modelo liberal, pero más débiles que el modelo republicano, toma elementos de ambas partes y los artIcula de una forma distinta y nueva. Coincidiendo con el modelo republicano, concede un puesto central al proceso político de formación de la opinión y de la voluntad común, pero sin entender como algo secundario su estructuración en términos de Estado,  derecho como una repuesta consecuente a la cuestión de cómo pueden implementarse  los exigentes presupuestos comunicativos del procedimiento democrático. La teoría del discurso no hace depender la realización de una política deliberativa de una ciudadanía colectivamente capaz de acción, sino de la institucionalización de los procedimientos correspondientes.”