En sus obras de juventud encontramos presentes los temas tratados por su maestro Sócrates:
Crítica al relativismo moral.
Convencimiento de la existencia de verdades morales absolutas.
Crítica al gobierno de la mayoría y preferencia por un gobierno de los mejores.
Problemas del intelectualismo moral socrático:
La ignorancia como único factor de la acción mala es una explicación en exceso simplista de la motivación humana.
La reducción de la virtud al conocimiento hace difícil diferenciar las distintas virtudes; aunque parecen derivar todas de saber qué nos conviene, cada una es diferente al resto.
La dificultad de alcanzar la definición universal de la virtud en general o de virtudes concretas (valentía, prudencia, justicia, etc.). La famosa frase atribuída a Sócrates "sólo sé que no sé nada" refleja el resultado infructuoso de los debates de Sócrates con sus conciudadanos: el diálogo terminaba sin llegar a definir satisfactoriamente qué son la valentía, la justicia o la moderación.
Aunque Platón mantiene la idea socrática de que el conocimiento (y no las opiniones) es la base de la acción, también modifica del intelectualismo socrático en puntos importantes:
Las acciones moralmente malas no son solo (o siempre) producto de la ignorancia sino también de la falta de dominio de las pasiones y los deseos por parte de la razón.
Oposición al intelectualismo ingenuo y al hedonismo: el ideal moral es el control racional de pasiones y deseos.
Frente al placer como meta última de la vida, el conocimiento de la verdad es una meta superior.
Pero el hombre no es solamente razón sino también deseos (animales) y emociones (pasiones humanas), y la función de la razón humana es dirigir a unos y otras.
Platón continuó la doctrina pitagórica de la inmortalidad del alma, entendiendo a los seres humanos como una unión de un cuerpo material con un alma inmaterial, e incorporando la idea socrática de que la razón es su elemento director.
En el diálogo Fedro, Platón expone su teoría de las tres facultades o "partes" del alma, empleando una imagen alegórica: el alma es como un carro alado.
El auriga (conductor) en el mito del carro alado representa la facultad racional del alma humana.
Los dos caballos representan otras dos partes del alma, menos racionales pero sin las que no es posible que el alma se remonte al mundo de las Formas. Uno de los caballos (blanco) representa nuestos sentimientos y emociones más humanas, el otro (negro) representa nuestos deseos y apetitos más animales.
El simbolismo del vuelo del carro (del alma): puede volar y remontarse a las alturas (al mundo de las Ideas) o caer a tierra (al mundo sensible) según la habilidad del auriga para conducir a los caballos.
Virtud característica asociada a cada una de las facultades:
Para los antiguos griegos, una virtud es en general una cualidad o capacidad que permite a quien la tiene desarrollar bien su actividad.
Así definida, entendemos que se llame "virtuoso" a quien tiene la capacidad de tocar bien un instrumento musical.
Cuando tratamos con decisiones que nos afectan a nosotros mismos y a otros en nuestra convivencia en sociedad, hablamos de virtudes morales.
Las virtudes morales son por tanto unas cualidades específicas que nos permiten vivir bien en sociedad.
Es importante entender que Platón entiende el alma humana como algo complejo, con distintas facultades o capacidades. El alma completa es como un carro, y como ellos tiene varios elementos:
un elemento racional
otro emocional
y un tercero apetitivo.
El alma virtuosa es aquella que logra equilibrar estos tres elementos, del mismo modo que un carro será veloz si las fuerzas de los caballos y la conducción del auriga están coordinados. En el mito (que es una alegoría), el carro logrará remontarse (es un carro alado, un carro volador) al mundo de las Formas si la razón es quien domina. Por el contrario, nuestra alma descenderá al mundo material si son las emociones y las pasiones quienes toman el control.
Partiendo de su teoría ética y de su teoría del alma, Platón desarrolla sus ideas políticas.
No todos los seres humanos tienen igualmente desarrolladas sus tres facultadas ("partes del alma"), y así hay hombres que por naturaleza pueden alcanzar más fácilmente las virtudes de la parte apetititva (la moderación o templanza) de la parte volitiva (la valentía) o de la parte racional (la sabiduría) del alma.
En La República, Platón narra el mito de la creación de los hombres : el alma de cada persona recibe en distinto grado la capacidad de lograr moderar sus deseos, dominar sus pasiones o alcanzar la sabiduría. Esta desigualdad natural es una de las claves de su teoría política: algunos ciudadanos (una minoría) deben gobernar la resto pues han alcanzado la sabiduría en mayor grado al resto (la mayoría).
La justicia es la virtud clave tanto en el terreno ético como político:
En cada persona, la justicia debe marcar el equilibrio entre las distintas facultades y el dominio de la parte racional sobre las otras dos.
En la sociedad, la justicia significa que:
Cada ciudadano debe dedicarse a aquellas funciones para las que está mejor dispuesto; sería injusto asignar funciones a quienes no son los idóneos para ellas. La armonización de los intereses contrapuestos de las distintas clases sociales y la implantación de un orden social jerárquico son dos fines de la justicia.
Las personas más sabias deben gobernar a las más valientes y a las más moderados; sería injusto que hombres más ignorantes (menos dotados para el pensamiento racional) mandasen a hombres más sabios (mejor dotados para comprender) que ellos.
Todas las personas han de tener acceso a la educación, de forma que quienes destaquen en el conocimiento filosófico y alcancen la sabiduría serán los encargados de gobernar la ciudad.
Platón es el primer filósofo que establece una clasificación de las formas posibles de gobierno, reduciendo la diversidad de gobiernos a sólo cinco formas ideales:
Monarquía (o aristocracia), el gobierno del más sabio entre los más sabios. Es importante señalar que se trata de una monarquía no hereditaria: nada asegura que de un buen gobernante nazcan buenos gobernantes. Llegado el momento, gobernante es reemplazado por alguien igual o más sabio.
Timocracia, el gobierno de los más valientes, entendiendo la valentía en sentido amplio como el coraje de cumplir y hacer cumplir la ley a pesar de las dificultades y resistiendo las tentaciones.
Oligarquía, el gobierno de los mas ricos, aquellos que haciendo uso de la moderación y la prudencia han logrado el éxito económico para sí mismos y también para su ciudad.
Democracia, el gobierno de la mayoría que se guía por lo que es mejor para ella pero no lo mejor para toda la ciudad y que acaso cometa injusticias contra minorías.
Tiranía, el gobierno de un hombre solo que busca su propio beneficio a costa del perjuicio de la ciudad.
Esta lista ordena de mejores a peores las formas de gobierno, según haya más o menos justicia en ellas: es más justo que gobiernen los más sabios a que gobiernen cualquier otra clase de hombres, y así sucesivamente. Las tres primeras formas de gobierno son inherentemente mejores que las dos últimas pues en ellas gobiernan aquellos que sobresalen en el mejor desarrollo virtuoso de una de las tres capacidades del alma. En cuanto a las dos últimas, son gobiernos intrínsecamente peores pues en ellos quienes gobiernan no lo hacen por poseer ninguna virtud, sino por el mero hecho de ser la mayoría o de estar apoyado por ella.
Además de estudiar las distintas formas de gobernar una ciudad-estado, Platón teoriza una explicación de la dinámica política ¿por qué causas unas formas de gobierno son sustituidas por otras? ¿y exactamente cuáles por cuáles otras? La teoría de Platón es simple, pues cada una de las cinco formas de gobierno sólo puede ser sustituida por otra específica y en conjunto todas las sustituciones forman una cadena circular que puede repetirse indefinidamente durante la Historia:
Monarquía > Timocracia > Oligarquía > Democracia > Tiranía > Monarquía > ...
La causa del cambio político de la monarquía a la timocracia y de ésta a la oligarquía es una degeneración moral: quienes gobiernan pierden la virtud que les hizo idóneos para gobernar porque no logran dominar algunos de sus deseos o sentimientos y así son reemplazados por otros más virtuosos que ellos.
En cuanto al cambio de la oligarquía a la democracia y de ésta a la tiranía, las causas son los deseos y emociones de la mayoría: la envidia hacia los oligarcas y el miedo al caos y a los abusos de poder de las mayorías sobre las minorías, respectivamente.
Por último, el paso de tirano al monarca (dos figuras opuestas en todo excepto en ser gobiernos unipersonales) es resultado del deseo de justicia de la ciudadanía (regeneración moral) y del surgimiento de un grupo de hombres mejores (aristócratas) de entre los cuales (y por turnos) uno ejerce el gobierno. De esta forma se cierra el círculo de las formas de gobierno: Platón presenta una teoría cíclica del cambio político.
Haz un resumen de al menos una página del pensamiento platónico sobre el alma, la ética y la política tal y como lo introduce Daniel Rosende.