"El Evangelio del reino de la Voluntad Divina"

Junio 30, 2024


Marcos 5, 21-43

Contigo hablo, niña, levántate

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Las oraciones más potentes sobre el corazón de Jesús


"Lo conmoverá, de manera que no sabrá rehusar nada al alma revestida con sus mismas divisas"


Junto a ti Madre, 

Me revisto con las divisas de Jesús, don que me ha dado, con todo lo mismo que obró y sufrió en su Divina Humanidad.

Revisto mi cabeza con Tus espinas Jesús,

Adorno mis ojos con Tus Lágrimas,

Impregno mi lengua con Tu amargura,

Revisto mi alma con Tu Sangre,

Me adorno con Tus Llagas,

Traspaso mis manos y pies con Tus clavos,

y como otro Cristo me presento ante Tu Divina Majestad para corresponderte con mi ser y darte Gloria, Honor, Alabanza, Adoración, Amor con tu Voluntad por todos y todo.

Fiat Divina Voluntad 

En Virtud de la Divina Voluntad Vol. 11-126

Santo Rosario

Por El Reino









AUDIO Youtube:

Fiat Divina Voluntad


TEXTO Web: 

La Reina del Cielo

EVANGELIO

Marcos 5, 21-43




Lectura del santo Evangelio según San Marcos

Contigo hablo, niña, levántate


21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar. 

22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, 

23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» 

24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía. 

25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 

26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 

27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 

28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 

29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. 

30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?» 

31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”» 

32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. 

33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad. 

34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.» 

35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?» 

36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe.» 

37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. 

38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. 

39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 

40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 

41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.» 

42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. 

43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer. 


Palabra del Señor

"Gloria a Ti, Señor Jesús"

"El Evangelio del reino de la Voluntad Divina"

Libro:

La Reina del Cielo

en el Reino de la Divina Voluntad



Con María 

en el Cenáculo 

del Evangelio

Mc. 5, 28 

Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 

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Visita de la Reina del Cielo

Día 7

 

Ahora hija mía escucha a tu Mamá, te he visto sorprendida al oírme narrar la historia de la posesión en el reino de la Divina Voluntad, ahora debes saber que también a ti es dada esta suerte, si te decides a no hacer jamás tu voluntad, el Querer Divino formará su cielo en tu alma, sentirás la inseparabilidad divina, te será dado el cetro de mando sobre ti misma, sobre tus pasiones, no serás más esclava de ti misma, porque sólo la voluntad humana pone en esclavitud a la pobre criatura, les corta las alas del amor hacia Aquél que la ha creado, le quita la fuerza, el sostén y la confianza de lanzarse a los brazos de su Padre celestial, de modo que no puede conocer ni sus secretos, ni el amor grande con el que la ama, y por eso vive como extraña de la casa de su Padre Divino. Qué lejanía pone entre Creador y criatura el humano querer, por eso escúchame, conténtame, dime que no darás más vida a tu voluntad, y Yo te llenaré toda de Voluntad Divina.


Fiat Divina Voluntad

Jesús a la S. D. Luisa Piccarreta


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...el título que darás al libro que publicarás sobre mi Voluntad será éste:

 

‘El Reino de mi Divina  Voluntad en medio a las criaturas.  Libro de Cielo.  Llamada a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios’.


El Reino del FIAT Divino

www.fiatdivinavoluntad.com

Libro de Cielo Vol. 19-51 (2)

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Al Recibir la Comunión

En Virtud de la Divina Voluntad Vol. 11-145,  Vol. 11-131, Vol. 33-52


Jesús, te recibo en Tu Voluntad, recibo el fruto completo de tu Vida Sacramental y doy un acto completo de Gloria al Padre y la debida correspondencia en todo y por todos. (11-145)

Jesús, al repetir lo que hiciste Tu, no sólo reparo todo, sino que te doy a Ti mismo a todos y te doy la gloria como si todos hubieran recibido la comunión. (11-131)

Te recibo en el Sacramento, y Tu encuentras a otro Jesús, a Ti mismo que te ama, te adora, te agradece, te repara. Puedes decir que repites el gran milagro que hiciste al instituir el Sacramento de la Eucaristía, en que te comulgaste a Ti mismo, es decir mi Jesús recibió a Jesús, era el honor más grande, la satisfacción más completa, la correspondencia del heroísmo de tu amor, recibirte a Ti mismo, nada te faltaba de todo de lo que era debido a tu Vida Sacramental, un Dios pagaba con la misma moneda al mismo Dios, lo que Tu dabas se te daba nuevamente. (33-52)


Fiat.

Mc. 5, 21 

Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a él mucha gente...

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Vol. 16-45 (2) Febrero 8, 1924

Cómo deben estar y qué deben hacer los pequeños en la Divina Voluntad

 

(1) Estaba fundiéndome toda en el Santo Querer Divino, y como al hacer esto, como la más pequeña de todos, me pongo delante de todas las generaciones, aun antes que Adán y Eva fuesen creados, a fin de que antes de que ellos pecasen yo ya hubiese preparado el acto de reparación a la Divina Majest ad, porque en el Querer Divino no hay ni pasado ni futuro, sino que todo es presente, y también porque siendo pequeña pudiera acercarme para interceder y hacer mis pequeños actos en su Querer, para poder cubrir todos los actos de las criaturas con su Voluntad Divina, y así poder vincular la voluntad humana separada de la Divina y hacer de ellas una sola. 

Ahora, mientras estaba por hacer esto, era tanto mi aniquilamiento, mi miseria y mi pequeñez extrema, que he dicho entre mí: “En vez de ponerme al frente de todos en la Santísima Voluntad, debo más bien ponerme detrás de todos, aun detrás del último hombre que vendrá, pues siendo la más despreciable y la más miserable de todos, me conviene el último puesto”. Mientras esto hacía, mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior, y tomándome la mano me ha dicho: 

(2) “Mi pequeña hija, en mi Voluntad los pequeños deben estar delante de todos, más bien en mi seno; 


quien debe interceder, reparar, unificar nuestra Voluntad, no sólo con la suya sino con la de los demás, 

debe estarnos junto y tan unido con Nosotros que reciba todos los reflejos de la Divinidad para copiarlos en sí mismo; 

debe tener un pensamiento que sea de todos, una palabra, una obra, un paso, un amor, que sea de todos y por todos.  

Y siendo que nuestra Voluntad envuelve a todos, ese pensamiento tuyo sea de todos en nuestro Querer, esa palabra, ese acto, ese amor brillen en cada pensamiento, palabra y acto de todas las generaciones, 

y en la potencia de nuestra Voluntad se hagan antídoto, defensores, amantes, actores, etc. 


Si tú supieras con qué amor te espera nuestro Padre Celestial, el gozo, el contento que siente al verte tan pequeña llevándole a su regazo la Creación toda para darle la correspondencia por todos; siente que le regresa la gloria, los gozos y las complacencias de la finalidad de la Creación; 

por eso es necesario que tú vengas por delante de todos, y después de que hayas venido delante de todos, darás una vuelta en nuestra Voluntad y te pondrás detrás de todos, te los pondrás como en tu regazo y nos los traerás a todos a nuestro seno, y Nosotros, viéndolos cubiertos por tus actos hechos en nuestro Querer, los acogeremos con más amor y nos sentiremos más dispuestos a vincular nuestra Voluntad con la de las criaturas, para hacer que regrese con su pleno dominio. 

Por eso, ánimo, los pequeños se pierden en la muchedumbre, por eso es necesario que vengas al frente, para cumplir la misión de tu oficio en nuestra Voluntad. Los pequeños en nuestra Voluntad no tienen pensamientos propios, cosas propias, sino todo en común con el Padre Celestial, por eso, como todos gozan del sol, quedando todos inundados por su luz, porque ha sido creado por Dios para bien de todos, así todos disfrutan de los actos hechos por la pequeña hija en nuestra Voluntad, que más que sol dardean a todos para hacer que el Sol del Querer Eterno surja de nuevo con aquella finalidad por la cual fueron creadas todas las generaciones. Por tanto, no te pierdas entre la muchedumbre de tus miserias, de tu estado miserable, de los pensamientos propios, sino piensa sólo en tu oficio de pequeña de nuestra Voluntad y sé atenta en cumplir tu misión”.


Fiat Divina Voluntad


 

Mc. 5, 23 

y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.» 


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Vol. 5-9 (8) Mayo 8, 1903

Cuando el hombre se dispone al bien, recibe el bien

 

(1) Continuando mi amarguísimo estado de privaciones, en que a lo más Jesús se dejaba ver taciturno y por breves instantes. Esta mañana, empeñándose el confesor en hacerlo venir, al perder los sentidos, por poco y casi por la fuerza se hacía ver y volteándose hacia el confesor le ha dicho con aspecto serio y afligido: 

(2) “¿Qué cosa quieres?” 

(3) El padre parecía que quedaba confundido y no sabía decir nada, entonces yo he dicho: “Señor, tal vez es el hecho de la misa lo que quiere”. 

(4) Y el Señor ha agregado: “Disponte y la tendrás, y además tú tienes la víctima, cuanto más próximo estés con el pensamiento y con la intención, tanto más te sentirás fuerte y libre para poder hacer lo que quieres”. 

(5) Después he dicho: “Señor, ¿por qué no vienes?” Y Él ha continuado: 

(6) “¿Quieres oír? Escucha”. 

(7) Y en ese momento, se oían tantos gritos de voces de todas las partes del mundo que decían: “Muerte al Papa, destrucción de religión, iglesias echadas por tierra, destrucción de todo dominio, ninguno debe existir sobre nosotros”, y tantas otras voces satánicas que me parece inútil decirlas. Entonces nuestro Señor ha agregado: 

 (8) “Hija mía, el hombre cuando se dispone al bien recibe el bien, y si se dispone al mal, el mal recibe. Todas estas voces que escuchas llegan a mi trono, y no una vez sino reiteradas veces, y mi justicia cuando ve que el hombre no sólo quiere el mal, sino con duplicada insistencia lo demanda, con justicia estoy obligado a concederlo para hacerle conocer el mal que quiere, porque sólo entonces se conoce verdaderamente el mal, cuando en el mismo mal se encuentra. He aquí la causa por la que mi justicia va buscando vacíos para castigar al hombre, pero no ha llegado todavía el tiempo de tu suspensión, a lo más algún día por ahora, para hacer que la justicia ponga su mano un poco sobre el hombre, no pudiendo más resistir al peso de tanta atrocidad, y al mismo tiempo hacer agachar la frente del hombre muy ensoberbecida”.


Fiat Divina Voluntad



Mc 5, 25-28 

25 una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, 26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, 27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. 28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 

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Vol. 29-43 (2) Octubre 20, 1931 

"cada acto hecho en mi Divina Voluntad es el camino que te formas para mover el paso para formarte toda de Voluntad Divina"


(2) “Hija mía, por cada acto que haces en mi Divina Voluntad, tantos pasos das hacia Dios, y Dios hace sus pasos hacia ti. 

El paso de la criatura es la llamada que mueve el paso divino para irle al encuentro, y como no nos dejamos jamás vencer ni superar por sus actos, si ella da un paso, Nosotros damos cinco, diez, porque nuestro amor siendo más grande que el suyo, acelera, multiplica los pasos para hacer más rápido el encuentro y sumergirse el uno en el otro. 

Es más, muchas veces somos Nosotros que movemos el paso para llamar al paso de la criatura para venir a Nosotros; queremos a nuestra criatura, queremos darle cualquier cosa de lo nuestro, queremos que nos asemeje, queremos hacerla feliz, y por eso hacemos sonar el paso para llamarla, y quien está en nuestra Voluntad, ¡oh! en cuanto escucha el dulce golpeteo de nuestros pasos, corre para venir a Nosotros, para recibir los frutos de nuestros pasos. 

¿Pero quieres saber cuáles son estos frutos? Nuestra palabra creadora; en cuanto sucede el encuentro, la criatura se arroja en el centro de nuestro Ser Supremo, Nosotros la recibimos con tanto amor, que no pudiendo contenerlo, la ensimismamos, y con nuestra palabra vertemos sobre ella nuestros conocimientos, haciéndole parte de nuestro Ser Divino. 

Así que cada palabra nuestra es un desahogo que hacemos sobre la criatura, y por cuantos grados de conocimiento adquiera por medio de nuestra palabra, tantos grados de participación de más recibe de su Creador. 

Ve entonces, cada acto hecho en mi Divina Voluntad es el camino que te formas para mover el paso para formarte toda de Voluntad Divina, y mi palabra te servirá de formación, de luz y de participación de nuestra Divinidad” 


Fiat Divina Voluntad



Mc 5, 28. 34

28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré.» 

34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad.» 

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Vol. 6-53 Julio 29, 1904

la fe hace conocer a Dios, pero la confianza lo hace encontrar


" Continuando mi habitual estado, apenas he visto a mi adorable Jesús le he dicho: “Señor mío y Dios mío”.

Y Él ha dicho: “Dios, Dios, sólo Dios; hija, la fe hace conocer a Dios, pero la confianza lo hace encontrar, así que la fe sin la confianza es fe estéril. Y a pesar de que la fe posee inmensas riquezas para que el alma pueda enriquecerse, si falta la confianza queda siempre pobre y desprovista de todo”.

Entonces, mientras esto decía me sentía atraída a Dios, y quedaba absorbida en Él como una gotita de agua en el inmenso mar, por más que miraba no encontraba ni los confines a lo ancho ni a lo largo, ni a lo alto, Cielos y tierra, viadores y bienaventurados, todos estaban inmersos en Dios..."


Fiat Divina Voluntad



Mc 5, 39

39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 

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Giros del alma en la Divina Voluntad

Decimoctava hora

“La niña no está muerta sino dormida”


Jesús mío, mi dulcísima vida, tu amor te hace acudir a todas partes. Llamado a resucitar a una niña no te niegas y tomando su mano en la tuya la llamas a la vida y levantándola dices: “La niña no está muerta sino dormida”.

¡Cuántos son, amor mío, los que duermen el sueño de la voluntad humana! Quiero por eso hacer correr mi “te amo” en el acto que cumples resucitando a la jovencita para pedirte que extiendas tu mano a todos los hombres y los llames a la Vida de tu Soberano Querer. Con el solo toque de tu mano creadora, con un acto de tu potencia Tú despertarás a estas almas del letargo en el que yacen y formarás las legiones del Reino de tu FIAT Divino.


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Mc. 5, 39-40 

39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida.» 

40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. 

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Vol. 1,1 (15-23)

lE ENSEÑA EL DESAPEGO.

Desapego del mundo exterior.


(15) Después el Divino Maestro da principio, pone su mano para desapegar mi corazón de todas las criaturas, y con voz interior me decía: 

(16) “Yo soy el único que merece ser amado; mira, si tú no quitas este pequeño mundo que te rodea, esto es, pensamientos de criaturas, imaginaciones, Yo no puedo entrar libremente en tu corazón, este murmullo en tu mente es impedimento para dejarte oír más clara mi voz, para derramar mis gracias y para hacerte enamorar verdaderamente de Mí. Prométeme ser toda mía y Yo mismo pondré manos a la obra. Tú tienes razón en que no puedes nada, no temas, Yo haré todo, dame tu voluntad y eso me basta”. 

(17) Y esto sucedía más frecuentemente en la Comunión; entonces le prometía ser toda suya, le pedía perdón por que hasta aquel momento no lo había sido, le decía que verdaderamente lo quería amar y le rogaba que no me dejase nunca más sola sin Él. Y la voz continuaba: 

(18) “No, no, vendré junto contigo a observar todas tus acciones, movimientos y deseos”. 

(19) Todo el día lo sentía sobre de mí, me reprendía de todo, como por ejemplo si me entretenía demasiado platicando con la familia de cosas indiferentes, no necesarias, la voz interna me decía: 

(20) “Estas pláticas te llenan la mente de cosas que no me pertenecen a Mí, te circundan el corazón de polvo, de modo que te hace sentir débil mi Gracia, no más viva. ¡Ah! Imítame a Mí cuando estaba en la casa de Nazaret, mi mente no se ocupaba de otra cosa que de la gloria del Padre y de la salvación de las almas, mi boca no decía otra cosa que discursos santos, con mis palabras buscaba reparar las ofensas al Padre, trataba de asaetear los corazones y atraerlos a mi Amor, y primariamente a mi Madre y a San José, en una palabra, todo nombraba a Dios, todo se obraba por Dios y todo a Él se refería. ¿Por qué no podrías hacer tú otro tanto?” 

(21) Yo quedaba muda, toda confundida, trataba por cuanto más podía de estarme sola, le confesaba mi debilidad, le pedía ayuda y gracia para poder hacer lo que Él quería, porque por mí sola no sabía hacer otra cosa que mal. Si durante el día mi mente se ocupaba en pensar en personas a las cuales yo quería, enseguida me reprendía diciéndome: 

(22) “¿Esto es lo bien que me quieres? ¿Quién te ha amado como Yo? Mira, si tú no terminas con esto Yo te dejo”. 

(23) A veces me sentía dar tales y tantos reproches amargos, que no hacía otra cosa que llorar. Especialmente una mañana, después de la Comunión me dio una luz tan clara sobre el gran amor que Él me daba y sobre la volubilidad e inconstancia de las criaturas, que mi corazón quedó tan convencido, que de ahí en adelante ya no ha sido capaz de amar a ninguna persona. Me enseñó el modo de como amar a las personas sin separarme de Él, esto es, con mirar a las criaturas como imagen de Dios, de modo que si recibía el bien de las criaturas, debía pensar que sólo Dios era el primer autor de aquél bien y que se había servido de la criatura para dármelo, entonces mi corazón se unía más a Dios. Si recibía mortificaciones debía mirarlas también como instrumentos en las manos de Dios para mi santificación, por esto mi corazón no quedaba resentido con mi prójimo. Entonces por este modo sucedía que yo miraba a las criaturas todas en Dios, por cualquier falta que viera en ellas jamás les perdía la estima, si se burlaban de mí me sentía obligada con ellas pensando que me hacían hacer nuevas adquisiciones para mi alma, si me alababan, recibía con desprecio estas alabanzas diciendo: “Hoy esto, mañana pueden odiarme, pensando en su inconstancia”. En suma, mi corazón adquirió una libertad que yo misma no sé explicar.


Fiat Divina Voluntad



Mc 5, 41

41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum », que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.» 

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Vol. 9-35 (1-2) junio 2, 1910

modos divinos: morir y resurgir continuamente

"El alma debe morir a todo para resurgir más bella"


Sintiéndome muy mal y como si todo hubiera terminado, me lamentaba con Jesús de su total abandono, y Jesús me dijo:

“Hija mía, estos son los modos divinos: morir y resurgir continuamente. Mira, la misma naturaleza está sujeta a estas muertes y a estos resurgimientos. La flor nace y muere, pero para resurgir más bella, y es también semejanza de mi Ser, siempre viejo y siempre nuevo. En cambio si nunca muriera, envejecería, perdería la vivacidad de su colorido, la fragancia de su olor.

La semilla es puesta bajo tierra como sepultada para hacerla morir y en realidad muere hasta pulverizarse y luego resurge más bella, es más, multiplicada; y así de todo lo demás. Y si esto es en el orden natural, mucho más en el orden espiritual. El alma debe estar sujeta a estas muertes y a estos resurgimientos, y mientras que sobre todo ha triunfado y abunda en fervor, en gracia, en unión conmigo, en virtudes, y parece que en todo ha adquirido tantas nuevas vidas, Yo entonces me oculto y parece que en torno todo se le muere.

Doy un golpe de verdadero maestro y le ayudo a hacerle morir todo, y cuando me parece que todo se le ha muerto, Yo, como sol salgo, me develo y conmigo el alma en todo resurge más bella, más vigorosa, más fiel, más reconociente, más humilde, de manera que si había alguna cosa de humana, la muerte se la ha destruido y la ha hecho en todo resurgir a nueva vida”.


Fiat Divina Voluntad



Mc 5, 43 

43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer. 

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Vol. 32-2 (2) Marzo 19, 1933 

Alimento Celestial y Divino

Alimento que da a la criatura el Ser Supremo, que sirve para hacer crecer al alma y hacer crecer la Vida Divina en el alma 


(2) “Hija mía bendita, nuestra bondad suprema no se contentó con amar al hombre, con darle todo el universo a su disposición, sino que para dar desahogo a nuestro intenso amor, poníamos nuestras cualidades divinas para alimentar su alma, así que poníamos nuestra potencia, sabiduría, bondad, amor, santidad, fuerza, como su alimento celestial y divino. Así que cada vez que venía a Nosotros le poníamos nuestra mesa celestial para alimentarlo y saciarlo; no hay cosa que más nos una, nos identifique con la criatura que el alimento, el cual llega a convertirse en sangre, calor, fuerza, crecimiento y vida de ella, así nuestra Divinidad, queriendo alimentarla con nuestras cualidades divinas, se hacía calor, fuerza, crecimiento y vida de la criatura. Pero esto no bastó, este alimento digerido no sólo hacía crecer a la criatura toda bella y santa con las virtudes de los alimentos que tomaba, sino que servía para hacer crecer la Vida Divina, la cual no se adapta a alimentos humanos, sino que quiere sus mismos alimentos divinos para crecer y formar su misma Vida en el fondo del interior del alma. Mira, ¿se puede dar amor más grande, unión más íntima e inseparable, que exponer nuestro Ser Divino, nuestras cualidades inmensas e infinitas por alimento, para hacerla crecer con nuestras similitudes? Y además, servirnos de ellas para suministrarle los alimentos para no hacernos quedar en ayunas en su alma, y así pueda decir: ‘Dios alimenta mi alma, y yo con el alimento que me da alimento su Vida y la hago crecer en mí’. El amor sólo está contento cuando puede decir: ‘Tú me has amado, y yo te he amado; lo que tú has hecho por mí, yo lo he hecho por ti’. Y como sabemos que la criatura no nos puede igualar jamás, le damos de lo nuestro, y así igualamos las partes y quedamos contentos y felices, ella y Nosotros, porque el verdadero amor sólo se siente feliz y satisfecho cuando puede decir: ‘Lo que es tuyo es mío’. Y no creas que esto fue para el primer hombre, lo que hacemos una vez lo continuamos siempre, todavía ahora estamos a disposición de las criaturas, cada vez que se une con nuestra Voluntad, que pierde la suya en la nuestra, que la hace dominar, son como tantas visitas que viene a hacer a nuestro Ser Supremo, y Nosotros, ¿la dejaremos ir en ayunas? ¡Ah! no, no sólo la alimentamos, sino que le damos de lo nuestro, a fin de que tenga alimentos suficientes para crecer como nuestro Querer la quiere, y a fin de que no le falten los medios necesarios para hacer crecer siempre más nuestra Vida en ella. Mucho más, que por parte nuestra no le hacemos faltar jamás nada, más bien damos siempre en modo sobreabundante, si falta alguna cosa será siempre por parte de la criatura, pero por Nosotros, jamás”. 

Mc 5, 23

"Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva”

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Reparemos en María a Jesús,

Por quienes en el momento de la muerte están “coronando su último respiro con un acto de desesperación”


Las Horas de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo 

Una parte de la Hora 7


“Sigamos nuestro recorrido y entremos en las estancias de los moribundos. ¡Oh Madre mía, qué terror! ¡Cuántas almas a punto de caer en el infierno! ¡Cuántas, después de una vida de pecado, quieren darle el último dolor a ese Corazón tan repetidamente traspasado, coronando su último respiro con un acto de desesperación! Cantidad de demonios se encuentran a su alrededor poniendo en su corazón terror y espanto de los divinos juicios, para dar el último asalto y llevárselas al infierno; quisieran envolverlas ya en las llamas del infierno para ya no darle espacio a la esperanza. Otros, atados por vínculos terrenos, no quieren resignarse a dar el último paso. Ah, Madre mía, son los últimos momentos, tienen tanta necesidad de ayuda. ¿No ves cómo tiemblan, cómo se debaten entre la atrocidad de la agonía, cómo piden ayuda y piedad? Ya la tierra ha desaparecido para ellos. Madre Santa, pon tu mano materna sobre sus frentes heladas, acoge tú sus últimos suspiros. Démosle a cada moribundo la sangre de Jesús, para que haciendo huir a todos los demonios, los disponga a recibir los últimos sacramentos y los prepare a una buena y santa muerte. Démosles el consuelo de la agonía de Jesús, de sus besos, sus lágrimas y sus llagas; rompamos las cadenas que los tienen atados; hagamos que todos se sientan perdonados y con una confianza tan grande en el corazón que lleguen a arrojarse a los brazos de Jesús; y él, cuando los juzgue, los hallará cubiertos de su sangre y abandonados en sus brazos, por lo que perdonará a todos.”

Fiat Divina Voluntad