Jesús a la S. D. Luisa Piccarreta


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...el título que darás al libro que publicarás sobre mi Voluntad será éste:

 

‘El Reino de mi Divina  Voluntad en medio a las criaturas.  Libro de Cielo.  Llamada a las criaturas al orden, a su puesto y a la finalidad para la que fueron creadas por Dios’.


El Reino del FIAT Divino

www.fiatdivinavoluntad.com

Libro de Cielo Vol. 19-51 (2)

"El Evangelio del reino de la Voluntad Divina"


tiempo pascual


EVANGELIO

abril 8, 2024


Marcos 16, 9-15

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio

Santo Rosario

Por El Reino


AUDIO Youtube:

Fiat Divina Voluntad


TEXTO Web: 

Virgen María, La Reina del Cielo



Mayo 13, 1917 

Ntra. Señora de Fátima a los 3 pastorcitos

Rezad el Rosario todos los días

Para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra

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‘Mi voluntad ha resucitado


"Y si las circunstancias de la vida, las ocasiones, las penas, circundan a la criatura como buscando su voluntad, ella puede responder:

 ‘Mi voluntad ha resucitado, 

no la tengo más en mi poder, en sustitución 

tengo a la Divina Voluntad 

y con su luz quiero investir todo lo que me circunda: Circunstancias, penas, para formar en ellas tantas conquistas divinas’. 

Libro de Cielo Vol. 36-3

tiempo pascual

EVANGELIO

Lucas 1, 26-38



Lectura del santo Evangelio según San Lucas

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

26.Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 

27.a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. 

28.Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 

29.Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 

30.El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; 

31.vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 

32.El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 

33.reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 

34.María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 

35.El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 

36.Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, 

37.porque ninguna cosa es imposible para Dios.» 

38.Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue."


Palabra del Señor

"Gloria a Ti, Señor Jesús"

"El Evangelio del reino de la Voluntad Divina"

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta




Lc: 1, 26 

“El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret…”


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La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad

Día 17

⚜️ "un Ángel, enviado desde el Cielo como mensajero del Gran Rey, se apareció frente a Mí"

“Ahora, hija de mi Corazón, pon atención y escúchame: Unos días antes de que el Verbo descendiera a la tierra, Yo veía el Cielo abierto y el Sol del Verbo Divino a sus puertas, como buscando hacia quién debía emprender su vuelo para hacerse el Celestial Prisionero de una criatura. ¡Oh, cómo era bello verlo a las puertas del Cielo en actitud de vigilar y espiar a la afortunada criatura que debía albergar a su Creador! La Sacrosanta Trinidad no miraba más a la tierra como si le fuera extraña, no, porque estaba la pequeña María, que, poseyendo su misma Voluntad, había formado el Reino Divino en el cual el Verbo podía descender seguro, como en su propia morada, en donde encontraba el Cielo y los tantos soles de los tantos actos de Voluntad Divina hechos en mi alma. La Divinidad tuvo como una explosión de amor y quitándose el manto de Justicia que desde hacía tantos siglos había mantenido en relación a las criaturas, se cubrió con el manto de la Misericordia infinita y decretó el descendimiento del Verbo. ¡Y está a punto de sonar la hora de la Encarnación! Ante esta llamada, Cielos y tierra quedaron estupefactos y se pusieron en actitud atenta para ser espectadores de este exceso de amor tan grande y de un prodigio tan inaudito. 

Tu Mamá se sentía incendiada de amor y haciendo eco al amor de mi Creador quería formar un solo mar de amor, a fin de que en él descendiera el Verbo a la tierra. Mis oraciones eran incesantes y… mientras rezaba en mi cuartito, un Ángel, enviado desde el Cielo como mensajero del Gran Rey, se apareció frente a Mí e inclinándose me saludó: “Dios te salve, oh María, Reina nuestra, el Fiat Divino te ha llenado de gracia. Él ya pronunció el Fiat de que quiere descender, ya está a mis espaldas…, pero quiere tu Fiat para formar el cumplimiento de su Fiat”. Ante este anuncio tan grande y tan deseado por Mí, pero como nunca había pensado que Yo fuera la Elegida, quedé asombrada y me turbé por un instante, pero el Ángel del Señor agregó: “No temas, ¡Reina nuestra!, porque has hallado gracia delante de Dios, Tú has vencido a tu Creador, por eso, para cumplimiento de la victoria, pronuncia tu Fiat”. Pronuncié el Fiat y ¡oh maravilla! ¡Los dos Fiat se fundieron y el Verbo Divino descendió en Mí! Mi Fiat, como estaba valorizado por el mismo valor del Fiat Divino, formó, del germen de mi humanidad, la pequeñísima Humanidad que debía encerrar al Verbo y así se cumplió el gran prodigio de la Encarnación. ¡Oh potencia del Fiat Supremo, Tú me elevaste tanto que me hiciste tan potente hasta poder Yo crear en Mí la Humanidad que debía encerrar al Verbo Eterno, a Aquél a quien Cielos y tierra no pueden contener! Los Cielos se sacudieron y toda la creación se puso en actitud de fiesta y exultando de alegría miraban la humilde casita de Nazaret para ofrecer sus homenajes y obsequios al Creador humanado, y en su mudo lenguaje decían: “¡Oh prodigio de los prodigios que sólo un Dios podía hacer: la Inmensidad se ha empequeñecido, la potencia ha quedado impotente, la Altura inalcanzable se ha abajado hasta el abismo del seno de una Virgen, permaneciendo a un mismo tiempo pequeño e inmenso, potente e impotente, fuerte y débil!” Querida hija mía, tú no puedes comprender lo que tu Mamá sintió en el acto de la Encarnación del Verbo. Todos me apresuraban y esperaban mi Fiat, podría decir, omnipotente. Hija querida, fíjate cuánto te debe importar el hacer y el vivir de Voluntad Divina. Mi potencia existe aún. Déjame pronunciar mi Fiat en tu alma, pero para pronunciarlo quiero el tuyo. Solo, no se puede hacer ningún bien verdadero, siempre entre dos se hacen las obras más grandes. Dios mismo no quiso obrar solo para formar el gran prodigio de la Encarnación, sino que me quiso junto, en mi Fiat y en el suyo juntos se formó la vida del Hombre Dios y se reparó el destino del género humano. El Cielo ya no estuvo cerrado y todos los bienes quedaron encerrados entre dos Fiat. Por eso pronunciémoslo juntas: ¡Fiat, Fiat! Y mi amor materno encerrará en ti la Vida de la Divina Voluntad. 

Por hoy basta. Mañana te espero de nuevo para narrarle a mi hija la continuación de la Encarnación.”

 Fiat Divina Voluntad

 

Lc 1, 31-33 

31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 

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La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad

Día 21

⚜️

Le pusimos el nombre santísimo de Jesús, tal como el ángel quiso. Cuando pronunciamos este nombre santísimo, fue tal nuestro gozo, la alegría que sentimos, que endulzó nuestro dolor, a mayor razón que en este nombre, quien lo hubiera querido habría encontrado el bálsamo para sus dolores, la protección en los peligros, la victoria en la tentación, la mano para no caer en el pecado, la medicina para todos sus males. Este nombre santísimo de Jesús hace temblar al infierno, los ángeles lo veneran, suena dulcemente al oído del Padre celestial. Ante este nombre todos se postran y adoran; nombre potente, nombre santo, nombre grande, y quien lo invoca con fe sentirá las maravillas, el secreto milagroso de la virtud que encierra este nombre santísimo. Hija mía, te lo recomiendo: Pronuncia siempre el nombre Santísimo de Jesús. Cuando veas que tu voluntad humana débil y vacilante titubea en hacer la Divina, el nombre de Jesús te hará resucitar en el Fiat Divino, si te sientes oprimida llama a Jesús, si trabajas llama a Jesús, si duermes llama a Jesús, y cuando te despiertas, que la primera palabra que digas sea Jesús, llámalo siempre, es un nombre que contiene mares de gracia, y que da a quien lo llama y ama. 

 Fiat Divina Voluntad



Lc 1, 26-38 

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo

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Vol. 19-22 (1-2)  Mayo 18, 1926

⚜️ Así cómo la Virgen para obtener al suspirado Redentor y concebirlo, debió abrazar todo, y hacer los actos de todos, así quien debe obtener el Fiat Supremo, debe abrazar a todos y responder por todos


Estaba fundiéndome en el Santo Querer Divino, y mientras había girado por todas las cosas creadas para sellar en ellas mi “te amo”, a fin de que dondequiera y sobre todos resonase mi “te amo” para corresponder a mi Jesús por su tanto amor, he llegado a aquel punto de corresponder a mi Dios por todo aquel amor que tuvo en el acto de quedar concebido en el seno de la Mamá Celestial. Mientras estaba en esto mi amado Jesús ha salido de dentro de mi interior y me ha dicho:

“Hija mía, mi inseparable Mamá para concebirme a Mí, Verbo Eterno, fue enriquecida de mares de Gracia, de luz y de Santidad por la Majestad Suprema, y Ella hizo tales y tantos actos de virtud, de amor, de oración, de deseos y de ardientes suspiros, de sobrepasar todo el amor, virtud y actos de todas las generaciones que se necesitaban para obtener al suspirado Redentor. Entonces, cuando vi en la Soberana Reina el amor completo de todas las criaturas y todos los actos que se necesitaban para merecer que el Verbo fuese concebido, encontré en Ella la correspondencia del amor de todos, nuestra gloria reintegrada, y todos los actos de los redimidos, hasta los de aquellos a los que mi Redención debía servir de condena por su ingratitud, y entonces mi amor hizo el último desahogo y quedé concebido. Por eso el derecho de nombre de Madre para Ella es connatural, es sagrado, porque con abrazar todos los actos de las generaciones, sustituyéndose por todos, sucedió como si a todos los hubiese parido a nueva vida desde sus entrañas maternas. 

Ahora tú debes saber que cuando hacemos nuestras obras, la criatura que es elegida y a la cual le es confiada la obra, debemos darle tanto amor, luz, gracia, que pueda darnos toda la correspondencia y la gloria de la obra a ella confiada. Nuestra potencia y sabiduría no se pondrían desde el principio de una obra nuestra en el banco de la criatura como en acto de fallar, así que en la criatura que es llamada como acto primero, nuestra obra debe quedar al seguro en ella, y Nosotros debemos rescatar todo el interés y gloria equivalente a nuestra obra confiada a ella; y aunque después nuestra obra fuese comunicada a las demás criaturas, y por su ingratitud estuviese en peligro de fallar, para Nosotros es más tolerable, porque a quien fue confiada al principio nos hizo rescatar todo el interés de los fallos de las otras criaturas; he aquí por qué todo dimos y todo recibimos de Ella, a fin de que todo el capital de la Redención pudiese quedar íntegro y por su medio nuestra gloria completada y nuestro amor correspondido. 

¿Qué hombre sabio pone desde un principio su capital en un banco que está por quebrar? Primero se asegura y después confía su capital; pero puede ser que con el tiempo quiebre, esto no puede hacerle gran daño, porque por los tantos intereses recibidos se ha rehecho su capital. Si esto hace el hombre, mucho más Dios, que su sabiduría es incomprensible, y no se trataba de una obra cualquiera, de un pequeño capital, sino que se trataba de la gran obra de la Redención y todo el costo y el valor infinito e incalculable del Verbo Eterno, era una obra única, no se podía repetir un nuevo descendimiento del Verbo Eterno sobre la tierra, y por eso debíamos ponerla al seguro en la Soberana Celestial. Y así como todo a Ella le confiamos, hasta la misma Vida de un Dios, así Ella, como poseedora de nuestra confianza debía respondernos por todos, hacerse fiadora y responsable de esta Vida Divina confiada a Ella, como en efecto lo hizo.

 Fiat Divina Voluntad



Lc: 1, 30 

“No temas, María, porque Dios te ha favorecido”

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Vol. 20-39 (6-7) Diciembre 22, 1926

"Veo al pequeño individuo en el cual puedo mirar mi Voluntad, que es la dignidad y la autoridad más grande, la alteza de la pequeña niña de Nazaret"


"Yo al elegir no veo jamás las dignidades ni superioridades, sino que veo al pequeño individuo en el cual puedo mirar mi Voluntad"


“Hija mía, es mi costumbre hacer mis obras más grandes primero al tú por tú con una sola criatura, en efecto, una fue mi Mamá y con Ella sola desarrollé todo el obrar y el gran portento de mi Encarnación, ninguno entró en nuestros secretos, ni penetraron en el sagrario de nuestras habitaciones para ver lo que pasaba entre Yo y la Soberana Celestial, ni Ella ocupaba en el mundo puesto de dignidad y de autoridad, porque Yo al elegir no veo jamás las dignidades ni superioridades, sino que veo al pequeño individuo en el cual puedo mirar mi Voluntad, que es la dignidad y la autoridad más grande, la alteza de la pequeña niña de Nazaret, y a pesar que no tenía ni puesto, ni dignidad, ni superioridad en el bajo mundo, pero como poseía mi Voluntad, de Ella pendía Cielo y tierra, en sus manos estaba la suerte del género humano, estaba la suerte de toda mi gloria que debía recibir de toda la Creación; así que bastó que en mi elegida, en mi única elegida fuese formado el misterio de la Encarnación para que los demás pudieran recibir el bien de ésta. Una fue mi Humanidad y de ésta salió la generación de los redimidos. Por eso basta formar en una todo el bien que se quiere, para poder hacer salir la generación de ese bien, así como basta una semilla para poder multiplicar mil y mil veces la generación de aquella semilla, por eso toda la potencia, la virtud, la habilidad que es necesaria a una virtud creadora, está en formar la primera semilla, formada la primera es como levadura para formar la generación de ellas. Así me basta un alma sola, que dándome libertad absoluta de encerrar en ella todo el bien que quiero y de hacerme formar en ella el Sol del Fiat Supremo, este Sol lanzará sus rayos sobre la superficie de la tierra y formará la generación de los hijos de mi Querer.

Ahora tú debes saber que todas nuestras obras más grandes llevan en sí la imagen de la unidad divina, y cuanto más bien están destinadas a hacer, tanto más bien encierran de esta unidad suprema. Mira, también en la Creación existen estas semejanzas de la unidad divina, que mientras son obras únicas, hacen más bien que el bien que hace la multiplicidad de todas nuestras otras obras juntas; mira bajo la bóveda del cielo, uno es el sol ,¿pero, cuántos bienes no contiene? ¿Cuántos no hace a la tierra? Se puede decir que la vida de la tierra depende del sol, mientras es uno abraza con su luz a todos y a todo, lleva todo en su regazo de luz y da a cada cosa un acto distinto, según la variedad de las cosas que inviste comunica la fecundidad, el desarrollo, el color, la dulzura, la belleza, sin embargo, el sol es uno, mientras que las estrellas son muchas, pero no hacen el gran bien que hace el sol a la tierra a pesar de que es uno. La potencia de un acto único animado por la potencia creadora es incomprensible y no hay bien que de éste no pueda salir, puede cambiar la faz de la tierra, de árida y desierta, en primavera florida; el cielo es uno y por eso se extiende por doquier; el agua es una, y si bien parece dividida en diferentes puntos de la tierra formando mares, lagos, ríos, sin embargo al descender del cielo, desciende en forma única y no hay punto de la tierra donde el agua no resida. Así que las cosas creadas por Nosotros que llevan en ellas la imagen de la unidad divina, son las que hacen más bien, son las más necesarias y sin ellas la tierra no podría tener vida. Por lo tanto hija mía, no pienses que estás sola, es la unidad de una obra grande que debo desarrollar en ti, no pienses en que no tienes dignidad y autoridad externa, esto no dice nada, mi Voluntad es más que todo, su luz parece muda, pero en su mutismo inviste las inteligencias y hace hablar con tal elocuencia de asombrar a los más doctos y reducirlos al silencio. La luz no habla, pero hace ver, hace conocer las cosas más escondidas; la luz no habla, pero con su manso y dulce calor calienta, ablanda las cosas más duras, los corazones más obstinados; la luz no contiene ninguna semilla, ninguna materia, todo es puro en ella, no se ve otra cosa que una ola de luz refulgente, argentina, pero se sabe infiltrar tanto que hace generar, desarrollar, fecundar las cosas más estériles. ¿Quién puede resistir a la fuerza de la luz? Ninguno, aun los ciegos, si no la ven sienten su calor, los mudos, los sordos sienten y reciben el bien de la luz. Ahora, ¿quién podrá resistir a la luz de mi Eterno Fiat? Todos sus conocimientos serán más que rayos de luz de mi Querer, que golpearán la superficie de la tierra e infiltrándose en los corazones llevarán el bien que contiene y sabe hacer la luz de mi Voluntad. Pero estos rayos deben tener su esfera de donde partir, deben estar concentrados en un punto solo del cual partir para formar el alba, el día, el medio día y el atardecer en los corazones, para resurgir de nuevo. Por tanto, la esfera, el punto solo eres tú, los rayos concentrados en ella son mis conocimientos que darán la fecundidad a la generación de los hijos del reino de mi Voluntad. Por eso te repito siempre, sé atenta, para hacer que ninguno de mis conocimientos quede perdido, perderías un rayo de dentro de tu esfera, y ni siquiera tú puedes comprender todo el bien que contiene, porque cada rayo contiene su especialidad del bien que deben hacer a los hijos de mi Querer, y me privarías a Mí de la gloria de aquel bien de mis hijos, y te privarías también a ti de la gloria de expandir un rayo de luz de más de tu esfera”.

 Fiat Divina Voluntad


Lucas 1, 28-30 

28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» 29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios… 

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Vol. 7-5 Febrero 28, 1906 

Dios comunica Su Gracia. 


El honor más grande que la criatura puede dar a Dios es el depender en todo de su Voluntad Divina. 

Modo como se comunica la Gracia. 


(2) “Hija mía, el honor más grande que la criatura puede dar a Dios como Creador, es el de depender en todo de su Voluntad Divina, y el Creador viendo que la criatura hace su deber de criatura hacia el Creador, le comunica su Gracia”. 

(3) Y mientras esto decía, salía una luz de Jesús bendito y me hacía comprender el modo como comunica la Gracia. Y yo comprendía así: Que el alma, por ejemplo, siente en ella un aniquilamiento de sí misma, ve su nada, su miseria, inhabilitada para hacer ni siquiera una sombra de bien, ahora, mientras se siente en este estado, Dios comunica su Gracia, y la Gracia de la verdad, así que el alma descubre en todo la verdad sin engaño, sin tinieblas, y entonces lo que Dios es por naturaleza: Verdad Eterna, que no puede engañar, ni ser engañada, el alma lo llega a ser por Gracia, o sea, el alma siente un desapego de las cosas de la tierra, ve su fugacidad, su inestabilidad, ve como todo es falso, todo podredumbre, que merecen ser aborrecidas en vez de amadas. Dios mientras el alma se siente en este estado, comunica su Gracia, y la Gracia del verdadero amor y del amor eterno; comunica su belleza, de tal modo que hace enloquecer al alma amante, y el alma queda llena del amor y de la belleza de Dios, y entonces lo que Dios es por naturaleza: Amor y belleza eterna, el alma lo llega a ser por Gracia, y así de todas las otras virtudes divinas, porque si lo quisiera decir todo sería demasiado largo. Sólo agrego que la Gracia previene al alma, la excita, pero sólo se comunica y entra a tomar posesión cuando el alma mastica esas verdades y como alimento las traga, por eso no todos reciben los efectos dichos arriba, porque como relámpagos los dejan huir de la mente y no les hacen un lugar. 

 Fiat Divina Voluntad



Lc: 1, 31 

“Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús”

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Vol. 16-4 (2-3) Julio 18, 1923

Ella, en el breve curso de su vida, con vivir siempre en mi Querer me preparó en su virginal seno el pequeño terreno divino donde Yo, Verbo Eterno, debía vestirme de humana carne…


“Hija querida mía, si la Concepción de mi Celestial Mamá fue prodigiosa y fue concebida en el mar que salió de las Tres Divinas Personas, mi Concepción no fue en el mar que salió de Nosotros, sino en el gran mar que residía en Nosotros, nuestra misma Divinidad que descendía en el seno virginal de esta Virgen, y quedé concebido. Es verdad que se dice que el Verbo quedó concebido, pero mi Padre Celestial y el Espíritu Santo eran inseparables de Mí; es verdad que Yo tuve la parte actuante, pero Ellos la tuvieron concurrente. Imagínate dos reflectores, que uno refleje en el otro el mismo sujeto, estos sujetos son tres, el de en medio toma la parte obrante, sufriente, suplicante, los otros dos están junto, concurren y son espectadores, así que podría decir que uno de los dos reflectores era la Trinidad Sacrosanta, el otro mi querida Mamá. Ella, en el breve curso de su vida, con vivir siempre en mi Querer me preparó en su virginal seno el pequeño terreno divino donde Yo, Verbo Eterno, debía vestirme de humana carne, porque jamás habría descendido dentro de un terreno humano, y la Trinidad reflejando en Ella quedó concebida. Entonces, aquella misma Trinidad, mientras quedaba en el Cielo, quedaba concebida en el seno de esta noble Reina.

Todas las otras cosas, por cuán grandes, nobles, sublimes, prodigiosas, aun la misma Concepción de la Virgen Reina, todas quedan atrás, no hay cosa que pueda equipararse, ni amor, ni grandeza, ni potencia a mi Concepción; aquí no se trata de formar una vida, sino de encerrar la Vida que da vida a todos; no se trata de ensancharme, sino de restringirme para poderme concebir, no para recibir sino para dar, quien ha creado todo encerrarse en una creada y pequeñísima Humanidad. Éstas son obras sólo de un Dios, y de un Dios que ama, que a cualquier costo quiere atar con su amor a la criatura para hacerse amar”.

 Fiat Divina Voluntad



Lc 1, 31-33 

31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. 32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» 

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Vol. 27-21 (1-3) Diciembre 18, 1929 


(1) Estaba pensando en la Encarnación de mi dulce Jesús en el seno materno de la Soberana Celestial, y mi dulce Jesús, saliendo de mi interior me ha estrechado entre sus brazos con una ternura indecible y me ha dicho: 

(2) “Hija mía, arrebato de amor fue la Creación, y fue tan grande y tan intenso, que desbordando de nuestro Ser Divino invistió todo el universo y se difundió por todas partes, y nuestro Fiat pronunciándose y obrando en esta nuestra carrera de amor, que corría, corría sin poderse detener, hasta que se esparció dondequiera y dio su beso de amor a todas las criaturas que aún no existían; su beso de amor fue beso de alegría, de felicidad, que imprimía sobre todas las generaciones. Y nuestro Fiat Divino que corría junto no se contentó sólo con besos, sino que pronunciándose formó soles, cielos, estrellas, mares y tierra, y todo lo que se ve en el gran vacío del universo. Así que el arrebato de nuestro amor en la Creación fue un arrebato de amor festivo, de felicidad, de alegría, con el cual debíamos acariciar y hacer felices a todas las criaturas. 

En cambio al encarnarme en el seno materno, nuestro arrebato de amor, no pudiendo contenerlo, desbordó de Nosotros he hizo la misma carrera de la Creación, fue arrebato de amor de ternura, de compasión, de misericordia, y ponía en riesgo la Vida de un Dios para reencontrar al hombre y darle sus besos de amor, tiernos, compasivos, sus besos de perdón, y encerrando la vida de todas las criaturas en su mar de amor, les daba el beso de vida, poniendo su Vida de amor para dar vida al hombre. Nuestro amor llegó al exceso en la Encarnación, porque no fue como en la Creación amor que festeja, que se regocija, sino amor doliente, amor penante, amor sacrificado, que dará la Vida para hacer presa de la vida del hombre. Pero nuestro amor no está contento aún, pon la mano sobre mi corazón y siente cómo me late fuerte, hasta sentírmelo romper, pon atento tu oído y escucha como desborda, casi como mar en tempestad, que formando sus olas altísimas quiere desbordar fuera para invadir todo y a todos; quiere hacer su tercera carrera de arrebato de amor, y en este arrebato quiere formar el reino de mi Divina Voluntad. Este nuestro arrebato de amor unirá a aquél de la Creación y el de mi Encarnación y formará con ellos uno solo, y será arrebato de amor triunfante, y dará su beso de amor triunfador, de amor conquistador, de amor que vence todo para dar su beso de paz perenne, su beso de luz que pondrá en fuga la noche del querer humano y hará surgir el pleno día de mi Querer Divino, que será portador de todos los bienes. ¡Cómo lo suspiro! Me desborda tanto mi amor, que siento la necesidad de desbordarlo fuera. Y si tú supieras qué alivio siento cuando desahogando contigo te hablo de mi Querer Divino, el arrebato de mi amor que me da la fiebre delirante se calma, y sintiendo refrigerio me pongo a la obra para hacer que todo sea Voluntad mía en tu alma. Por eso sé atenta y déjame hacer”. 

(3) Después de esto, mi pobre mente se perdía en el amor de mi dulce Jesús, y veía ante mí una gran rueda de luz que quemaba más que el fuego, la cual contenía tantos rayos por cuantas criaturas habían salido y saldrán a la luz del día, y estos rayos investían a cada una de las criaturas, y con una dulce fuerza raptora las raptaban en el centro de la gran rueda de luz, donde estaba Jesús que las esperaba en el regazo de su amor para devorarlas, pero no para hacerlas morir, sino para encerrarlas en su pequeña Humanidad, para hacerlas renacer, crecer y alimentarlas con sus llamas devoradoras para darles vida nueva, la vida toda de amor; mi pequeño Jesús, apenas concebido encerró en Sí el gran parto de todas las generaciones, más que una tierna madre que encierra su parto para sacarlo a la luz formado por su amor, pero con penas inauditas, y aun con la muerte.

 Fiat Divina Voluntad



Lc 1, 34-35 

34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» 35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. 


Vol.32-3 Marzo 26, 1933 (1-2.. /7-8) 

La pequeñez en la Voluntad Divina. En la Encarnación los Cielos se abajan. 


(1) Me siento como asediada, investida por la luz del Eterno Querer, mi pequeñez es tanta, que temiendo de mí misma no hago otra cosa que esconderme siempre más en esta dulce morada. ¡Oh! cómo desearía destruir esta mi pequeñez, a fin de no sentir otra cosa que al Querer Divino, pero comprendo que no lo puedo, ni Jesús quiere que sea del todo destruida, sino que la quiere pequeña, pero viva, para poder obrar dentro de un querer vivo, no muerto, para poder tener su pequeño campito de acción en mi pequeñez, la cual siendo pequeña, incapaz, débil, con razón debe prestarse a recibir el gran obrar del Fiat Divino. Ahora, en esta morada a veces todo es silencio, pacífico, con una serenidad que ni siquiera un soplo de viento se siente, otras veces sopla un leve vientecillo que refresca y fortifica, y el Celestial Habitante Jesús se mueve, se deja ver, y con todo amor habla de su morada y de lo que ha hecho y hace su amable y adorable Querer. Mientras estaba en esto, mi amada Vida haciéndose ver me ha dicho: 

(2) “Mi pequeña hija de mi Voluntad, tú debes saber que la pequeñez de la criatura nos sirve como espacio donde poder formar nuestras obras, nos sirve como la nada de la Creación, y porque es nada, llamamos a vida dentro de ella nuestras obras más bellas; queremos que esta pequeñez esté vacía de todo lo que a Nosotros no pertenece, pero viva, a fin de que sienta cuánto la amamos, y sienta la vida de las obras de nuestra Voluntad que desarrolla en ella, por eso te debes contentar con quedar viva sin que tú seas la dueña, porque éste es el gran sacrificio y heroísmo de quien vive de Voluntad Divina, sentirse viva para sufrir el dominio divino, a fin de que haga lo que quiere, como quiere, cuanto quiere, éste es el

sacrificio de los sacrificios, el heroísmo de los heroísmos. ¿Te parece poco sentir la vida del propio querer para servirse no a sí mismo, como si no tuviera derechos, perder la propia libertad voluntariamente para que sirva a mi Voluntad, dándole sus justos derechos?” 

(7) Después de esto seguía la Divina Voluntad en la Encarnación del Verbo, para hacer correr mi amor, mi adoración y agradecimiento en este acto tan solemne y lleno de ternura y de amor excesivo que, Cielo y tierra son sacudidos y quedan mudos, no encontrando palabras dignas para alabar un exceso de amor tan sorprendente, y mi dulce Jesús con una ternura que me hace romper el corazón me ha dicho: 

(8) “Hija amadísima, en mi Encarnación fue tanto el amor, que los Cielos se abajaron y la tierra se elevó; si los Cielos no se abajaban, la tierra no tenía virtud de elevarse, fue el Cielo de nuestro Ente Supremo que llevado por un exceso de amor, el más grande jamás oído, se abajó, besó la tierra elevándola a Sí, y se formó las vestiduras de mi Humanidad para cubrirse, ocultarse, identificarse, unificándose juntos para hacer vida común con ella; y formando no un solo exceso de amor, sino una cadena de continuos excesos, restringía mi inmensidad en el pequeño cerco de mi Humanidad, para Mí la potencia, la inmensidad, la fuerza, eran naturaleza, y usarlas no me habría costado nada, lo que me costó fue que en mi Humanidad debía restringir mi inmensidad y quedarme como si no tuviese ni potencia, ni fuerza, mientras estaban conmigo e inseparables de Mí, y debía adaptarme a los pequeños actos de mi Humanidad, y sólo por amor, no porque no podía, así que descendí en todos los actos humanos para elevarlos y darles la forma y el orden divino. El hombre con hacer su voluntad destruyó en sí el modo y el orden divino, y mi Divinidad cubierta por mi Humanidad vino a rehacer lo que él había destruido; ¿se puede dar amor más grande hacia una criatura tan ingrata?”