Lc 16, 25

Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. 


 


La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad

Día 27

⚜️ “los pobres, los ignorantes, son más simples, menos apegados a su juicio y por eso son los más favorecidos, los más benditos y los más predilectos de mi querido Hijo”

“Pero mi amado Hijo al verse rechazado por los grandes, por los doctos, no se detuvo, ni podía detenerse, su amor corría porque quería las almas. Entonces se rodeó de pobres, de afligidos, de enfermos, de cojos, de ciegos, de mudos y de tantos otros males que oprimían a las pobres criaturas, todos éstos, imágenes de los tantos males que había producido la voluntad humana en ellas. Y el querido Jesús sanaba a todos, consolaba e instruía a todos, así que se convirtió en el amigo, el padre, el médico, el maestro de los pobres. Hija mía, se puede decir que fueron los pobres pastores los que con sus visitas lo recibieron al nacer, y son los pobres los que lo siguieron en los últimos años de su Vida acá abajo, hasta su muerte, porque los pobres, los ignorantes, son más simples, menos apegados a su juicio y por eso son los más favorecidos, los más benditos y los más predilectos de mi querido Hijo, tanto, que escogió a pobres pescadores por apóstoles, como columnas de la Iglesia futura.”

AUDIO


Vol. 2-25 (6-9); Mayo 23, 1899

“El desapego de todas las cosas”


…me he sentido fuera de mí misma junto con Jesús. Había muchas personas, quién ambicionaba las riquezas, quién el honor, quién la gloria y quién hasta la santidad, y tantas otras cosas, pero no por Dios, sino para ser tomadas en cuenta como algo grande por las demás criaturas. Jesús dirigiéndose a ellas, moviendo la cabeza les dijo:

“Qué tontos sois, os estáis formando la red para enredaros”.

Después, dirigiéndose a mí me ha dicho:

“Hija mía, por eso la primera cosa que tanto recomiendo es el desapego de todas las cosas y hasta de sí mismo, y cuando el alma se ha despegado de todo, no tiene necesidad de hacerse fuerza para estar lejos de todas las cosas de la tierra, que por ellas mismas se ponen a su alrededor, pero viendo que no son tomadas en cuenta, más bien despreciadas, dándole un adiós se despiden para no darle más molestia”.

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Hora 17 de la Pasión 

La Coronación de espinas de Jesús. 

"Ecce Homo!”

Coronado Jesús mío, mi pobre corazón, herido por tu amor y traspasado por tus penas, no puede vivir sin ti y por eso te busco y te encuentro nuevamente ante Pilato. Pero, ¡qué espectáculo tan conmovedor! ¡Los cielos quedan horrorizados y el infierno tiembla de espanto y de rabia! Vida de mi corazón, yo no puedo seguir viéndote sin que me sienta morir. 

Mas la fuerza de tu amor me obliga a mirarte, para hacer que comprenda bien tus penas; así que, entre lágrimas y suspiros, te contemplo. Jesús mío, te encuentras desnudo y en vez de llevar ropa, estás vestido de sangre; todo tu cuerpo está destrozado, tus huesos han quedado al descubierto, tu rostro santísimo está irreconocible, las espinas clavadas en tu cabeza te llegan hasta los ojos; y por todo tu rostro, yo ya no veo más que sangre que corriendo por el suelo forma un arroyo bajo tus pies. ¡Oh Jesús mío, ya no te reconozco! ¡A qué estado te han reducido! ¡Has llegado a los excesos más profundos de las humillaciones y de los dolores! ¡Ah, no puedo soportar seguir viéndote en ese estado tan doloroso! ¡Me siento morir! Quisiera arrebatarte de la presencia de Pilato, para encerrarte en mi corazón y darte descanso; quisiera sanar tus llagas con mi amor; quisiera inundar el mundo entero con tu sangre para encerrar en ella a todas las almas y conducirlas a ti como conquista de tus penas. 

Y tú, paciente Jesús mío, a duras penas, parece que me miras a través de las espinas y me dices: « Hijo mío, ven a mis brazos atados, apoya tu cabeza sobre mi Corazón y sentirás dolores todavía más intensos y amargos, porque todo lo que ves por fuera de mi humanidad, no es sino lo que rebosa de todo lo que estoy sufriendo en mi interior. 

Pon atención a los latidos de mi Corazón y sentirás que reparo las injusticias de los que mandan, la opresión de los pobres, de los inocentes pospuestos a los malhechores, la soberbia de quienes para conservar sus dignidades, cargos o riquezas, no titubean en transgredir cualquier ley y hacerle mal al prójimo, cerrando los ojos a la luz de la verdad. 

Con estas espinas quiero hacer pedazos el espíritu de soberbia de sus señorías y, con los agujeros que hacen en mi cabeza, quiero abrirme camino en sus mentes, para reordenar en ellas todas las cosas a la luz de la verdad. Y estando así humillado ante este juez injusto, quiero hacerles comprender a todos que solamente la virtud es la que constituye al hombre rey de sí mismo, y les enseño a los que mandan que sólo la virtud, unida al recto saber, es la única digna y capaz de regir y gobernar a los demás, mientras que todas las demás dignidades, sin la virtud, son cosas peligrosas y deplorables” «Hijo mío, haz eco a mis reparaciones y sigue poniendo atención a todas mis penas”.


Fiat Divina Voluntad