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El Modelo de Aceptación Tecnológica es una teoría que bebe de disciplinas como la psicología social y que establece cuál es el grado de aceptación de una sociedad ante la introducción de las nuevas tecnologías. Su precedente directo está en la Teoría de la Acción Razonada de Martin Fishbein, quien desarrolló esta cuestión en 1975. Como el ser humano actúa de forma racional, había que realizar un análisis que estudiara estos comportamientos.
Este modelo parte de la premisa de que, mediante el análisis, se puede inferir si una sociedad está más predispuesta a incorporar novedades o, si por el contrario, es conservadora. Se trata, pues, de una herramienta que sirve para conocer las expectativas de una sociedad al respecto de lo que aporta una tecnología.
La experiencia dice que el análisis del TAM tiene que tener claras otras cuestiones de índole antropológica porque, ante una misma inversión u oferta para implantar nuevas tecnologías, la respuesta es diferente. Por ejemplo, hay sociedades en las que, teniendo a su disposición las mismas herramientas de mejora que otras, se tarda más en adoptarlas.
El factor cultural, pues, pesa, y bastante, aunque hoy la mayoría de los analistas ya lo tienen en cuenta.
Este modelo de aceptación se enumera por vez primera en 1989, y la persona que lo empezó a desarrollar fue Fred Davis. Hay que señalar que la principal crítica que se le ha hecho en ocasiones es la falta de base empírica y, por este motivo, hay estudios que durante la década de los 90 buscaron dar mayor consistencia a la teoría. Se echa de menos un paradigma sistematizado.
Han existido varias actualizaciones, aunque las de más peso son la de 2000, popularmente conocida como TAM 2 y TAM 3, que data de 2008, en las que se incluyen nuevos ítems y aspectos a considerar. Paralelamente, se han propuesto teorías alternativas como la Teoría Unificada de Aceptación de la Tecnología.
Finalmente, no se puede dejar de mencionar la existencia de otros modelos de aceptación como son MPT o HMSAM, entre otros.
Es importante recordar que el modelo TAM tiene variaciones en función de la versión que se utilice, puesto que se han incorporado nuevos elementos. Una de las aportaciones más importantes sobre el trabajo inicial de Fred Davis fue la de Segars y Grove en 1992, que fue ampliada posteriormente por Workman en 2007.
En cualquier caso, e independientemente de las versiones, se valoran elementos como la utilidad percibida, la facilidad percibida, la actitud y la intención de uso.
1. Utilidad percibida
La adopción de las nuevas tecnologías no se puede entender sin el convencimiento de quien las incorpora de que va a salir ganando con su uso, y esto se puede dar en el trabajo o en la vida personal. Si una persona no cree que va a tener utilidad la incorporación de estos elementos, será más difícil que los adquiera. Se ha escrito mucho sobre la capacidad de cuantificar esta magnitud, aunque las últimas actualizaciones contemplan posibilidades para calcularla.
Por otra parte, ejemplos de este tipo se pueden ver con frecuencia. La adopción de los ordenadores personales en las empresas respondió a la posibilidad de escribir más rápido y guardar los documentos, lo que era imposible con las antiguas máquinas de escribir. Algo similar sucedió con los teléfonos móviles, que aportaban una libertad hasta entonces desconocida con respecto a los teléfonos fijos.
2. Facilidad percibida de uso
La facilidad de uso se refiere al trabajo que se va a dejar de hacer gracias a la adopción de nuevas tecnologías y, en este caso, hay que decir que algunos factores como la pericia también van a ser fundamentales. Hay personas a las que les ha costado mucho incorporarse a la senda digital y asumir pequeñas operaciones como la navegación en internet, por poner un ejemplo. Si se busca un ejemplo más antiguo, estaría la sustitución del arado romano por los arados mecánicos para trabajar la tierra que supuso una revolución para la productividad del campo.
En muchos casos, pues, la dificultad que una persona perciba para la utilización de una nueva tecnología puede ser determinante para decidir, o no, su adopción definitiva. Muchas tecnologías que eran objetivamente útiles tardaron en incorporarse porque sus potenciales usuarios no las percibían así.
3. Actitud hacia el uso
Es fundamental, para adoptar las nuevas tecnologías, saber cuál es la predisposición de la población hacia las mismas. Una persona predispuesta a utilizar una conexión móvil por datos o la mensajería por WhatsApp aprenderá a utilizarla con más rapidez que una persona que no lo esté. La actitud, eso sí, es una cuestión pasiva porque un trabajador ve cómo se incorpora una nueva tecnología a su puesto de trabajo, pero no es él quien decide su inclusión.
Casos como el de las sociedades orientales hasta la segunda mitad del siglo XIX son paradigmáticos de cómo una predisposición colectiva negativa frenaba la evolución tecnológica, a pesar de tener condiciones para asumirla. A algunos les sorprende que China tuviese condiciones similares para adoptar las mismas tecnologías que Europa en época similar y que no lo hiciese, pero esta es una realidad histórica.
4. Intención hacia el uso
La tecnología ya está disponible y a precios asequibles. La pregunta es, ¿la población está dispuesta a incorporarla ya? Esta cuestión es importante porque no se trata ya de una cuestión de predisposición positiva o negativa, sino de si las personas cuentan con el móvil o la tableta como una inversión a corto plazo. Por lo tanto, si la predisposición es una cuestión fundamentalmente pasiva, la intención es proactiva e implica ganas de contar con esta tecnología en la vida diaria.
Normalmente, las empresas y gobiernos realizan encuestas para conocer cuál es la predisposición de la población hacia las nuevas tecnologías. Un caso paradigmático es cuando se pregunta si se está dispuesto a comprar en Linea, independientemente de si se hace o no y la mayoría de la gente está dispuesta, aunque condicionado a garantías.
La evolución de TAM es la de un modelo que ha crecido paralelamente al desarrollo de la psicología social, aumentando en complejidad, al igual que el resto de la sociedad. Por este motivo, no ha de extrañar que se hayan incorporado nuevas variables que enriquecen el conjunto. Algunos ejemplos son la valoración de status social por utilizar determinadas tecnologías, la capacidad de demostrar resultados o, en TAM 3, el disfrute ante una novedad tecnológica o la ansiedad que genera.
Por lo tanto, lo que se puede esperar en los próximos años es que estos modelos de análisis prosigan, incidiendo en dos cuestiones:
La incorporación de datos que permitan conmensurar las conjeturas que se realizan y que, en un principio, no abundaban demasiado. Saber qué porcentaje de una población está dispuesto a pagar por descargar música, por ejemplo, es un dato conmensurable si se realiza una investigación seria. En los próximos años, es de esperar que se introduzcan análisis cruzados para conseguir una mejor visión de conjunto.
Añadir nuevas variables que enriquezcan estos análisis que, de por sí, resultan lo suficientemente interesantes como para tenerlos en cuenta. Saber qué beneficios espera una persona más allá de los meramente económicos servirá para conocer determinados patrones de consumo que, quizás, se escapen del paradigma original. De hecho, el placer de una persona por tener un iPhone, más allá de la utilidad que le vaya a dar, es una variable que, cuando se empezó a estudiar este modelo, no existía.
El Modelo de Aceptación Tecnológica (TAM) ha sido una herramienta necesaria que nació en 1989, cuando la adopción de los ordenadores era generalizada y se empezaba a vislumbrar el desarrollo de internet y la telefonía móvil. La disrupción tecnológica hacía necesario que existiesen análisis de cómo la población reaccionaba ante estos cambios y se puede decir que, con sus deficiencias, el modelo ha cumplido con su función. Cabe esperar que, en los próximos años, se perfeccione e incorpore nuevas realidades para así poder facilitar información a las instituciones públicas y empresariales que permita tomar decisiones con criterio.
Articulos INVESTIGACION TAM
MODELO DE ACEPTACIÓN TECNOLÓGICA (TAM) PARA DETERMINAR LOS EFECTOS DE LAS DIMENSIONES DE CULTURA NACIONAL EN LA ACEPTACIÓN DE LAS TIC
Luis Antonio Yong Varela UAMAC /CeMIR, Universidad Autónoma de Tamaulipas, México RESUMEN En la actualidad vivimos en una era en la cual las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) están al alcance de todos; cada día los precios son más asequibles, y esto, aunado al poder multiplicador que tiene la tecnología sobre la producción, hace que la inversión en ellas sea un factor clave para la supervivencia de las empresas en los mercados globales. A menudo, las organizaciones no toman en cuenta que las TIC no son siempre aplicadas en los entornos culturales donde fueron desarrolladas, propiciando un choque cultural en la medida de su aceptación por los usuarios. Aquí se propone el Modelo de Aceptación Tecnológica (TAM) modificado, al plantear como variables externas que influyen en él, a las dimensiones de cultura nacional, lo que posteriormente permitirá determinar su importancia en el uso de las TIC. Palabras clave: uso y aceptación de las TIC, dimensiones de cultura nacional, tecnología de la información, impactos y usos sociales.
Recuperado de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=65414107Articulos INVESTIGACION TAM
Innovar, Volumen 20, Número 36, p. 187-203, 2010. ISSN electrónico 2248-6968. ISSN impreso 0121-5051.
El propósito del estudio fue estudiar la influencia de la cultura nacional en los usuarios en el uso de las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) en la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), a través del modelo de aceptación tecnológica (TAM) de Davis (1989). Este modelo mide dos variables principales: la utilidad percibida (Perceived Usefulness) y la facilidad de uso percibida (Perceived Ease of Use). Fueron aplicados 337 cuestionarios para docentes/directivos y 398 cuestionarios para alumnos, en las 23 escuelas y facultades de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, una de las más importantes universidades públicas del norte de México. Como resultado, no pudo ser confirmada la relación entre la cultura nacional y el uso de las TIC como se esperaba; sin embargo, se probó que los alumnos con índices culturales hacia el individualismo tendrán mayor uso y aceptación de las TIC, y que en los docentes el tiempo monocrónico/policrónico sí influye en el uso y en la aceptación de las TIC. Así mismo se encontró que en los alumnos el uso y la aceptación de las TIC cambia según el semestre que cursan, la formación previa y la orientación vocacional. Finalmente fue comprobado que en caso de los docentes, el nivel de educación, el área de los estudios de posgrado, la posición en el trabajo, la antigüedad y el área del lugar de trabajo están asociados positivamente con el uso de las TIC.
Recuperado de https://revistas.unal.edu.co/index.php/innovar/article/view/29202/34795 , https://www.redalyc.org/pdf/818/81819028014.pdfIndependientemente de TAM, Scherer desarrolló el modelo de emparejamiento entre persona y tecnología en 1986 como parte de su disertación de investigación financiada por la National Science Foundation.26 El modelo MPT se describe al completo en su texto de 1993, Living in the State of Stuck.27 El modelo MPT se acompaña de medidas de evaluación utilizadas en la selección de la tecnología y en la toma de decisiones, así como de investigación de resultados en las diferencias entre usuarios de la tecnología, no usuarios, evasores y usuarios reacios.
TAM ha sido eficaz para explicar muchas tipos de uso de sistemas (ej. e-learning, sistemas de gestión de aprendizaje, portales web, etc.).282930 Aun así, TAM no está ajustado idealmente para explicar la adaptación de sistemas puramente intrínsecos o hedonísticos (ej. juegos on-line, música, aprendizaje por placer). Un modelo alternativo a TAM, denominado modelo de adopción de sistema motivación hedonística (HMSAM) fue formulado para estas clases de sistemas por Lowry, Gaskin, Twyman, hammer y Roberts.31 HMSAM Está diseñado para mejorar la comprensión de la adopción de sistemas de motivación hedonística (HMS). HMS son sistemas usados principalmente para satisfacer las motivaciones intrínsecas de los usuarios, como juego en línea, mundos virtuales, compra on-line, aprendizaje/educación, citas on-line, repositorios de música digital, redes sociales, pornografía, sistemas de gamificación, y para gamification en general. En lugar de una extensión menor de TAM, HMSAM es un modelo de aceptación de sistemas específicos HMS basado en una perspectiva teórica alternativa, el cual está fundamentado, en cambio, en la absorción cognitiva basada en flujos (CA). HMSAM puede ser especialmente útil para la comprensión de los elementos de gamificación del uso de sistemas.
Varios estudios han propuesto la extensión del TAM original1 añadiendo variables externas al mismo con el objetivo de explorar los efectos de factores externos en las actitudes de los usuarios, intención conductista y uso real de tecnología. Varios factores han sido examinados de esta forma. Por ejemplo, la auto-eficacia percibida, las condiciones facilitadoras, y la calidad de sistemas.2928
Recuperado de https://es.wikipedia.org/wiki/Modelo_de_aceptaci%C3%B3n_de_tecnolog%C3%ADa