Miajadas

Armas: En campo de gules, un castillo de oro aclarado de azur, acostado por dos leones rampantes de plata al pie de sus muros. Al timbre, Corona Real cerrada.

Meaxadas, sería su primitivo nombre por los romanos. En 1.338, fecha en que se decide por el obispado de Plasencia que haya iglesia en Miajadas, administrada por el párroco de Escurial, el nombre de Meaxadas aún se conserva. Es en el siglo XVI, cuando el vocablo aparece cambiado, Fernando Colón, hijo de Cristóbal cita a este pueblo con el nombre de Meajadas (cambio de la “x” por la “j”) y es definitivamente, en el siglo XVII cuando Miajadas adopta su actual nombre de villa (se produce el cambio de la “e” por la “i”). MIAJADAS ¿VILLA? Parece ser que esta denominación fue otorgada por Felipe IV. Miajadas apoyó a la Monarquía española volcándose en las luchas contra Portugal gracias a su cercana posición geográfica. Sirvió el pueblo como cuartel de soldados, prestaron sus carros al ejército, dieron forraje, paja, grano y todo para evitar la separación entre España y Portugal. Felipe IV no pudo conseguir su objetivo y antes de terminar la guerra y en agradecimiento otorgó el lugar de Miajadas, con el Real Privilegio de Villa. Al ser villa se independiza de Medellín y a partir de aquí contaría con dos alcaldes ordinarios, dos de la Hermandad, cuatro Regidores, escribano del Ayuntamiento, Mayordomo, Procurador, Síndico y todos los demás oficios de los que se componía el concejo para mejor gobierno de la nueva villa.

Con la Orden de Santiago en 1475 las tierras de Miajadas fueron reconquistadas a los musulmanes por Fernando III el Santo, cuando reconquistó Montánchez y Medellín. Poco después en el S. XIII se construyó el castillo de Miajadas, perteneciente a los condes de Medellín.

En 1642, el portugués Francisco de Melo, se anexionó las tierras de Badajoz, incluido Miajadas, dónde encontró un levantamiento popular contra la invasión y el apoyo total del pueblo de Miajadas a la monarquía del Felipe IV.

Chozo.

En el terreno artístico, requiere especial mención el templo parroquial de Santiago Apóstol, cuya construcción se inició en el siglo XV, destacando la talla policromada de Santiago que alberga en su interior. El nombre de Iglesia de Santiago Apóstol es heredado de las órdenes militares que repoblaron Extremadura, siendo la Orden de Santiago la que mayor implicación tuvo en la repoblación extremeña; de ahí que muchas obras fueran realizadas en honor a este santo.

La iglesia fue culminada casi en su totalidad por el artista Juan Álvarez, quien no es muy conocido en Extremadura, aunque realizara obras tan notables como la capilla para el enterramiento del obispo de Coria y la famosa escalera del Convento de San Vicente, siendo su mejor obra la propia Iglesia de Santiago Apóstol de Miajadas.

la iglesia de Nuestra Señora de Belén. Hasta el siglo XIX la pequeña Iglesia de Belén era una antigua casa para el asilo de los más necesitados. A partir de las Guerras Carlistas, la Iglesia de Santiago quedó en un estado bastante lamentable al ser quemada y saqueada, por lo que hubo de ser reconstruida parcialmente y, por ello, esta casa asilo se comenzó a utilizar como iglesia mientras se restauraba el templo de Santiago y, desde entonces, quedó como el segundo centro eclesiástico de Miajadas.

Picota Blanca. Esta picota, bien conocida por todo el pueblo miajadeño, fue construida poco después de 1656, año en que Miajadas fue declarada villa, otorgándosele el derecho de construir un patíbulo con horca para ajusticiar a delincuentes, derecho a establecer también ajusticiamientos con hachas y una picota para exposición de los ajusticiados. Esta picota estaba situada anteriormente en la Plaza del Rollo Blanco, de donde toma esta plaza su nombre y hoy día se encuentra situada en la Plaza Juan de Austria, frente a nuestra Casa de Cultura. En ella fueron ajusticiados todos aquellos bandidos que eran detenidos e, incluso, algunos de los fusilados durante la triste guerra civil.

La Ermita de San Bartolomé. La pequeña Ermita de San Bartolomé se encuentra en las cercanías del pueblo, a unos cinco kilómetros por la carretera que lleva a la ciudad de Cáceres, justo en el margen izquierdo del río Búrdalo.

Su origen se remonta al siglo XVII, cuando la Hermandad de San Bartolomé decidió construir una ermita en honor del patrono de la Villa. Para ello solicitaron a la Iglesia unos terrenos anejos a un antiguo convento, las ruinas del cual todavía hoy se conservan junto a la citada ermita.

la Casa Palacio. El Palacio del Obispo Solís se construyó a mediados del siglo XVIII como residencia y lugar de retiro veraniego del obispo de Badajoz, José Solís, que posteriormente ejerció su obispado en Plasencia pero, al igual que en la mayoría de los pueblos de mayor tamaño de su obispado, también en el nuestro tenía una de sus tantas residencias.

Otras construcciones, casa solariega y palacete.