Alcántara

Armas: En campo de gules, un puente de piedra, sobre ondas de azur y plata, sumado una torre. Al timbre Corona Real cerrada.

Alcántara al-Qantarat" ( القنطرة) significa "El puente" en árabe. el núcleo de la comarca, es uno de los pueblos de mayor monumentalidad de la provincia de Cáceres. Su significado puente está situado en la confluencia de los río Tajo y Alagón, en la cima de un barranco sobre el Tajo. Lo levantaron los romanos en el siglo II bajo el imperio de Trajano. Para algunos fue la Colonia Caesarina y también se consideró que fue “Interamnium”, ciudad entre dos ríos. Los visigodos la denominaron “Oliva” y los árabes “Kantara-Ass-Saif”, que quiere decir el Puente de la Espada, por creer que había una mina de oro en su interior.

La villa fue conquistada por el rey Alfonso IX en el año 1213 a los árabes, quien se la entregó en un principio a la Orden Militar de Calatrava. Esta, a su vez, la traspasa a la pequeña orden portuguesa de San Julián del Pereiro. Para tener una mayor defensa de la ciudad, esta orden se traslada a ella en 1218 y cambia el nombre por el de Orden Militar de Alcántara.

Ayuntamiento de AlcántaraDurante el reinado de Felipe III se mandó construir la Casa Consistorial como indican algunas inscripciones de la fachada: "Reinando la Católica Majestad de Felipe III esta Villa de Alcántara mandó hacer esta obra; comenzó siendo Gobernador Don Francisco de Córdoba y Mendoza, visitador general de esta Orden y Gobernador de las casas IIVR. de Coria".

Muestra algunas de las múltiples remodelaciones que ha sufrido el edificio a lo largo de la historia, es la inscripción del dintel de la puerta, que dice: "Reinando el muy católico Monarca Don Carlos III y siendo Gobernador de esta Villa el Marqués de Camarena, se edificaron estas casas consistoriales y Real Carcel e hizo Pósito de granos el año 1760".

Coronando la fachada el escudo de armas de Carlos II circundado por el cordón y el toisón de oro. Elementos significativos de la fachada son también tres escudos en los que se repite la representación del puente romano.

Mención aparte merecen las dependencias de la cárcel que se encuentran en el sótano del edificio, construidas en 1694 como indica otra de las inscripciones.

Iglesia de Santa María de Almocóvar. Esta iglesia siempre tuvo los títulos de Conventual, Arciprestal y Parroquial. Su arcipreste debía ser religioso de la Orden de Alcántara y lo nombraba el rey a propuesta del consejo de órdenes tras superar varios exámenes.

Asentada en uno de los lugares más altos de la antigua Villa, la iglesia se construye sobre la mezquita. Para el origen del nombre existen dos teorías, la primera es que almocóvar proviene de "Al-Mocovara" que significa "el lugar más alto", y la segunda es que su nombre derivaría de "Al-Maqâvir", "el cementerio".

Al parecer, tras la conquista de la población, la adaptación de la mezquita fue suficiente para el culto cristiano; poco después, se inició la construcción de un nuevo tempo siendo maestre D. García Fernández en el año de 1254. Este lugar, enterramiento de numerosos miembros de la Orden, sufrirá notables transformaciones en los siglos XVI y XVII.

El tempo original era románico, construido a base de sillería. Constaba de tres naves, cubiertas por techos de madera, la central más ancha y elevada que las laterales. De este momento se conservan las tres portadas, siendo la principal uno de los pocos ejemplos del románico en Extremadura. Enmarcada por dos contrafuertes se abre la portada con arquivoltas sobre capiteles con decoración vegetal apoyados sobre columnas exentas. In rosetón, un alero con canecillos y dos ventanas caladas completan el sencillo conjunto.

A lo largo del siglo XVI se acometen numerosas reformas en las que intervienen artífices de la talla de Martín de Elordieta, Pedro de Ibarra, Juan Bravo que ejecuta los planos de Francisco de Mora.

El estado actual del templo es resultado de las reformas llevadas a cabo en el siglo XVII por el arquitecto Manuel Larra de Churriguera, que también ejecutó las obras del atrio.

En su interior se conservan algunas piezas de interés procedentes del Convento de San Benito. el sepulcro del comendador Frey Antonio Bravo de Jerez, magnifica pieza en alabastro, realizada por Lucas Mitata, en el año de 1564; cinco tablas de Luis de Morales que se encuentran en la sacristía, destacando por su buena factura una tabla de la Virgen con el Niño.

En la iglesia también pueden contemplarse un Cristo Yacente atribuido a Martínez Montañés, una talla de Sebastián de Paz de 1639, el sepulcro del Maestre Yañez de la Barbuda, así como la pila donde fue bautizado San Pedro de Alcántara.


Construido y sufragado por varios pueblos lusitanos. Su obra debió iniciarse hacia el año 75 d. C., terminándose alrededor del 103 - 104 en época del emperador Trajano, al que fue dedicado.

El conjunto romano consta de tres elementos: puente, arco y templo. El puente, situado entre dos recodos del río tiene unas dimensiones de 194 m. de longitud, 8 m. de anchura y 71 m. de altura, incluido el arco. Su fábrica es de sillería granítica almohadillada dispuesta a soga y tizón. Tiene seis amplios arcos de medio punto con distintas luces, apoyado sobre cinco pilares apreciándose tajamares en los tres centrales.

El Arco del Triunfo, aunque subordinado al puente, no deja de tener su propio significado dentro del conjunto. Enclavado en una provincia poco romanizada, este monumento en honor al sistema imperial romano, sirvió como soporte de la memoria colectiva como atestiguan sus inscripciones. De medio punto, está realizado en sillería almohadillada. En tiempos del emperador Carlos V se almenó, disponiéndose el escudo imperial, adoptando un aspecto más defensivo.

Este puente, clave para las comunicaciones en el espacio fronterizo, se vio sometido a destrucciones a lo largo de los diferentes enfrentamientos bélicos. A comienzos del siglo XIII, en tiempos de la Reconquista, cuando Alfonso IX toma definitivamente la Villa a los musulmanes, el puente sufre la destrucción del primer arco de la orilla derecha. Según los estudios realizados sobre el tema, todo apunta que debió ser reparado antes del siglo XVI. Es en esta época cuando el puente pasa a ser un elemento más del sistema defensivo de la Orden de Alcántara, convirtiéndose en un puesto de guardia y de control fiscal.

La primera restauración documentada se produce en el siglo XVI, durante el imperio de Carlos V como atestiguan las inscripciones del arco, eliminando las edificaciones que se habían levantado en el paso del puente en siglos anteriores. Del antiguo sistema defensivo, el único elemento que se conserva actualmente es un torreón de pizarra y ladrillo llamado Torre del Oro.

A principios del siglo XVIII, los enfrentamientos entre españoles y portugueses durante la Guerra de Sucesión, provocaron importantes daños en el segundo arco de la margen derecha que no será restaurado hasta el reinado de Carlos III.

Durante la dominación francesa volvió a destruirse el segundo arco de poniente. Provisionalmente se salvó el paso con unas estructuras de madera que fueron quemadas en 1836 durante las guerras carlistas. El 4 de febrero de 1860 se inaugura la restauración promovida por la Real academia de la Historia siendo ingeniero jefe D. Alejandro Millán y Sociats. En 1856 se iniciaron las obras que consistieron en el levantamiento del arco destruido, se construyeron paseos a ambas márgenes del río eliminándose también restos de algunas edificaciones militares, y se desmontó y volvió a montar el arco honorífico colocándose una lápida conmemorativa de la reconstrucción de Isabel II y dos reproducciones de las lápidas originales de los pueblos que sufragaron la construcción del puente.

Fue declarado Monumento Nacional el 13 de agosto de 1924.

Casa de La Clavería. En ella vivía, miembro seglar encargado de la custodia de la llaves del convento y del archivo.

Esta dignidad tenía asignada la encomienda de la Clavería. dehesa de 9.530 hectáreas que aportaba grandes rentas, por lo que el cargo de clavero era muy codiciado.

En 1576 y como indica la inscripción, se destinó parte de la tercia de la clavería para la compra de esta casa.

Algunos de los Maestres de Alcántara accedieron al maestrazgo a través de la clavería, como Don Frey Alonso de Monroy.

Conventual de San Benito. Orden de San Julián del Pereiro fundada en 1176 en tierras portuguesas, pasa a denominarse Orden Militar de Alcántara tras el acuerdo de 1218.

Los freyres alcantarinos, mitad monjes mitad soldados, adoptaron la regla del Císter. ALgunas de sus dignidades fueron: Maestre, Prior, Comendador Mayor, Clavero y Sacristan Mayor. La Orden de Alcántara desempeñó un importante papel durantela Reconquista, época dn la que fué anexionando extensos territorios que le proporcionaron una relevante posición económica y militar.

Tras la conquista definitiva de Alcántara ocuparon el castillo. A finales del siglo XV se trasladaron a un convento en las afueras de la Villa hasta la construcción de este Conventual que será su emplazamiento definitivo.

Durante el reinado de los Reyes Católicos se inician las obras, perteneciendo a esta época el claustro, de traza gótica y planta cuadrangular, cubierto con bóvedas de crucería. Por él se accede a la Capilla de Villasayas utilizada como Sala Capitular, al refectorio y otras dependencias.

La iglesia, inconclusa, dedicada a la inmaculada Concepción es de trazas renacentistas. Consta de tres naves con bóvedas de crucería nervada. Dos escudos de Carlos V presiden la nave central, las laterales se corresponden con las capillas de los Comendadores Diego de Santillán y Nicolás de Ovando. En el lado de la epístola se abre la Capilla del Comendador de Piedrabuena, Frey Antonio Bravo de Jerez y, en el lado del evangelio, la sacristía con su original escalera de caracol.

Al final los dos escudos son de Fray Nicolás de Ovando y Fray Diego de Santillana.

Convento de San Bartolomé (San Francisco) Gracias a una licencia del obispo de Coria y a una bula papal de Inocencio VIII, Bartolomé de Oviedo, vecino de Alcántara, comienza en 1478 la construcción de lo que será el convento de San Bartolomé.

El 20 de enero de 1493, la Orden de San Francisco tomó posesión del edificio.

Los primeros años del convento fueron bastante difíciles debido a la oposición de la Orden de Alcántara, por este motivo los franciscanos recurren a los Reyes Católicos que toman bajo su real amparo al convento y a sus frailes.

Esta comunidad franciscana fue muy respetada y apreciada por los vecinos de Alcántara, a la que en muchas ocasiones socorrieron con limosnas, entrando, además, muchos de ellos a formar parte de la vida monacal.

En 1548, San Bartolomé pasó a formar parte de la provincia franciscana de San Miguel, poco después se designa al Convento alcantarino como una de las casas destinadas al retiro y a la oración, por ser modesta y alejada de la población, contando en esta época con cincuenta frailes, que disponían de una huerta, un estanque y dos ermitas.

En 1674 se instauran estudios de Teología y Moral, considerados honra y señal de distinción dentro de la Orden.

Tras la Guerra de Sucesión el Convento quedó arrasado, se reconstruyó gracias a la colaboración del Concejo y al Marqués de Buscayolo, nombrado patrón desde 1742 como atestiguan sus armas.

Recinto amurallado. La situación estratégica y el paso obligado sobre el Tajo, dan sentido a la construcción defensiva. Se distinguen claramente dos fortificaciones: la "alcazaba" arabe y el recinto amurallado de época moderna.

Probablemente la alcazaba musulmana envolvería el antiguo caserío y el Alcázar, residencia de las dignidades. La fábrica de la obra es de mampostería de pizarra, de la que quedan algunas torres y lienzos de muralla.

Tras la Reconquista, los caballeros de la orden se asientan en el antiguo alcázar. En el siglo XV el maestre Gutierre de Sotomayor reforma y amplía el recinto amurallado.

Los constantes enfrentamientos bélicos con Portugal determinan la construcción del nuevo recinto amurallado en el siglo XVII con distintos baluartes, reductos y revellines dotándosele de taludes. El material utilizado sigue siendo la mampostería de pizarra reforzando los ángulos con sillería de pizarra reforzando los ángulos con sillería de granito. La técnica constructiva responde a las necesidades estratégicas y defensivas de la época moderna, debido a los avances en la artillería.

Convento de Sancti Spíritu e Iglesia de la Encarnación (La Antígua). Durante siglos, Alcántara contó con dos Parroquias, la distribución de los feligreses era atípica: quien entrara a la Villa por el Puente pertenecería a la Encarnación Antigua y quien lo hiciera por las otras puertas, a Santa María de Almocóvar.

La iglesia de la Encarnación Antigua popularmente conocida como "Las Monjas", debe este nombre al convento anexo a ella, habitado por las Monjas Comendadoras o Caballeras, rama femenina de la Orden de Alcántara, que al igual que los Freyres debían probar pureza de sangre y nobleza.

Su ubicación dentro de la primitiva fortaleza la hizo ser conocida durante siglos como Santa María de dentro de la Villa.

Según las Definiciones de la Orden, el Párroco de esta iglesia era elegido tras un complejo proceso de selección llevada a cabo por el Prior, el Consejo de Órdenes y el Rey, que era quien finalmente elegía y otorgaba el nombramiento.

La construcción del templo es de mampostería de pizarra con elementos graníticos de trazas góticas y añadidos de épocas posteriores. Destaca la bóveda de crucería nervada distinguiéndose en su clave central el escudo de los Reyes Católicos. Además se pueden apreciar los escudos de los Apontes, Roco Campofrío...

Las dependencias conventuales son de factura más sencilla, y estaban organizadas en torno a un claustro central. En el refectorio se pueden apreciar todavía restos de pinturas murales. En la actualidad, su lamentable estado de conservación no permite apreciar su belleza original.

Ermita Nuestra Señora de la Soledad. Situada en pleno corazón del barrio judío se levanta este edificio del que asegura Pedro Barrantes Madonado fue "Sinagoga". Con toda probabilidad la comunidad hebrea se asentó en este entorno, en las angostas y empinadas calles Pacheco, Balconcito, Soledad..., todas ellas de sabor popular, con un trazado irregular pero con una arquitectura que muestra gran uniformidad.

Con la Reconquista, las zonas con menor densidad de población se verán favorecidas por la política de repoblación, esto entre otras cosas motivó que en 1489, esta comunidad se convirtiera en Aljama, por lo que debemos suponer que la población judía de la Villa de Alcántara llegó a ser bastante considerable.

Tras el edicto de expulsión de 1492, la mayoría de los judíos se refugian en Portugal, dejando atrás el edificio su etapa como sinagoga, pasando al culto cristiano.

Hasta hace poco tiempo perduró en el edificio una inscripción hebraica con la siguiente leyenda:

"Hizo esta magnificiencia (o preciosidad) Don Mosé Lerma / hijo de (¿) el honrado Rabí Ishaq Lerma (¿) - descanse en el Edén- en el año (expresado por la palabra) Hinnam (= 95, e. d. 1335)".

Probablemente, el primitivo edificio fue construido en el siglo XIV. En la Visita de 1618 se la nombra como Ermita de Nuestra Señora de la Misericordia.

El alzado actual es del siglo XVIII, de planta rectangular con una sola nave dividida en tres tramos, la cabecera está cubierta con una cúpula con linterna, en el muro del lado del evangelio se localiza un ábside cegado hasta hace unos años, con unas bellas pinturas murales que representan símbolos pasionistas.

Destaca también el espacio utilizado como sacristía, de planta rectangular y en la que pueden apreciarse sencillas ménsulas molduradas, una cúpula de extraordinaria factura, y decoración mural policromada en relieve de estilo rococó, con una inscripción que dice: "SE COLOCO ESTA IMAGEN A DEVOCIÓN DE BERNARDO ERNÁNDES, SANTIBANEZ Y SU MUJER

CATALINA PEREZ SEBILLA AÑO DE 1783".

Ermita de Santa Ana. Aunque no se puede precisr la fecha de su construcción teniendo en cuenta el manuscrito de Barrantes Maldonado, ésta sería muy temprana, pues existe constancia de que "...Sancha Alfonso Fernández Barrantes manda a Santa Ana una pesquera que llaman la Pesga con carga carga de que le digan una misa cada año esto fue en el año 1269 ..."

En este enclave tuvo lugar el famoso asedio portugés que según cuenta la Crónica de la Orden de Alcántara aconteció en el año 1399 "...el Rey de Portugal, hallábase ofendido del Maestre Don Fernán Rodríguez de Villalobos y de los Caballeros de su Orden, y deseando tomar debida venganza se resolvió venir a hacer guerra en su Maestrazgo ... y tomar por armas la Villa de Alcántara cabeza de él ... pusieron su exercito ... donde ahora está la Ermita de Santa Ana ... "

Esta ermita también era el punto de espera de los Caballeros de la Orden para recibir a sus difunto que hubieran fallecido fuera de la Villa, como consta en las Definiciones de la Orden de Alcántara.

Ya en el siglo XVII se tiene constancia de que los Vizcondes de Torre de Albarregena eran sus patronos.

Santa Ana daba el nombre a una plazuela que comunicaba directamente con la calle Parras como aparece en un plano de Coello(1874) y según referencias de Pascual Madoz de esta misma epoca.

Actualmente esta pequeña joya está en ruinas, sirviendo de corral. Solo permanece en pie uno de los muros hastiales construdo con mampostería de pizarra. Constaba de tres naves separadas por arcos formeros en cuyas dovelas todavía se conservan restos de pinturas, dichos arcos apoyaban sobre cimacios ubicados sobre pilares octogonales un tanto achaparrados. La portada de su fachada principal presenta un arco apuntado de granito enmarcado por un álfiz. En su interior, el acceso hacia el presbiterio se realizaba mediante un arco apuntado granítico cegado en la actualidad.

Iglesia de San Pedro de AlcántaraEn este mismo lugar nació en 1499 Juan Garabito Vilela de Sananbria, el que tras su ingreso en la Orden Franciscana sería conocido como Fray Pedro de Alcántara.

Fue reformador de su Orden y tan dado a la penitencia, que de él dijo Santa Teresa de Jesus que por su extremada flaqueza parecía hecho de "raices de arbustos". Fue beatificado por Gregorio XV en 1622, y canonizado por Clemente IX en 1669.

Sus escritos destacan por su sobriedad, sencillez y ascetismo, fiel reflejo de su personalidad. El "Tratado de la oración y de la meditación" escrito en 1532 es el más significativo de ellos.

En honor al que sin duda es el personaje más ilustre de la historia alcantarina se erigió este tempo a mediados del siglo XVII, coincidiendo con su beatificación.

La construcción del tempo fue sufragada por el pueblo. En 1673 se nombra una comisión presidida por el Marqués de Torreorgaz para pedir limosnas con el fin de erigir el tempo. La iglesia de una sola nave, con tres tramos está cubierta con bóvedas de cañon con lunetos y reforzadas por arcos fajones, estando la cabecera cerrada por una bóveda hemisférica sobre pechinas. De su interior destacan dos retablos barrocos, el del altar mayor y el del lado del evangelio que se corresponde con la capilla natalicia construida sobre la habitación donde nació el Santo.

En la fachada principal, de sobrio estilo barroco, la portada se abre con un arco de medio punto, flanqueadas por columnas toscanas de alto pedestal. Encima, una hornacina, encuadrada por pilastras, aloja a San Pedro de Alcántara. Remata el paramento una sencilla cornisa, decorada con un friso detriglifos y metopas.

El convento, hoy vivienda particular, contó con pocas rentas y nunca llegó a completar el número máximo de religiosas que podía albergar. La abadesa Doña María de Perero fue uno de los personajes más ilustres de esta Orden, y se encuentra enterrada a los pies del altar como atestigua la lauda sepulcral de mediados del siglo XVII.

Construida en mampostería de pizarra, destaca su portada de medio punto de sillería granítica coronada por una hornacina que alberga la imagen de Nuestra Señora de los Remedios. Bajo la cal se intuye un sencillo esgrafiado.

Consta de una sola nave de tres tramos, con un magnífco retablo barroco sin policromar con cuatro pequeñas tallas, sobresaliendo por su buena factura las de San Joaquin y Santa Ana, atribuidas a la familia Paz.

A los pies de la nave de acceso, se abre la capilla lateral donde se encuentra el sepulcro de Don Fabián Antonio de la Cabrera, con la imagen de bulto redondo en posición orante.

Ermita Ntra. Sra. de la Encarnación. En una escritura localizada en el Archivo Histórico Nacional y fechada en 1574 doña Elvira Gutiérrez, viuda de Francisco Palomeque, y su hijo Juan Rol Palomeque, declaran "que han edificado a su costa la iglesia de la Encarnación a extramuros de la Villa de Alcántara"

Esta ermita era el lugar de enterramiento de la familia Rol Palomeque.

A mediados del siglo XVII siendo patronos los marqueses de Torreorgaz, estaba arruinada por haberla destinado el ejército a almacén.

Del antiguo edificio sólo se conserva la fachada en la que destaca una bella portada renacentista que se abre en un arco de medio punto encuadradapor simulada arquitectura de pilastras sobre plintos, que sostienen un sencillo entablamento. En las enjutas del arco dos medallones en alto relieve representan a los Apóstoles San Pedro y San Pablo.

En el cuerpo intermedio de esta fachada se observan tres hornacinas que albergarían imágenes, una de las cuales representaría a Nuestra Señora de la ENcarnación titular de la ermita.

El cuerpo superior se remata en un frontón triangular que enmarca una cruz y, a cada lado, sendos escudos de armas de la familia fundadora, seccionados al modificar la cubierta.

Ermita de San Antón. Las Crónicas de Torres Tapias recogen que la Villa fue conquistada definitivamente a los musulmanes el 17 de enero de 1213, festividad de San Antón Abad; en honor a este santo se erigió esta ermita.

Formaba parte de una antigua enfermería que era atendida por la Orden Franciscana. En la actualidad es una vivienda particular, aunque conserva algunas dependencias conventuales. Barrantes Maldonado, en el siglo XVI menciona las rentas de "yerba" de varias dehesas a favor de la ermita de San Antón.

La portada, adornada por el escudo franciscano que representa las cinco llagas de Cristo circundadas por el cordón de esta orden, está rematado por la corona real de Enrique IV. Consta de una sola nave y una sacristía. La obra es de construcción sencilla con arcos de medio punto y bóvedas de arista. Del arte mobiliar se pueden destacar dos tallas, un San Antonio de Padua y un Cristo de la escuela castellana.

Palacio de los Marqueses de Torreorgaz. Perteneciente al linaje de los Aponte, familia asentada en esta Villa desde el siglo XVI; en 1699 se concede el Marquesado de Torreorgaz a don Diego de Aponte y Zúñiga, Topete y Aldana, Regidor Perpetuo y Caballero de la Orden de Alcántara.

Presenta una fábrica de mampostería de pizarra y sillería de granito de buena escuadra tanto en portada como en las esquinas. En una de ellas, destaca una ventana en ángulo con dos arcos polilobulados, que contrasta con la ventana esquinera de sabor popular del edificio colindante. En su cubierta sobresalen dos airosas chimeneas tradicionales del caserío alcantarino tanto en edificios populares como palaciegos.

Por último resaltar los escudos heráldicos de las familias Aldana, Zúñiga, Rocha, Ovando y Aponte, este último en campo de azur un puente con su arco central quebrado, sobre el que un lobo porta en la boca una cinta con la leyenda "Oh, qué mal paso".

Palacio de los Roco-CampofríoCuando el 17 de enero de 1213 Alfonso IX de León conquistó definitivamente Alcántara a los musulmanes, el linaje de los Roco fue protagonista destacado, recibiendo la dehesa de Campofrío como justo premio a su entrega.

En tiempos de Bartolomé de Peón Roco, "Capitán de Lanzas", gran servidor de los Reyes Católicos se levantó este edificio. Aunque su estado actual es ruinoso, la monumental fachada indica la importancia pasada de este linaje, cuyo escudo de armas preside la portada. La fachada de sillería de granito, quizás de época posterior, se estructura en tres pisos donde predominan el equilibrio y la simetría que viene dada por la regular disposición de sus vanos. En el primer y segundo piso los frontones triangulares adornan los ventanales. En el centro se abre la recia portada con puerta inferior enmarcada por columnas toscanas, mientras el balcón se remata con un frontón partido que sostienen columnas jónicas, añadiendo un cierto dinamismo al conjunto.

Casa de Bernardo de Aldana. En una carta que recoge Barrantes Maldonado en sus "Historia y Antigüedades de la Villa de Alcántara" de 1572, Bernardo de Aldana, Maestre de Campo en Hungría, envía dinero para construirse una casa nueva en la calle Cañada, casa que no llegó a estrenar al morir en una expedición contra los turcos.

En esta misma calle, se ubicaba la casa solar de la familia Aldana. El edificio actual consta de dos plantas, bodega y patio posterior con dependencias auxiliares. Su estructura es de muros de mampostería, bóvedas y forjados de madera. La fachada se organiza según cuatro ejes de huecos, todos adintelados, recercados de granito en la planta baja incluyendo la portada. En la planta superior aparece una ventana recercada con granito y tres balcones volados sobre plataformas decoradas de la misma piedra datados en el siglo XVI, estando el central flanqueado por sendas mensulillas de granito de sección poligonal encastradas en el muro. Se remata con una cornisa volada de importantes proporciones, realizada con fábrica de ladrillo y decorada con una moldura de ovas. Se modula esta cornisa mediante cinco pilastras realizadas con recrecidos de mortero, todo ello resultado de una reforma realizada en el siglo XVIII.

Casa de los Pacheco, ilustre linaje procedente de la vecina Portugal que se asienta desde antiguo en Extremadura, aunque no sabemos con exactitud cuándo lo hicieron en Alcántara.

Las inscripciones sepulcrales de la Iglesia de Santa María de Almocóvar dan muestra de esta noble familia.

Barrantes Maldonado documenta el asentamiento de dicha familia en Alcántara hacia 1383 con la llegada del Maestre Martín Yánez de la Barbuda. En su fachada principal destaca su gran portada de silería granítica y su escudo de armas: en plata, dos calderas, jironadas de oro y gules, gringoladas con dos cabezas de sierpe en cada asa, puestas en palo.

Casa Vélez Suárez, linaje asentado en Alcántara, fueron militares de profesión y Regidores Perpetuos de la Villa. Por los servicios que prestaron a Felipe V durante la Guerra de Sucesión les fue concedido el privilegio de hidalguía el 21 de enero de 1714.

La casa fue construida por la familia Vélez Suárez en el siglo XVII; presenta una sencilla fachada en la que sobresale el escudo de armas, ornamentado por un yelmo con visera y rejilla, símbolo de hidalguía.

Casa de los OviedoConocida popularmente como la "Casa de los Calderones", por el caldero que hay en los escudos de su fachada; la heraldica en cambio, la atribuye al linaje de los Oviedo, familia ilustre de origen asturiano que ya desde el siglo XV aparece establecida en Alcántara. Son sus armas: en oro una caldera de sable puesta sobre llamas de fuego. Aunque la fachada actual es datable entre los siglos XVII y XVIII, en su interior se pueden apreciar elementos artísticos del siglo XVI.

De aspecto noble, sobresale se eje central ejecutado con sillares graníticos, con dos vanos adintelados, y una magnifica forja en el balcón. Se completa esta fachada con dos hermosos escudos esquinados uno de ellos, del ya mencionado linaje de los Oviedo, y otro de la familia Oviedo Aldana, Marqueses de Buscayolo. El conjunto pudo estar flanqueado por dos torres de las cuales sólo una llegó a terminarse.

Casa y heráldica de los Barrante Maldonado.

Serigrafía en la casa de los Perero. Casa de los Perero, linaje asentado en Alcántara desde la creación de la orden Militar. Los descendientes de los primeros maestres de San Julian del Pereiro tomaron por apellido el nombre de la Orden y fundaron casa solariega en la Villa. Entroncaron con las grandes familias establecidas en Alcántara como demuestra el escudo heráldico que preside su fachada donde se aprecian los apellidos Perero, Cárdenas, Figueroa y Mendoza. Posiblemento construida en el siglo XIV aunque remodelada en los siglos XVI y XVII.

En este edificio de sobria portada destacan sus dos monumentales chimeneas con remate triangular. En su interior, revisitiendo algunas de sus paredes, se conservan bellos medallones esgrafiados datados en el siglo XVI.

Ermita de Nuestra Señora de los HitosHay diversas interpretaciones con respecto al término "hito", que en la mayoría de los casos hacen referencia a piedra hincada, menhir, miliario...

El cronista de la Orden, Frey Alonso Torres y Tapias, indica que ya existía en 1235. A finales del siglo XIV el maestre Yáñez de la Barbuda fue aconsejado por Yago, ermitaño de la Virgen, para que emprendiera una cruzada con el fin de recuperar Granada de manos infieles.

Barrantes Maldonado, apunta que a finales del siglo XIV se reformó la antigua ermita por otra "de nueva cantería pues la anterior era de mampuesto. Esta obra finalizó el 15 de abril de 1402". Las costas de la reconstrucción fueron sufragadas por el Concejo de Alcántara, devotos de la Virgen y los bienes de la ermita.

Tras las guerras con Portugal la ermita fue destruida al explotar un polvorín instalado en ella. no se vuelven a tener noticias hasta 1768, año en que se reedificó en el mismo enclave.

En el exterior la obra es sencilla, está construida en mampostería de pizarra con sillares graníticos en las esquinas. Da acceso a su puerta principal un pórtico con arco de medio punto y tejado a dos aguas, que alberga una hornacina con una imagen en alabastro de la Virgen.

A San pedro de Alcántara.

Arco de La Concepción. Es una de las puertas que queda en pie del recinto amurallado, cumplía funciones de defensa y control de entrada a la Villa. Debe su nombre a la capilla que había sobre ella bajo advocación de Nuestra Señora de la Concepción.

El puente de Alcántara es un puente romano en arco construido entre los años 103 y 104, que cruza el río Tajo en la localidad española de Alcántara, en la provincia de Cáceres.