Medellín

Armas: Escudo cuartelado. Primero, de plata, puente de gules de tres arcos sobre ondas de azur y plata sumado de torre de gules, almenada y aclarada del campo, ambos mazonados. Segundo, de gules, castillo de tres torres de oro y aclarado de azur. Tercero, jaquelado de quince piezas de azur y oro (de Portocarreno). Cuarto, de plata, águila bicéfala explayada de sable. Al timbre, Corona Real cerrada.

Medellín fue importante ciudad romana, como atestigua su puente y teatro romano y luego visigoda y musulmana, para ser reconquistada en el siglo XIII por los cristianos.

De todo este pasado brillante quedan multitud de restos arqueológicos y artísticos de variadas épocas. Entre todos ellos nos hemos centrado, como siempre, en los de origen medieval, como son el famoso castillo y las iglesias de Santiago y San Martín.

En 1243 Medellín fue ocupado a los musulmanes por el Maestre santiaguista Pedro Yáñez, quedando incluido en la jurisdicción de esta Orden. A mediados del siglo XIV la Villa aparece ya como cabeza de un importante Señorío en el que se incluían Don Benito, Guareña y otra decena de poblaciones; y a mediados del XV fue erigido en Condado en favor de Rodrigo de Portocarrero, casado con Doña Beatriz Pacheco, hija del Marqués de Villena, la cual asumió el poder a la muerte de su marido, tras encarcelar a su propio hijo, que era el heredero legítimo. De esta época data su participación como partidaria de la Beltraneja contra Isabel de Castilla, su derrota en la batalla de la Albuera de Mérida, y los posteriores arrasamientos y vicisitudes de la Villa.

El Castillo que domina el enclave fue ya en época árabe un destacado bastión, desde el que los musulmanes hostigaban a los cristianos. Esta fortificación primitiva fue destruida a mediados del siglo XIV por Pedro I el Cruel, y reedificada poco después por el titular del Señorío, Infante Don Sancho de Castilla, al que se debe la formidable obra en piedra cuyos restos son los que hoy perduran.

Consta de doble perímetro amurallado con numerosos cubos y torreones de refuerzo, hermosas portadas y patio de armas de dos ámbitos. Su soberbia silueta almenada coronando el cerro, resulta visible desde la lejanía sobre todos los horizontes, ofreciendo una imagen evocadora del antiguo esplendor y poderío del lugar. La población, en otro tiempo asentada sobre la falda de la colina, llegó a contar en el siglo XVI con cuatro parroquias. La más antigua, dedicada a Santa María del castillo, hoy desaparecida, se situaba en el interior de la fortaleza. Las otras tres, bajo distintas transformaciones, se erigen sobre la pendiente manteniéndose como hitos representativos del pasado de la Villa.

Pero tras la reconquista cristiana en 1234 por Fernando III paso a diversas manos y durante los siglos XIV y XV (sobre todo durante la segunda mitad) perteneció a los Portocarrero que acometen obras típicas de las fortalezas del final de la edad media para acondiocionarlas para uso palaciego, como torrecillas soportadas por ménsulas escalonadas en redondo y arcos conopiales.

Puente de Felipe IV, al final un templete con el escudo de los Austrias.

La Iglesia de Santiago, en el siglo XIII- debió edificarse la iglesia de Santiago, que ocupa parte de la escena del antiguo teatro romano, en la falda meridional del cerro sobre el que se asienta el hermoso castillo antes descrito.

Se trataba de una iglesia de una nave con cabecera formada por presbiterio recto y ábside de medio tambor, al más puro estilo románico.

Lamentablemente sufrió radicales reformas en los siglos XV y XVII. Por ejemplo, del siglo XV o comienzos del XVI es la puerta meridional tardogótica de arco conopial.

Centrándonos en el ábside tardorrománico, se aprecia una magnífica obra de sillería, con columnas que dividen el muro en paños verticales. No se han conservado ni los capiteles de las columnas ni la cornisa, por lo que no podemos juzgar la calidad de su escultura.

En la parte inferior del paño central se abre un óculo tetralobulado rodeado por arco de medio punto exornado por puntas de diamante. No es frecuente ver óculos en los ábsides románicos, pues estos "ojos de buey" son utilizados en tiempos del románico tardío especialmente para iluminar las naves en los muros occidentales.

La iglesia de San Martín es otro de los monumentos medievales relevantes de Medellín, declarada Monumento Histórico Artístico en 1990.

Como la anterior, es obra del siglo XIII de tiempos poco posteriores a la reconquista, como se aprecia en su ábside semicircular de sillería de tradición románica.

En el muro meridional hay una gran portada gótica similar a otras extremeñas, como en Cáceres y Plasencia, fechable entre los siglos XIV y XV.

Pero la iglesia de San Martín, además del valor histórico intrínseco que tiene al ser uno de los edificios medievales cristiano más antiguos de Badajoz, es motivo de interés para infinidad de turistas que visitan Medellín por conservar la pila bautismal en que fue bautizado en conquistador de México Hernán Cortés en 1494.

Santa Cecilia. En la actualidad es la iglesia que da servicio a la población, Llaman la atención las varias decenas de nidos de cigüeña que soporta sobre ella. Se construyó en el siglo XVI sobre otra del siglo XIII de la que aún se conserva la torre. Tiene un hermoso retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús.

Plaza de Hernán Cortés de Monroy, en Medellín.

Estatua de Hernán Cortés de Monroy en Medellín. Eduardo Barrón inicia el monumento en febrero de 1889. La Junta de la Academia de San Fernando aprueba el proyecto, igual que el propio Ayuntamiento de Medellín, con quien formaliza el contrato el 20 de febrero de 1889.

Cuando la obra estuvo terminada la Reina Madre visitó el taller del artista y quedó tan admirada de la obra que nombró a E. Barrón "Caballero de Carlos III".

La obra se fundió en la empresa Federico Masriera de Barcelona en 1890, su peso es de 3.193 kilogramos, se comenzó la fundición el 2 de abril de 1890 y se terminó el 28 de mayo de ese mismo año. Su coste fue de 10.280 pesetas, aportando el bronce el entonces Diputado al Congreso Groizard, a partir de viejos cañones de guerra. La escultura tiene 3 metros de altura, 4 metros con la bandera pabellón y 8 metros contando el pedestal.

El 13 de Abril de 1890 se procedió a la bendición y colocación de la primera piedra del pedestal, realizado en piedra de Novelda. El sitio elegido fue el centro de la plaza, a escasos metros del lugar que ocupara la casa natal de Hernán Cortés.

El 11 de noviembre llegó por ferrocarril la estatua de bronce y el conjunto escultórico, de cinco toneladas, procedente de la fundición de Federico Masriera de Barcelona. Tras los avatares de hundimiento de algunos de los más de treinta carros -tirados por bueyes- que transportaban el conjunto escultórico a la villa, el día 16 fue colocada en su actual emplazamiento. El 2 de Diciembre de ese mismo año, de 1890, aniversario de la muerte de Cortés, se inauguró el citado monumento.

La estatua está rodeada por dos cabezas de león unidas por una barra, en cada uno de los lados del pedestal. Sobre ellas cuatro cartelas, también de bronce, con los nombres de las cuatro batallas más importantes de la conquista de Méjico. Otumba, Tlascala, Tabasco y Méjico.

En el frontal del pedestal aparece un escudo de Medellín y la dedicatoria. "A HERNÁN CORTÉS. AÑO MDCCCXC".

Lo más importante del monumento, como no podía ser de otra manera, es la estatua de Hernán Cortés, concebida con fuerza y sencillez. La obra escultórica presenta a Cortés en traje militar, sosteniendo el estandarte de Castilla y el cetro de mando, y teniendo bajo sus pies trozos de altares e ídolos aztecas.

Blasón de Hernán Cortés de Monroy Pizarro Altamirano, como Marqués del valle de Oaxaca, en la Plaza de Medellín.

Pila bautismal en la Iglesia de San Martín, donde fuera bautizado el conquistador de Méjico, en 1485.