Novela Experimental

Teoría

Iniciados los años sesenta se generó la inquietud de producir cambios en la idea de novela que se estaba publicando. Los autores estaban saturados del realismo social y veían que este tipo de escritura reducía la realidad en buenos o malos personajes, o en situaciones favorables o desafortunadas. Además que estas novelas, por su interés de presentar un hecho real, tenían una alta carga ideológica. No se quería seguir ahondando en la política y se llegó a considerar que la suma de estos factores podía llegar a hacer ver a la novela como un género previsible y hasta simple.

En 1962 se publicó una obra innovadora. Se trata de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos. El autor, que no estaba en el canon de los escritores del momento, demostró cómo hacer una novela crítica y técnicamente innovadora mezclando su conocimiento de la literatura hispanoamericana de la época. Esto dio a conocer a muchos autores importantes de América Latina, como Gabriel García Márquez con Cien años de soledad y Mario Vargas Llosa con La ciudad y los perros.


Desde este momento, la novela cambió y se empezó a construir una de corte crítico y de alta calidad técnica. Los novelistas españoles intentaron cambiar la tradición realista proponiendo una forma nueva de narrar. Se fijaron en autores como Franz Kafka ( La metamorfosis ), Marcel Proust ( En busca del tiempo perdido ), James Joyce ( Ulises ). En estas nuevas formas de narrar se utilizaban saltos temporales, formas circulares en la estructura, uso de retrospectivas, etc. También se inspiraron en el Nouveau roman , la nueva novela francesa, que quería rechazar el argumento como eje central de la narración.

Aspectos de la Novela Experimental

Narraciones desde múltiples perspectivas, osados juegos con el tiempo y el espacio, experimentación verbal, rechazo al realismo o naturalismo como elemento: estos fenómenos incidieron en las obras de los escritores españoles que esperaban la arremetida de los novelistas hispanoamericanos que publicaban sus obras desde tres centros culturales: Barcelona, sede de muchas de las editoriales, Buenos Aires y México.

El boom de la novela latinoamericana incidiría en la obra de Delibes, Goytisolo, Cela, y de Juan Marsé. Todos reconocen en sus obras el cansancio del realismo.