Emily Dickinson
Poema 384
Ningún cepo puede torturarme -
mi alma - en libertad -
detrás de este esqueleto mortal
se teje uno de más valor -
no puedes horadar con un serrucho -
ni traspasar con una cimitarra -
dos cuerpos - por lo tanto perdura -
amarra uno - el otro vuela -
el águila de su nido
no se despoja -
y gana el cielo
más fácilmente que tú -
excepto tú mismo tal vez nadie puede ser
tu enemigo -
cautividad es conciencia -
y también libertad.
c.1862