GESTIÓN EDUCATIVA PARA LA CONSOLIDACIÓN DE BRIGADAS ESCOLARES DE PREVENCIÓN DE RIESGOS EN EL ESTADO SUCRE, VENEZUELA

Andrés Antonio Velásquez Gutiérrez

Universidad de Oriente República Bolivariana de Venezuela

anve6894@gmail.com


Resumen

Se trata del diseño de una investigación cualitativa de tipo documental, analizando el contenido de los textos, acudiendo a fuentes originales. Con ello, se cumplió el objetivo de diseñar estrategias para abordar las dificultades y posibilidades detectadas en las brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos de nivel secundario del Estado Sucre, Venezuela. Desde luego, para ello se hace un recorrido de la gestión actual develando sus necesidades y logros, donde se aborde la problemática de la operacionalidad de las brigadas escolares de gestión de riesgos y las de primeros auxilios en cada centro educativo del Estado Sucre, República Bolivariana de Venezuela. Se plantea la indagación de un mecanismo para que a través de un equipo conjunto formado por profesionales en el área de Administración de Emergencias y Desastres y los integrantes de la comunidad escolar se erijan iniciativas que tiendan a consolidar la gestión del riesgo al interior y en el entorno de los centros educativos, específicamente los de nivel secundario.

Palabras clave: investigación, gestión de riesgos, eventos adversos, brigadas escolares, centros educativos.

Abstract

It is about the design of a qualitative documentary research, analyzing the content of the texts, going to original sources. With this, the objective of designing strategies to address the difficulties and possibilities detected in school risk management brigades in secondary schools in the State of Sucre, Venezuela was fulfilled. Of course, for this, a tour of current management is made, revealing their needs and achievements, where the problem of the operationality of school risk management brigades and first aid in each educational center of the State of Sucre, Bolivarian Republic is addressed. from Venezuela. The investigation of a mechanism is proposed so that through a joint team made up of professionals in the area of ​​Emergency and Disaster Management and the members of the school community, initiatives that tend to consolidate risk management within and within the environment of educational centers, specifically those of secondary level.

Keywords: research, risk management, adverse events, school brigades, educational centers.


“Si no se conoce la causa de los fenómenos, las cosas se manifiestan secretas, oscuras y discutibles, pero todo se clarifica cuando las causas se hacen evidentes”.

Luis Pasteur

Introducción, la gestión educativa del riesgo y su problemática

El crecimiento exponencial que experimentan los eventos adversos a nivel mundial plantea retos que hace urgente hilvanar acciones que converjan a la búsqueda de estrategias para mitigar o prevenir las situaciones de riesgo a la que están expuestos los grupos humanos más frágiles. En tal sentido, el artículo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, ONU (1948, p.11) establece: “todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.

Resguardar las vidas y la seguridad de niños y adolescentes incidiendo sobre los riesgos de ser afectados en caso de ocurrencias de eventos naturales o antrópicos es una tarea que debe formar parte de ese accionar. La familia constituye sin duda el núcleo primordial de la formación básica del niño y el adolescente en cualquier ámbito educativo, el segundo pilar sobre el que descansa este proceso es la escuela. Por ello, la adición de la gestión del riesgo en el currículo educativo ha sido asumida en muchas regiones como el mecanismo más idóneo donde cimentar una cultura de prevención, por su actuar sobre el individuo y su retroactuar sobre su grupo familiar. En ese orden de ideas, Díaz-Vicario (2013, p. 22) asevera que en “los centros educativos los conceptos de seguridad y salud han adoptado un nuevo cariz, donde su presencia en el currículum, en (…) se consideran algo fundamental para desarrollar ciudadanos concienciados por la seguridad y la salud individual y colectiva”.

El fuerte terremoto de julio de 1997, el deslave de Vargas en 1999 y las recurrentes inundaciones que padecen diversas regiones de Venezuela en épocas de lluvias torrenciales constituyen muestras de la necesidad de robustecer el sistema educativo venezolano con elementos y propuestas educativas que como señalan Chirino y Clemente (2014, p. 147) afirmen que “las profundas transformaciones educativas deben surgir dentro de los grupos sociales y quienes viven su propia realidad y (…) de esta manera alcanzaría una real transformación social sobre las diversas actividades para acceder a la prevención”.

Visualizar el escenario educativo impactado por un evento adverso nos traslada a la realidad de que los organismos de atención de emergencias y desastres serán siempre insuficientes para atender de manera inmediata todas las afectaciones que pudieran ocurrir en una localidad, de allí la importancia de desarrollar autonomía en el análisis preliminar de las situaciones y en la atención primaria de ciertos eventos mientras los equipos de atención especializada logran atender las solicitudes de auxilio. La experiencia muestra que un conocimiento básico y la práctica constante de los protocolos de acción conducen a la actuación correcta y a la toma de decisiones oportunas al enfrentar diversos tipos de contingencias.

Una evidencia dolorosa de esta aseveración lo constituye el hecho de que el análisis de las muertes de estudiantes en el colapso del Liceo “Raimundo Martínez Centeno” durante el sismo de 1997 muestra que la mayoría de los decesos pudieran haberse evitado si se hubiesen adoptado normas sencillas de autoprotección que hoy son enseñadas y practicadas de manera obligatoria en todas las instituciones educativas del Estado Sucre. Otro ejemplo es las fallas en la evacuación de la estructura de la Escuela “Valentín Valiente” de Cariaco, Venezuela, que ocasionó el sacrificio de la maestra Madeleine Guzmán quien de manera heroica regresó a su salón de clases a rescatar un pequeño grupo de estudiantes, logrando salvarlos pero perdiendo ella su vida en su accionar.

Una de las estrategias para el logro de la incorporación de la gestión del riesgo en el currículo educativo lo constituye la creación, adiestramiento y supervisión de brigadas escolares para la prevención y atención de las afectaciones producidas por eventos adversos de cualquier índole. El estudio de la evolución en la estructuración y el accionar de estas brigadas permiten enumerar y conocer las dificultades que enfrentan, así como sus necesidades de formación y un conjunto de posibilidades no previstas en el momento de creación de estos entes de participación.

El objetivo de esta investigación, fue diseñar estrategias para abordar las dificultades y posibilidades detectadas en las brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos de nivel secundario del Estado Sucre, Venezuela. Desde luego, para ello se hace un recorrido de la gestión actual develando sus necesidades y logros.

La investigación se desarrolla en 4 secciones. La primera versa sobre la exposición y justificación de los motivos que conducen a la realización de esta investigación, su diseño y la metodología de trabajo implementada. En la segunda, se establece el marco de referencia conceptual. En la tercera sección se exploran particularidades en la implementación de las brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos y se analizan un conjunto de propuestas que centran su interés en la creación de ambientes escolares seguros. En la cuarta sección se plantean algunas estrategias para abordar las dificultades y posibilidades en la implementación de las brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos de nivel secundario del Estado Sucre, Venezuela.

El problema de investigación, y la metodología

La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela establece en su artículo 55:

Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes (1999, p.11).

En consecuencia, el derecho a la protección ante situaciones de riesgo forma parte de los derechos fundamentales de todo ciudadano venezolano. El riesgo debe ser afrontado como un elemento siempre presente en la vida del ser humano, una probabilidad cuyas causas pueden identificarse y actuar sobre ellas, disminuyendo o eliminando sus efectos. Yamin, Ghesquiere, Cardona y Ordaz (2013, p. 3) expresan “el riesgo está implícito en todas las dimensiones de nuestra vida y es parte inseparable de nuestras acciones. Puede entenderse como la posibilidad de sufrir pérdidas significativas”.

En el marco de la corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil delineada en el Artículo 326 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se otorga una importancia constitucional a la participación comunitaria para “la satisfacción progresiva de las necesidades individuales y colectivas de los venezolanos y venezolanas, sobre las bases de un desarrollo sustentable y productivo de plena cobertura para la comunidad nacional” Tal posibilidad de participación, enmarca la creación de brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos de todos los niveles y modalidades. Tratase de una disposición que favorece la cooperación entre los integrantes de las instituciones educativas, su entorno comunitario y las instituciones que deben vigilar su seguridad en el análisis y monitoreo de las amenazas a que está expuesta su escuela y su entorno, el estudio de sus vulnerabilidades, la búsqueda de soluciones que mitiguen o prevengan las secuelas resultantes y la promoción de la formación ciudadana para la atención primaria de las emergencias producidas por la ocurrencia de un evento adverso.

La educación es el instrumento más eficaz para conducir y enaltecer la interacción entre estas entidades. Haciendo uso de sus posibilidades se transfiere a los individuos los saberes y los instrumentos adecuados para examinar, entender e intervenir sobre la dinámica de los eventos que pudieran infligir daños al entorno educativo. La Gestión del Riesgo debe implementarse teniendo como meta su arraigo como eje transversal del currículo educativo, suministrando al nuevo ciudadano las competencias necesarias para entender sus riesgos, adquirir destrezas que propendan a la prevención y a la mitigación, y para coexistir con sus amenazas y vulnerabilidades.

Por ello, la consolidación de las brigadas escolares mediante un estudio detallado y descriptivo de su devenir en busca de las causas que originaron las dificultades halladas en el camino hayan sido o no superadas y un diálogo sincero con sus integrantes y formadores se constituyen en una oportunidad para generar estrategias que enriquezcan el currículo escolar en materia de cultura preventiva y profundicen en las acciones que lleven a la respuesta autónoma e inmediata del centro educativo para atender situaciones problemáticas mientras llega la ayuda técnica especializada. Puede erigirse además, como palanca de apoyo para el desarrollo de posibilidades no previstas al momento de creación de las brigadas y para estimular la participación comunitaria en las actividades escolares.

Se trata del diseño de una investigación cualitativa de tipo documental, analizando el contenido de los textos, acudiendo a fuentes originales. Con ello se cumplió el objetivo de diseñar estrategias para abordar las dificultades y posibilidades detectadas en las brigadas escolares de gestión de riesgos en los centros educativos de nivel secundario del Estado Sucre, Venezuela. El nivel de la investigación es descriptivo, pues su finalidad es describir acciones que propendan a la solución del problema detectado. También es de tipo documental, pues se basa sobre indagaciones y estudios previos realizados por otros investigadores.

Teorías que sustentan la indagación

El riesgo es una noción que está cimentada sobre dos componentes: amenaza y vulnerabilidad, sus acciones e interacciones. Chardon y González (2002, p. 3) definen la amenaza como “un fenómeno de origen natural, socio-natural, tecnológico o antrópico en general, definido por su naturaleza, ubicación, recurrencia, probabilidad de ocurrencia, magnitud e intensidad”. Chardon y González (2002, p. 7) definen además la vulnerabilidad como “la probabilidad de que, debido a la intensidad del evento y a la fragilidad de los elementos expuestos, ocurran daños en la economía, la vida humana y el ambiente”.

Mitigar o prevenir el riesgo implica entonces incidir sobre sus componentes, generar un proceso para modificar o eliminar factores constitutivos de la amenaza y de la vulnerabilidad que conllevarían a una menor exposición hacia efectos no deseados sobre el medio ambiente y el modo de vida de los habitantes de una región. En palabras de Luengas (2008, p. 23) “un proceso que facilite a los actores sociales analizar una situación determinada, tomar de manera consciente decisiones y desarrollar propuestas de intervención concertadas”. Este proceso es lo que se conoce como gestión del riesgo.

La incorporación de la gestión del riesgo en el ámbito educativo es la manera más eficaz de impulsar la difusión de una cultura preventiva, de inducir el cambio de un modelo reactivo y reparador por uno activo y preventivo. La gestión del riesgo debe permear la totalidad de la estructura educativa, debe ser como afirman Escudero y López (1991, p. 53) “incorporado a las estructuras, funciones y procesos del trabajo pedagógico de un centro escolar hasta el punto que ha llegado a formar parte de sus señas habituales y cotidianas de identidad, de su orientación organizativa y pedagógica, de su cultura y de sus modos de funcionamiento”.

En México, la Secretaria de Comunicaciones y Transporte define una brigada como:

Un grupo de servidores públicos que en forma voluntaria y de acuerdo a sus aptitudes, se les capacita y adiestra mediante cursos teóricos-prácticos para instrumentar y, en su caso, aplicar acciones específicas para hacer frente y resolver con los medios adecuados, las posibles contingencias que se puedan presentar (2009, p.7)

Contextualizando esta definición al ámbito escolar tendremos que las brigadas escolares de gestión de riesgos son entidades que promueven el sentir de pertenencia y solidaridad hacia la escuela y sus integrantes basándose para ello en motivar una temprana vocación hacia la tarea de prestar auxilio en situaciones difíciles.

Las brigadas escolares son entonces una expresión de la vida escolar que posibilita a cada uno de sus miembros para convertirse en agente receptor y difusor de una cultura de prevención (Ministerio de Educación del Perú, 2015). Las brigadas escolares están pensadas como equipos especializados en tareas de identificación de riesgos y respuesta ante situaciones específicas de atención de emergencias mientras llega el equipo técnico adecuado para dar solución al problema. (COVENIN 3791, 2002), (Secretaría de Educación Pública de México, 2016).

Debido a la complejidad de las tareas encomendadas, la creación de las brigadas de emergencia para la gestión del riesgo induce el establecimiento de una red de relaciones para cumplir con el logro de sus objetivos y actividades planificadas. La más importante y compleja de tales actividades es su proceso de formación. Tal formación debe estar orientada como lo expresan Yamin, Ghesquiere, Cardona y Ordaz (2013, p. 4) “a los daños físicos, las pérdidas económicas directas e indirectas, el impacto social o en la salud, la interrupción de los servicios, el impacto sobre el ingreso o la pérdida de oportunidades que pueda tener una comunidad”, todos ellos entendidos como efectos

La falta de percepción acerca de la importancia de la gestión del riesgo, es observada por algunos autores como el elemento que mayoritariamente obstaculiza la integración de la gestión del riesgo en la cultura escolar, así lo señala Ron (2015, p. 22) la “experiencia ha demostrado que solamente en el momento de presentarse un inconveniente es que se presta la atención necesaria (…) no se está llevando a cabo con firmeza la intervención de la gestión de riesgos en todos los contextos” , también Díaz-Vicario (2015, p. 447) indica la “realidad es que la seguridad no es ni un valor, ni un principio, ni un objetivo explicitado en los PEC (Planes Educativos de Centro) analizados, aunque indirectamente hacen referencia a la dimensión física, social y emocional de la seguridad”

Sin duda otro de los ejemplos más palpable de este inconveniente, lo constituye el hecho de no haberse planteado con anterioridad en el entorno escolar la posibilidad de una pandemia como la que actualmente se padece. A través de una estrecha relación entre la gestión de riesgo y la salud se hubiesen planteado con fines educativos el tipo de contexto en que actualmente convivimos junto con el abanico de posibles escenarios que nos depararía las distintas probabilidades del devenir de la enfermedad, generando propuestas y análisis de actuaciones que hubieren examinado anticipadamente muchas de las carencias y dificultades que actualmente observamos. Como lo expresan Astudillo y González:

Cada individuo, grupo social, comunidad en general debe tener una formación integral sobre las condiciones del ambiente donde vive y se desarrolla (…); es de vital importancia tener una formación referente a cómo proceder en casos de emergencia en las que de forma imprevista la naturaleza reacciona interviniendo en las actividades del ser humano (2013, p. 47).

Los centros educativos venezolanos y sus necesidades de la gestión de riesgo. Particularidades a explorar

El artículo 26 de la Ley de Gestión Integral de Riesgos Socionaturales y Tecnológicos establece:

En toda edificación en la que funcionen dependencias o servicios públicos se deberán desarrollar esfuerzos para caracterizar y mitigar sus respectivos niveles de amenaza y vulnerabilidad. Será responsabilidad de las instituciones a cargo de cada uno de estos espacios, coordinar e instrumentar las acciones requeridas (2009, p.11)

Cumpliendo con esta disposición y a la vez apuntalando la gestión del riesgo como elemento transversal del currículo educativo venezolano, el Ministerio del Poder Popular para la Educación, en el año 2018, las brigadas escolares de Gestión de Riesgos y las de Primeros Auxilios, cuya finalidad es el establecimiento de equipos de trabajo que promuevan la democracia participativa a través de la conformación de equipos que actúen en el antes, durante y después de la ocurrencia de un evento adverso que pueda producir alguna afectación en los centros educativos.

Esta iniciativa viene a reforzar el esfuerzo realizado con anterioridad en el área de gestión de riesgos por parte de los entes que atienden emergencias y desastres a través de iniciativas nacionales como el programa de Capacitación ante Eventos Adversos (CAPCOMEA) implementado por la Dirección Nacional de Protección Civil, el programa Fortaleciéndonos ante los desastres ejecutado por la Cruz Roja Venezolana bajo el auspicio del Comité de Asuntos Humanitarios de la Comunidad Económica Europea, los diversos programas de formación de la Oficina para la Administración de Desastres (OFDA) llevados a cabo en forma conjunta entre el cuerpo de Bomberos del Distrito Federal y diversas instancias nacionales, además de algunas iniciativas locales como las desarrolladas en el estado Sucre por el Instituto de Sismología de la Universidad de Oriente.

A nivel regional, destaca el decreto 0879 de la Gobernación del Estado Sucre, que actualiza y contextualiza la obligatoriedad de la enseñanza de la Prevención del Riesgo Sísmico y de otros Eventos Adversos en los diferentes subsistemas o modalidades del sistema educativo en todo el territorio del Estado Sucre.

Un elemento de referencia, lo constituye sin duda el trabajo mancomunado que impulsa la hoy extinta Fundación para la Prevención del Riesgo Sísmico del Estado Sucre (FUNPRIS), junto al Centro de Sismología de la Universidad de Oriente, la División de Educación de Protección Civil y los Departamentos de Educación de los Cuerpos de Bomberos presentes en diversos municipios del Estado; estas instancias se plantearon capacitar el máximo número de instituciones educativas posibles en materia de Gestión de Riesgos desde mediados del año 1995 bajo los esquemas proyectados por el programa nacional CAPCOMEA y la Norma Venezolana COVENIN 3791 los cuales se basan en “el trabajo en equipo y la permanente comunicación de los miembros de la comunidad educativa con las organizaciones especializadas en emergencias y otros recursos de la comunidad” (COVENIN 3791, 2002, p. 3).

Esta decisión recibió un fuerte impulso político y económico luego de la ocurrencia del sismo de Julio de 1997 y de la tragedia de Vargas en 1999, alcanzando cotas de atención del 100% de instituciones atendidas y capacitadas de manera periódica en localidades como el municipio Ribero cuya capital es Cariaco y en el municipio Mejías, capital San Antonio del Golfo y niveles más modestos, pero superiores al 50% en el resto de los municipios que conforman el Estado Sucre, Venezuela. Siendo de particular relevancia la cobertura alcanzada en las ciudades de Cumaná y Carúpano que albergan más del 70% de la población del Estado y cuyo nivel de atención educativa por parte de estas entidades en materia de gestión de riesgos supera largamente el 80% a pesar de las graves deficiencias que trae consigo la grave crisis por la que hoy atraviesa Venezuela.

Este nivel de atención ha permitido detectar fallas en la estructuración de las brigadas escolares de gestión de riesgos, las cuales se podrían clasificar en 3 grupos: Las instituciones que tienen nombres en una lista que presentan para cumplir con el formalismo de la existencia de brigadas escolares, pero su realidad es que nunca han poseído tales brigadas; las instituciones que en el marco de los programas de capacitación estructuraron brigadas y recibieron una formación adecuada, pero que han dejado de funcionar y no lo han notificado; y las instituciones que tienen brigadas activas pero que carecen de personal idóneo para mantener el grupo en adiestramiento y funcionamiento constante.

Estrategias para abordar las dificultades de la gestión de riesgos en los centros educativos de nivel secundario del Estado Sucre

Teniendo como norte el cumplimiento del objetivo formulado, se plantea llevar a cabo las siguientes estrategias:

La estrategia 1, se trata de la gestión con las entidades existentes, realizar reuniones de trabajo con los equipos estadales y municipales de los organismos de atención de emergencias y desastres para revisar las actividades de capacitación y supervisión seguidas durante la atención de las brigadas escolares de gestión de riesgos.

Para ello se debe, contactar a los responsables de las instituciones educativas para realizar un diagnóstico preliminar sobre el estado operativo de sus brigadas escolares, que sería la estrategia 2. Se trata de crear un estado del arte de la situación actual en el Estado Sucre, Venezuela.

Estrategia 3: conformación de cronograma de trabajo para la educabilidad. Plantear la implementación de nuevas líneas de acción como la elaboración y ejecución de un cronograma de trabajo en conjunto entre las brigadas escolares y el comité de seguridad integral del centro educativo para establecer objetivos factibles en materia de prevención y mitigación de riesgos; la búsqueda y/o construcción de proyectos de aprendizaje que desarrollen los temas relacionados a la gestión de riesgos presentes en el currículo educativo y relacionarlos con el material existente en los libros de texto de la colección bicentenario; la creación de equipos de estudio y difusión de la gestión de riesgo dentro del área de trabajo de los grupos de acción, producción y recreación que deben ser atendidos por el personal de la brigada; la práctica y difusión por parte de las brigadas escolares de las actividades lúdicas disponibles para las computadoras Canaima en el área de gestión de riesgos en los programas de soporte informático de Colombeia TV (Televisora del Ministerio de Educación de la República Bolivariana de Venezuela); la publicación en gran formato, en un lugar visible dentro del recinto escolar y de forma permanente del plan de evacuación institucional con sus respectivas señalizaciones.

Estrategia 4, incorporar a las actividades de gestión de riesgos las áreas de evaluación de daños, análisis de necesidades y apoyo psicosocial post-desastre que aún permanecen huérfanas de atención al interior de los centros educativos. Se trata de una estrategia preventiva, que es el centro y corazón de la prevención.

Estrategia 5, tratamiento estadístico. Recolectar los datos recogidos durante el desarrollo de la investigación para su tratamiento estadístico. Para ello se usarán paquetes estadísticos, es deseable dictar cursos para su debida ejecución.

Estrategia 6, la divulgación. Realización de congresos, seminarios y jornadas de formación con expertos locales, nacionales e internacionales para sistematizar el proceso de consolidación de las brigadas escolares. A fin de sustentar en el tiempo la transmisión de la información y la debida preparación de la comunidad educativa con la mira en que el estado Sucre pueda ser, un estado piloto en materia de gestión de riesgo. Tiene sentido, en tanto el Estado Sucre en cuestión de por ejemplo desastres sísmico tiene historia.

Aun cuando se ha avanzado en el trabajo de prevención y mitigación de riesgos dentro de los recintos escolares, el camino por recorrer es todavía bastante arduo. En la agenda de actividades pendientes está la tarea de mantener la cobertura de los equipos de trabajo en tiempos de crisis.

La primera línea de acción para mantener y quizás extender la cobertura pasa por comprender que los equipos de educación de las instituciones de atención de emergencias y desastres serán siempre insuficientes para atender la creciente demanda de actividades de capacitación que surjan en la dinámica de llevar a cada institución educativa los fundamentos de la gestión integral del riesgo. Para ello se precisa un cuerpo auxiliar de formadores sobre los cuales volcar una parte de esa tarea. Lo óptimo es que ese grupo de formadores provenga de las propias instituciones educativas para entre otros factores mantener los niveles de motivación y facilitar el abordaje de las actividades planeadas. Un segundo frente de trabajo estaría vinculado a la necesidad de transferir funciones de planificación, instrucción y supervisión a este cuerpo auxiliar de manera que puedan enfocarse mejor las directrices de las actividades a ejecutar. Tratase de poner en práctica una batería de ideas que concurran en la preparación idónea de un grupo de integrantes de los recintos escolares para impulsar a un nuevo nivel el énfasis en las labores de prevención, la masificación de la enseñanza en labores de respuesta ante la ocurrencia de un evento adverso y la gestación de células de trabajo post-evento.

Conclusiones

La inclusión de actividades que apuntalen la gestión del riesgo en el currículo educativo impulsa decisivamente las labores de prevención y mitigación de las afectaciones que pudieran originar la ocurrencia de eventos adversos al interior de las instituciones educativas y en su entorno comunitario.

La mejor estrategia para la corrección de las fallas en materia de gestión de riesgos es determinar una metodología que permita expresarse a los individuos y comunidades que enfrentan estas afectaciones y conocen sus particularidades, dotarlos de los conocimientos adecuados, enseñar las destrezas necesarias para el trabajo que se plantea y motivar las actitudes que conduzcan a un abordaje consciente y colaborativo de la problemática para generar soluciones adaptadas y factibles dentro de cada institución educativa.

A pesar de las situaciones de crisis por la que atraviesa nuestra sociedad debemos priorizar el derecho a la vida y a la seguridad de nuestros semejantes, en particular de los grupos humanos más frágiles, así haremos realidad el anhelo del maestro de maestros Jesús de Nazaret cuando le preguntaban sobre la ley y afirmo que en el segundo mandamiento era similar al primero, donde pedía amara ad Dios sobre todas cosas y siguió diciendo: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22: 39).

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