FINAL DE TEMPORADA EN EL HOTEL DEL ALGARROBICO

Acaba de terminar la temporada alta para el turismo veraniego en la zona, no es óbice para que casi el setenta por ciento de las cuatrocientas once habitaciones que tiene el hotel que se levanta en la playa de El Algarrobico junto a Carboneras sigan ocupadas y hay reservas para mantener un alto porcentaje de actividad durante el resto de la temporada baja y ya, en julio del año próximo el lleno volverá a ser de casi el cien por ciento.

El levante almeriense está de moda, los lugares cercanos pertenecientes al Parque Natural del Cabo de Gata-Nijar como la playa de Los Muertos, más de una vez votada por nacionales y extranjeros como la mejor playa de España, o la pintoresca localidad de Agua Amarga dónde el boom turístico ha superado en los últimos veranos todas las expectativas se afianzan en el hotel y al mismo tiempo el hotel apuntala su éxito en este entorno.

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Es el último día del mes de septiembre del año 2015, amanece y en una de las plantas superiores del establecimiento medio centenar de huéspedes se ha reunido para desayunar mientras observa la espectacular puesta en escena del sol asomando por el horizonte marino.

Unas pocas nubes teñidas de grana y un resplandor entre el gualdo y el anaranjado parecen querer besar la arena de la playa en una franja irisada que da lugar a que las máquinas fotográficas trabajen a full.

Fotos que los turistas llevarán por el mundo junto a miles más de sus vacaciones en estos paradisíacos lugares.

Los amaneceres son uno de los atractivos conque se promociona al hotel en las webs de viajes, a más de la playa que está a sus mismas puertas, el cercano y cada día más próspero pueblo de Carboneras o el pintoresquismo de la cuesta de la Granatilla que invita a extasiar la vista desde su mirador y continuar hasta la pedanía de Sopalmo y, un poco más allá al pueblo de Mojácar, del cual yo siempre he dicho que su casco antiguo me hace pensar que alguien dejó caer desde lo alto y sin orden ninguno, casas y callejas para formar un cono donde se sostiene el más increíble esquema urbanístico.

Pero no es lo espectacular de este entorno lo que hace tan especial a este hotel para la zona de Carboneras. Es algo que tiene mucho que ver con las luces de los coches que se acercan por la carretera que une el pueblo con el establecimiento.

Más de una treintena de vehículos particulares y un microbús que la empresa ha contratado para el traslado de su personal se acercan con los empleados que se harán cargo del primer turno diurno; en algo menos de una hora serán los trabajadores que han permanecido durante la noche los que harán el recorrido inverso.

En tres turnos el hotel da trabajo a buen número de carboneros.



De las 20 plantas que tiene, las 17 destinadas a habitaciones necesitan en plena temporada entre 40 y 60 mucamas; en las dos cocinas especializadas en almuerzos y cenas trabajan como ayudantes de los tres chefs más de 18 personas y el servicio de comedores necesita un mínimo de 12 camareros mientras que en la cocina destinada a atender desayunos y servicios de habitación cada turno es de seis trabajadores.

El personal de recepción, limpieza, lavandería, jardinería y mantenimiento supera el medio centenar.

Para algunos agorreros, que no son precisamente aquellos que esperaban con ansias un trabajo en el hotel, pueden ser considerados puestos de menor jerarquía los reservados a la gente del pueblo; no lo son por supuesto, son dignísimos trabajos en el sector hostelero que han cambiado la faz laboral de Carboneras.

En algún momento se llegó a desaprobar, otra vez por grupo extraños en su mayor parte al pueblo, que los cargos de dirección correspondan a personas de fuera. Sin embargo y pese a las profecías agoreras, en lugar de quitar trabajo a los carboneros cinco nuevas familias han engrosado y se han integrado a la comunidad.

El día avanza y varios autobuses se acercan contratados por el sector que organiza las visitas locales para los huéspedes: Almería, incluso la Alhambra de Granada, el Cabo de Gata en todo su esplendor, pueblos del interior de la provincia, cada sitio tiene sus adeptos.

No resultan pocos los visitantes que mochila a la espalda salen a recorrer los parajes cercanos con un mapa en mano o, algunos grupos acompañados de guías especializados; también hay muchos huéspedes que sólo pretenden disfrutar en la playa de este día de radiante sol. La temperatura de las transparentes aguas aún resulta muy aceptable, especialmente para los franceses, alemanes, ingleses, belgas, suizos e incluso rusos que figuran en el registro hotelero de la fecha.

En el pueblo de Carboneras varios establecimientos nuevos han abierto sus puertas para recibir visitas de estos contingentes de turistas en horas de la tarde y la noche . En el mismo hotel se han inaugurado locales de servicios como peluquerías, venta de artesanías y pequeñas boutiques, todos en régimen de contratación y atendidos por carboneros.

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¿Un sueño o una realidad que ya podría haberse consolidado?

Nada de lo anterior ha sucedido porque ha sido una aspiración que le han robado a Carboneras y a su gente.

Esperanzas puestas en un futuro mejor que han tropezado con la mano negra de los ecologistas que ya no dudo, son títeres de intereses bien definidos.

El hotel no está construido en un Parque Natural como se ha intentado hacer creer para tener mejores argumentos en su contra.

Yo no conocía los pormenores cuando llegué a Carboneras por primera vez pero como experta, que títulos obtenidos en mi país en Desarrollo Turístico y años de periodista del sector del turismo me avalan, considero que más allá de que el hotel haya sido o no construido dentro de la legalidad, derribarlo ahora sería la mayor aberración al medio ambiente ya que ni el suelo en el que se levanta ni el paisaje volverían a ser los mismos que hubieron antes.

En otras palabras lo que dejaría su demolición serían un montón de escombros y aunque éstos se retiraran quedarían sus rastros.

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¿Qué intereses ocultos han marcado el ritmo de este tema?

Historiando en él nos enteramos que en el año 2001 la empresa Azata, promotora de la construcción del establecimiento, solicitó la correspondiente licencia para iniciar su construcción en un terreno que en 1987 ya había sido declarado área urbanizable, un acuerdo de la Corporación Municipal que fue refrendado en 1990.

Al ver el edificio hoy casi una ruina moderna y al revisar fechas y acciones cada día entendemos menos lo que se ha pretendido, salvo que en se trate de otra iniciativa para dejar fuera del progreso turístico al levante almeriense.

La licencia solicitada en el 2001 fue concedida en el 2003 y las consejerías de Turismo, Comercio y Deporte y Sanidad de la Junta de Andalucía aprobaron la construcción del hotel.

Y a partir de aquí se armó todo el revuelo que impide que Carboneras vea realizado lo que hoy por hoy parece no ser más que una quimera.

Se denuncia que el hotel ocupa una franja de costa protegida y esa parte debe ser demolida. Podría haberlo sido pero en los últimos meses del 2005 el Ministerio de Medio Ambiente prefirió iniciar procesos para expropiar los terrenos donde se levanta todo el establecimiento.

Por el 2006 entran a terciar los ecologistas, esta vez son los de Salvemos Mojacar, aunque el hotel no está en ese término municipal.

Poco después, quizás por la presión política que logran estos grupos, el presidente autonómico de Andalucía Manuel Chaves anunció el derribo del hotel que sería comprado por 2,3 millones de euros. Una cifra demasiado escasa para resarcir la obra realizada y el valor de las parcelas, la del hotel y la colindante.

Un año mas tarde entran a terciar los ecologistas de Greenpeace, ese grupo que protesta contra todo y hace el ridículo cuando en contra de la instalación de plataformas para la búsqueda de yacimientos petroleros en el mar no tiene mejor idea que utilizar embarcaciones que consumen litros y litros de gasolina. Pero este tema daría lugar a otra reflexión y en este escrito me atengo a lo que se refiere al hotel y su infausto historial que incluye la transformación de un edificio blanco y nada desagradable a la vista, a una mole negra pintarrajeada por estos pseudo defensores de lo que no es suyo y que me dejan de una pieza si me pongo a pensar que a eso se le llega a llamar ecologismo.

Desde entonces hasta la fecha ha habido una sucesión de idas y venidas judiciales, municipales y políticas, destaca el año 2012 cuando el Tribunal Supremo de la Junta de Andalucía (TSJA) con el hotel ya prácticamente finalizado consideró no urbanizable el terreno en el que se levanta y que, cuando comenzó a construirse hacía ya cinco años que había sido declarado urbanizable.

Hay demasiadas chapuzas en todo el tema y se acrecientan el el 2014 cuando el 25 de marzo el TSJA ahora dictamina que los terrenos sobre los que se levanta el hotel El Algarrobico son urbanizables y que esta calificación ya figuraba en el Plan de Ordenación Natural del Cabo de Gata de 1994.

Otra protesta de los “eco-destructores”, esta vez las asociaciones Ecologistas en Acción y nuevamente Greenpeace. Personalmente no entiendo el motivo por el que se han empeñado en destruir la expansión de la industria turística, precisamente la llamada “sin chimeneas” y por qué en Carboneras.

El 30 de julio del mismo año el TSJA declaró legal la licencia de construcción, seis días después la Junta de Andalucía anunció que va a adquirir los terrenos dónde se levanta el hotel para poder derribarlo ¡Vaya como le sobra el dinero (o nuestro dinero) a la Junta.

Y así seguimos hasta que llegamos a este mes.

Y con dolor e impotencia debo decir que no hay un setenta por ciento de ocupación ni ciento ochenta puestos de trabajo porque nada de ese sueño se ha podido concretar.

En los próximos días el Tribunal Supremo al que le toca ahora desenredar este embrollo dará su veredicto final. Sea cual sea todos pierden, pero sobre todo una vez más pierde Carboneras y su gente.

Se ha esfumado una playa colmada de turistas y un hotel repleto de bullicio y trabajadores, ya no veo los vehículos acercando empleados a sus puestos de trabajo, ya no están esos puestos de trabajo ni veo las divisas que el hotel hubiera dejado en forma directa, e indirectamente a los agricultores, a los fabricantes de diferentes productos y servicios esenciales para el funcionamiento hostelero.

El sueño se ha roto, otra vez han ganado los derrotistas y los rivales del levante almeriense.

Esta vez le tocó perder a Carboneras.



                                                                                                ®Graciela Adriana Vera Cotto