ALMERÍA, ¿UNA CAPITAL DE ESPALDAS AL TURISMO?

No sería ninguna novedad decir que el turismo y la población (o buena parte de la de mayor edad, y tal vez no tanto) almeriense no hacen buenas migas.

Cuando llegué a Almería, hace de ésto ya más de cuatro lustros me sorprendió al extremo de considerar una aberración, el poco desarrollo turístico que encontré en una ciudad con un potencial que yo veía enorme. Había, lo que podríamos decir, parecía nulo interés en incrementar el turismo por parte de las autoridades o, quizás, sí disposición pero falta total de asesoramiento con conocimientos de una materia que no es fácil de gestionar.


Yo venía de un país que en menos de cuatro años había logrado equilibrar su balanza de pagos con los dividendos generados por el turismo, de un país en el que de ser un ministerio de baja categoría, el de Turismo se había convertido en Uruguay, en una Entidad Pública de primera necesidad porque representaba y representa buena parte del futuro del país.

Sin embargo aquí, cuando comenté la falta de visión turística, incluso por entonces del propio comercio de hostelería, algo que pude observar cuando un visitante extranjero me preguntó un día domingo, estando en el centro de Almería, dónde podía almorzar y yo lo miré, pensé, pensé y todo lo que se me venía a la mente eran restaurantes cerrados precisamente por ser domingo.


Por suerte en la actualidad esta situación ha dado un giro muy importante; pero entonces, algunos vecinos con los que comenté sobre ésto, que yo consideraba un despropósito para una ciudad capital, se sentían felices de que ocurriera tal cosa porque decían, que así los turistas no molestarían a los que aquí vivían.

Imposible intentar cambiar el pensamiento de quienes aún añoran la Almería de mediados del siglo pasado sin pensar que desde entonces el hombre. no sólo ha cambiado las calles sin asfaltar por vías modernas, los coches de caballo por automóviles y las casas de una planta por edificios que se elevan hacia el cielo, sino que el futuro ya es presente y nosotros formamos parte de ese presente que ya ha salido fuera del planeta Tierra después de haber tendido redes de transporte para eliminar las distancias en y entre ciudades, regiones e incluso países.

Actualmente las autoridades locales hablan de ese turismo que Almería merece por posición e historia pero que no llega y mientras no se piense cuál es el motivo, no llegará.

Lo primero es educar.

Educar a los almerienses enseñándoles las ventajas de la llamada industria sin chimeneas.


Todos deberían conocer sobre los beneficios que deja, no sólo al sector hostelero sino las ganancias que, desconocidas por muchos como producto del turismo, se extienden a gran cantidad de explotaciones de diversos índoles.

Pongamos ejemplos muy burdos pero que considero serán entendibles más que las cifras. Pensemos en un grupo de turistas que llega a un país, una ciudad, un pueblo… todos imaginamos los beneficios para el hotel y los restaurantes pero…. ¿acaso el hotel al trabajar con mayor número de huéspedes no necesita comprar más productos de limpieza, más productos de tocador, y el restaurante no necesita más productos cárnicos, verduras, frutas o pescados? También hay mayores adquisiciones de manufacturas y necesidad de técnicos especializados en determinados arreglos y siguiendo este patrón podríamos llegar a demostrar que prácticamente no hay sector productivo que no se vea beneficiado por el turismo. En definitiva, sólo pensar que son muchos los paísesen los que el Turismo representa más del 20 % del producto interno bruto (PIB) y, en general, éste es el tercer sector más importante de la economía mundial en materia de exportaciones.

¿Y si conocemos tal cosa pregunto el motivo por el cuál no existe una Consejería de Turismo a nivel local que no comparta, porque la importancia de éste lo amerita, competencias con ninguna otra actividad, ni cultural ni deportiva? Tanto la cultura como el deporte necesitan sus propias normas, especiales para cada caso; más aún el turismo que es una intrincada red de actividades adyacentes y necesidades apenas vislumbradas.


En el año 2022 llegaron a la provincia de Almería más de dos millones y medio de visitantes. ¿cuántos se quedan en Almería capital? ¿cuántos traen como destino esta ciudad?.


Lo escuchamos decir a los taxistas que transportan a los pasajeros que arriban al aeropuerto. Casi el noventa y nueve por ciento da por dirección ciudades cercanas, Aguadulce, Roquetas, El Toyo, San José, Mojácar entre otras y sólo un mínimo de esos viajeros ha reservado alojamiento en Almería capital.


¿Reservar alojamiento en Almería?


Una de las principales reglas del turismo es darle al turista lo que busca. El clima local hace que nuestros visitantes viajen especialmente por el sol y la playa, después de disfrutar de éstos habrá tiempo para ver monumentos o enclaves especiales pero el mar es el principal atractivo que podemos ofrecer.


No lo hacemos. Turísticamente Almería ha dado la espalda a su mar. Salvo pisos de alquiler cercanos a la playa, y no siempre en las mejores condiciones, no existe ningún hotel de categoría (sólo un hostal de una estrella) relativamente cerca del Paseo Marítimo. Y al decir cerca me refiero a no más de una o dos calles de distancia y menos sería lo óptimo.


El turista no va a elegir un hotel desde el que la playa le quede a una distancia que lo obliga a utilizar un vehículo, que luego no tendrá sitio donde aparcar. Mientras la ciudad se extiende hacia el levante con excelente edificaciones, a ninguna de ellas se pensó en darle la categoría de hotel. ¿quién no lo pensó? Yo no hablo de empresarios, aquí el error lo han cometido las autoridades que debían pensar en un turismo de calidad para la ciudad y ello se obtiene ofreciéndole alojamiento de calidad en el sitio que los visitantes buscan.


Me dirán que muchos hoteles han debido cerrar las puertas, como se dice comúnmente. Pues no me extraña. En un momento se abrieron hoteles pensando en una actividad puntual: Los Juegos Mediterráneos del 2005 y una opción de turismo comercial que no es precisamente el que más movimiento tiene en Almería. ¿Hubo algún asesoramiento a nivel institucional sobre esta materia?. Porque estos hoteles, si se pensaron a un futuro comercial, no se edificaron precisamente donde se encuentra en centro comercial de la ciudad.


Pienso que no hubo asesores capacitados en la materia, que se ofrecieron ventajas que fueron aceptadas y tal vez creídas por la hostelería pero esos establecimientos debieron haberse abierto sobre la franja costera.


La ciudad de Almería no tiene ningún hotel sobre su zona de playa, una playa espectacular para ser urbana, con un Paseo Marítimo en los que los chiringuitos pululan ofreciendo calidad, pero donde el turismo carece de la calidad de primer nivel.


Debemos ser conscientes y preocuparnos buscando soluciones porque a Almería capital quién no tiene una casa de vacaciones o ha alquilado un apartamento junto a la playa, sólo viene por uno o dos días y ya es mucho pedir.


Un Consejero de Turismo tiene una actividad mucho más difícil e importante que el simple diseño de horarios y tours. Un año turístico se planifica con más de doce meses de anticipación y en la ciudad de Almería esta planificación es imposible porque no se puede sostener una mesa si le faltan dos de sus cuatro patas.


Una de esas patas se llama estructura y la otra educación. Ambas son importantes y sin ellas no se sostiene el sector.


Es hora de comenzar y como no hay tiempo para educar para luego crear, es imprescindible comenzar ya por ambas para que Almería deje de ser la única capital turística con mar, que no tiene hoteles junto al mar. Ésto precisamente no dice nada favorable sobre la Almería turística que se viene promocionando.


Almería ciudad es la antípoda a nivel de regulación turística de Almería provincia y pregunto por última vez ¿por qué?




                                                                                                                                       ®Graciela A. Vera Cotto






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