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La costa roquetera es de gran belleza, pero escapar de la línea del agua y entrar, algunas veces unos pocos metros hacia el interior puede llevarnos a descubrir lugares que nos llevarán un poco más allá del asombro.
Estoy en Roquetas de Mar paseando por la zona conocida en forma genérica como “la Urba”. Camino por el Paseo Marítimo rumbo a poniente y un poco antes de llegar a la Avenida Mediterráneo dejo éste y me interno por la calle Alondra para encontrarme con un lugar diferente, es una capilla, pero una capilla que en nada se parece a ninguna de las que había visto hasta ahora.
Una capilla que no tiene ni puertas, ni ventanas, tampoco tiene paredes y menos aún techo… pero al entrar en el predio sientes que estás en un espacio de recogimiento que te atrapa.
Un semicírculo con espacios cuidados de césped y dónde cada tanto se ubican bancos de piedra intenta rodear un altar en el que la imagen de una Madona con un niño en brazos y una Cruz es todo lo que nos hace reconocer que estamos en un lugar sagrado.
Comenzamos a observar con mayor atención. Hay una campanario muy estilizado, todo lo necesario para la celebración de un oficio religioso y nos han dicho que los hay en tres idiomas, español, inglés y alemán, estos últimos debido a las importantes colonias de esas nacionalidades que viven en Roquetas de Mar.
La capilla fue construida en 1972 siguiendo las directrices del arquitecto Fernando Casinello Pérez y de Jesús Martínez Durban y en la misma se venera a la Virgen de los Vientos cuya festividad se celebra los días 15 de agosto con ofrendas florales y una misa solemne, un día de fiesta para los vecinos de la Urba.
¿Quieres una experiencia distinta? siente la naturaleza en su más pura esencia, asiste a una misa al aire libre aunque no seas católico y te aseguro que será una manera diferente de encontrarle sentido al viento que casi siempre sopla en la zona.
®Graciela A. Vera Cotto
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