EL CEIBO 

  Cuenta la leyenda que las flores del ceibo son bocas pintadas de carmín y así lo plasmó Fernán Silva Valdés, el poeta que cantó a la patria nativa uruguaya:

      Cuando íbamos a la escuela el ceibo era más que un hermoso espectáculo rojo que se abre a nuestros ojos a la orilla de ríos y arroyos; estaba allí, entre los otros símbolos de nuestra patria y eso le daba desde ya un sitial de privilegio en nuestro corazón.

     Aprendimos a compartir su belleza con otros hermanos del sur de nuestra América  y con los argentinos coincidimos en ennoblecerlo invistiéndolo como Flor Nacional.

     Es un arbusto común en el sur del sur de América, árbol sediento que busca para crecer los márgenes de las corrientes de agua que cruzan Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay.

     En Uruguay coloniza los diecinueve departamentos, de norte a sur, desde el Cuareim al Plata; de este a oeste, desde el Atlántico al río de los pájaros pintados*1 , el viento cuando acaricia las hojas de los ceibos nos cuenta historias que son leyendas y leyendas que de tanto repetirlas se confunden con la historia.


COMO LA LEYENDA DE LA INDIECITA ANAHÍ


Cuenta otra leyenda que esta flor es el alma de la Reina India Anahí, la más fea de una tribu indomable que habitaba en las orillas del Río Paraná.
Pero Anahí tenía una dulce voz, quizás la más bella oída jamás en aquellos parajes, además era rebelde como los de su raza y amante de la libertad como los pájaros del bosque.
Un día fue tomada prisionera, pero valiente y decidida, dio muerte al centinela que la vigilaba.
En ese mismo momento, quedó sellado su destino para siempre: condenada a morir en la hoguera, la noche siguiente, su cuerpo fue atado a un árbol de la selva, bajo y de anchas hojas.
Lentamente, Anahí fue envuelta por las llamas. Los que asistían al suplicio, comprobaron con asombro que el cuerpo de la reina india tomaba una extraña forma, y poco a poco se convertía en un árbol esbelto, coronado de flores rojas.
Al amanecer, en un claro del bosque, resplandecía el ceibo en flor.


La leyenda convertida en canción  (pinchando sobre el título podrás escuchar la canción que cuenta la historia de la indiecita Anahí)  

Anahí...
las arpas dolientes hoy lloran arpegios que son para ti
recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,
Anahí,
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.
Defendiendo altiva tu indómita tribu fuiste prisionera
Condenada a muerte, ya estaba tu cuerpo envuelto en la hoguera
y en tanto las llamas lo estaban quemando
en roja corola se fue transformando...
La noche piadosa cubrió tu dolor y el alba asombrada
miro tu martirio hecho ceibo en flor.
Anahí,  las arpas, dolientes hoy lloran arpegios que son para ti
recuerdan a caso tu inmensa bravura reina guaraní,
Anahí,
indiecita fea de la voz tan dulce como el aguaí.
Anahí, Anahí,
tu raza no ha muerto, perduran sus fuerzas en la flor rubí.

                                                                 Osvaldo Sosa Cordero


En botánica al ceibo se le conoce como erythrina crista-galli, un árbol de madera blanda y liviana que crece en lugares inundables,  perteneciente a la Familia Fabaceae.

      En Uruguay existen variedades de ceibos de flores blancas en el departamento de Treinta y Tres y muy escasas, perdiéndose en la línea supuestamente imaginaria, también hemos oído hablar de ceibos azules, aunque para ceñirnos a la verdad, no los hemos visto pero imaginamos que si el rojo de la sangre y el blanco de las nubes los hacen destacar como maravillas vegetales, con el azul del cielo su visión, no lo dudo,  deberá estar reservada en un repertorio para dioses. 


 

El Ceibo del parque

   No es extraño ver ceibos como especies ornamentales en las plazas y parques uruguayos, pero no esperaba ver un ejemplar en el malecón del Paseo de San Luis del parque Nicolás Salmerón de Almería.

      Precisamente en una tierra sedienta, el árbol que busca el agua ha crecido como una esperanza.

      Esperanza de encontrar con sus raíces ávidas del líquido elemento el sustento que los hijos de nuestra tierra buscan hoy en España; esperanza de recordar a los almerienses la oportunidad que nuestro país bridó sin réplicas a los españoles que bajaban ansiosos en sus puertos. 

Sentí  que me embargaba la emoción; en mi patria española encontraba un trozo de mi patria uruguaya.

      Posiblemente los almerienses  ignoren que el ceibo es nuestra flor nacional; que su requiebro es como una boca pintada de carmín cantada por los indios que habitaron mi tierra pero, no tengo dudas de que aquellos que se han detenido con ojos curiosos, han sentido en su corazón el mensaje de hermandad enviado por sus flores

      Como uruguaya experimento curiosidad por el ceibo solitario que ha llegado a esta tierra tan extraña a su hábitat; como española me siento obligada a brindarle el sitial a que su hidalguía le hace merecedor.

      Gracias Almería por regalar a mis sentidos este ceibo; gracias árbol de mi tierra lejana por estar aquí, obsequiándome con el rojo de tus flores.



                                                                         ® Graciela Adriana Vera Cotto 

*1 -  El río Uruguay nace en el Brasil y desagua en el río de la Plata, en su recorrido final sirve de línea divisoria natural entre Argentina y Uruguay. Precisamente la República Oriental del Uruguay toma su nombre de su ubicación en la margen este del río, al que los indios de la región llamaban, de los pájaros pintados o, según otros historiadores, de las caracolas pintadas.










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