¿Creeríais, amigo mío, que de estas tristes reflexiones y de estas aparentes contradicciones se formaron en mi entendimiento las ideas sublimes del alma, que hasta ahora no habían resultado de mis investigaciones? Meditando acerca de la naturaleza del hombre, creí descubrir en él dos principios distintos: uno de los cuales lo elevaba al estudio de las eternas verdades, al amor de la justicia y a la belleza moral, a las regiones del mundo intelectual, cuya contemplación hace las delicias del sabio, mientras que el otro lo llevaba a rebajarse a sí mismo, le sometía al imperio de los sentidos, de las pasiones que son sus ministros, y contrariaba por ellas todo lo que le inspiraba el sentimiento del primero. Sintiéndome arrastrado y combatido por estos dos movimientos contrarios, me decía: No, el hombre no es uno; yo quiero y no quiero; me siento esclavo y libre a la vez; veo el bien, lo amo y hago mal; soy activo cuando escucho la razón, pasivo cuando me arrastran mis pasiones, y cuando sucumbo, mi peor tormento es sentir que pude resistir. Joven, escuchad confiado porque yo siempre seré de buena fe. Si la conciencia es obra de los prejuicios, sin duda estoy equivocado y no existe moral demostrada, pero si el preferirse a todo es una inclinación natural del hombre, y si, no obstante, el primer sentimiento de justicia es innato en el corazón humano, que quien hace del hombre un ser sencillo elimine estas contradicciones, y entonces no reconoceré más que una sustancia. Observaréis que por la palabra "sustancia" entiendo en general al ser dotado de una cualidad primitiva, haciendo abstracción de todas las modificaciones particulares o secundarias. Por tanto, si todas las cualidades primitivas que conocemos se pueden reunir en un mismo ser, no se debe admitir más que una sustancia, pero si las hay que se excluyen mutuamente, hay tantas sustancias distintas como exclusiones parecidas pueden hacerse. Reflexionaréis sobre esto; diga lo que quiera Locke, yo sólo tengo necesidad de conocer la materia como extensa y divisible para estar seguro de que no puede pensar, y cuando venga un filósofo a decirme que los árboles sienten y que las peñas piensan, en vano me enredará en sus argumentos sutiles, pues no podré ver en él más que un sofista de mala fe que antes prefiere conceder sentimiento a las piedras que otorgar alma al hombre. (Profesión de fe del Vicario Saboyano).
1.- Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor.
2.- Define el término “sustancia” relacionado con “naturaleza” partiendo de la información ofrecida por el Texto, y completándola con el conocimiento que tengas de la filosofía del autor».
3.- REDACCIÓN: Rousseau, pensador de dualidades.
4.- Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes (especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo».
Pregunta 1ª
Estamos ante un texto argumentativo cuya conclusión es que la naturaleza del hombre posee dos sustancias: cuerpo y alma. Rousseau parte de esa afirmación y rechaza posteriormente las posibles objeciones que se podrían hacer para rebatirle.
El texto puede dividirse en tres partes:
• 1ª. (De las líneas 1 a la 12) Se dice que la naturaleza humana posee dos sustancias:
a) el cuerpo material, pasivo y esclavo
b) el alma racional y libre.
• 2ª (De las líneas 12 a la 15) El hombre no es simple y la conciencia, fundamento de la moral no es producto de los prejuicios ni puede explicarse de modo materialista.
• 3ª (De la 15 hasta el final). Definición de sustancia y reducción al absurdo del materialismo al que tacha de sofista: las piedras no piensan y los árboles no sienten (y el hombre sí). Por tanto, el hombre tiene alma además de cuerpo.
Pregunta 2ª
Por “sustancia” dice el texto que hay que entender una cualidad primitiva. Esto significa algo no reducible a otra cualidad “anterior”. Clásicamente se entendía por “sustancia” lo que está “debajo” y Rousseau no parece alejarse en exceso de dicha significación. En primer lugar Rousseau entiende por sustancia esa realidad primera, o primitiva como le llama él, que hace distinto al hombre: el alma. Pero también reconoce la otra sustancia extensa, el cuerpo, si bien no insiste en la demostración de esta última porque nadie la discute. Más bien, todo el esfuerzo intelectual que hace el ginebrino es tratar de demostrar la realidad de la sustancia anímica en discusión con los materialistas.
Por “naturaleza” parece que hemos de entender “ser”. Y así, comprobar que Rousseau sostiene que la naturaleza humana, es decir, todo hombre posee dos sustancias, como ya hemos visto.
Analizando la filosofía de Rousseau vemos que, en cuanto a su concepción de “sustancia” no parece alejarse en exceso de Descartes y su dualismo antropológico: res extensa y res cogitans, aunque con apreciables diferencias que veremos después en la redacción. Y por “naturaleza”, en último término tampoco parece que Rousseau se aleje en exceso de la denostada por él, metafísica. Sin querer entrar en “metafísicas” el ginebrino mantiene un significado de “naturaleza” bastante similar a “ser”, aunque ahora con ribetes especiales emparentados con cierta nostalgia de tiempos perdidos en un supuesto “estado de naturaleza”. Recordemos que “naturaleza” desde siempre, significa “principio de operaciones” o, lo que es lo mismo, dependiendo de la naturaleza, eso es lo que te permite obrar de una determinada manera. En este caso, la naturaleza humana consta de dos sustancias y dos tipos de operaciones: materiales y espirituales.
REDACCIÓN: ROUSSEAU, PENSADOR DE DUALIDADES.
En esta redacción parece pedírsenos una reflexión sobre las múltiples dualidades que aparecen en Rousseau. Seguramente la dualidad fundamental a partir de la cual se fundan las demás es la antropológica alma – cuerpo, que ya aparecía con claridad en Descartes y mucho antes en el mismísimo Platón (… ). En el fondo las dualidades de Rousseau recogen las clásicas materia – espíritu, razón – sentidos, entendimiento – sensibilidad, de la prácticamente totalidad filosófica, excepción hecha de los materialismos de los que quiere prevenirnos nuestro autor.
• Esa dualidad cuerpo – alma está en la base de otra: razón – sentimientos. La razón como la entiende Rousseau ya no tiene la frialdad cartesiana de dar pie a un método para alcanzar la verdad. Ahora, esa misma razón convertida en práctica, sirve al hombre como brújula moral que ha de seguir un impulso de conciencia que es sentimiento. (…)
• Ver a la inteligencia como activa y a los sentidos como pasivos es otra dualidad que sirve a Rousseau para acusar a la primera de ciertos errores cuando juzga lo que los sentidos han vislumbrado. Contrariamente a Descartes y a Platón, los sentidos no se equivocan,- jamás es falso que yo siento lo que siento-, y sin embargo me suelo equivocar cuando atribuyo activamente a determinada causa que no es en verdad la que lo ha provocado. De ahí que Rousseau concluya que la conciencia pasiva no se equivoca y en cambio sí lo hace la inteligencia que razona y aparta tantas veces al hombre de lo que ella le había dictado. (…)
• Así vemos otra dualidad, razón teórica – razón práctica. La primera que según Rousseau tiene límites que los ilustrados no han visto y la segunda que es la que sirve a la moral y que tampoco han tenido en cuenta los ilustrados. Es el conocido giro práctico. (…)
• Otra dualidad que podemos analizar es precisamente lo que R. considera sentimientos naturales: amor de sí y la piedad natural que darían lugar a la posterior corrupción del egoísmo (amor propio) y la desigualdad provocada por la violencia. (…)
• Otra dualidad deducida de la anterior sería: natural – artificial. Todo sale bien de las manos de Dios, (lo natural) todo se corrompe en las manos de los hombres (artificial). (…)
• La dualidad religión natural – religiones reveladas se deriva de la anterior natural -artificial (…)
• Otra dualidad en Rousseau derivada también de las anteriores es libertad natural – libertad civil. La primera se ha perdido y no importa ya, pero la segunda no la hemos alcanzado y sería necesario hacerlo. Esto sólo será posible mediante el acuerdo social al que hay que llegar en forma de Contrato Social civilizado. Todos deberán renunciar a su poder de autogobierno en favor de todos. Esa libertad civil es indudablemente superior a la pura libertad natural salvaje. (…)
Pregunta 4.- Rousseau y su influencia en Karl Marx.
Rousseau, con su Profesión de fe o su conocido Contrato social, inspiró a numerosos filósofos, quiénes desarrollaron su obra adaptando, renovando o incluso contradiciendo a este suizo de nacimiento. Uno de estos pensadores fue el padre del comunismo, Karl Marx, que aunque desarrolló teorías muy dispares a las de Rousseau, como en la existencia de un ser superior, en la antropología… tuvo otras muchas derivadas de premisas roussonianas, tales como el papel de las religiones positivas, la corrupción del hombre, etc., que ahora se explicarán.
En primer lugar, se tratarán las diferencias entre estos autores. Uno de los temas más controvertidos en las teorías roussonianas en su época, fue la concepción de un hombre asocial y premoral, el hombre natural, que casi se asemejaba más a una “máquina ingeniosa” que al otro hombre, el social, con no sólo conciencia, sino también razón. Aquí directamente Marx afirmó que el hombre tiene una naturaleza propia, pero semejante a la del hombre natural de Rousseau, es decir, que configura a un hombre como un ser que tiene una naturaleza limitada a sus necesidades biológicas, mediante lo cual contradice la antropología roussoniana. A continuación está el tema social, así como Rousseau ve al hombre, como ser pensante y libre por naturaleza, Marx ve al hombre como un ser limitado, y con características creadas por estar en sociedad, por lo que afirma que “el hombre es lo que se ha hecho”, argumento muy semejante al de la negación de la existencia de un ser superior, que es que “el hombre se ha creado a Dios”. De aquí surge un gran parecido entre ambos autores, la concepción de las religiones. Rousseau piensa que la única religión relevante es la natural, por medio de la cual Dios habla al hombre, mediante la conciencia, y que las otras religiones pueden llevar a guerras y a fanatismos varios. Marx va más allá, niega cualquier forma de religión, reduciendo al hombre a materia, pues afirma que las religiones distraen al hombre del verdadero lugar donde pueden ser felices, el mundo terrenal, comparando a las religiones con el opio.
Para finalizar ya con esta redacción, cabe resaltar una última semblanza entre ambas teorías filosóficas. El joven Rousseau, decía que la sociedad “desigualitaria” se establecía cuando un hombre señalaba una parcela de terreno y la consideraba suya, es decir, cuando se establecía la propiedad privada, y Marx, que en este caso “amplía” la teoría, dice que la propiedad privada es algo nuevo en la sociedad que causa la alienación del hombre, o lo que es lo mismo, que lo transforma en un ser antinatural a sí mismo y lo hace obviamente sufrir, y que para evitar esto hacía falta suprimir la propiedad privada. A tanto no habría llegado Rousseau.