Filosofía y tiranía. Platón

La biografía de Platón nos revela una vida nada aburrida. Algunos suelen imaginarse a los filósofos como seres extraños que pasan todo el día encerrados en bibliotecas oscuras rodeados de viejos libros y entretenidos en sacar alguna idea molesta que a nadie más interesa. No sé si hay o ha habido algún filósofo así, pero nuestro autor, sin duda, no encajaría en esta clasificación: "Navegó tres veces a Sicilia: la primera a fin de ver la isla y observar el Etna, en cuya ocasión, siendo tirano de la misma Dionisio, hijo de Hermócrates, lo presionó para que hablase con él. Habiendo, pues, entonces Platón hablado sobre la tiranía, y díchole que "no era lo mejor aquello que era conveniente a él sólo, si no se conformaba con la virtud"; enojado Dionisio, le dijo: "tus razones saben a chochez". "Y las tuyas a tiranía", respondió Platón. Indignado de esto el tirano, quiso quitarle la vida. No lo ejecutó, habiendo intercedido por él Dión y Aristómenes; pero lo entregó a Polido Lacedemonio (que entonces era allí embajador) para que le vendiese; el cual se lo llevó y lo vendió en Egina. Acusólo a la sazón como reo de muerte Carmandro, hijo de Carmandrides al tenor de la ley que habían puesto de que muriese sin esperar sentencia de juez el primer ateniense que entrase en la isla; la cual ley les había puesto él mismo como dice Favorino en su Varia historia. Pero como uno dijese por chanza que el que había desembarcado era filósofo, le dieron libertad. Otros dicen que fue llevado al tribunal; y como viesen que nada decía en su defensa y que estaba pronto a recibir cualquiera suerte que le tocase, no lo juzgaron digno de muerte, y determinaron venderlo por esclavo. Lo redimió Anníceris de Cirene, que se hallaba allí casualmente, por el precio de veinte minas, o según algunos, de 30; y lo envió a Atenas a sus amigos. Estos le remitieron luego el coste del rescate; pero Anníceris no lo quiso, diciéndoles que "no eran ellos solos los que tenían cuidado de Platón". Otros afirman que Dión fue quien envió el dinero, y que no lo quiso recibir, sino que compró para él un pequeño huerto en la Academia." (Diógenes Laercio, Vidas de filósofos ilustres)

De manera que Platón denuncia a Dionisio su tiranía sobre Sicilia y lo hace en su misma cara y con grave riesgo de su vida ¿Será Dionisio un precedente de la actual mafia siciliana? Desde luego el filósofo griego no adopta una postura cómoda frente a Dionisio. Arriesgar la existencia plantando cara al absolutismo era entonces y sigue siendo hoy una adecuada respuesta filosófico-política. Esta faceta de la filosofía puede ser desconocida para algunos. Mal aguanta la tiranía un filósofo porque, gran amante de la libertad, se da cuenta de que el que gobierna para sí, tiraniza necesariamente a otros, puesto que pondrá a todos en función de sí mismo. Y eso es lo más alejado de la virtud que se puede pensar. El tirano, por definición, no es virtuoso aunque seguramente esto no preocupará al opresor.

Platón entiende por virtud en este caso la justicia, es decir, dar a cada uno lo suyo. Da por hecho que el gobierno es necesario, pero éste debe ser ostentado como es sabido por el “justo” que no es otro sino aquél que se aproxime a la idea de Bien. La aristocracia platónica la forman, o mejor, la deben formar aquellos que “virtuosamente” más cerca se encuentren del Bien. Dejamos de lado el problema de quién o quiénes sean esos. Esta es una de las aporías platónicas, pero al menos queda bien definido que ese, de ninguna manera puede ser el tirano que, como hemos visto, está ocupado en servirse a sí mismo y hacer girar a todos en torno a sí.

La justicia no hay que referirla solo a los máximos gobernantes de los estados, sino además a todos los pequeños tiranos que tanto abundan en la estructura social. Esos amos que habiendo conquistado sus pequeños reinos confunden la autoridad con el despotismo. Porque nadie tiene derecho sobre nadie. El derecho es sobre las cosas, no sobre las personas. Como categóricamente señaló Kant, no se puede tratar a las personas como medios. Las personas son fines en sí mismos y como tales han de ser tratadas. En la práctica, esta norma es violada por ejemplo, por todo aquél que convierte a sus empleados en súbditos y gobierna la empresa como un pequeño feudo. Una modalidad de abuso de este género está tipificada como acoso laboral, pero no es el único caso. También sucede al contrario, como cuando ocurre que algunos empleados usando de un arma eficaz como es la adulación, convierten a sus jefes en propios trampolines en la escala social. Y así, ascender de categoría social y laboral a cualquier precio. Lamentablemente, los dos extremos están muy presentes en nuestra sociedad.

La autoridad es un servicio que alguien presta para el mejor desarrollo de la justicia en el ámbito que le compete ¿Habría que recordar que ministro significa servidor y que administrar es servir? Asimismo no está de más indicar que no todo el mundo sirve para todo. De esa manera, se supone que alguien debe tener dotes de mando o simplemente le ha tocado en suerte y debe mandar sabiendo que está prestando un servicio a otros que, de momento les ha tocado obedecer. La movilidad laboral puede cambiar las circunstancias y hacer que el que antes obedecía, ahora mande y al revés. No se debe obedecer a un dictadorzuelo, sino a un proyecto que requiere de ese orden justo. Las experiencias modernas del trabajo en equipo ilustran este último aserto. Así puede estarse dando a cada uno lo suyo sin caer en el usoy abuso de unas personas por otras.

El abuso de la autoridad, la tiranía puede darse incluso en la familia cuando por los motivos que sean disminuye el amor. Un cónyuge poco reflexivo puede tiranizar al otro por no tratarle con el debido respeto. Unos padres pueden tiranizar a sus hijos cuando por falta de preparación o confusión sobre su verdadero papel, no los educan para la libertad. Unos hijos pueden tiranizar a sus padres cuando estos, precisamente, no les han sabido educar en el verdadero significado de la libertad y el respeto. Los ejemplos para cada uno de estos casos están en la mente de todos, pero es más fácil advertirlos en los demás que en nosotros mismos. El diálogo entre personas razonando amablemente y con ganas de mejorar es el modo más eficaz para combatir estos problemas. ¡Porque hay que mejorar…! La filosofía ayuda.