Voces e imagenes: Mujeres Maya Ixiles de Chajul
(Índice de materias)
Capítulo Cuatro: Asociación de la Mujer Maya Ixil (ADMI) - AK’ SAQB’EB’AL
9. Historias de vida de las autoras*
*Los nombres que parezcan en las historias de vida de las autoras son seudónimos elegidos por las mismas mujeres.
Las mujeres cuando tomaron por primera vez una cámara en sus manos, ellas tenían mucho miedo porque pensaban que tal vez era muy difícil tomar una foto. Cuando salían a las calles para tomar las fotografías pasaban mucha vergüenza porque pensaban que era muy raro una mujer fotógrafa. Sus fotos no salían bien, con los pies y la cabeza cortados. Pero poco a poco se les quitó el miedo y ya las fotos salían mejor.
Isabel
Cuando tenía 14 años yo me encargaba de hacer la comida de mis hermanos y de mi papá cuando él iba a patrullar. Yo iba a buscar el maíz para darle a mis hermanos porque nos quedábamos sin nada y mi mamá estaba enferma. Ella no podía hacer nada y yo decía !”que voy a hacer”! Me sentía triste y preocupada por mis papás y porque ir a patrullar era peligroso. Por todo lo que yo hacía no pude estudiar. Los guerrilleros también venían a disparar a los soldados y disparaban a la escuela donde yo estaba recibiendo clases y más me asusté. Por eso de una vez dejé de estudiar.
Ana
Durante los tiempos de la violencia yo tenía mucho miedo porque yo vi que unos soldados querían violar a una señorita de 20 años y además yo no sabía que era la violencia.
Pero después de la violencia logré estudiar tres años de básico, trabajando porque no puedo estudiar si no trabajo.
Teresa
Mi mamá no me dio tiempo para estudiar más. Yo veía que mis amigas adelantan en sus estudios, pero yo sólo saqué el sexto de primaria y esto no me sirve para encontrar ningún trabajo, y no puedo participar en las reuniones, por eso me da pena. Pero mí mamá hasta ahora es que me da mi tiempo de participar en las reuniones y siempre le estoy agradecida por esto.
Ana
Yo crecí en la aldea de Juil y me divertía mucho en el campo con mis hermanas y amigas, me gustaba salir en los bosques a cortar moras y me subía a los árboles a buscar huevos en los nidos de pájaros. Cuando tenía 12 años fui a Chichicastenango a estudiar tres años; allí terminé la primaria. Llegué al pueblo y trabajé en un dispensario y estaba estudiando enfermería por correspondencia cuando empezó la persecución, la guerra, los secuestros. Fuimos a refugiarnos en las montañas con mis padres. Seis meses antes habían perseguido a mi esposo. Después de 9 años en las CPR de la Sierra regresé al pueblo y un mes después trabajé en CONALFA como animadora de alfabetización durante casi tres años. Después trabajé 4 años en la Asociación Chajulense como parte de la Junta Directiva. Después fui encargada de un proyecto de artesanías. Después comencé a trabajar en un comité de mujeres que tramitamos como Asociación ahora (ADMI). Estoy muy contenta trabajando con la Asociación porque me doy cuenta de que nosotras las mujeres podemos trabajar y organizarnos.
La experiencia más negativa fue vivir 9 años en las CPR de la Sierra porque fui perseguida por el ejército. Fui golpeada con la culata del arma de un soldado y todavía mantengo el dolor del golpe. Mi esposo se fue a la guerrilla, sóla me quedé con mis cuatro hijos en la resistencia. Conocí a otro hombre con quien tengo 3 hijos. Tengo pues 7 hijos y me cuesta mucho mantenerlos. Pero estoy haciendo el esfuerzo para el bien de mis hijos en el futuro, porque aunque su papá ya no piensa en ellos, yo estoy para mantenerlos y juego el papel de papá y de mamá.
María
Mi vida ha sido triste porque de pequeña se murió mi madre. Crecí huérfana con mis dos hermanitos y nos crió mi abuelita porque éramos muy pequeños. Durante la guerra yo me quedé sóla. Mis padres se fueron al exilio en México por 12 años en que estuve sin saber nada de ellos. Era muy triste ese tiempo. El ejército mató a uno de mis hermanos en las montañas del Ixcán donde iban perseguidos por las tropas de soldados. Hasta este momento no nos hemos visto con mi otro hermano. Yo no lo conozco ni él me conoce. Esto es lo que me dejó la guerra que cambió toda mi vida desde muy pequeña. Es la historia triste de mi vida.
Pero este año me siento muy feliz porque he aprendido muchas cosas e ideas con este proyecto de FotoVoz; también cosas bonitas de otras personas y ya puedo participar en cualquier reunión, capacitaciones, en diferentes organizaciones. Trabajo con grupos de mujeres sobre derechos de la mujer e ecología. Me gusta ir en cualquier lado para distraerme un poco y no quedarme sólo atendiendo la casa, los niños, sino que me gusta colaborar y aprender cosas nuevas en mi vida para sacar adelante a mis hijos y a otras personas. Como mujer debo luchar para tener un futuro mejor.
Manuela
Cuando tenía nueve años era el tiempo de la guerra. Mi hermano mayor se había ido a las montañas con los guerrilleros. Después mi papá se fue con ellos y nos abondonó con mi mamá que estaba esperando un bebé. Pero los soldados se enteraron que mi papá y mi hermano se habían ido con los guerrilleros, entonces nos persiguieron y tuvimos que escapar a escondernos en las montañas, para que el ejército no nos mataran estuvimos caminando en la montaña, sin comida, sin ropa, sin vivienda, y si encontrábamos una aldea en el camino, la gente no querían ayudarnos porque podían matarlos por causa nuestra. Pero en una aldea donde la gente nos habían recibido por un tiempo, los soldados llegaron a buscarnos pero la gente les decía que no nos habían visto para nada, y así fue como ya no supimos nada más de mi hermano y de mi papá, porque nunca más volvieron. Tal vez murieron. Estuvimos nueve años refugiados en las montañas, después los soldados nos encontraron y nos trajeron al destacamento militar. El capitán nos detuvo por 10 días. Nos interrogaron y siempre decíamos lo mismo, lo que mi papá había hecho, entonces el capitán vio que no teníamos culpa y nos dejó libres. Cuando tenía 18 años me casé en Chajul con mi esposo y tuve dos hijas, pero sólo viví con él 11 años, porque él tuvo un accidente. Subió para cortar las ramas del árbol, pero la rama cayó sobre él, se cayó al suelo, se quebró la columna, tuvo que ir al hospital pero no se recuperó. Estuvo sufriendo un año y se murió. Esto fue lo más difícil para mí.
Juana
Cuando tenía 12 años eran los tiempos de la violencia y estábamos viviendo un gran sufrimiento. Recuerdo que mi mamá me dijo que nos escondiéramos porque el ejército andaban persiguiendo a las mujeres, y yo me iba a esconder debajo de la milpa, y mi papá no podía salir ya que los soldados estaban matando a mucha gente. Sí él salía podíamos comer y si él no salía no podíamos comer. Estábamos sufriendo hambre por la guerra. En esos años era una vida peligrosa y triste. Un día fuimos al mercado a comprar cosas y mi hermano me mandó a traer una cosa y él se quedó esperándome, pero los soldados lo agarraron a él y yo ya no lo ví. Sólo me avisaron que había sido secuestrado. Al escuchar esto me fui pasando debajo de las garitas de los soldados y vi que ellos tenían a mi hermano. Un soldado me vio y me dijo que no avisara a mis padres de la verdad y me amenazó que sí decía algo me iban a matar en ese mismo momento. Al regresar a la casa comenté con mis padres lo que había visto. Al día siguiente fuimos a reclamar a mi hermano pero los soldados decían que ellos no lo habían secuestrado, sino que le echaban la culpa a los guerrilleros diciendo que “tal vez habían sido ellos o tal vez se había ido con ellos”. Yo les respondía que él no era guerrillero. Un soldado que era de Nebaj me habló en ixil y me amenazó que porqué había dicho la verdad a mis padres, pero yo le dije que tenía que decir la verdad y que si quería matarme lo hiciera ya porque yo no tenía nada que ver con la guerrilla. Me dijo que sí que me iba a matar y en eso llegó el capitán y me sacó porque era muy jovencita. Mis padres estuvieron investigando con el capitán pero siempre lo negaron y nunca encontramos a mi hermano, porque el ejército sí lo mató. Me dio mucha tristeza. Nunca supimos qué hicieron con él, si fue tirado. Siempre recordábamos a nuestro hermano y hasta me enfermé de una gran tristeza; a veces me pongo a pensar que hace tantos años que mi hermano desapareció.
La esperanza que tengo para mis hijas es que sigan estudiando aunque cuesta mucho conseguir el dinero, que se casen más grandes que yo que lo hice a los 15 años. Ahora pienso que me casé muy jovencita porque para la mujer de hoy hay un cambio. Antes tenía muchos hijos, pero ahora voy al puesto de salud y me aconsejan para no tener muchos hijos, para mí es mejor espaciar los embarazos. Así como antes que las mujeres no tenían derechos, hasta el esposo la humillaba y no participaba en grupos, pero ahora yo estoy participando en ADMI y en los grupos de mujeres de la Iglesia. Ha sido importante para mí porque antes casi no sabía pensar y ahora la estoy pensando bien y me siento importante. Esto se aprende con las personas, así como las hijas aprenden a hacer el tejido de ver cómo hace uno y de este modo aprendemos. Y yo quisiera que todo el pueblo viviera en paz. Con mis hijas hablamos de la paz y en mi casa con mi familia tenemos paz.
Manuela
Tenía 3 años cuando la guerrilla mataron a mi papá, casi no lo recuerdo. Mi papá presentía su muerte porque a mi hermano mayor le encargó cuidarnos si le pasaba algo a él. Mi hermano que tenía 18 años se hizo cargo de nosotros y vivíamos con él en su casa. Pero era muy triste porque no tenía a mi papá y yo estaba sóla porque mi mamá volvió a casarse otra vez y nos quedamos a vivir con mi hermano. Cuando era grande me daba mucha tristeza no poder ir a la escuela, pero mi hermano nos consolaba pues él nos compraba la ropa y teníamos comida, pero para mí no era suficiente. Lo que deseaba era estudiar, pero como éramos tan pobres trabajábamos mucho para ayudar a mi hermano. Ibamos al monte a cargar leña. Después me fui a vivir con mi padrastro, pero como no era nuestro verdadero padre nos pegaba mucho y a mi madre, cómo él era muy borracho. Mi mamá tenía una hija con él pero era muy pobre y él era muy malo y no le daba permiso a mi mamá para ir a vernos con mi hermano. El tampoco quería vernos en su casa. Después mi mamá se separó de él y vino a vivir con nosotros por un tiempo. Después de año y medio se juntó con otro hombre, y sólo fui un tiempito con ella mientras me enseñaba a tejer y bordar el huipil. Cuando aprendí a tejer volví con mi hermano. Fue así como nosotros vivimos en la pobreza y la separación de nuestros padres.
Un señor me apoyó con útiles escolares para empezar la primaria pero luego tuve que dejarlo y ahora deseo estudiar pero como tengo mucho trabajo en la casa más mis tejidos pues es difícil. Pero no pierdo las esperanzas de que este sueño llegue algún día, lo superaré porque es muy importante para mí ya que los estudios son una fuente para comunicarnos en español y para encontrar un trabajo, porque con los tejidos no se gana nada y lleva mucho tiempo.
Rosa
Recuerdo cuando mi mamá me contó la muerte de mi papá, aunque yo no tuve la oportunidad de conocerlo porque ella estaba embarazada cuando lo mataron, pero en mi vida eso ha traído muchas consecuencias. No pude estudiar. Cuando tenía 14 años miraba la foto de él y pensaba en él y le preguntaba a mi mamá ¿porqué lo habían matado? Lo habían matado los guerrilleros y yo me sentí tan triste porque crecí sola, porque mi mamá se juntó con otro hombre y me quedé a vivir en la casa de mi hermano. Cuando estaba un poco grande miraba los aviones bombardeando en las orillas del pueblo y me daba mucha tristeza, porque en mi corazón estaba la muerte de mi papá y cuando me pongo a tejer siempre pienso en él.
Pero ahora lucharé para vender mis tejidos y conocer a un hombre bueno, que me respete y que me ame, que crea en Dios y que piense bien las cosas; todo sería mejor pues sufrimos mucho con mi mamá y no quiero sufrir más. Deseo una vida mejor y mi fe en Dios es grande pues él nos saca de algún sufrimiento y también acudir a algunas amigas para aliviarnos de nuestros dolores y ésta es mi lucha para sobrevivir.
Rosa
Cuando era niña vivía muy pobre con mis padres, andaba descalza, con ropa vieja; había ocasiones en que usaba el corte de mi mamá porque a nosotras no nos alcanzaba la ropa pues éramos 5 mujeres. Mi mamá trabajaba y a cambio le daban ropa vieja que no usaban. Mi papá estaba muy enfermo porque se cortó las rodillas con un hacha, estuvo en cama tres años; mi mamá sólita nos mantenía a todos. Cuando tuve 10 años, algunas amigas y un maestro me aconsejaron entrar a la escuela y mi mamá al fin cedió y yo me sentí satisfecha porque quería aprender a leer y escribir. Como no nos podía comprar los útiles escolares me tuve que retirar de la escuela. Me sentí triste y preocupada porque solo podía hablar en ixil.
Recuerdo cuando comenzó la matanza por los guerrilleros, sacaban a la gente de sus casas, robaban animales y los mataban. Esto empezó en los ochenta, ellos fueron corridos por el ejército y empezaron los choques. Teníamos mucho miedo de que nos iban a matar. El ejército secuestraron a mi papá. Cuando tenía 17 años me cantineaba un hombre y lo acepté y me fui con él. Pero yo no sabía si él estaba organizado en la guerrilla, pero la gente sí sabían. Entonces esas personas denunciaron al ejército que una hija de mi papá se había ido con la guerrilla. El ejército secuestraron a mi papá, lo amarraron y se lo llevaron a la orilla del pueblo para colgarlo, lo dejaron tirado y atado durante tres días cuando alguien lo encontró y no murió. Pero mi marido no era directamente guerrillero, sino que les daba la comida. Después nos separamos y me quedé ocho años soltera, y ya tenía un hijo de él. Después encontré otro hombre, me ofreció matrimonio y me casé con él y resultó ser alcohólico, pero viví 6 años con él muy felices. Mi esperanza es que mi hijos llegaran a la universidad para superar en sus estudios.
Rosa
Cuando era niña trabajaba duro moliendo en la piedra y no pude ir a la escuela porque éramos muchos y no había dinero. Mi mamá se dedicaba a tejer guipiles aunque yo ni aprendí. A los 18 años me casé y tengo ocho hijos. En el periodo de la guerra la pasábamos encerrados en la casa porque no podíamos salir por el miedo de las bombas del ejército, las oíamos bien cerca, y a los guerrilleros en nuestro pueblo. Uno ya no podía salir a trabajar o a traer su leña porque el ejército los mataban o los secuestraban. Cuando el ejército era atacado por la guerrilla, los soldados se ponían tan enojados que registraban las casas. Alguna gente se organizó y se unieron con la guerrilla y éstos les decían que iban a tener un cambio sobre los ricos y que iban a ayudar a los pobres. La vida de la mujer antes es que no podía salir porque los soldados las agarraban y les hacían daño, pero gracias a Dios ese tiempo ya pasó.
Como no pude aprender a leer y a escribir, por eso a mis hijas las he puesto en la escuela y eso fue un acuerdo con mi esposo. Para mí es importante que estudien porque así encontrarán un trabajo mejor y más suave, no como el trabajo del campesino que es duro, con mucho sufrimiento y sin ganar nada.
Engracia
Cuando tenía 10 años vivíamos en tierra caliente pero cuando empezó la guerra nos trasladamos a vivir en el pueblo. Fue muy difícil para nosotros porque en tierra caliente teníamos de todo pero en Chajul no había de nada y sufrimos por esto. Mi papá me puso en la escuela y saqué hasta el 5o. grado de primaria. Me enamoré con 15 años y él me quiso pedir, pero yo no quise porque pensé que mi mamá se iba a oponer a nuestra relación, pero platicamos y me fui detrás de mi novio y dejé la escuela. Estuve viviendo tres años en la casa de sus padres, pero él se fue al servicio militar y ahora estoy con mis padres. Mi vida es feliz con él, me da para el gasto, tenemos un hijo de 4 años y podemos tener más.
Ahora la mujer sí puede trabajar, y se ve que vale y es inteligente y que en ADMI están haciendo un buen trabajo. Cuando tenía 14 años estuve en el proyecto de tejidos y aprendí diferentes experiencias y siempre participo, porque hay mucho que hacer para plantear un mejoramiento en nuestro pueblo de Chajul.
María
Mi mamá me puso a estudiar en la escuela a los 8 años y a mí me gustaba mucho estudiar. Terminó el año escolar y guardé todos mis cuadernos y certificados en una caja de cartón, pero cuando empezó la violencia tuve miedo porque los soldados buscaban en casa todas las cosas y, yo bajé la caja de cartón y quemé todas las cosas que estaban adentro y toda mi papelería. Cuando pasó la guerra tenía 15 años y quise volver a estudiar pero ya no se pudo porque no tenía mis certificados, por el miedo los quemé y lo lamenté mucho por mis estudios.
Cuando me casé con mi esposo encontré un trabajo con niños; había aprendido a escribir en ixil con el Instituto Lingüístico de Verano y empezé a dar clases a los niños. Yo tenía en la mente que me iba a casar a los 25 años, pero no sé porque me casé a los 19, supongo que Dios fue el que dispuso en mi corazón. Mi esposo fue primero mi amigo, después mi novio. Viví con él 13 años y se murió hace seis meses. Tengo cuatro niños, pero todavía me viene la tristeza por su ausencia. Lo que me consuela es yo lo amé y él a mí, le serví con mucho amor; mis recuerdos son alegres para él. Mi papel es cuidar a mis hijos y apoyarlos en sus estudios, para que ellos llegaran a donde quisieran.
Petronila
Cuando tenía 12 años vivía con mis padres y cómo éramos muy pobres íbamos a ganar la vida a las fincas de la costa y viajábamos a tierra caliente para traer maíz y cosechar café, pero se ganaba muy poco. Cuando tenía 15 años empecé a tejer y a los 18 años me junté con mi novio, pero al año y medio él se murió de una enfermedad. Pero no había tenido ningún hijo con él y a los 21 años me casé con mi segundo esposo. Mi vida fue muy buena con él y tuvimos muchos hijos. El era un buen hombre que mantenía a la familia pero cuando comenzó la guerra. Mi esposo fue matado por los guerrilleros. Para mantener a mis hijos me fui a una finca para poder sobrevivir, pero no podía llevarlos con migo porque tenía que trabajar mucho. Dejé a mis hijos encomendados con su hermano mayor, pero la pobreza era demasiada. La guerra era fuerte y no se podía trabajar, y uno no era libre de hacer su declaración de quien habían sido los que mataron a mi esposo. Yo sabía quienes eran los guerrilleros pero no podía decir porque estaba amenazada de muerte por una persona y no pude decir quien era, porque si decía la verdad ellos me matarían a mí y a mis hijos.
Así hicieron con una señora que le mataron a su esposo los guerrilleros y después cuando ella lo denunció ellos en la noche entraron en su casa, la violaron y la mataron. Por ese temor que tuve yo no dije nada y en ese entonces me fui a la costa con mis hijos mayores, pero vivía en mucha miseria. Y ahora volví a juntarme con otro hombre y llevo 8 años con él. Mis hijos ya son grandes y estamos luchando para seguir hacia adelante.
Juana
Yo vivía en la aldea Xix cuando tenía 10 años y la guerra estaba muy fuerte. Venían muchos aviones a bombardear en las montañas y los soldados llegaban mucho en la aldea. La gente se fueron detrás de los guerrilleros y otros se quedaron en sus casas, pero los soldados los quemaron con ellos adentro. A la tarde se iban los soldados y mi papá iba a recoger los pedacitos de huesos para enterrarlos en el cementerio. Mi mamá me decía que los soldados iban a venir al día siguiente porque tenían amenazado a mi papá. Llegaron los soldados y nos reunieron a todos en el campo, interrogaron a mi papá que dónde estaban los guerrilleros. Porque vivíamos a orillas de la aldea pensaban que les dábamos comida a los guerrilleros. Mi papá les dijo que era un comerciante, que no tenía armas y que si los soldados querían matarlo que fuera con sus hijos, para no dejarlos sufriendo. Los soldados no creían y estaban afilando sus machetes y sus hachas para matarnos y nos apuntaban con sus armas. Pero el capitán dijo que tal vez era cierto que éramos inocentes y nos dijo que fuéramos a entregarnos al destacamento de Chajul. Y así fue como llegamos, sin ropa ni comida. Mi papá fue a hablar con el capitán. El nos insultaba y nos acusaba de guerrilleros, pero no nos mató. Y nos dijo que nos quedáramos en el pueblo, pero no teníamos casa y no hablábamos ixil, sólo en quiché. Pero encontramos a cuatro hombres de la aldea Batzul y nos refugiamos allí. Llegamos sin nada y nos prestaron la escuela varios días y nos dieron de comer, pero yo y mi hermanito nos estábamos muriendo de la sed, no había agua. Mi papá compró un pedazo de terreno y construyó un ranchito, arrendó tierra para sembrar maíz y llevábamos tres meses ahí, mi papá sólo estaba pensando en mantener a su familia, pero los guerrilleros lo envidiaban mucho porque querían que se uniera con ellos, pero él no quería vivir en las montañas y les dijo que él no estaba de acuerdo con ellos y entonces lo amenazaron de muerte. Por la mañana los guerrilleros llegaron vestidos de soldados diciéndole a la gente que necesitaban a los civiles, para que fueran a ayudar a los soldados que habían caído en una emboscada. Reunieron a los hombres de la aldea en la escuela y los pusieron boca abajo, degollaron a 18 hombres y los mataron a puro machete. Un joven que se escapó le balearon. Una mujer fue herida y nosotros, los niños y las mujeres salimos huyendo, nos disparaban y las balas silbaban sobre nuestras cabezas. La sangre de los hombres corría como agua en el piso. Los guerrilleros arrasaron esta aldea de Batzul. Mi mamá se mataba de tanto llorar y todos nos íbamos a morir de la tristeza y del miedo. Todos estábamos enfermos y no teníamos nada más. Casi nos íbamos a morir de hambre, sin ropa, sin vivienda, andábamos rondando casas para pedir posada.
A los 11 años me fui de sirvienta a Santa Cruz, pero no hablaba castellano; fui discriminada por ser indígena. Yo deseaba aprender a leer y escribir para salir de esa miseria. A los 21 años salí de esa casa y me fui a trabajar en Guatemala, ganaba muy poco y el dueño de la casa no respetaba mis derechos laborales como empleada. Sufría mucho y hasta estaba enferma de trabajar para los ladinos.
Ahora mi vida ya es muy diferente. Estoy luchando para seguir hacia adelante, trabajando en ADMI y sacando mi básico. Después de tantos años que deseaba estudiar y ahora tengo esa oportunidad y la estoy aprovechando, porque para estudiar no hay edades. Tengo que superar los estudios para poder apoyar en la superación de la comunidad.
María
Yo nací más o menos en el año 1940. Mis recuerdos de pequeña es que vivía con mis padres pero eran muy pobres y no pude entrar en la escuela. Un día llegaron unos hombres a la casa para llevarnos a la escuela, pero como yo no podía, fui a esconderme en el temascal, pero ahora me da mucha pena porque me doy cuenta que no sé leer y escribir.
Me casé con 17 años, viví muy feliz y tuve muchos hijos, 11 vivos y 5 que se murieron. En el periodo de la violencia mis hijos estaban muy pequeños y tenía un bebé de un mes. El ejército andaba persiguiendo a mi esposo, acusándolo de guerrillero. Una noche mi esposo salió a la calle y los soldados lo agarraron y lo amarraron pero se pudo escapar de sus manos y estuvo un año escondido. Se fue a la feria de Chiantla en camión, la Policía lo quiso parar pero el chofer del camión no quiso parar sino que siguió su rumbo y al ver esto la Policía dispararon al camión y le dieron a mi esposo, no a la llanta y él murió. Y allí mismo lo enterraron y yo ya no lo pude ver, ni saber nada más de él, y como aquí estaba muy fuerte la guerra, a mí me dio miedo salir para ir a verlo. Sólo escuché la noticia diciendo que había habido una emboscada con la guerrilla y dijeron que mi esposo murió porque fue disparado por la guerrilla. Pero fue mentira. Porque el chofer fue testigo de la verdad y él contó lo que la Policía había hecho y sus mentiras en la noticia que salió.
Cuando me enteré de la noticia de su muerte me senté a llorar con mis hijos. El sufrimiento mío era demasiado porque tenía que ver cómo mantener a mis hijos. Lo que sí me ayudó bastante es que él me dejó dos vacas algo grandes, que tuvieron carneros y las vendí y ese dinero lo usaba para mis cultivos y para mantener a mi familia. Hace 20 años que empezó la guerra y desde los 17 años he vivido en la pobreza.
Ahora me siento feliz porque mis hijos ya crecieron aunque mi esposo no esté vivo. Yo quisiera que la vida siguiera igual como estamos ahora, en paz, sin guerra, tratando la manera de superarnos. Lo que quiero es el estudio de mis hijos para que nos les falta el trabajo. Se que ellos van a ser diferentes, pues saben leer y escribir, y sólo así la vida de la gente va cambiando en Chajul. Antes las mujeres no teníamos derecho de participar en cualquier trabajo. Y la asociación de ADMI es un derecho que tenemos las mujeres y estamos desarrollando más nuestros sentimientos, nuestros pensamientos y nuestros conocimientos se agrandan. Esto es un cambio para las mujeres y así habrán más cambios en la vida. Los valores y participar en las reuniones son importante para poder hablar, no dejarnos engañar, más antes nos quedábamos callados, pero ahora tenemos un mejor conocimiento y ya no somos tan callados. Para mí ser mujer indígena me hace sentir bien, porque yo sé que somos iguales a los mestizos. No quiero ver otra vez lo que pasó en la violencia, y aunque nosotras no podamos leer ni escribir, pero con nuestra palabras damos los relatos de nuestras vidas para que la gente de lejos conozcan la vida de la gente de Chajul.
Juana
Fui criada en la casa de mi abuela porque me quedé huérfana. Mi papá lo secuestraron en el tiempo de la violencia. Nosotras somos tres hermanas y estábamos muy pequeñas cuando murió mi papá y nos quedamos con mi mamá, pero lastimosamente ella no nos cuidó. No espero que creciéramos con ella, aunque se volvió a casar otra vez después de los 6 meses de la muerte de mi papá. Me contaron que todavía me fui con mi mamá un tiempito y de allí volví a vivir con mi abuela ,porque mi padrastro no me trataba bien. Pero esto a mí me hizo sufrir mucho porque habíamos perdido a mi padre y cuando ya estaba un poco grande le dije a mi mamá "¿porqué tú nos abandonaste? ¿porqué tú nunca pensaste en nosotras”? Porque yo viví la vida de una niña huérfana y eso era muy triste. Yo ahora pienso que si mi esposo muriera pues como ya tengo hijos, y si encuentro otro hombre, lo primero que le dijera es que si se encarga del cuidado de mis hijos, porque lo primero para mí sería el bienestar de ellos, porque lo que nos hizo falta a nosotras fue el amor de nuestros padres.
Para mí los derechos de la mujer son enfrentar sus ideas o sus razones, así como yo con mi esposo por cualquier situación pues yo tengo que hablar y aclarar con él, porque él tiene sus derechos iguales que yo, porque si a la mujer no le fueran permitido sus derechos entonces el hombre se creería más o echaría de menos a la mujer. Para mí es muy bueno que tengamos los mismo derechos.
Yo creo que si uno sabe leer y escribir es lo mejor, porque como la gente antes nunca tuvieron la oportunidad del estudio es por eso que no habido cambios aquí en nuestro pueblo de Chajul. Pero en el futuro tiene que haber algunos cambios porque hay muchos jóvenes que ya están terminando su secundaria y el básico, porque lo que hace falta es la comunicación en español y saber leer y escribir.
Margarita
En Chajul estuvo muy peligroso porque el ejército pensaba que todos eran guerrilleros, pero no todos eran guerrilleros, ellos decían que todo el pueblo era de la guerrilla, pero no eran todos sino que eran contados los que colaboraban con la guerrilla. En la casa donde está viviendo mi mamá mataron a una mi hermana. Nos habíamos quedado sólitas con mi hermana, porque mi mamá se fue al sitio a traer unos elotes y mi papá estaba en la costa. La guerrilla tiró una bomba y la bomba estalló en la tienda que está enfrente de la casa. Entonces los soldados pensaron que la bomba había salido de alguna de estas casas, por eso balearon a mi hermana y después se la llevaron al hospital pero ella ya no resistió, a ella le metieron dos balas, tenía 17 años.
Ahora yo me siento muy contenta de haber sido tomada en cuenta por ser indígena, porque en los años pasados casi no tenía derecho de hacer algo la mujer, pero ahora casi se le toma en cuenta para algunas decisiones y también de la religión. La importancia para mí es trabajar por mi parte y por mis necesidades y también para las otras personas que tienen necesidades.
Reyna
Mi papá murió cuando éramos niños y mi mamá sufrió mucho porque no podía ayudarnos a crecer ni podía mandarnos a la escuela porque teníamos que ayudarla.
Lo que más me afectó es que durante los tiempos de la violencia me dio mucha tristeza porque mataron a mi hermana grande e iban a por mí, pero yo salí huyendo y no me alcanzaron. Si yo no hubiera huido de la muerte ya no estaría viva. Fueron los soldados que me corrían. A mi hermana grande le habían matado y como yo estaba con ella cuidando al bebé, los soldados me querían agarrar pero yo me escapé. Quemaron muchos ranchos y yo escuché sus gritos cuando a ella la mataron. Yo regresé cuando los soldados se fueron, al segundo día y encontramos a muchos muertos. El bebé de mi hermana estaba sin cabeza y se lo estaban comiendo los perros. Yo lo vi y sentí mucho miedo y tristeza. Dormí la noche escondida en el monte sin chamarra y con otra niña. Mi papá y mi hermana grande fueron muertos y quemados por los soldados. Yo lo vi desde lejos. Tenía siete años entonces pero todavía me siento muy triste cuando lo recuerdo.
A mí me gustaría como dijo Rigoberta Menchú, que ya no dejen oportunidad a los soldados porque ya hay muchos. Yo no estoy de acuerdo que los militares gobiernan el país, porque como dijo Portillo [actual Presidente] “tiene que haber más soldados”, pero yo no estoy de acuerdo porque empezaría la guerra otra vez. Ahora me siento contenta porque se firmó la paz y hay más libertad. Uno necesita divertirse y trabajar en paz.
Lo más positivo en mi vida es que ahora nos podemos reunir, tenemos más libertad, pero antes no se podía reunir por la violencia. Yo quiero tener nuevas experiencias y aprender otras cosas. Podría ser que nos da resultados en tiempos futuros. Yo espero que así como yo he sufrido, mis hijos no sufran más y que tengan estudios para superar la vida. Yo espero que el libro que estamos elaborando mis hijos puedan leerlo algún día.