Un incidente con víctimas masivas es aquella situación de emergencia que genera más pacientes que los que los servicios disponibles localmente pueden manejar usando los procedimientos rutinarios, por lo que se requiere la aplicación de medidas y de asistencia extra ordinarias, causando a la vez la alteración del curso normal de los servicios de salud y emergencias.
En América Latina se utiliza cada día más el Sistema de Comando de Incidentes (SCI) para conducir las operaciones de respuesta en el terreno en casos de emergencias con victimas masivas. El SCI facilita las labores de urgencia al unificar un solo mando, estandarizar procedimientos y establecer una terminología común para todos los intervinientes.
El Sector Salud debe asumir el liderazgo para el establecimiento de un Plan de Gestión de Víctimas en Masa en el país, que establezca los elementos necesarios para la respuesta coordinada en este tipo de eventos.
El transporte inmediato de todas las víctimas a un centro de salud que podría tener recursos limitados pone en riesgo la atención de los heridos más graves, por lo que se hace necesaria la atención especializada en el sitio, para lograr la su estabilización de las víctimas y su traslado en mejores condiciones.
En esta etapa de las operaciones es crucial la aplicación del Triage que es un método de clasificación de las víctimas de acuerdo a la gravedad de sus lesiones basado en la probabilidad de supervivencia y los recursos médicos disponibles. El proceso de Triage en el lugar del siniestro se realiza en tres niveles:
Triage en foco (Triage uno) se realiza en el sitio mismo donde se encuentra la víctima para identificar a las que necesitan atención médica inmediata (transporte rápido al Área de Concentración de Víctimas -ACV) y a las que pueden esperar. Por lo general este se realiza mediante el Triage conocido como START (Simple Triage And Rapid Treatment).
Triage médico (Triage dos)se realiza al ingreso al ACV por el personal médico mediante el cual se determina el nivel de atención requerido.
Triage de evacuación (Triage tres) clasifica a las víctimas según su prioridad para el traslado al hospital preparado para recibirlas.
Esta tarea la realizan los cuerpos de socorro mediante la aplicación de técnicas y procedimientos estandarizados que regulan sus operaciones desde la llegada al sitio del incidente hasta el cierre de las operaciones en el terreno. En este punto, los cuerpos de socorro realizan una valoración Triage preliminar (Triage en foco) para determinar la condición de las víctimas.
Uno de los principales objetivos de la búsqueda y rescate es reducir la pérdida de vidas proporcionando cuanto antes una atención eficaz a todas las víctimas. En este sentido, el personal que realiza los rescates puede prestar los primeros auxilios principales, aunque teniendo como premisa que es necesario trasladar cuanto antes a las víctimas agudas al ACV.
Clasificación y estabilización de las víctimas
La asistencia médica en el escenario es una de las etapas más críticas ya que de la eficiencia con que se atienda a las víctimas puede depender su sobrevivencia. Para conducir las actividades de asistencia médica se debe establecer un Área de Concentración de Víctimas (ACV), cuya lógica de funcionamiento se puede representar por el principio de las tres "T": Tipificar (clasificar), Tratar y Trasladar. En el ACV se realizan dos actividades básicas:
a. Clasificación de víctimas: las víctimas rescatadas son trasladadas al ACV en donde se realiza el Triage médico, se recalifica al paciente en caso de ser necesario y se decide la urgencia de su atención.
b. Atención medica en el sitio: se proporciona a las víctimas los cuidados esenciales para preservar la vida, brindándoles primeros auxilios y estabilizando sus funciones vitales para su traslado a los establecimientos de salud para la atención avanzada de sus lesiones.
Para conducir las actividades de atención médica en el sitio se nombrará un cialisnorge.com médico dotado de autoridad suficiente para ordenar y dirigir el desempeño de todo el personal de salud, y sus principales responsabilidades serán:
Organizar y coordinar el funcionamiento del ACV y la atención médica de emergencia de acuerdo al balance entre prioridad de la atención del paciente y los recursos disponibles
Supervisar el proceso de clasificación y reclasificación de campo de los pacientes y la remisión a centros hospitalarios según la condición de las víctimas.
Establecer y mantener contacto con demás coordinadores y puestos de mando para optimizar los recursos.
Designar a un responsable de despacho de los pacientes hacia los centros hospitalarios.
La decisión del traslado de pacientes a los centros hospitalarios debe tener en cuenta dos variables fundamentales:
La gravedad de las lesiones según fuera establecido mediante el Triage realizado en el ACV
La idoneidad del centro hospitalario adonde debe ser enviado de acuerdo a las necesidades de atención médica que presenta.
El responsable de despacho del ACV se encarga de organizar los detalles del traslado de los pacientes hacia los centros hospitalarios y sus tareas básicas son:
Identificar, organizar y administrar los recursos de transporte disponibles para las referencias hacia los hospitales
Mantener contacto con los centros hospitalarios para determinar la capacidad de recepción e informar sobre los despachos en proceso y la condición de los pacientes remitidos
Organizar la transferencia segura, rápida y eficiente de las víctimas, en los vehículos apropiados, a los hospitales adecuados y preparados para recibirlas
Controlar el flujo de pacientes despachados para no sobrecargar los hospitales de referencia Mantener un control estricto sobre la información de los pacientes despachados
Coordinar con las autoridades respectivas para facilitar el tránsito de los vehículos de emergencia hacia los centros hospitalarios.
Recepción y tratamiento en el hospital
Los hospitales alertados deben activar sus mecanismos de emergencia, para lo cual obviamente se requiere la existencia de Plan Hospitalario para Desastres que defina los mecanismos para modificar la organización habitual de los servicios para responder con todos los recursos ante la emergencia. Este plan debe prever la organización de los equipos de Triage quienes recalifican a los pacientes a su ingreso.
Redistribución de los pacientes a otros hospitales
La decisión de redistribuir pacientes hacia otros centros hospitalarios debe considerarse cuidadosamente debido a las complicaciones que puede implicar. Algunas razones de peso para tomar esta decisión pueden ser:
Las instalaciones del hospital presentan daños que limitan de manera importante su funcionamiento y capacidad de operación.
No cuentan con recursos suficientes para atender la demanda extraordinaria de víctimas.
La severidad de las lesiones de pacientes requiere atención en hospitales de otro nivel.
Cualquier traslado debe estar sometido a un buen control administrativo con el fin de restringirlo a un número limitado de pacientes que necesitan cuidados especializados que no están disponibles en el área afectada.
Se debe mantener una comunicación fluida con los demás centros hospitalarios de referencia para determinar su capacidad de recibir a estos pacientes. Asimismo, se deben prever los recursos de transporte necesarios para realizar estos traslados.
En el caso de desastres causados por eventos naturales, el manejo de cadáveres no es tarea del Ministerio de Salud. En el caso de epidemias (como cólera) donde la desinfección de los cadáveres es importante, el Ministerio de Salud tiene que hacerse responsable de las medidas de salud pública necesarias.
Alrededor del tema de gestión de los restos humanos hay una serie de informaciones inexactas, confusiones y mitos que deben ser aclaradas, tanto al público como a los diferentes intervinientes, con el fin de posibilitar una respuesta más adecuada y organizada a las tareas que demanda. En el manejo de los cadáveres intervienen no solo consideraciones sanitarias y aspectos legales, sino que hay que tener en cuenta la influencia determinante de los aspectos culturales, sociales, religiosos y psicológicos de la población afectada por el desastre.
Por otra parte, el Plan de Gestión de Víctimas en Masa ya debería contener la definición de la organización y procedimientos para el manejo de restos mortales. Sin embargo, a continuación se brindan algunos de los elementos fundamentales, mayormente basados en La gestión de cadáveres en situaciones de desastre: Guía práctica para equipos de respuesta.
Se requiere establecer mecanismos de coordinación en los niveles local, regional y nacional para realizar las siguientes tareas:
Organizar un equipo interinstitucional para coordinar el manejo de las diferentes actividades, en el cual deben participar como mínimo representantes del Sector Salud, de cuerpos de socorro, de seguridad, militares y del organismo judicial correspondiente.
Establecer un equipo dentro del Centro de Operaciones de Emergencias para la coordinación interinstitucional del caso.
Implementar un plan de contingencia específico para el manejo de los cadáveres.
Manejar la información y coordinar las actividades de evaluación.
Identificar y procurar los recursos disponibles y los requeridos.
Organizar la divulgación de información a familiares y al público en suprax.
Si bien, las acciones de asistencia a los sobrevivientes no deben verse interrumpida por las tareas de recuperación de restos humanos, la pronta recuperación de los cuerpos es también muy importante con el fin de establecer el reconocimiento de las víctimas mortales y reducir la carga psicológica de los sobrevivientes. En términos de organización de estas tareas, es muy importante:
1. Organizar, formalizar y establecer mecanismos de coordinación a los diferentes grupos o individuos que participan, ya sea espontanea u organizadamente, en las labores de recuperación de cadáveres.
2. Brindar instrucciones sobre métodos y procedimientos que se deben aplicar en las tareas, entre ellos:
Los cuerpos deben conservarse en bolsas para cadáveres y si no las hay, se puede usar otros materiales disponibles como plásticos, mortajas, sábanas, etc.
Los segmentos corporales (por ejemplo, extremidades superiores o inferiores) deben tratarse como si fueran un cadáver completo. Los equipos de recuperación no deben intentar cotejar las partes corporales encontradas en el sitio del desastre.
Los equipos de recuperación de cadáveres trabajan más eficazmente si se les divide en dos grupos: uno para el traslado de los cuerpos a un punto cercano de recolección y otro para llevarlos a las áreas de identificación y almacenamiento.
Para facilitar la identificación de cadáveres se debe anotar el sitio exacto y la fecha cuando se encontró el cuerpo.
No se debe retirar las pertenencias personales, joyas y documentos de los restos humanos en que se hallaron; esto se debe hacer únicamente durante la fase de identificación de los cadáveres.
Las ambulancias es mejor reservarlas para la prestación de socorro de los sobrevivientes, por lo cual se puede usar cualquier otro tipo de para movilizar los cuerpo.
Normas básicas de respeto hacia los cadáveres y sus pertenencias.
Aspectos legales generales y específicos (según el tipo de evento) que deben ser tomados en cuenta en las labores, tales como protección de evidencias, cadena de custodia forense o la preservación del sitio de recuperación.
3. Brindar consignas sanitarias y de seguridad a los equipos que participan en la recuperación de cuerpos, tales como:
Precauciones de seguridad para quienes manipulan los cuerpos, tales como el uso de implementos de protección (guantes para trabajo pesado y botas), lavar las manos con agua y jabón después de la manipulación.
Precauciones específicas de acuerdo al sitio de trabajo (escombros, edificios derrumbados, zonas de inundación, etc.), así como contar con implementos de primeros auxilios.
Vigilancia específica a heridas en los miembros de los equipos, ante el riesgo de infecciones principalmente por tétanos.
El estado de conservación de los cadáveres es muy importante, entre otras cosas, para las tareas de identificación. El clima y las temperaturas cálidas aceleran su descomposición y se conservan mejor en temperaturas frías. Este dato es muy importante para definir el sitio de almacenamiento de los cuerpos recuperados. Algunas normas básicas para el almacenamiento son:
Cada cuerpo o parte corporal debe conservarse en una bolsa o envuelto en una sábana, sin importar el tipo de almacenamiento que se haya utilizado.
Se deben usar etiquetas resistentes a la humedad (por ejemplo, papel en bolsa plástica sellada) para escribir el número único de identificación. Nunca escriba los números de identificación sobre el cuerpo, las bolsas o las sábanas, pues se borran con mucha facilidad durante su almacenamiento.
La mejor opción es la refrigeración entre 2ºC y 4ºC.
Para el refrigerado de los cuerpos se puede utilizar contenedores comerciales para transporte con refrigeración. Para almacenamiento a corto plazo se puede la utilizar hielo seco [dióxido de carbono (CO2) refrigerado a -78,5ºC], el cual no se debe colocar directamente sobre el cadáver pues, aunque esté envuelto, lo puede deteriorar. Otras prácticas adecuadas son:
a) Construir una pared de de 0,5 m aprox. de hielo seco alrededor de cada grupo de 20 cuerpos, y cubrirlos con plástico, materiales encerados o con una tienda de campaña.
b) Se requieren 10 kg de hielo seco, aproximadamente, por cada cuerpo por día, según sea la temperatura ambiente.
c) Manipularse con precaución ya que puede causar quemaduras por frío si se le toca sin los guantes apropiados.
d) Cuando se derrite produce gases tóxico (CO2) por lo que se debe evitar la permanencia en espacios cerrados cuando se use hielo seco; es preferible el uso de áreas con buena ventilación natural.
Evitar en lo posible el uso de hielo de agua, ya que al derretirse produce grandes cantidades de agua de desecho que puede originar avodart-dutasteride.com diarreicas y el desecho de estas aguas residuales crea problemas adicionales. El agua puede deteriorar los cuerpos y las pertenencias personales (por ejemplo, los documentos de identidad), además de que se requieren grandes cantidades para lograr el cometido planteado
La sepultura temporal es una buena opción para el almacenamiento inmediato, cuando no se dispone de ningún otro método o cuando se requiere un almacenamiento temporal más prolongado teniendo en cuenta además que la temperatura bajo tierra es menor que la de la superficie, razón por lo cual se considera como una "refrigeración natural"
Cuando se decida utilizar el método de sepultura temporal, se debe aplicar una serie de medidas que permitan localizarlos fácilmente en el futuro y completar la tarea de identificación de los cadáveres.
En el caso de que los recursos forenses no estén disponibles de inmediato, se debe instruir a un equipo local para que realice el registro de elementos de identificación necesario y preservar la información de antes de su descomposición para facilitar futuras identificaciones por parte de los especialistas forenses. Algunas tareas básicas son:
Cotejar la información que se tenga sobre la persona fallecida (características físicas, vestimenta, etc.) con la información disponible de las personas desaparecidas o presumiblemente muertas.
Tomar fotografías a los cadáveres incluyendo vistas del rostro, cuerpo entero, señales particulares, la vestimenta, efectos personales y cualquier otra característica distintiva del cadáver.
Recolectar en lo inmediato toda la información básica posible para apoyar los procesos posteriores de identificación forense.
Los pasos clave para la identificación de los cadáveres son la asignación de un número único de referencia, la etiqueta adjunta, la fotografía y el registro, y, la conservación del cadáver en un sitio apropiado.
Cualquier segmento corporal que se haya encontrado por separado y que compruebe la muerte de una persona, puede ayudar en su identificación y por lo tanto se debe usar el número único de referencia.
Si bien el manejo de la información y comunicación sobre muertos y desaparecidos es responsabilidad de las autoridades nacionales, es importante que en el marco de la coordinación establecida para el manejo de los cadáveres, se brinde apoyo a la organización de esta tarea. Algunas acciones que se pueden realizar son:
Establecer un equipo para apoyar la gestión de la información y comunicación, el cual debe contar con los recursos básicos (humanos, técnicos y financieros) para su funcionamiento.
Apoyar el establecimiento de procedimientos de manejo de la información que garanticen el respeto a la intimidad de las víctimas y de sus familiares.
Apoyar al establecimiento y funcionamiento de centros locales de información en donde el público pueda entregar solicitudes de búsqueda o buscar información sobre sus desaparecidos.
Apoyar la preparación de mensajes a la población sobre las acciones de respuesta y los procedimientos en marcha, utilizando todos los medios de información disponibles.
Apoyar al proceso de comunicación con los medios, los familiares, el público y otros actores relevantes relacionados con la emergencia.
Lo ideal es un proceso de rápida identificación y pronta entrega de los cuerpos identificados a los familiares o a sus comunidades para su sepultura según las costumbres y prácticas locales. Sin embargo, es posible que queden cuerpos no reclamados que requieran de algún método de disposición.
Para estos casos el método más común es el “almacenamiento a largo plazo” que se realiza mediante el entierro, observando una serie de prácticas que permitan preservar evidencias para eventuales futuras investigaciones forenses.
Algunas de estas son:
Sepulturas claramente localizadas e identificadas, teniendo en cuenta las condiciones del suelo, el nivel freático más alto y el espacio disponible.
Aceptación de la ubicación del sitio de entierro por parte de la población vecina del lugar y cercanía del sitio de entierro de la comunidad afectada para que lo puedan visitar.
El lugar de entierro debe estar claramente demarcado y rodeado de una zona de transición de al menos 10 m de ancho que permita la plantación de vegetación de raíces profundas y con el objeto de aislarlo de las áreas habitadas.
Sepulturas de 1,5 m de profundidad y distancia de al menos 200 m de las fuentes de agua como arroyos, ríos, lagos, manantiales, cascadas, playas y riberas.
Si el número de cuerpos es pequeño, se entierran en fosas individuales a una distancia de 0,4 m entre cuerpo y cuerpo, los cuales deben colocarse en una sola capa y no unos sobre otros. Para un número mayor de cuerpos, se utilizan fosas comunes.
Evitar la cremación de cuerpos no identificados ya así se destruye evidencias para cualquier investigación futura. Además, la cremación presenta complicaciones logísticas tales como la cantidad de combustible necesario, la combustión parcial de los cadáveres con el consiguiente posibilidad de que se esparzan los restos parcialmente incinerados.
Desde el punto de vista de la salud mental, es fundamental brindar apoyo, consideración y respeto a los fallecidos y a los dolientes. Para ellos es prioritaria la prontitud y la certeza de la información sobre la suerte que han corrido sus seres queridos desaparecidos, por lo cual es muy importante brindarles información honesta y precisa para que sepan por ejemplo que pueden esperar del proceso, los métodos que se utilizan, los plazos fijados para la recuperación y la identificación. Se debe evitar así mismo, la información apresurada sobre hallazgos que pueda conducir a errores.
Algunas otras medidas son:
Establecer un área local que facilite la reunión familiar como ayuda a los parientes.
Los familiares de las víctimas deben ser los primeros en recibir la información del hallazgo e identificación de sus seres queridos, pero debe evitarse que los niños participen en la identificación visual de los cadáveres.
A los familiares se les debe permitir suministrar toda información que se tenga sobre el pariente desaparecido.
Debe respetarse la necesidad de los familiares de ver los cuerpos de sus seres queridos, como un componente del proceso de duelo.
La identificación y la entrega a los familiares cercanos debe hacerse lo más pronto como sea posible.
Es indispensable igualmente, tener siempre presente y garantizar el respeto las creencias y hábitos culturales y religiosos.
Debe procurarse el consejo y la asistencia de los líderes religiosos y comunitarios para mejorar la comprensión y la aceptación de la recuperación, el manejo y la identificación de los cadáveres.
Los cadáveres deben manipularse y disponerse con respeto y siempre preservando la dignidad del ser humano que fue. Se debe garantizar el manejo cuidadoso y ético, incluso en la disposición final de los cadáveres, además del respeto por la sensibilidad religiosa y cultural.
Se deben procurar servicios de apoyo psicosocial adaptados a las necesidades, la cultura, y el contexto, considerando los usos locales:
Canalizar el apoyo psicosocial de emergencia principalmente por medio de organizaciones comunales locales, ONG, cuerpos de socorro como la Cruz Roja y grupos religiosos.
Los menores que no estén acompañados y otros grupos vulnerables deben recibir atención prioritaria.
Es posible que se necesite apoyo material para completar los rituales funerarios, por ejemplo, la consecución de mortajas, ataúdes, etc.
Establecer servicios de apoyo para la tramitación de las formalidades legales y administrativas, por ejemplo, la obtención de certificados de defunción, permisos de enterramiento, etc.