Reseña Geohistórica del pueblo de Coria del Río

Yacimiento almohade de Uncina, con ocupación entre s. IX hasta mediados del s. XIII en que es abandonado tras una razia benimerí que destruyó su cerca. El poblado es citado en el Repatimiento de Sevilla tras su conquista pro Fernado III el Santo. En sus proximidades se halló otro yacimiento de época romana que actuó como mutatio o casa de postas hasta la época visigoda, lo que da prueba del valor estratégico del lugar.

La Localidad de Coria del Río se enclava a orillas del Guadalquivir a unos 12 Km al sur de la ciudad de Sevilla a caballo entre las comarcas de la Vega del Guadalquivir y El Aljarafe. El Aljarafe geográficamente es una meseta elevada a la que se accede a través de un escarpe más pronunciado en las estribaciones del municipio de Santiponce, Valencina de la Concepción, Castilleja de la Cuesta, San Juan de Aznalfarache mientras hacia Gelves, Palomares, Coria y La Puebla del Río el desnivel respecto al Vega es ya más suave, hasta llegar a confundirse cuando finalmente nos adentramos en las marismas del Guadalquivir. En lo que se refiere a la geografía humana destaca que desde los albores de la historia hasta casi la actualidad ha sido secular en Coria junto con la alfarería la vocación marinera, los trabajos de carpintería de ribera y la pesca

El territorio del Aljarafe ha conocido desde la prehistoria le presencia de diversas culturas y el asentamiento de varias civilizaciones que dejaron huella y un sello de identidad que le dan carácter y personalidad propia. Destacan en relevancia estratégica los asentamientos más próximos al cauce del Guadalquivir, es decir los asentados en la cornisa entre los que se encuentra el pueblo de Coria del Río. Así, se han encontrado numerosos restos arqueológicos del Neolítico, del Calcolítico y del Bronce final (época tartésica), romana, visigoda y árabe, así hasta la actualidad.

Al hallarse Coria situada junto a la antigua desembocadura al mar del río Tartessos (el que luego seria llamado Betis por los romanos y Guadalquivir por los árabes) tendría una importancia clave para el comercio que los fenicios en el s. IX a C establecieron con la cultura local. Por ello los colonos fenicios venidos del Oriente próximo establecieron en Coria un importante puerto marítimo-fluvial con factoría colonial. Como testimonio de esta presencia fenicia se han hallado restos  arqueológicos de un santuario al dios Baal Safón en el cerro de San Juan (terrenos del poblamiento original). De esta mezcolanza entre fenicios y población autóctona surgió la cultura tartesia que practicaba una agricultura evolucionada, y sus ciudadanos eran buenos navegantes y pescadores. La explotación minera (cobre, plata, oro) de la Sierra Morena huelvana y el tráfico del estaño (la ruta desde la Bretaña francesa y sur de Inglaterra) hizo que el estuario del Guadalquivir fuese en esa época un punto muy activo del intercambio comercial entre las costas atlánticas europeas y todo el Mediterráneo les llevó a un activo intercambio comercial en la zona, comprendiendo por ello el hecho de que le asentamiento fenicio de Kaura ya desde tiempos tan remotos cobrase tan notable importancia.

Bajo la dominación romana recibió el nombre de Caura, que ha dado origen al nombre de Coria. Mantuvo su importancia como puerto fluvial, aún cuando ya para esta época la desembocadura del río Guadalquivir se había desplazado mucho más al sur hasta Sanlúcar de Barrameda. Se tiene ya constancia de la acuñación de moneda, con imágenes de un pez que representa un sábalo indicando la importancia de la pesca en este oppidum romano. Son muy abundantes los restos romanos hallados en la villa, y se destaca un cipo que se conserva en la Ermita de San Juan.

Tras la invasión musulmana de Hispania en el 711 pasó a llamarse Qawra o Qawrya (de aquí deviene el nombre castellano de Coria). En los siglos IX y X Al Ándalus vivió varias incursiones normandas (los vikingos había creado un reino en Normandía) y concretamente en el 844 dC la alqarya Qawra el pueblo fue invadido y arrasado por los vikingos conocidos como normandos, quienes dieron muerte a todos sus habitantes para despejar su camino hacia la ciudad de Sevilla. Sevilla fue saqueada y los vikingos instalaron su campamento en Tablada. Durante dos meses camparon los vikingos a su antojo sembrando el pánico entre los andalusíes hasta que finalmente fueron derrotados en la Batalla de Tablada por las tropas que Abderramán II hizo enviar desde Córdoba.

Cuando en una campaña que duró 8 meses Fernando III el Santo se propuso rendir el reino musulmán de Sevilla realmente sólo determinadas poblaciones  sufrieron la presión de

las tropas cristianas como Cantillana, Guillena, Gerena,Alcalá del Río, Carmona, Gelves, pero  especialmente la capital Sevilla ,  mientras que el resto del territorio simplemente se

rindió sin lucha. Esto ocurrió con Qawra (Coria del Río) sin que sepamos si su rendición fue antes o después de la capitulación de Sevilla el 23 de Noviembre de 1248. Después de la conquista de Sevilla por los castellanos algunos cristianos se asentaron entre la población musulmana, pero es en 1265 cuando Coria fue repoblada exclusivamente con cristianos, concretamente por catalanes tras la Rebelión Mudéjar de 1264 en que estos fueron expulsados mayoritariamente al Reino de Granada. Es precisamente del año 1265, cuando data la constitución del término de esta villa que siempre ha tenido una gran vocación ganadera como lugar de paso de rebaños entre ambas orillas del río y vocación marinera como puerto de intercambio de mercancías. En ese momento se agrega a la pequeña aldea de Coria los términos de otras dos alquerías vecinas también propiedad de la Sevilla islámica: Uncina y Loya. Los tres núcleos van a formar el concejo de Coria por otorgamiento de carta-puebla en 1265 del rey Alfonso X con fuero de la propia ciudad de Sevilla donde se señala: “..Asy que Coria sea cabeça e lo otro sea su término”. La alquería o aldea medieval de Uncina (que se despobló con motivo de las revueltas mudéjares o la invasiones benimerines, estaba situada justo donde el caño del Riopudio dejaba de ser navegable y había una pequeña alcantarilla, aún hoy existente) y la de Loya con una torre de atalaya (situada en lo que es hoy la Dehesa de la Atalaya en la otra banda del río) acabarían con el tiempo despoblándose, perdiendo su entidad a favor del núcleo principal Coria.

Alfonso X, dió  a la gran ciudad de Sevilla el mayor alfoz posible. Dentro de este delimitó el distrito sevillano el 6 de diciembre de 1253, entre otros el "nuevo distrito del Aljarafe" que incluiría
los amplios términos de Tejada , Alcalá del Río, Guillena y Gerena, Sanlúcar la Mayor, Aznalfarache, Aznalcázar. Un territorio que presenta zonas bien individualizadas como son el Campo de Tejada , el Aljarafe musulmán y la zona de Ribera paralela a la margen derecha del Guadalquivir. Aznalfarache había sido la capital del distrito musulmán del Aljarafe (dentro del cual se encontraba la alcaria Qawra= Coria) constituido en un poblado dentro y fuera del Castillo de Hisn Al-Faray, tanto Solúcar cono Aznalcázar contaban con sendas e importantes fortalezas. En la zona de la Ribera se encontraban Alcalá del Río y otros pueblos ribereños. La zona  ribereña estrictamente se le concede una ventajosa diferenciación administrativa, ya que muchos de sus núcleos, quizás por la cercanía a la ciudad, son considerados "guarda y collación" de Sevilla. Es decir barrios de la misma ciudad de Sevilla  y puestos de vigilancia desde el río . Así son guardas y collaciones, las villas de  Alcalá del Río, La Rinconada, Salteras ( de la que se independizó más tarde Valencina), Triana , Coria y  La Puebla de Coria (llamada en un principio La Guardia) . Al ser considerados administrativamente hablando, como barrios de la ciudad, disfrutan de ciertos privilegios con respecto al resto de los núcleos de población del alfoz. Entre los privilegios de las referidas villas estaba el de disfrutar de manera gratuita de los pastos de las Islas y Marismas que eran "bienes propios" de la ciudad de Sevilla. Posiblemente tampoco los vecinos de Coria tenían que pagar como ocurría a los de Triana el impuesto llamado de moneda forera. Este impuesto pagaba  en el primer y último año de cada periodo de siete años . Este impuesto ("servicio") era una contribución medieval de las ciudades con representación en las cortes medievales de Castilla y León a cambio del compromiso del rey de no acuñar con la misma figura de valor  monedas con un menor contenido en metal precioso (oro y plata) o que tuviesen menos peso. En definitiva  no devaluarla, lo que se llamaba  "quebrar" la moneda.

El rey Alfonso X el Sabio decidió repoblar Coria con ciento cincuenta familias de catalanes, por juro de heredad, todo el terreno que constituye el término de la villa, formando parte del Alfoz del Reino de Sevilla y considerada “collación y guarda” de la ciudad. Por eso Coria jugaba un papel importante en la defensa militar de la ciudad de Sevilla junto a las otras villas ribereñas que hemos citado.

Tras la Reconquista cristiana el paisaje dominante de su término el de pastizales, montes y dehesas, que permitían un óptimo aprovechamiento ganadero, dada la escasa feracidad de mucho de los suelo y el hecho de que las incontroladas riadas del Guadalquivir favorecían la formación de humedales y lagunillas muchas de carácter permanente. A ello se une su papel tradicional de punto de paso que ha jugado Coria para comunicar a través de barcazas de río, el flujo de mercancías entre ambas orillas del Guadalquivir y en particular facilitar el paso de ganado hacia las islas Mayor y Menor, hacia las dos marismas la Gallega y la Morisca del Guadalquivir. Por otra parte la escasa población y la amenaza de invasiones a través del Guadalquivir por los benimerines procedentes del norte de Marruecos hacían más difícil la explotación agrícola que se restringiría a las proximidades de la aldea de Coria y no a la otra banda del río.

 

Por ese papel preeminente militar y marinero después de la Reconquista Coria se convierte en una villa que se constituye en “guarda y collación” de Sevilla con los mismos privilegios que le corresponden a los habitantes de la ciudad. Al principio la situación de la población cristiana era muy insegura porque la conquista de todas las tierras no se consolidan mientras que Algeciras permanece en mano de musulmanes y así el paso del estrecho de Gibraltar estaba asegurado para los árabes y con ello el apoyo a la población remanente de esa religión y cultura en el Bajo Guadalquivir. Esta situación de inseguridad desaparecería definitivamente con toma de Algeciras en 1344 dotándose el Reino de Castilla del principal puerto de la costa europea del Estrecho de Gibraltar.

Durante los s. XIV-XV Coria siguió siendo lugar de invernada de diversas galeras de la Armada y vivió tiempo de paz. Ahora el peligro provenía de la ya algo lejana frontera de la Andalucía cristiana con el Reino musulmán de Granada. A partir del siglo XV Coria vive un periodo de prosperidad que aumenta cuando Sevilla gana la consideración de Puerto de Indias a comienzos del siglo XVI lo que beneficia todas las actividades comerciales y marineras de Coria. En 1594 contaba la villa con 360 vecinos pecheros

En Octubre de 1.614 se aloja en Coria del Río la Embajada Japonesa de Hasekura Tsunenaga, dejando en la localidad como recuerdo el apellido Japón, como resultado de su descendencia. Perteneció ya como villa de señorío al conde-duque de Olivares desde su compra en 1631, pasando después a manos de una rama de sus herederos los condes de Altamira hasta que los señoríos se abolieron al principio del s. XIX.

En los siglos XVII-XVIII de una buena parte de la población activa coriana pasa de la ganadería, construcción naval y marinería al sector de la agricultura, debido al aumento de la población que se necesita alimentar y a una disminución del comercio con América que se venía ejerciendo en régimen de monopolio por la próxima ciudad de Sevilla. La situación económica empeora a finales del XVIII y sobre todo en el XIX debido a la pérdida del monopolio comercial de Sevilla con el continente americano. Durante el siglo XIX junto a las actividades dominantes campo/río coexisten otras de menor incidencia en la población como molinos de trigo o de aceite, fábricas de harina y de regaliz, y permanece otra bastante notable entre ellas ya desde tiempos muy antiguos como es la alfarería de ladrillos y tinajas que gozaba de un merecido prestigio en Sevilla y todo el Aljarafe.

Ya en el siglo XX destaca que en 1931 el político andalucista Blas Infante construyó su casa denominada Villa Alegría en un cerro a las afueras del pueblo, cerca de Puebla del Río, donde vivió con su familia hasta su detención  y asesinato en 1936. La casa está hoy convertida en museo.