Celebración de la Cuaresma. La vida en tiempos de la Cuaresma entre Trento y el Concilio Vaticano II. El caso de Coria del Río (2)

La cuaresma era un tiempo de paz, disciplina y oración. Por otra parte el pueblo debía abstenerse de diversiones, también la caza se hallaba prohibida, y a los esposos se les pedía continencia sexual, para destinar todo el tiempo posible a los ejercicios de piedad. Las puertas de las casas que de día generalmente estaban de par en par, solían permanecer entreabiertas con una piedra entre la puerta y el poyete, como cuando una familia estaba de luto reciente. En la Cuaresma no se podían celebrar bautizos a no ser por una necesidad imperiosa, ni mucho menos ceremonias de bodas y velaciones que se dejaban para el tiempo Pascual. Las Ordenanzas municipales prohibían trabajar el domingo, una ley que se endurecía en cuaresma donde se observaba con mayor rigor y se vigilaba especialmente a los carniceros, los barberos y a todos los que tenían comercio abierto. Durante la cuaresma los mesones reducían su actividad y en la puerta de los abastos de carnicería, tabernas y abacerías (donde vendían bacalao salado, sardinas arenques, aceite y sal, sobre todo) con que contaba el pueblo los alguaciles revisaban los alimentos adquiridos y, tras comprobar que eran correctos, les daban el visto bueno. Dos eran los mandatos inexcusables durante la cuaresma: el hacer una sola comida diaria salvando los domingos (el ayuno) y no comer carne ni lacticinios en ninguna ocasión (la abstinencia). Subrayemos que tal era el rigor de la abstinencia de carne, que no se suspendía ni siquiera el domingo en Cuaresma a pesar de la interrupción del ayuno.

Entre los s. XVI-XVIII las normas de la cuaresma se siguieron mitigando afectando al ayuno y abstinencia.Ya señalamos que la única refección se hacia al mediodía, pero entonces ya se permitía la colación (una pequeña merienda de un trago y un bocado sólido). En el s. XVII un nuevo alivio consistió en permitir el queso o la leche en el tiempo de ayuno primero en Roma y luego en toda la cristiandad. Entre los s.XVII-XIX la relajación continuó así las primitivas normas del ayuno y la abstinencia de comer carne durante toda la Cuaresma, se redujo a los miércoles

y los viernes. En el s. XVIII todos los días eran de ayuno además los viernes y sábado de abstinencia (suprimiéndose en cambio el miércoles). En 1745 se derogó la abstinencia de carnes en sábado y ya en el s. XIX se dispensó la prohibición de comer huevos en los días de “vigilia de carne”.

Las primitivas reglas de abstinencia hicieron que la comida de cuaresma no incluyese los alimentos prohibidos. Por ello, los platos tradicionales de cuaresma eran: potajes sin carne (que sustituía al cocido omnipresente), pescados blancos, verduras como las espinacas, papas a lo pobre, sopa de ajo y cebolla etc. La repostería para confeccionar dulces adquiría un gran protagonismo durante la cuaresma, ya que los dulces suponían bocados muy energéticos para suplir el ayuno y aportar fuerzas al organismo debido a la abstinencia de tocino, menudo y huesos (subproductos

de la carne animal que es lo único que comían los pobres entonces muy numerosos). Aunque esos dulces eran variados, comparten todos ellos algunos elementos como el uso de la fritura en aceite, la harina o el pan duro, la miel, el azúcar y el vino. No se podía usar ni la manteca ni la leche ni el huevo por estar prohibidos en esas fechas. Entre ellos están: las torrijas (siempre las más populares), buñuelos, pestiños, orejitas de abad, churros,gañotes, rosquillas, piñonates, hojuelas… La frugalidad en la comida estaba no sólo orientada al ayuno, sino a hacer platos y dulces que precisaban poca elaboración con el fin de destinar el tiempo a los rezos y actos de piedad, así se prefería la fritura y la cocción a la elaboración por ej. de dulces en un horno de una panadería que precisan de más tiempo y contravienen la norma de reunirse públicamente como una forma de recreo.


En cuaresma se iban cociendo los huevos del corral, como modo de conservarlos hasta la Pascual. También los carniceros reducen al mínimo la venta de carne, tocino, casquería, manteca etc. al que sólo pueden acceder aquellas personas que tienen bula o que por su edad o enfermedad, los precisan; consiguiente tanto en las carnicerías de los Concejo municipal de Coria del Río como en todos sitios se mataba menos. No obstante este periodo se aprovechaba para preparar las morcillas frescas y el embutido que se iba a consumir intensamente tras el periodo cuaresmal es decir a partir del Domingo de Pascua.

En cuanto a la vida religiosa, en tiempo de cuaresma era muy notable la concurrencia a la misa de la mañana y a las funciones de la tarde (rezo de Vísperas adelantados a las tres o cuatro de la tarde cuando las gentes dejaban los trabajos del campo en la cuaresma) especialmente los miércoles y viernes. En ellas el Predicador Cuaresmal daba un gran sermón por la tarde y se solía ejecutar los oficios de vísperas cantando los Salmos en latín con acompañamiento del órgano, en particular se interpretaba el Salmo Miserere y otros cantos penitenciales. Por tanto el esquema era cantar visperas, sermón cuaresmal y se acababa con el Miserere cantado acompañado por el órgano. Propio de los seis Viernes de Cuaresma eran los Vía Crucis normalmente hasta el Calvario del pueblo o si no en el interior del templo también por las tardes. Todo ello servía de preparación al cumplimiento del precepto eclesiástico de la confesión y comunión anual por Pascua Florida que como vimos provenía del IV Concilio de Letrán. En determinadas tardes de la semana tenía lugar antes de la función, la confesión cuaresmal o confesión general de la gente (distribuidas por turnos para que no se agolpasen, la parroquia tenía un censo elaborado de su habitantes llamados “almas de comunión” es decir personas mayores de edad y con obligación también de ayunar que en los s. XIII a XVIII se correspondía con los que tenían los catorce años cumplidos. Los feligreses que se hallaban distribuidos por los varios “cuarteles” del pueblo, i.e. varias manzanas debían de obtener una cédula del “cumplimiento pascual” es decir haberse confesado y comulgado en la Semana Santa o en los domingos de los cincuenta días pascuales hasta la Pascua del Espíritu Santo. De esa forma los feligreses recibían una esquelita como señal de haber hecho el cumplimiento cuaresmal y pascual, el sacerdote los iba anotando en el libro del Censo Parroquial con una señal de haber cumplido u otras veces en el llamado Libro de Matrícula. A continuación desarrollamos algunas prácticas religiosas propias de la cuaresma como los Viacrucis de los Viernes, la escucha de los Sermones de Cuaresma en la Iglesia y la asistencia a los Cultos de las Cofradías.

Los viernes de Cuaresma el ejercicio del Viacrucis era dirigido por un sacerdote frecuentemente el Predicador Cuaresmal portando en sus manos un Crucifijo saliendo sobre las tres de la tarde. Ante cada estación donde había una cruz numerada se detenía, y subiéndose a un pequeño pedestal portátil dirigía a la gente una plática sobre el paso meditado. Generalmente en Coria como en otros pueblos, era habitual que al llegar al Calvario habitualmente siguiendo el camino principal de salida del pueblo o otras veces buscando un monte cercano situado en el campo donde se acababa el rezo del Viacrucis y la gente volvían hacia el pueblo otra vez hasta la iglesia rezando el Santo Rosario donde se disolvía el cortejo. Uno de los actos religiosos más frecuentes y que todavía se realiza en algunos lugares, era el Via Crucis (Camino de la Cruz), que consistía en recorrer y recordar, en la iglesia o por las calles, los catorce momentos más destacados y de mayor padecimiento de Jesús antes de su muerte. Se decía ‘recorrer las catorce estaciones’.

Los ejercicios de piedad conocidos como Sermones de Cuaresma se celebraban en la parroquia las tardes de los miércoles y viernes, a los que todo el mundo que podía acudía, estaban a cargo del Predicador Cuaresmal (casi siempre un franciscano o rara vez un dominico contratado en Sevilla) que era pagado por el Concejo de Coria y era un personaje protagonista que convivía con el pueblo durante toda la Cuaresma. Tras unas oraciones y meditación comenzaba el Sermón que era lo que empleaba más tiempo. El sermón público se consideraba como el instrumento con más poder para difundir las ideas religiosas y fortalecer la fe a través de un mayor conocimiento de la doctrina católica. El programa de estos sermones iban encaminados a dar un repaso los mas amplio posible a toda la doctrina y a las cuestiones morales que constituían la preocupación de la época. Los sermones públicos pronunciados durante la cuaresma pivotaban sobre diversos temas. En el plano moral destacaban la necesidad de expiar los propios pecados, a los que se les imputaba en la mentalidad de la época las calamidades naturales (huracanes, peste, sequías...) y la controversia teológica sobre la cuestión de la salvación, tratadas de una forma diferente por cada orden religiosa. En el plano doctrinal se hacia un repaso a toda la doctrina teológica de la iglesia: la Encarnación, la Misericordia divina, la Redención, la Maternidad y Virginidad de Santa María etc. la semana previa a la Semana Santa siempre se trataba el tema del sufrimiento de Cristo durante su Pasión. El Predicador solía exhortar a la conversión sincera y al enriquecimiento de la vida espiritual individual mediante la penitencia y el entrenamiento en la meditación, invitando a la perseverancia durante el resto del año en estas actitudes que el feligrés debía de convertir en hábito de vida y no sólo en el momento de la cuaresma. Para introducir las principales dificultades de la doctrina cristiana empleaba en los sermones un lenguaje místico, no siempre bien comprendido por su tono retórico pero sí en lo básico por su fondo del empleo de parábolas místicas. Era una época muy marcada por el misticismo, donde los santos místicos eran el ejemplo a seguir.

En cuanto a los Cultos de las Cofradías en tiempos de Cuaresma, podemos decir que eran otros actos piadosos a los que por sus reglas estaban obligados a acudir los cofrades pero que tenían también gran seguimiento de la feligresía. Celebraban cultos dentro de la cuaresma las tres hermandades penitenciales que existían desde los s. XVI-XVII en Coria es decir la Veracruz, Ntro. Padre Jesús Nazareno y la Soledad. No sabemos las formas de cultos o ejercicios de piedad concretos que adoptaron estás cofradías (debido a la desaparición de sus reglas) que procesionaban respectivamente el Jueves, el Viernes de madrugada y la tarde del Viernes de la Semana Santa. No obstante por su características podemos suponer con cierta seguridad que fueron respectivamente un quinarios, un triduo y septenario. Estos cultos se remataban con la Función Principal de Instituto en otro día aparte pero por la mañana, en los dos primeros casos de un domingo de cuaresma y en el caso de la Soledad en la mañana del Viernes de Dolores. Esto nos lo hace considerar los ejemplos de otras muchas cofradías así los Cristos Nazarenos suelen tener un triduo como referencia a la Divinidad de Jesús primera persona de la Santa Trinidad y las tres jornadas que pasó Jesús en el sepulcro, los Cristos Crucificados un quinario en alusión a las cinco llagas de Cristo padecidas en su crucifixión, a la Virgen de la Soledad que representa el último de los siete Misterios Dolorosos de María lógicamente le debía corresponder un septenario. Como aun vamos a poder seguir viendo todo transcurría de modo muy similar a la actualidad.

En relación a la actividad de las hermandades en aquella época para preparar (aparte de sus cultos que tenían un dificultad ornamental) sus "carreras de penitencia" podríamos señalar que estas no guradaban la complicación de nuestas estaciones de penitencias actuales y que se organizaban de manera intuitiva y rápida, por eso el "cabildo de salida" tenía lugar por lo general el Domingo de Ramos y el "cabildo general de elecciones" de los nuevos cargos para el siguiente año en el Domingo de Quasimodo o llamado Domingo in Albis i.e. el siguiente Domingo al de Resurrección.

El desarrollo de cada sesión de culto o función de cada cofradía debía seguir un esquema similar al de las Vísperas cuaresmales de la Parroquia i.e. Sermón de Cuaresma, con la salvedad del que presidía solía ser un Predicador distinto al Predicador Cuaresmal de la parroquia pues lo contrataban ex-profeso las cofradías con cargo a sus fondos entre los más afamados predicadores de Sevilla. Se empezaría con el: rezo del Santo Rosario, ejercicio propio del culto con algunas preces, meditación, sermón y si se podía cantos penitenciales (entonces en ningún caso misa pues esta no podía celebrarse por la tarde). Entre las meditaciones están bastante extendidas sobre Jesús en la Cruz estaba la de las Siete Palabras y sobre María en sus Misterios Dolorosos como la Soledad destacaba la de Stabat Mater. La Función Principal consistía en misa solemne con sermón, y en el ofertorio Protestación de Fe, con juramento solemne de creer y defender las verdades de la religión católica, y posterior beso al Libro de Reglas. No había entonces comunión general de cofrades porque la comunión frecuente no era muy común entre los seglares,

Un aspecto que enlaza con los “prolegómenos de la Cuaresma” que consideramos interesante reseñar era la predicación de la Bula de la Santa Cruzada, que era costeada anualmente por el Concejo municipal de Coria del Río quien se hacía cargo en nombre de la Corona de los gastos de las dietas, alojamiento y emolumentos del séquito del Predicador de la Bula, quien cuando llegaba al pueblo organizaba una procesión solemne llevando el libro de pergaminos con el texto de la Santa Bula. Este Predicador pronunciaba tres sermones morales y solía permanecer en cada pueblo de tres a cinco días.

La Bula papal de la Santa Cruzada dada a España era un documento con unas indulgencias cuaresmales (documento similar a los impuestos actuales pero de carácter religioso) que expedía en nombre de la Iglesia un clérigo itinerante llamado Predicador de la Bula, pero que cobraba el Rey de España a través de un administrador que le acompañaba. Estas bulas o certificados permitían a cambio de un dinero considerado una limosna, dispensar a quienes las adquirían de ayunar o mantener el estado de abstinencia en distintos grados tarifados. También aunque tenía la consideración de una limosna voluntaria, moralmente debía ser su montante concorde con el nivel correspondiente de riqueza del feligrés que la adquiría. El dinero conseguido era repartido entre la Corona que se quedaba con la mayor parte y la Iglesia con el resto que podía destinarlo fundamentalmente a obras de caridad y en menor medida para el mantenimiento del culto. Su origen está en parte en un préstamo que hizo la Iglesia a los Reyes Católicos para emprender para la conquista de Granada a cambio de dispensar a sus huestes de las obligaciones del ayuno y abstinencia de los viernes del año y especialmente para toda la cuaresma (ya existían antecedentes de los tiempos de las Cruzadas de Jerusalén). La Corona acordó con la Iglesia el privilegio de devolver el préstamo, colaborando ambos conjuntamente en la predicación de la bula de la Santa Cruzada que en un principio se fue renovando cada 3 años por parte de los Papas pero posteriormente todos los años antes de la cuaresma. Como en España ya no había Cruzada este impuesto dejó de tener sentido por mucho tiempo. La primera predicación de la Bula tenía lugar en Domingo tras una procesión pública y el Sermón correspondiente justificaba la Bula y sus indulgencias, en virtud de las gracias e indultos de pecados que concedía el Santo Pontífice de Roma como vicario de Cristo en la Tierra y como administrador de los frutos de la sangre derramada por Cristo en la Cruz. En esos casos se absuelve al pecador por colaborar con la “limosna de la Bula” en la defensa de la fe contra la religión mahometana y las herejías. Las indulgencias se podían solicitar también por el alma de los difuntos en le Purgatorio. Para que esas indulgencias fuesen aplicables plenamente además de la “limosna de la Bula” el feligrés se comprometía a rezar por la paz entre los príncipes cristianos y la aniquilación de las falsas religiones, también se comprometía a confesarse de tal manera que el confesor en virtud de la Bula adquirida le conmutaba la penitencia por los privilegios que otorgaba cada parte adquirida de la Bula completa (uno de los privilegios y quizás el más solicitado, era el eliminar para el fiel la obligación del mandamiento de la Iglesia del ayuno y abstinencia sin cometer por ello pecado).

Los Sermones del Predicador de la Santa Bula solían versar sobre diversos temas. Quizás el tema central fuese animar a fiel en la batalla contra el demonio, i.e. lucha del bien contra el mal ejemplificada en discursos morales que se basaban en escenas del Antiguo Testamento, la vida de los Profetas, la vida de los ascetas, los mártires, la vida de los Santos etc. Se mostraba la Iglesia como milicia de Cristo en la que los caballeros cristianos, los soldados de Cristo podían vencer gracias a la ayuda de Dios y a la práctica de las virtudes cristianas y su adhesión a la Iglesia. Por eso la vida terrenal era concebida como una Cruzada comparándose la devoción a la Cruz como una santa espada que defendía al cristiano del pecado y sus desgracias. Los sermones también frecuentemente justificaban la necesidad de las indulgencias y el tema del Purgatorio, así mismo otro tema era el combate del error y de las herejías. Por último era frecuente dedicar uno de los Sermones en exclusiva a la Virgen María como defensora de los pecadores o desarrollar el significado para el cristiano militante de cualquier otro título aplicado a Santa María en las Letanías Lauretanas (Torre de Marfil, Vaso de Oro etc.)

La recaudación de la Bula de la Santa Cruzada por el estado español perduró hasta que entre los años 1849-1851, España y la Santa Sede llegaran al acuerdo de que las recaudaciones producidas gracias a la venta de la Bula de Cruzada dejarían de ser un recurso estatal, para convertirse en un modo de beneficencia exclusivamente eclesiástica ya sin intervención de la Real Hacienda y que se dispensaba cada año antes de la cuaresma en las sacristías de las iglesias.

Bibliografía:

http://www.catolicosalerta.com.ar/tiempo-de-cuaresma/cuaresma-historia.html

http://www.infocatolica.com/blog/historiaiglesia.php/1103141214-la-larga-historia-de-la-cuare

http://www.mercaba.org/LITURGIA/Cuaresma/cuaresma_julian.htm

http://www.primeroscristianos.com/index.php/origenes/item/644-los-origenes-de-la-cuaresma/644-los-origenes-de-la-cuaresma

http://es.catholic.net/op/articulos/56202/cat/24/tiempo-de-cuaresma-historia-y-significado.html

http://es.catholic.net/op/articulos/9154/cat/12/el-ayuno-los-viernes-y-durante-la-cuaresma-fue-impuesto-en-el-ano-998-ad.html