Las Devociones Católicas más destacables en el Siglo XIX como forma de reacción frente a las ideas de la Revolución francesa. Caso de Sevilla y Coria del Río .

F.J. Barragán de la Rosa  Mayo 2023


 

En este artículo vamos a tratar de unas cuantas "devociones religiosas populares", a nuestro entender, las más frecuentes y especiales que se dieron en el siglo XIX referidas a España y en particular a la zona de Sevilla. Destacaremos como la Iglesia durante ese siglo trató de oponerse a la influencia “perniciosa” de la Revolución con la Devoción, las ideas y la acción combatidas con el símbolo religioso de cuño cristiano y la piedad del pueblo. En definitiva explicar cómo operaron la conexión/oposición, Revolución/Devoción.

Comúnmente entendemos como devociones religiosas aquellas prácticas externas de piedad que se centran en una figura religiosa objeto de culto. La devoción de los fieles, mediante las prácticas de ciertos rezos y meditaciones al alcance de gente sencilla, permite que estos encuentren una vía característica de expresión sentimental y un mayor acercamiento de la a Dios. Casi todas se originaron por imitación o indicación de algunas personas piadosas que son veneradas por su santidad. Por eso algunas devociones se han asociado a revelaciones místicas de Santos a las que Dios se les ha manifestado para motivar la piedad del pueblo sencillo.

Vamos a destacar para el siglo XIX por este orden la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, el culto al Santísimo en la Eucaristía, a la Virgen María y a San José, destacando las peculiaridades que adoptan en el periodo que tratamos y por ser directamente promovidas por los romanos Pontífices. Prescindimos pues de otras devociones como la del Rosario y la Virgen del Rosario, la del escapulario del Carmen, el Vía Crucis, cofradías penitenciales etc. porque no recibieron una especial atención de los papas en los difíciles momentos del Siglo XIX.

Este siglo XIX conllevó una grave dificultad para la Cristiandad y contempló un grave enfriamiento de la fe, que conviene poner en contexto. El siglo XIX estuvo hondamente condicionado por los efectos de la Revolución Francesa sobre todos los ámbitos de la vida. Dicha Revolución trajo una beligerante concepción antropológica: el hombre debe “liberarse” de todo lo que pueda limitarlo, incluidas las “creencias” y los valores religiosos. Esa concepción anticristiana precisó que la Iglesia, principalmente a través del magisterio de los papas, adaptase y revitalizase ciertas devociones católicas a las nuevas circunstancias. Se debe destacar que dichas devociones de la piedad católica fueron tomadas también como acciones reparadoras ante Dios por la impiedad que había arraigado en grandes capas del pueblo sumergido en una fuerte crisis religiosa (tal vez como nunca antes se había conocido). Al igual que aparecieron “catecismos revolucionarios” para difundir las doctrinas de la Revolución francesa, la Iglesia cuidó o trató de combatir esas ideas o bien desde el púlpito o bien editando libritos “devocionarios” que eran guía de oración para recurrir a la Eucaristía, San José, la Divina Providencia, la Virgen María, el Sagrado Corazón etc no solo para pedir ayuda los fieles por sus propias cuitas, sino para liberar a la Iglesia de los peligros que afrontaba en el siglo, sin nombrar sus oponentes sino de una manera indirecta.

Ambiente de confrontación entre las ideas surgidas de la Revolución Francesa y la piedad católica en España en el s. XIX

 

Vamos a ver como los hecho ocurridos en Francia con su revolución 1789 afectan a la religiosidad, primero trataremos del caso de ese país para luego comprobar cómo esas ideas se transfieren a España. Desde los mismos albores de la contemporaneidad al producirse la Revolución Francesa (1789-1815) los revolucionarios solo reconocen la “Diosa Razón” y la voluntad del pueblo como norma de vida. Según esos principios los hombres no sólo son libres e iguales, sino también autónomos; es decir, no tiene que responder de sus actos ante la ley divina sino sólo ante la ley de la República de los ciudadanos. La ley divina ya no era reconocida socialmente como norma suprema. De lo anterior se deriva inexcusablemente un enfrentamiento entre el poder que procede de Dios (representado por la Iglesia) con el poder que deriva del pueblo (la Asamblea Nacional y las elites políticas autodenominadas “el pequeño pueblo). Como consecuencia de esas ideas triunfantes y contrapuestas en aquellos momentos se produjo el intento de eliminar toda huella cristiana en la vida social, la destrucción masiva de templos y una persecución religiosa a los católicos en Francia. El 13 de febrero de 1790 se suprimieron las órdenes religiosas. Se produjo la remoción de imágenes, altares y cualquier clase de iconografía de los lugares de culto, destrucción de cruces, campanas y otros signos externos de culto. La religión en sí se perseguía por ser considerada superstición frente a la ciencia y el progreso.


La religiosidad católica en España no tardó en verse afectada por la influencia de los liberal-revolucionarios franceses, por eso en el primer cuarto del siglo XIX, una ola de nuevas ideas pasó por encima de la Iglesia en España y en particular en Sevilla, donde todavía se vivía de las rentas de una anterior situación de esplendor. A pesar de los embates crecientes que va a sufrir la Iglesia Católica en España a lo largo del s. XIX por parte de liberales anticlericales, la religiosidad y sus manifestaciones de algunas devociones publicas se van a mantener e incluso a reforzar.

Los Papas del s. XIX por diversas razones se van a ver encarcelados, amenazados o sometidos por los revolucionarios franceses e italianos, por ello la figura del Pontífice va simbolizar para la cristiandad a la Iglesia perseguida.

Volviendo a las relaciones en Francia de la Iglesia con la República revolucionaria, ésta declara que todos los franceses son ciudadanos libres y sólo están sometidos bajo el poder de la Constitución Civil. Así mismo declara que la soberanía nacional es ejercida por la Asamblea Francesa. Estas premisas por tanto implican prohibir todos los votos religiosos que contradecía los principios de una República formada por “ciudadanos libres”. En consecuencia el poder del Estado prevalece sobre el de la Iglesia en todos los ámbitos, por ello a la Iglesia se le impone que en sus púlpitos se lean los decretos de la Asamblea Nacional Francesa. Más tarde la situación lejos de mejorar va a ir a peor, cuando se proclame la Constitución Civil del Clero en Francia, en esta ley se obliga a que los párrocos sean elegidos por sus fieles, que los obispos deben ser elegido también por los párrocos. Los “curas constitucionales” deben ser instituidos como obispos con la aprobación del Estado, pero sin el permiso de Roma, los demás sacerdotes huyen a otros psíses como España o pasan a la clandestinidad bajo la denominación colectiva del “clero refractario”.

 El desastre que supone para la Iglesia francesa la Revolución es tremendo, esa situación se va a mantener a lo largo del siglo XIX y Francia desde el punto de vista político (separación Iglesia-Estado) es para todo el mundo occidental el modelo a seguir, también en el aspecto de políticas religiosas, o sea el espejo en que se mira igualmente España.

España va a copiar con altibajos a lo largo del s. XIX el modelo francés en toda una serie de determinaciones, que como en Francia conduciría a la separación de la Iglesia y el estado, si bien en nuestro caso con gradualidad, de manera no tan drástica como ocurrió en nuestro país vecino. La hostilidad a realidad católica se hace patente en los distinto periodos en que los poderes temporales son ejercidos principalmente por las facciones de liberales, irreconciliables con los que defienden a la Iglesia que son los absolutistas o carlistas, reconvertidos los primeros paulatinamente en liberales conservadores, estas corrientes políticas muchas veces ejercen la defensa del catolicismo con sus “ideas” propias que desentonan de las de la Jerarquía Eclesial que generalmente mantiene posiciones más reconciliadoras.


 En el caso español, y también en el sevillano, este movimiento de descristianización que observamos en Francia también aquí se hace realidad. Se intentó cambiar la distribución del clero, algo que afectó también al clero francés que había escapado de la Revolución Francesa para instalarse en España. La secularización empieza desde el mismo momento en el que las tropas francesas llegan a España y toman el poder en el contexto de la Guerra de la Independencia. No obstante se mantiene muchas formas religiosas como las cofradías que pueden seguir funcionando, aunque en otros momentos se les ponen traba. Las medidas de incautación de bienes de la Iglesia se están produciendo desde principios de siglo XIX e incluso antes cuando a finales del s. XVIII los jesuitas fueron expulsados.

Hay un momento en el que los religiosos son suprimidos en España, como quien dice en su actividad con todo lo que eso conlleva de apoyo a la religiosidad, con todo lo que eso lleva de apoyo en la vivencia de la fe .Especialmente ocurre con los franciscanos desde 1836 hasta que se produce el regreso de la orden religiosa a finales de siglo en el en el caso español aunque se mantiene la orden es tercera. Los frailes dominicos son también exclaustrados, si bien hay muchas cosas que van a desaparecer tampoco es una situación completamente distinta a la que se venía viviendo en el siglo XVIII. No sola ambas órdenes religiosas son suprimidas, sino que el clero restante se hace mucho menor e inferior en preparación. Estamos en otro tiempo, no en el tiempo de religiosidad dominante, sino en el de una Iglesia siempre cuestionada y en una situación bastante perturbadora.


No obstante el ambiente que se va a vivir es completamente distinto, a peor, a partir de 1836 con la desamortización que conocemos como de Mendizábal que afecta de una manera definitiva, los efectos de la desamortización  se ponen en evidencia entre el 1850 de 1870, en que va a empezar a cambiar drásticamente. El caso español tiene precedentes en otros países de nuestro entorno, en particular en Francia.

 Concretando ahora en Sevilla, durante la Guerra de la Independencia se destruyen algunos conventos, como el convento franciscano de San Diego y de la Trinidad, mientras que el convento de San Francisco de Paula y el convento del Pópulo se abandonan. En otros momentos de gobierno de los liberales se producen cierre de los conventos y capillas .En los conventos en donde había hermandades, estas van a tener serios problemas, obligadas a dispersar sus enseres pues tienen que buscar nuevos templos donde ubicarse. Esto en la ciudad de de Sevilla, en España va a ocurrir exactamente igual.

 El arzobispo Cienfuegos en el año 1836 va a ser detenido en el Palacio Arzobispal, desterrado y confinado en la ciudad de Alicante. Por otra parte en Sevilla va a estar confinado el obispo de Canarias Tadeo Romo y Gamboa quien será el sucesor del Arzobispo Cienfuegos en la diócesis de Sevilla.

Entre los años 1850 -1860 parece que la cosa está algo más tranquila, pero las cosas fueron a peor en el Sexenio Revolucionario (1868-1874). Conocemos como cuando se destrona a la reina Isabel II, la Junta Revolucionaria de Sevilla constituida en 1868, tiene una intervención muy radical. Dentro del programa de la Junta de Sevilla en el año 1868, se van a derribar templos como el de San Miguel en la plaza de del Duque, se ejecuta la expulsión de todas las congregaciones religiosas existentes en la ciudad, también se van a incautar numerosos edificios religiosos particularmente a los jesuitas y a los filipenses (padres del Oratorio). Los religiosos expulsados, recurren a refugiarse primero en Cádiz y más tarde acosados abandonan en barco esta ciudad para recibir asilo en Gibraltar, donde se alojaban los discrepantes (tanto de un bando o como del otro cuando había una persecución).

Llegamos a 1880 cuando con el advenimiento de la Tercera República Francesa se decreta la supresión de la Compañía de Jesús y la policía religiosa francesa vuelve a expulsar todas las congregaciones religiosas masculinas de Francia y de sus colonias (el clero secular y las congregaciones femeninas quedaron al margen). Sin embargo las escuelas regidas por congregaciones femeninas escaparon a la remoción .La expulsión de las congregaciones masculinas responde al deseo de laización de la educación y de apartar la influencia católica en la enseñanza. Muchos religiosos franceses se refugian en España pues la Restauración Monárquica española fue un período propicio para la implantación de congregaciones dedicadas a la enseñanza pública, muy demandadas tratándose de un servicio que entonces el Estado difícilmente podía financiar. Por eso tenemos aquí a hermanos de la Salle, Maristas y Redentoristas entre otros que vienen de Francia.

Las hermandades son las instituciones piadosas que tienen más continuidad durante el s. XIX, sobre todo cuando había tranquilidad en las relaciones Iglesia-Estado coincidiendo con gobiernos conservadores. De cualquier forma en el llamado Sexenio Revolucionario que siguió a la Revolución de Riego muchas cofradías deciden no hacer su estación penitencial por miedo a que el ambiente de agitación política que se vivía en las calle, pudiese derivar en algún de asalto a los cortejos procesionales.

En España se dio una etapa de remanso sobre todo a partir de la Constitución de 1876 que apostaba por una tolerancia religiosa que en aquel momento se consideraba razonable: se reconocía que la religión católica era la del Estado español obligándose a mantener a clero y facilitar el culto, por otra parte nadie podía ser molestado por sus opiniones religiosas o por el ejercicio de su culto, si bien esta se restringía a sus locales llamados también capillas de misión (evangélicos de distintas ramas y anglicanos). Esta concordia se motivaba en gran parte porque el papa León XIII (1878-1903) aceptaba los principios políticos liberales y democráticos, con la condición de que los principios católicos fuesen también respetados. De esta manera se admitía la articulación de un movimiento católico para que los principios de la Iglesia pudiesen ser considerados y defendidos en las instituciones por los católicos.

Las devociones y manifestaciones de culto católico en España como reacción a las ideas liberales. El caso de Sevilla

 

Las medidas acometidas contra la Iglesia de España a lo largo del s. XIX al igual que sucedió en la Francia Revolucionaria actuaban contra valores asociados a la religión católica tales como: espíritu de servicio, sanidad y enseñanza en manos de religiosos, protección de la familia, trabajo digno, tradición, sentido de honor, orden social y patriotismo de los súbditos. Con los valores católicos no conciliaban bien o se contraponían los valores liberal-revolucionarios: libertad ilimitada en las costumbres y en las acciones económicas lucrativas, laicismo, impiedad y anticlericalismo, igualdad con desaparición de los estamentos sociales del Antiguo Régimen, fraternidad voluntarista y filantropía, coacción democrática frente a quienes rechazan las leyes de mentalidad liberal, desprotección del ciudadano frente al imperio del capital sobre el trabajo i.e. liberalismo económico. Ya no es el tiempo del Antiguo Régimen y durante el s. XIX la Iglesia va a tratar de reconducir las devociones piadosas con nuevos matices; las devociones que provenían de los s. XVI-XVII se mantienen pero transmutan para hacerlas más atractivas a una sociedad que evoluciona de acuerdo a unos nuevos principios. Como respuesta las devociones y el culto principalmente público de la Iglesia trata de adaptarse a la nueva situación a veces con un tinte propagandístico.

Sagrado Corazón de Jesús según la visión de Santa Margarita María de Alacoque

1)La devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

La devoción del Corazón de Jesús que se fue extendiendo desde comienzos de la edad moderna hasta convertirse en la “gran devoción” en los s. XIX y primera mitad del XX. Aunque ya había manifestaciones de esa devoción con anterioridad al siglo XIII, pero esta devoción toma forma y fuerza a partir de 1673 a 1675 debido a otros hechos singulares. En Borgoña Santa Margarita María de Alacoque, una monja salesa, tiene unas revelaciones: Jesús se le manifestaba señalando con la mano su corazón sangrante, coronado de espinas y rodeado de llamas. En 1675 Jesús pide a Santa Margarita que se instaure una festividad anual en honor a su Sagrado Corazón en toda la Iglesia, el viernes de la semana después del Corpus Christi.

 Jesús le indica a Santa Margarita que los pecadores que implorasen a su Corazón recibirían su paz y se deleitarían con su misericordia infinita. Las principales promesas que Jesús le hace son bendecir las familias y las casas donde la imagen del Sagrado Corazón sea honrada y dar amparo al devoto en la hora de la muerte. Jesús reveló a la Santa la “gran promesa”  “aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos no morirán en pecado y sin recibir los sacramentos de la confesión, extremaunción y viático”. Esta gracia era concedida por el gran Amor que tiene Jesús. La devoción va a ser propagada por los jesuitas y va a ser va a ser acogida con entusiasmo por los fieles. Lo que en un principio era una devoción local y privada, adquirió el carácter de devoción pública al lograr la condición fiesta de la Iglesia Universal en la segunda mitad del siglo XIX, celebrándose viernes posterior a la octava litúrgica de Corpus Christi.

En el caso español esa devoción al Corazón de Jesús está asociada al jesuita vallisoletano y místico beato Bernardo de Hoyos, quien fue su primer y principal apóstol en España , organizó la primera novena pública en honor del Sagrado Corazón que se extendió de manera fulminante por toda España. Bernardo de Hoyos el 14 de mayo de 1733, recibió en una revelación mística de Jesús la siguiente Promesa: "Reinaré en España, y con más veneración que en otras muchas partes". La idea “reinaré en España” es un deseo que cala en ciertos sectores sociales  y que va creciendo a lo largo del siglo XIX [1].

Esta devoción al Sagrado Corazón tienes escaso fundamento teológico, pero un fuerte carácter sentimental como manifestación reparadora frente a la ofensas a Jesús y su Iglesia de quienes adoptan los principios ateos que emanan de los ideales de la Revolución Francesa (Jesús con esta imagen quiere manifestar su amor incondicional, especialmente a los hombres irreverentes dominados por la soflama revolucionaria, y a aquellos que a su amor le devuelven desprecio). En Francia, un país muy dividido políticamente en el siglo XIX, esta devoción (como suele ocurrir en otras ocasiones) se va a mezclar con lo político. En Francia se enfrentan un sector de población sostenido por una Iglesia bastante conservadora, con unos revolucionarios muy revolucionarios, u cariz semejante toma la devoción en España.

El Papa Pio IX aprueba oficialmente las visiones de Santa Margarita en 1856 lo que favorece la generalización de la devoción del Sagrado Corazón . En ese año el Papa Pio IX, secundando los deseos de muchísimos obispos, extendió a toda la Iglesia la fiesta anual del Sagrado Corazón el viernes en la segunda semana después de la festividad del Corpus Christi. El mismo Papa Pío IX beatifica en 1864 a sor Margarita María Alacoque.

A partir de mediados del s. XIX todos papas recomiendan a los fieles rezar incesantemente al Corazón de Jesús por los graves momentos de prueba que iba a sufrir la Iglesia y con un sentido expiatorio por un mundo cada vez más descreído y libertino. Desde 1870 esta devoción va a quedar asociada a ese carácter reparador del Corazón de Jesús, implorándole para remediar la situación del sumo pontífice quien precisamente en 1870 se encuentra cautivo, pues las tropas de Víctor Manuel el rey de Italia le han reducido los territorios Pontificios exclusivamente a la basílica de San Pedro donde se siente acorralado. El 16 de junio de 1875 el papa Pio IX oficialmente proclama en Roma la consagración de la Iglesia Universal al Sagrado Corazón (sin imponerlo) sino sugiriendo una fórmula voluntaria a la que se adhiriesen los católicos  del mundo individualmente. Ese mismo día en Paris su arzobispo de París coloca la primera piedra de la Basílica votiva del Sagrado Corazón de Montmartre con ello se iba a dar cumplimiento a las peticiones que recibió la mística Margarita de Alacoque: una festividad de la Iglesia universal y gran basílica dedicadas al Sagrado Corazón (la basílica expiatoria de París, entonces “capital” del mundo). Simultáneamente también 16 de junio de 1875 se dedica al Sagrado Corazón el antiguo Santuario restaurado de Paray-le-Monial donde vivió y se produjeron las apariciones a la Santa del Sagrado Corazón Margarita. El templo parisino del Sagrado Corazón de Montmartre contó con la ayuda del Estado francés para su construcción por agradecer a Nuestro Señor el pueblo francés el fin de la guerra franco-prusiana. El 11 de junio de 1899 el Papa León XIII, consagra toda la humanidad solemnemente al Sagrado Corazón.

Los Jesuitas mantuvieron la devoción en Sevilla por el Corazón de Jesús a pesar de que fueron expulsados de España en cuatro ocasiones, la primera  por Carlos III en 1767 en el contexto del motín de Esquilache, acusados de ser ellos los autores intelectuales de una conspiración. Prueba de la importancia que los Jesuitas le dan al culto al Sagrado Corazón es que cuando a finales del siglo XIX la Compañía de Jesús es restaurada definitivamente en Sevilla se construye un nuevo convento con su iglesia bajo la advocación del Sagrado Corazón (iglesia de igual nombre en la calle Jesús del Gran Poder).

El cardenal de Sevilla beato Marcelo Spínola (1835-1906) fue un gran devoto del Sagrado Corazón de Jesús, todas las diócesis en la que estuvo (Coria, Málaga y Sevilla) las consagró al Sagrado Corazón. Marcelo Spínola por acuerdo del concilio provincial de 1893 va a indicar que todos los párrocos consagren todas las parroquias de la diócesis de Sevilla al Sagrado Corazón y él mismo en 1899 consagra la Diócesis entera de Sevilla a instancias de León XIII simultáneamente a lo que hicieron los metropolitas de todas las grandes ciudades del mundo católico. Este arzobispo funda el colegio el Sagrado Corazón de Sevilla, dejándoles su tutela precisamente a las Esclavas del Divino Corazón. Marcelo Spínola tiene escritos muy bonitos sobre el corazón de Jesús, en los que persuade a los fieles para que todos hallen en Él refugio y fortaleza en las tribulaciones. A finales del siglo XIX promovió la entronización del Sagrado Corazón en las casas (cosa que no fue algo exclusivo de la diócesis hispalense). Esto se hacía colgando en el salón o comedor una placa metálica con esta iconografía de Cristo rezando una oración elaborada respecto a ese momento. También en las fachadas se colocaban azulejos o plaquitas en las puertas de las casas, en esto casos habitualmente se decía: “El Sagrado Corazón, reina en esta casa”.

Con León XIII se acentuó el carácter regio y esplendoroso del culto al Sagrado Corazón haciendo de él una difusión extraordinaria, destacando el deseable “reinado social de Cristo”. En 1899 el Papa elevó la fiesta del Corazón de Jesús al mayor rango litúrgico (fiesta de primera clase con octava; es decir, ocho días para honrar el Corazón de Jesús). Al disponerse el mundo a traspasar los umbrales del siglo XX el Papa estableció , en la encíclica Annum Sacrum (25 de mayo de 1899) la consagración de toda la humanidad al Corazón de Jesús, que se hizo El 11 de junio de 1899, por parte de los obispos de las principales ciudades del orbe católico. De todo esto se deriva que se construyan grandes y numerosos “templos expiatorios” bajo la advocación del Sagrado Corazón para expiación de los pecados cometidos por la humanidad (ej. el Sagrado Corazón del Tibidabo en Barcelona)

A finales del siglo XIX no solo cuaja la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, sino que también se va a impulsar la devoción al Inmaculado Corazón de María, que nace también en Francia. Es una devoción que se desarrolla más lentamente que la del Corazón de Jesús y cristaliza tardíamente a finales del s. XIX con el apoyo firme de los papás Pio IX y León XII. Su fiesta se va a celebrar siempre el día después al Viernes del Corazón de Jesús, i.e. el sábado inmediato.

En resumidas cuentas el Sagrado Corazón era la devoción más popular de la gente sencilla, que se extiende entre los s. XVII-XX, que está presente en toda España y que se ha mantenido pujante casi hasta el concilio Vaticano II[2].

Al final de esta obrita aparece un Apéndice titulado “El Apostolado de la Oración y el Corazón de Jesús en Coria del Río entre finales del s. XIX y principios del XX” que invitamos a consultar por parte del lector interesado, que nos proporciona una información más local sobre esta devoción tal como se pudo vivir en Coria del Río en dichos momentos.



[1]  La devoción al Sagrado Corazón alcanza su culmen cuando en el siglo XX en 1919 con motivo de la inauguración de del monumento de El Cerro de Los Ángeles de Madrid en presencia de Alfonso XIII, se declara que “reina en España”. Esta es la consagración oficial  de España al Corazón de Jesús.

[2] La consagración de España al Corazón de Jesús en 1919 con Alfonso XIII con su gobierno, con la asistencia de autoridades y bendición del nuncio papal Francesco Ragonesi del monumento del Cerro de los Ángeles es un punto culmen de la devoción. También se hacen sobre todo a raíz de ello diversas  estatuas que se ven en numerosos pueblos de la diócesis de Sevilla : en Pilas, en Albaida del Aljarafe, Algámitas, La Roda, en Valencina de la Concepción, en Marchena en Constantina etc.  Sobre todos destaca el Monumento al Corazón de Jesús de San Juan de Aznalfarache dominando el horizonte de la ciudad de Sevilla inaugurado en el año 1948 durante el pontificado del cardenal Segura inspira todas esas escultura al Sagrado Corazón de la provincia de Sevilla


Custodia Procesional de la parroquia de Ntra Sra. de la Estrella de Coria del Río del primer cuarto de siglo del XIX . Ejecutada en plata en forma de templete turriforme de tres cuerpos

2)La Devoción a la Eucaristía.

Como segunda gran devoción nos podemos referir a la devoción a la eucarística, es muy antigua y tiene muchas formas no sólo referida a los cultos del jueves Santo o del Corpus Christi pero que en el siglo XIX pero sí se va a alcanzar una difusión espectacular. Esta promoción es una manera extraordinaria para fomentar comulgar más habitualmente, porque hasta esos tiempos lo habitual en los católicos era el cumplimiento pascual fundamentalmente (comulgar por Pascua de Resurrección) y poco más. Fue Pio IX quien recomienda ya la Adoración Eucarística perpetua, que se va a extender por todo por todo el mundo para reparar los agravios de los pecados de los hombres en particular en carnavales y otras fiestas mundanas como la entrada del nuevo año.

 Desde mediados del siglo XIX, se hace patente los efectos introducidos por el liberalismo y los nuevos Estados que se apoyan en los principios de la Revolución francesa. Era necesario reconstruir la sociedad, disoluta y anticatólica. La religión había sido desterrada con un ritmo trepidante de la vida social y se hallaba recluida en el interior de las conciencias y de las familias. Algunos fieles se comenzaron a reunirse en torno al Santísimo en Exposición o los Sagrarios, para ofrecer su oración en reparación de los pecados, y buscando hacer efectivo el reinado social de Cristo. Florecen así numerosas asociaciones eucarísticas, especialmente en Francia donde la crisis se hacía más patente. Junto a los sagrarios se instala frecuentemente la imagen del Sagrado Corazón, es una reivindicación de los derechos sociales impulsados desde Cristo glorioso soberano. S.S. León XIII no en vano desarrolla de manera simultánea al culto eucarístico el “cuerpo de principios” que va a constituir la “Doctrina Social de la Iglesia”.

En Francia por tanto a esa devoción a la eucaristía se le da un nuevo matiz no solo para reparar pecados de particulares sino sobre todo la actitud de los poderes públicos que prodigan en la sociedad al abandono de los deberes para con Dios. El planteamiento reparador de la Adoración Eucarística hace que tras el pontificado Pio IX, nazcan los congresos eucarísticos internacionales. "Congresos Eucarísticos. Tuvieron su origen en Francia en el siglo XIX, siglo duro, donde el laicismo, quiso quitar a Dios de la vida, e hizo estragos en la fe del pueblo. Fue San Pedro Julián Eymard el iniciador de los congresos con el claro lema: “Salvar al mundo por la Eucaristía”. Anteriormente en 1856 nació en Paris la Congregación del Santísimo Sacramento auspiciada por el mismo Padre Eymard para realizar un apostolado entre los jóvenes y los adultos del mundo obreros León XIII aprobó el proyecto  de los Congresos Eucarísticos y el Primer Congreso Eucarístico Internacional se tuvo en Lille en 1881, Francia.

A partir del Congreso Eucarístico de Lille de1881, estos congresos se convierten en un fenómeno de movilización de los católicos. Son grandes eventos para católicos que permiten emotivamente mostrar: su fe, públicamente cuántos son y su interés en rezar por aquellos que no lo hacen. Conforme a ello cabe decir que el lema del congreso de Lille pone de manifiesto tal intención: “salvar al mundo”. En España esos congresos van a ser una realidad, sabemos que el himno “Cantemos al amor de los amores” es del Congreso Eucarístico de Madrid de 1911[1].

De la devoción eucarística van a derivar numerosa asociaciones. Quizás la obra más conocida es la Adoración Nocturna, puesta en marcha en 1848 en París (Francia) por Herman Cohen. Este virtuoso varón (un destacado compositor de origen judío) habla de la reparación mediante la Adoración Eucarística de los ultrajes sufridos por Jesucristo por parte de pecadores. La Adoración Nocturna que se va a difundir rápidamente por España y por numerosos naciones poniendo de manifiesto la gran capacidad de movilización de la Eucaristía. La primera vigilia de adoración nocturna en Sevilla data del 11 de enero de 1883, en esta fecha es cuando se crea la primera sección sevillana de la ANE (Adoración Nocturna Española) integrada exclusivamente por varones. El culto eucarístico se prolongaría tomando fuerza en la diócesis de Sevilla a principios del s. XX por la acción apostólica del Cardenal Ilundain y del sevillano San Manuel González[2] el que más tarde fuese obispo de Málaga y de Palencia.

La devoción al Corazón de Jesús y a la Eucaristía encontraron un punto de unidad gracias al jesuita francés P. Henri Ramière que por su gran aporte teológico y enorme circulación de sus escritos y libros (destaca el titulado “Apostolado de la Oración” de 1869). El carismático P. Henri Ramière actuó tácitamente como agente general del movimiento católico denominado Apostolado de la Oración surgido a mediados del s. XIX [3]. La idea de esa fusión de ambas devociones expresada de forma simple es que cualquier cristiano devoto puede “ofrecerse en su día a día” al Sagrado Corazón fuente del Amor, al corazón eucarístico de Jesucristo. Gracias a la fusión de la devoción al Sagrado Corazón y  la de la veneración eucarística, allí donde la Compañía de Jesús tenía influencia, se convirtió en habitual que las Capillas del Sagrarios de las iglesias pasaran a ser presididas en su retablo por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

El P. Henri Ramière promovió la Adoración Eucarística Reparadora, la Misa y Comunión de los Primeros Viernes de Mes y la Consagración de las Familias al Sagrado Corazón de Jesús que encontraron gran aceptación en el orbe católico. Entre 1890 y 1896 el Papa León XIII confió a la Compañía de Jesús el Apostolado de la Oración asumiendo el Papa mismo la dirección espiritual de esta inmensa red de católicos a través de sus boletines mensuales. Así los socios de esta obra ofrecían sus vidas, su dedicación de sus acciones diarias y sus oraciones como apoyo espiritual a la Iglesia Misionera a lo que añadieron la oración por las “intenciones del Papa”.

 



[1] Al finalizar el Congreso Eucarístico de Madrid 1911 se leyó la fórmula de la consagración de España a la Eucaristía, a continuación  el Palacio Real se realizó de un acto equivalente de forma casi privada en presencia del Rey Alfonso XIII.

[2] Ya en la primera mitad tercio del siglo XX destaca la Obra Eucarística Reparadora  fundada por el obispo y sevillano San Manuel González. Siendo Arcipreste de Huelva Manuel González funda en 1910 la Obra de las Marías de los Sagrarios una asociación de mujeres con el carisma de la adoración eucarística. Algo más tarde se amplía esta asociación con la Obra de los discípulos de San Juan Evangelista formadas por hombres con igual fin.

 

[3] El Apostolado de la Oración (su espiritualidad consiste en la consagración de cada acción del día a Jesús para la salvación de la humanidad) se extendió  de manos de sacerdotes Jesuitas siendo el teólogo jesuita  (1821-1884), apasionado de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, quien más contribuyó. P. Henri Ramière fue el “Padre Director” del Apostolado de la Oración y sus numerosísimos escritos sobre la devoción al Corazón de Jesús, y su vinculación con la eucaristía que se publicaban a través del Boletín Mensual llamado “el mensajero del S. Corazón” del que el P. Henri Ramière era su editor. En el momento del fallecimiento del P. Henri Ramière en 1884, “El Mensajero” tenía 35.000 centros de distribución con más de 13 millones de subscritores  a lo largo de casi todos los países del mundo donde los jesuitas estaban presentes.

 


3)Devoción del mes de Mayo dedicado a la Virgen María

La devoción a la Virgen María es muy conocida, esa devoción a María es muy anterior al s. XIX, no obstante León XIII (pontificado1878-1903 ) trató de encauzarla e incrementarla estimulando el rezo del rosario y de la sabatina. León XIII promulgó la encíclica Supremi Apostolatus Officio, un documento de gran entidad, que forma parte de sus muchas declaraciones sobre esta práctica piadosa, en la que propone el rosario como arma espiritual efectiva contra los males que afligen a la sociedad.

La celebración del ejercicio de piedad llamado “mes de mayo a María” dirigido a los niños se populariza enormemente el siglo XIX a través de colegios católicos. Anteriormente, en el siglo XVI la devoción del Mes de María se extiende por Alemania e Italia: un monje alemán escribió un pequeño opúsculo titulado “Mayo espiritual” que alcanzó gran difusión, en el que figura el primer esbozo de la celebración del Mes de María.

La devoción del mes de mayo mariano en los hogares toma importancia durante el siglo XIX, ahora está orientada especialmente a fomentar la devoción mariana entre los niños a la Madre Celestial: María. En la casa se proporciona un lugar especial a una imagen de María a la que se reza y se le ofrezcan flores durante todas las tardes de mayo. Es común también en este mes de mayo que muchas parroquias erijan un altar especial con una estatua o imagen de María delante del que se canta o recita poesías y se tiene un rezo diario del Rosario. A estas celebraciones vespertinas acuden especialmente mujeres con sus hijos.

La devoción mariana se va a ver incrementada también en el s. XIX sobre todo por una serie de apariciones de la de la Virgen que tienen como común denominador exhortar a través de videntes a que el pueblo abandone la impiedad imperante en la sociedad y recen frecuentemente el rosario. Son ejemplos de apariciones marianas casi todas en Francia : 1) en 1830 a la vidente e hija de la caridad de San Vicente de Paúl llamada Catherine Labouré (1806-1876) de donde procede la Virgen de la Medalla Milagrosa 2) la aparición de la Salette en 1846, y 3)la más conocida fue la aparición de Lourdes en el año 1858 [En 1917 se produciría la aparición de la Virgen en Fátima]

La devoción a María en Sevilla está muy arraigada como sabemos desde el siglo XVII a el fomento de la Creencia en la “Limpia y pura Concepción de María”. Se encuentra  esa devoción reforzada luego de la proclamación del dogma de la Inmaculada Concepción hecha por el papa papa Pío IX a través de la bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854.

Sabemos la vinculación que tiene la Virgen del Rosario con los dominicos, pero León XIII le imprime una visión distinta a esa a esa devoción a la Virgen del Rosario León XIII insiste en vincular el rezo del rosario por los seglares a la defensa de la fe, pero también el rezo en familia, al finalizar el día y concluir sus duras tareas, todos reunidos ante la imagen de la Virgen. Aseguraba este Santo Papa que el rosario protegía a esas familias y les concedía los beneficios de la paz en la vida familiar. León XIII veía en el rezo frecuente del rosario un medio estupendo de perseverar en la vida cristiana.

Inmaculado Corazón de María, imagen devocional  

4)Devoción de la Sabatina a María

Esta devoción de la Sabatina a la Virgen recibió un fuerte impulso a principios del siglo X con la reforma monástica de Cluny que dio forma a la civilización medieval .San Hugo, abad de Cluny, ordenó que en las abadías y monasterios de su orden, los sábados se cantara todo el Oficio del día añadiendo a cada hora “el Pequeño Oficio de la Virgen” y que se celebrara una Misa en honor de la Santísima Virgen María. Dicha misa sabatina, denominada Misa Votiva de Nuestra Señora, tenía un texto especial en su honor y era exclusiva de los sábados. Posiblemente fue Alcuino de York quien en el s. VIII compuso e introdujo esta misa en la liturgia. Es posible que a esta Misa de la Virgen se añadiese posteriormente para rezar antes, durante o después de la misa unos salmos, unos himnos, escritura sagrada y otras lecturas que especialmente referidas a la Santísima Virgen adoptaron el formato correspondiente a una Hora Litúrgica (Maitines, Laudes, Prima, Tercia, Sexta y Nona, recuérdese que las misas exigían un intenso ayuno eucarístico del celebrante que no permitían que estas se celebrasen emparejadas a las Horas Litúrgicas de la Tarde-Noche i.e. Laudes y Completas).

Al parecer el Papa Urbano II para el Oficio Divino regular de Completas, tomó la idea de San Hugo abad de Cluny de añadir el Pequeño Oficio de la Virgen para ser cantado los sábados especialmente tras la hora canónica de Completas (la oración final que se reza antes de ir a dormir). El Papa Urbano II, pues impuso esa costumbre tras la celebración del Concilio de Clermont de 1095 pues entre otros acuerdos se confirmaron las reformas cluniacenses a la Regla Benedictina. En resumen, ordenó que los sábados, si no hubiese festividad Doble o Semidoble, que los monje sacerdotes cantasen con el coro la misa especial a María y también que tras Completas el clero cantase cada día la parte correspondiente la Antífona Mariana del Pequeño Oficio de Nuestra Señora. De los monasterios esta devoción debidamente adaptada pasó a hacerse habitual en los píos devotos de María que se conocían las Antífonas u algún otro himno a María que podían recitar antes de irse a dormir.

Hay diversas razones para que el sábado deba estar dedicado en honor a la Virgen Santísima. La razón más aceptada surgió a partir de la particular devoción que tenía el hombre medieval a la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en particular transmitida en los monasterios. Después que Nuestro Señor murió en la cruz el Viernes Santo acompañarían a la Virgen a su casa San Juan, las tres Santas Mujeres y algunos otros íntimos, como Nicodemo, al tiempo otros discípulos junto a Pedro permanecían ocultos por temor al Sanedrin y a los romanos. Nuestra Señora conocía y confiaba en que Jesús se levantaría de la muerte, otros discípulos no tenían la fe de María. En efecto los Evangelios relatan la reacción de Santa María Magdalena hablando con el Señor Resucitado, y muestran que María Magdalena al igual que los demás íntimos de María, no esperaba la resurrección de Jesús. Por tanto solo santa María Virgen desde el viernes al Domingo, i.e. el sábado creía que Jesús fuese a resucitar. Sólo Ella tenía la fe plena en ese periodo. Por eso María personificaba en el “día sábado” la fe sobre toda la tierra, por esta razón especialmente en este día sábado se le debía honrar a Ella a la luz de la mentalidad medieval, pues el domingo era el día del Resucitado en que se debía honrar a Cristo.

En lo referido a la devoción de la Felicitación Sabatina cada tarde del sábado (recuérdese que antes del Concilio Vaticano II las misas sólo se podían celebrar por las mañanas), la práctica de piedad muy frecuente en el s. XIX  tiene como denominador común usualmente el rezo del Ave María, ya sea en forma reducida o en forma de Rosario, acompañadas Jaculatorias, cantos y lecturas sobre la Virgen siguiendo un pequeño librito o devocionario.


5)La devoción a San José

En el siglo XIX adquieren importancia la devoción a San José. Pío IX en 1870 declara a San José patrón de la Iglesia universal lo que fomentó su devoción. En la encíclica Quamquam Pluries, León XIII pone a San José como modelo del buen esposo, pero también del humilde carpintero para consuelo para los proletarios, artesanos y todos los hombres en aquellos tiempos que viven en condiciones modestas (San José Obrero). La devoción a San José caló en todos los colegios y seminarios para rogar por las vocaciones sacerdotales. Muestra de ello es que se denomina de San José al “Pontificio Colegio Español de Roma”, institución docente erigida en 1893 y dedicada a la formación superior de los sacerdotes de las distintas diócesis españolas. Este colegio sacerdotal romano se abre en tiempos del Papa León XIII ( los arzobispos de Sevilla y de Toledo fueron los principales que financiaron su edificación y funcionamiento aportando grandes fondos).

La Iglesia, siguiendo una antigua costumbre, prepara la fiesta de san José, el día 19 de marzo, dedicando al Santo Patriarca los siete domingos anteriores a esa fiesta en recuerdo de los principales gozos y dolores de la vida de San José. En concreto, fue el Papa Gregorio XVI (pontificado 1831-1846) quien fomentó la devoción de los siete domingos de San José, concediéndole muchas indulgencias; pero S.S. Pío IX (pontificado 1846-1878) le dio actualidad perenne a ese ejercicio piadoso, por su deseo de rogar a San José protección sobre la Iglesia. Consiguientemente en 1871 el papa Pío IX (1846-1878) declaró á oficialmente a san José, como Patrono y Protector de la Iglesia universal mediante el Breve Inclytum Patriarcham.

La era revolucionaria, abierta en 1789, conmovió los fundamentos políticos y religiosos de Europa. El estímulo de Pio IX a acudir a la intercesión de San José caló en los cristianos que rezaban por las intenciones del Santo Padre e imploraban a través de San José para que el Poder Divino se inclinase a aliviar la entonces amenazada situación de la Iglesia (intento en vano de conservar los Estados Pontificios que pasaron a formar parte de la “Italia unificada”, persecución de los católicos, repercusiones del liberalismo político en el campo doctrinal, agitación social y política, cuestión obrera, enfoque materialista del liberalismo económico que excluye la ética en las relaciones entre capital y trabajo etc.). Es el momento el que se extiende la devoción a los siete domingos de San José pues fue el Santo Patriarca quien ofreció protección a la Iglesia naciente (Jesús y María) sacándola incólume del furor de la “tiranía del Rey Herodes” que buscaba al niño Jesús para matarlo (para los católicos de aquella época Herodes se podía identificar fácilmente con todo lo que simbolizaban Napoleón, sus predecesores revolucionarios y sus seguidores).


Apéndice

 El Apostolado de la Oración y el Corazón de Jesús en Coria del Río entre finales del s. XIX y principios del XX.

No es mucha la información directa que disponemos sobre el Apostolado de la Oración y el Corazón de Jesús en Coria del Río. Sin embargo sí disponemos de algunos datos para esbozar su significado en esta villa, que no es muy distinta a la situación devocional que se daba en otros pueblos de la provincia de Sevilla.

Según el inventario realizado por el Beneficiado y Collector de la Parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella realizado en el año 1851, el templo contaba con un altar con una imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

La Compañía de Jesús se restaura con libertad de acción a partir de la Restauración monárquica  en 1874. Es el momento en que se revocaron muchas de las leyes anticlericales y se permitió el regreso de los jesuitas a España. Los jesuitas comenzaron a regresar gradualmente a partir de 1874 y se les permitió restablecer sus actividades en Sevilla. Entre 1874 y 1870 la Compañía de Jesús se pudo reorganizar en Sevilla y retomar sus obras educativas, pastorales y misionales. Los jesuitas jugaron un papel relevante en la propagación de la Devoción al Sagrado Corazón como forma de recuperar la piedad y la práctica religiosa del pueblo afectado por las corrientes anticlericales. Destacó en ello el  jesuita padre Francisco Tarín Arnau (beato Tarín), quien fue un famoso predicador o misionero popular de la Compañía de Jesús, nacido en Godella (Valencia) en 1847 y fallecido en olor de santidad  en Sevilla 1910 . Se halla enterrado en la Iglesia del Sagrado Corazón de los Padres Jesuitas de la calle Jesús del Gran poder-Trajano (convento de la Compañía de Jesús de Sevilla).

 El P. Tarín ganó merecidamente sobrenombre de León de Cristo y Apóstol del Corazón de Jesús por predicar incansablemente el amor de Cristo simbolizado en su corazón. El P. Tarín se hizo famosísimo pues recorrió sin descanso los pueblos y ciudades de Andalucía organizando numerosísimas Misiones Populares, también sus misiones alcanzaron otras regiones de España. El P. Tarín estuvo de Misión en Coria del Río desde el 14 de enero del 1898 hasta el 23 de Enero. El P. Francisco Tarín durante su misión en Coria del Río de enero del 1898  consolida y reorganiza la asociación piadosa del Apostolado de la Oración, un grupo sobre todo de mujeres y de algunos hombres, a veces designados “hermanos benefactores” que dedican una especial devoción al Sagrado Corazón amparados por sus promotores jesuitas.

Veamos a continuación los antecedentes de la devoción en Coria al “Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús”. Podemos suponer que muchas familias influyentes de la localidad y otras menos acomodadas recibían todos los meses en sus casas desde la década de 1870 “El Mensajero del Sagrado Corazón” órgano escrito de la asociación del Apostolado de la Oración. El Apostolado de la Oración no era una hermandad o cofradía al uso, sino una “asociación católica” que se cuidaba de formarse leyendo, participando en la comunión frecuente, recibiendo una vez al año los Ejercicios Espirituales de S. Ignacio de Loyola y  practicando privadamente y de forma asidua las oraciones y los actos de piedad propios de esta asociación. Los miembros de esta asociación comprarían una imagen de Sagrado Corazón de Jesús para instalarla en la parroquia de Ntra. Sra. de la Estrella de Coria del Río. Dos eran únicamente los encargos de culto público que correspondía al Apostolado de la Oración: la organización del triduo al Sagrado Corazón, y procesión pública de su imagen del mes de Junio. En ambos caso actuando bajo las directrices del párroco que a su vez era el director espiritual.

Las procesiones del Sagrado Corazón  se empezaron a organizar en toda España  coincidiendo con la caída de la I República y la Restauración de la monarquía con Alfonso XII. Ya en 1880  tenían lugar por las principales calles de Coria del Río  alrededor al  diecisiete de junio. La fiesta religiosa del Sagrado Corazón correspondía al viernes después de la octava del Corpus (fiesta movible de año en año), como el viernes era un día laborable la salida procesional se hacía el domingo más próximo o conveniente a la fiesta corazonista. La Procesión se hacía siguiendo el itinerario  tradicional de la procesión del Corpus en el s. XIX (Iglesia, calle de la Plaza, San Juan, calle Larga, Altozano, Altozanillo, de nuevo Iglesia y entrada en el templo).  

En la primera década del s. XX se reconstruyó y amplió la capilla del Sagrario de la Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Estrella y entonces llegaría la imagen de Sagrado Corazón (no sé si sufrió daños durante la época republicana) a la que se le díó culto en el retablo que hay sobre el tabernáculo del Santísimo. La familia Delmás y Fernández Santa Cruz eran las que más responsabilidad tomaron en el culto al Sagrado Corazón en Coria. Manuel Fernández Santa Cruz Cabrera proveniente de Peñaflor(su familia dispuso de fábricas de harinas o molinos en el río Guadalquivir), llegó a Coria en 1875 para comprar la fábrica con tecnología de máquina de vapor a unos catalanes, que al parecer ya en la década de 1920 la electrificó. Fernández Santa Cruz le dio el nombre de Fábrica de Harinas de Nuestra Sra. de la Estrella. Carlos de Mesa Sánchez era el marido de la hermana de Manuel “Santacruz” y gerente de la fábrica de harinas, colaboró mucho para que se hiciese la imagen del Sagrado Corazón de la parroquia y así mismo en una atarazana de su fábrica se guardaba todos los elementos que formaban el “altar de cultos” durante el triduo del Sagrado Corazón. Carlos de Mesa fue alcalde de Coria de 1924-1930.

Cuando decayó el Apostolado de la Oración en Coria se suprimió la salida procesional de la imagen del Sagrado Corazón (creemos que con la llegada de la II República o un poco antes) y su paso procesionaba desde ese momento, ya tan sólo dentro del cortejo del Corpus Christi como así ocurría a partir de 1941 durante bastantes años.


Web grafía y Bibliografía:

 

Conferencia inédita de José Leonardo Ruiz Sánchez 17 de Mayo 2023 : “la Iglesia de Sevilla en la Edad contemporánea” Seminario de Formación Cofrade. Parroquia de Santa María Magdalena (Sevilla)

 

“Los laicos y sus asociaciones en la Sevilla Contemporánea. Modelos de asociacionismo y de acción de los católicos (1868-1936)”. José Leonardo Ruiz Sánchez. Anuario de Historia de la Iglesia andaluza, Vol. 15, 2022, págs. 139-176

 

“Los Papas y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús” en ERAIN Ikastetxea. LA DEVOCIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS. J. Bernabé, J. Garmendia y M. Ormazabal

https://gecoas.com/religion/Trabajos/sgado_corazon/Papas.htm ultimo acceso 08.06.2023

 

“Los Congresos Eucarísticos y los Papas, breve historia de un gran amor” en Vatican News

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2021-09/congresos-eucaristicos-papas-breve-historia-gran-amor.html ultimo acceso 08.06.2023