La comida y las celebraciones festivas de los días de Pascua Florida

En otro articulo ya hemos señalado el carácter festivo que los días del Sábado de Gloria (con la misa del Rompevelos en esa mañana, la quema del Judas etc. ), el Domingo de Resurrección ( con la misa del Aleluya, la bendición del Corderito Pascual, la procesión del Encuentro o los Abrazos, la celebración a veces de toros y la comida familiar de Pascua) que se continuaba el Lunes de Pascua. Se quería de este modo representar tres días de sufrimiento referidos a la Pasión de Jesús, frente a tres días de regocijo por su Resurrección (recordemos que la Pascua judía duraba toda una semana). Todo este periodo comprende la Pascua de Jesús su “paso” desde la pasión a la resurrección, que para los cristianos representa una esperanza viva, que por la sangre derramada y la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, Dios da a la humanidad la oportunidad de "un nuevo nacimiento”.

La fiesta anual tanto civil como religiosa de la Pascua era la segunda en importancia entre los s. XIII-XIX tras la del Corpus Christi que le quitó su primitivo puesto de liderazgo.

Por otra parte la semana que seguia al domingo de Resurrección era una seman especial desde el s. III al menos. La Iglesia se inspiró en la antiquísima costumbre judía de la semana de ácimos y la fiesta judía correspondiente para prolongar la fiesta de la Resurrección de Jesús o Pascual como máxima fiesta cristiana, durante siete días continuos. Esta semana (llamada Semana Blanca, Pascual o "in Albis") era considerada primitivamente festiva como el día mismo de Pascua, el pueblo debía observar el reposo y asistir a los servicios litúrgicos que se celebraban cada día en los que los neófitos tenían un especial protagonismo. Hay que considerar también como origen de la Octava Pascual que también precisamente a los ocho días, se presentó Jesús Resucitado al grupo de sus discípulos en el cenáculo. De estos días de descanso de la Semana Blanca se hicieron eco las leyes civiles del Imperio desde el s. IV.

La observancia de la semana entera pascual comenzó a decaer hacia el siglo IX, si bien con diversas usanzas en distintos países, aunque muchos obispos y concilios se esforzaron por conservar la antigua pauta. Ya en el siglo X generalmente se conservaron como festivos solamente los dos primeros días de la semana después del domingo de Resurrección, y éstos se mantuvieron hasta el siglo XIX, cuando las exigencias de la vida moderna y el relajamiento general obligaron a suprimir también esto. Aunque la semana pascual sigue considerándose como festiva en el oficio litúrgico y el rezo de las horas. Por tanto como dato antropologico en conexión a lo referido anteriormente en España el Lunes y el Martes de Pascua eran festivos celebrandose el final de la Cuaresma y no se trabajaban esos dos días al menos hasta la mitad del s. XIX.

Nos vamos a referir a continuación a unas costumbres generales de la cristiandad para festejar la Pascua de Resurrección, se trata de una aproximación general, que creemos que serían en gran medida aplicables a Coria del Río.

Estos días festivos empiezan en las ciudades y pueblos el sábado por la mañana, los pastores llegan al centro de la ciudad con sus rebaños de ovejas para que sean bendecidos. Al día siguiente en la misa de la aurora o del Aleluya (que equivalía en el periodo desde los s. XIII- XX a la Vigilia Pascual de los tiempos primitivos). Las personas se acercan a que bendigan los corderitos comprados a los niños (que simbolizan Jesús como Cordero Eucarístico) y también cestas con comida (con los productos de embutidos, queso, huevos y la torta de pascua que no puede faltar y que representan el fin del periodo de abstinencia cuaresmal).

La bendición del cordero es también para un pueblo como el español que estuvo en su momento bajo la religión mahometana, una reconversión cristiana de tal fiesta, salvando las distancias, de una fiesta en que las familias musulmanas se congregaban en la mesa alrededor del borrego sacrificado, en la principal fiesta de esa religión, el llamado Día del Sacrificio.

Al final de la misa del Aleluya, se tiraban gran numero de cohetes, los fieles solían llevan cencerros y campanillas que tocaban para acompañar el la procesión del Aleluya, recorriendo el pueblo. Así se hacía memoria del estruendo gozoso de la resurrección que se oponía al tenebroso estruendo del Miércoles y Viernes Santo en los Oficios de Tinieblas en el interior de la iglesia moviendo los bancos, sonando carracas y dando golpes secos con tablas, añadidos al bronco resonar de la matraca que representaba el terremoto acaecido en el momento de la muerte de Jesucristo. Otras veces es una diana de una banda de música la que da paso a la procesión del Resucitado y el Encuentro.

Tras la procesión se hacia mercadillo donde cobraban especial protagonismo los pastores con sus borregos para venderlos y comerlos el lunes de Pascua y los carniceros para vender la carne y las morcillas frescas tras el periodo cuaresmal. También solían haber tenderetes con toda variedad de productos como aparejos para los animales, mantas, cacharros de barro, caramelos, golosinas y barquillos, y demás enseres. La fiesta ese día se solía completar con toros y bailes. En esos días después de la Pascua se celebraban muchas bodas desde al alba hasta el mediodía pues durante la Cuaresma no se podían celebrar y solía coincidir con momentos de poca faena en el campo.

La fiesta se continuaba llegada la hora del almuerzo, con la “mesa pascual”: con cordero lechal asado, guiso de cordero, albóndigas de carne de cordero, etcétera. Según una loable costumbre cristiana, el cabeza de familia bendecía la mesa pascual que constituía en ese día un almuerzo familiar por excelencia. Para esa bendición adquiría un significado particular ese día del Domingo de Resurrección, usar agua bendecida en la celebración Pascual del día anterior, que los fieles llevan a sus hogares desde la iglesia. En otras ocasiones se llevaban las cestas de Pascua para ser bendecidas anteriormente por el sacerdote en la misa del Aleluya, y luego las familias se las llevan a su casa para disfrutar de sus alimentos.

Cuadro con la Bendicion de la "mesa pasual" conservado en el ayuntamiento de Sevilla obre de José Rico Cejudo de 1895, pintaod durante su estancia en Roma.

En ocasiones la cesta de Pascua servía a la familia para tener una comida campestre (se hacía preferentemente el Lunes de Resurrección) con los alimentos que contenía. En ellas abundaban los huevos, porque se habían cocido durante la Cuaresma como modo de conservarlos, ya que no se podían comer en esa época. También las cosas que no se podían comer en cuaresma como embutidos, queso, jamón y manteca, se colocan en la cesta. No podía faltar la Torta de Pascua (conocido en algunos sitios como hornazo de Pascua o mona) es un pastel cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado, por eso lleva manteca en su elaboración y unos huevos duros encima. En el festín campestre del Lunes de Pascua eran también tradicionales las chuletas de cordero y el vino.