Los saludos y otras expresiones religiosas en el lenguaje

El tradicional saludo “Ave María purísima”es propio de España y está recordando a la Virgen Inmaculada y la importancia que tuvo la aclamación de ese dogma de Santa María por parte del pueblo español

Antaño en el trato social, especialmente en lo tocante al saludo y otras costumbres, las referencias cristianas formaban parte de la vida diaria. Los saludos por lo común son una expresión de deseo que la vez revelan un sentido religioso, aunque con el tiempo este se haya ido perdiendo.

Ha sido común saludar por la mañana con un “Buenos días nos dé Dios”, aunque la economía del lenguaje haya suprimido la segunda parte del saludo (nos dé Dios). “buenos días en lugar de “buen día” indica intensidad en el deseo, aparte que el día incluía para los ordenados “in sacris” dentro de la Iglesia Católica el rezo del oficio litúrgico de las “horas canónicas” (maitines, laudes, prima, tercia, sexta, nona, vísperas y completas), en los distintos momentos del día hecho que también explicaría el plural. Antiguamente al saludo “buenas”(horas), frecuentemente en ámbitos rurales se respondía con “y santas”, abreviando las frases: “santos y buenos días nos dé Dios”, o “santas y buenas tardes/ noches nos dé Dios”. Más antigua era la fórmula de“Dios os guarde” la más habitual a lo que era común responder “a la paz de Dios”. En la época del imperial durante los s. XVI-XVII en España y las Indias, lo común era saludar a alguien con la jaculatoria “Ave María Purísima”, a la que el saludado debía contestar “Sin pecado concebida”. Recordemos que los Reinos Hispánicos se distinguían por su especial defensa de la Inmaculada Concepción, bajo cuyo patronazgo se hallaban. Hoy en día esta forma de saludo sólo se reserva ya para el confesionario y para dirigirse a los eclesiásticos, aunque cada vez menos.

Una forma de saludo tan bien muy usual antaño fue "Dios te bendiga" que utilizaban por lo común los hijos con sus padres o nietos con los abuelos.

Para despedirse o al cruzarse por la calle sin detenerse se emplea la palabra “Adiós”, que significa “quede con Dios” o “vaya usted con Dios” que data del s. XIII era común la respuesta “Dios te guíe por el buen camino” o “ve con Dios”

Por otra parte para despedirse ha sido habitual “Hasta mañana” /hasta luego/ hasta pronto” que en el castellano antiguo se respondía con la formula complementaria “si Dios quiere”.

El saludo más informal ha sido” hola” parece que se introdujo español procedente del ingles “hello” en el s. XVI y que venía a ser un saludo de los hombres de mar o hecho a los barqueros con el significado de “eh aquí”.

En castellano hay otras expresiones coloquiales de uso común que revelan, al menos en su origen, un sentido religioso aplicado a lo cotidiano, como por ejemplo: ¡Por Dios! (sorpresa o indignación), ¡Dios mío! (extrañeza o sobresalto) ¡Dios Santo! (admiración) ¡Por Dios! (consternación) ¡Dios le ampare! (a un mendigo). Maldita sea su estampa, maldita sea tu alma, maldito del demonio, maldito de Dios o maldito y no de Dios, permita Dios que....Gracias a Dios, a Dios gracias, Dios mediante. En un santiamén (al santiguarse se dice in nomine Patris et Filii et Spiritus Santi Amen), ¡qué cruz! (cuando algo es muy difícil de soportar), ¡castigo de Dios! (muy frecuente entre los niños cuando algo se pensaba que sucedía como castigo), ¡Vaya por Dios! (resignación), ¡voto a Dios! (para jurar).

Antiguamente existía como signos de reverencia y respeto, la costumbre de besar las manos consagradas de los sacerdotes y en el caso de los niños también el crucifijo de las monjas como las Hermanas de la Cruz cuando estos iban por la calle.

Por último existía la costumbre de besar el pan cuando se desechaba en la basura por haber caído en lugar sucio o por haberse puesto duro y la persona se persignaba como pidiendo perdón por tirar “el pan de Dios”. Esta misma expresión era frecuente en las casas decir a los niños que “con el pan de Dios no se juega”

Bibliografia:

“Tópicos religiosos en el español coloquial”. RUBIO GONZALEZ, Lorenzo. Rev. de Folklore no 23 (1983)