Creación sucesiva de las Hermandades históricas de Coria del Río

Centrándonos en el origen de las hermandades históricas de Coria con antelación al s. XX, podremos observar con este trabajo como la creación de cofradías en Coria ha respondido en todo momento a las circunstancias sociorreligiosas de las distintas épocas y de acuerdo con el espíritu de piedad propio de las mismas. Así si bien la Iglesia en los s. XIII permitía el protagonismo de distintos santos abogados para encomendarse a ellos en ciertas enfermedades o calamidades como este culto derivó en gran parte en superstición, con posterioridad a ese siglo se impulsó el culto a Santa María en detrimento de otros santos, así bajo el respaldo parroquial debió surgir la primera hermandad de Sta. María [de la Estrella] que tendría carácter militar. Posteriormente a comienzos del s. XVI la parroquia toma en consideración la necesidad del socorro de pobres y enfermos y así surgiría la cofradía de la Santa Caridad como filial de la anterior con misión de atender al sostenimiento de un Hospital (Posteriormente esta cofradía tomo título de la Misericordia). Es ahora en el s. XVI cuando eclosiona el fervor por el culto a la figura de Jesús sufriente durante su pasión y así aparecen las cofradías penitenciales en Coria como la de Veracruz y Soledad (ésta a finales del s. XVI), posteriormente para completar los pasajes primordiales de la Semana Santa se añade la cofradía penitencial de Ntro. Padre Jesús Nazareno o Cristo de la Misericordia (a principios del s. XVII). Tras el concilio de Trento, la Iglesia quiere respaldar los aspectos más debatidos con el protestantismo como son la presencia real de Jesús en la Eucaristía y la existencia del Purgatorio y la importancia del sufragio por los difuntos, constituyendo en todas las parroquias una cofradía Sacramental y otra de Animas. Las denominadas hermandades “parroquiales”, son aquellas que estaban formadas por personas estrechamente ligadas a las parroquias y que le servían de sostén económico, fundándose la mayoría de las veces a instancias de las autoridades diocesanas con sede en la parroquia, y careciendo por ello del apoyo popular de las penitenciales, conceptuándose como parroquiales las del Santísimo Sacramento y de Ánimas, y en cierta medita la de la parona Ntra. Sra. de la Estrella.

Por otro lado, la ubicación de una cofradía en una parroquia o en una ermita (téngase em cuenta que coria no contó con convento sino con un conventículo de franciscanos en determinados momentos) no es una cuestión intrascendente, pues durante el Antiguo Régimen, motivaciones de índole económica dan pie a que el estamento eclesiástico potencie al máximo todo tipo de manifestaciones de religiosidad popular. Sin embargo, fue mucho más importantesu fomento por las ordenes religiosas mendicantes, como dominicos y franciscanos, que por el clero secular que estaba desmotivado en su impulso y participación activa. Esta actitud era consecuencia, de la seguridad económica que ofrecían a los eclesiásticos seculares las fábricas parroquiales, con sus ingresos más quesuficientes provenientes de los diezmos que les correspondían, y las rentas de los bienes de su propiedad. Por el contrario, en las iglesias conventuales o en su defecto en ermitas y caplillas las ordenes religiosas promovieron la fundación de cofradías, y fomentan el fervor religioso a determinadas advocaciones con fuerte raigambre local. De esta manera,vinculan el mayor número posible de vecinos a esos lugares de culto, obteniendo recursos económicos para soportar los cuantiosos gastos derivados de su mantenimiento. Así, la Vera Cruz se fundo en la ermita de San Juan Bautista por parte de los franciscanos que disponían de una pequeña "residencia" en sus proximidades, y la Soledad labró ermita bajo los auspicios dominicos en las próximidades del barrio de los pescadores de Coria del Río, y el Nazareno al parecer se funda en la capilla del Hospital de la Caridad de Coria del Río en este caso bajo auspicio parroquial y con graninterés del Concejo Municipal. Las tres estaban interesadas en el citado estado de cosas, pues al tener sus sedes fuera de iglesias parroquiales, eran más autónomas y menos sujetas al control de la autoridad diocesana con quien era habitual tener conflictos, sobre todo cuando intentaba imponer sus decisiones que muchas veces eran restrictivas con respecto a las tradiciones arraigadas y manifestaciones de religiosidad popular no muy en consonancia con las directrices del Obispado.

Más tarde el culto mariano se asoció en gran medida a prácticas piadosas como el rezo del Santo Rosario, las del privilegio Sabatino y el Escapulario, lo que llevó asociado en Coria a que naciesen las Cofradías de la Virgen del Rosario a principios del s. XVII y la de la Virgen del Carmen a principios del s. XVII (1603). Por último surge la hermandad del Rocío en Coria a mitad del s. XIX con vocación ganadera pues se reconocía a esta Virgen como “reina de las Marismas” y por tanto patrona popular de los ganaderos locales, además junto con la celebración de la romería desde 1772 el Duque de Medina Sidonia señor del Condado de Niebla había fundado las Ferias del Rocío para hacer sus intercambios y ventas, con ello para los ganaderos corianos se unían un motivo religioso a otro económico, que atraía no sólo a corianos sino que la gran concurrencia a la aldea (más de 10.000 personas) a partir de tomar carácter de mercado ganadero aseguró más y más el éxito de esta romería.