El ritmo de las horas antiguamente y el Campanario de la Iglesia Parroquial de Sta. Mª de la Estrella de Coria del Río

F.J. Barragán con la colaboración de Rafael Cardenas LLano

Las campanas de la iglesia se usaron durante muchos siglos para avisar de los distintos acontecimientos religiosos de una localidad, en concreto en su origen marcaban las distintas horas de los rezos en los monasterios y de ahí fueron trasladadas a marcar diversos toques relacionados con actos religiosos que afectaban a las parroquias y a su feligresías. El tiempo tenía para el hombre medieval dos referentes; el primero, de carácter físico, era el sol; el segundo, de carácter espiritual, eran las campanas de las iglesias. Así dentro del día, el ritmo de las horas se inspiraba en el de las previstas en las reglas de los monasterios para sus oraciones y las campanadas de las iglesias se encargaban de recordarlas. Era una época en que el tiempo del pueblo, se marcaba no solo a través de los relojes (de sol naturalmente), sino que los diversos toques de la iglesia fijaban el transcurrir de la jornada, de la semana, del año y de la vida. Marcaban espacios festivos o de luto, e indicaban con sus toques la relevancia de ciertas personas, bien en el momento de su muerte, bien en otros acontecimientos extraordinarios.

LAS HORAS Y EL RITMO DE VIDA DIARIA

Para comprender las horas en que se realizaban los toques y su sentido hay que conocer que antiguamente el tiempo se dividía de forma distinta a como se hace ahora con 24 horas de las cuales aproximadamente 12 corresponden a la noche y otras 12 al día. El tiempo se dividía en fracciones de 3h de las actuales, en lo que se llamaban horas canónicas que marcaban el tiempo de las distintas oraciones (ajustándose o siendo estas horas relativas en cada momento a la situación del sol en esa estación del año, pues a falta de relojes mecánicos el patrón de medida del tiempo eran los relojes solares). Por tanto las aproximadas 12 horas nocturnas, se agrupaban en un periodo de 6 h. desde el atardecer hasta la medianoche y otro de 6 h. desde medianoche hasta el amanecerse. El día en cambio en sus aproximadas 12 horas desde el amanecer se dividía en cuatro periodos de 3 h. cada uno. Por tanto la medida del tiempo era variable según la duración del día y la noche en cada comento del año. Las “horas canónicas” por las que se regía en general la vida diaria y en particular los rezos monacales se detallan a continuación:

-La Prima: Era la primera hora después de salir el sol, aproximadamente las seis de la mañana.

-La Tercia: Se trataba de la tercera hora después de salir el sol, es decir, las nueve de la mañana.

-La Sexta: Sexta hora después de salir el sol, las doce del mediodía.

-La Nona: Novena hora, las tres de la tarde (aunque con el tiempo esta hora se avanzó a mediodía marcando así para los laicos la mitad de la jornada de trabajo dividida así más racionalmente en dos partes iguales).

-Las Vísperas: tras la puesta de sol, habitualmente sobre las 18:00 h.

- Las Completas: antes del descanso nocturno, las 21:00

-Los Maitines: Medianoche, las 24:00 h.

-Los Laudes: Las tres de la mañana.

Reloj de sol que está graduado como antiguamente se regía el horario de la jornada es decir segun las "horas canónicas". Más tarde se tomó la costumbre de seguir "las horas civiles" del día que se fijaro dividiendo el mismo en 24 horas, distribuidas igualmente en doce para la madrugada-mañana y otras doce para la tarde-noche.

Estas “horas canónicas” en que se dividía el día eran conocidas y nombradas así por el común de los vecinos y no sólo por los clérigos, horas que se registraban por medio de las campanas de la iglesia, pues a ellas se ajustaban en sus oraciones los tres clérigos que había en Coria: el cura y los dos beneficiados. En algunos casos en lugar de oración a esa hora correspondía la celebración de una misa. El encargado de regular los toques así como de abrir y cerrar las puertas de la iglesia era el sacristán que para tal efecto vivía en la misma iglesia. Generalmente sólo se prescindía de tocar los maitines (medianoche) para así no perturbar el descanso nocturno. La duración de los periodos no podían controlarse, porque los toques de prima y completas se hacían coincidir siempre, en cualquier época del año, con el alba y el crepúsculo, y a partir de ellos se computaban el resto de toques, con lo cual sólo en los equinoccios se conseguía, aproximadamente, delimitar fracciones de tiempo homogéneas.

Esquema de la distribución de los rezos canónicos que debían de hacer los monjes en sus monasterios y las monjas y frailes en sus conventos. También de manera parcial los presbíteros estaban obligado a rezar los citados "oficios". Estos se ajustaban a momentos fijos del día por eso a las llamadas "horas canónicas"

Los dos momentos principales del rezo de los Oficios de la Horas son Laudes y Vísperas, antiguamente llamadas Horas Mayores, pues Laudes se reza al comienzo de la jornada y Vísperas al finalizar el trabajo del día. Tercia, Sexta, Nona son las llamadas horas intermedias El Concilio Vaticano II suprimió la hora de Prima y los Maitines los llama Oficio de Lecturas aunque no ya se sujeta a la medianoche sino algo antes de los Laudes o se junta a estos y que las Completas es siempre la oración para poner fin a la jornada es decir antes de acostarse. Los monjes, frailes, monjas y consagrados obligados a coro mantienen la obligación de las ocho horas canónicas (salvo el cambio indicado que los Laudes ahora se hacen a la hora de Prima que por tanto se ha suprimido de los rezos.

Estas horas de rezo u Horas Canónicas se establecieron por San Benito y así se haría estos rezos desde el siglo VI. La inspiración viene del Salmo 5 que indica: "Siete veces al día te alabaré", y también “a medianoche me levantaba para darte gracias”.

Reloj de sol que está graduado segun las horas canónicas
horas en Palestina tal como las tomaba el imperio romano

Esta antigua medida del tiempo (que por la latitud de Palestina sería muy aproximada a la de España) siguiendo el ritmo solar se mantuvo hasta 1925 en que se establecio un Horario Universal Coordinado (UTC) que dividiá las zonas del planeta según 24 husos horarios distintos.

Es curiosa la asociación de las horas caónicas a los sucesos que tuvieron durante el Viernes Santo día en qu Jesús fue ajusticiado. En algunos libros de rezos de laicos llamados "libros de las Horas", la consideradas Horas de la Pasión o de la Cruz suelen venir con ilustraciones o dibujos que están ordenadas siguiendo las horas canónicas de los rezos monacales: Maitines (0 h)- Huerto de los olivos (Cristo ante Caifás). Laudes (3h)- Traición de Judas (Cristo ultrajado, Flagelación). Prima (6h)- Cristo ante Pilatos, Pilatos da a elegir entre Cristo y Barrabás. Tercia (9h)- Pilatos se lava las manos, Camino del Calvario (Flagelación, Coronación de espinas). Sexta o mediodía (12h)- Crucifixión, esponja presentada a Cristo. Nona (15h)- Lanzada, Muerte. Vísperas (18 h)-Descendimiento, llanto de la Virgen. Completas (21h)-Entierro, soldados ante el sepulcro.

En cuanto a lo que podemos llamar tiempo cotidiano la verdad es que entonces se vivía sin preocupaciones por la precisión y sin demasiadas inquietudes por el rendimiento en el trabajo que se ajustaba al ritmo solar. Toda la vida y jornada laboral se ceñía a la luz solar, todo el mundo se levantaba al amanecer y se acostaba poco después del ocaso. El único sistema de referencia para medir el tiempo era el señalado por las horas religiosas, registrado por medio de las campanas de la torre de la iglesia. Los toques de las campanas en Coria no sólo servían para marcar el tiempo religioso, basado en el ritmo solar, sino que era un referencia general de la gente. Así se dividía la jornada de acuerdo con los tiempos de oración: alba (comienza la jornada), mediodía (la hora de comer) y atardecer (hora de regresar a casa tras el trabajo), acabando con la oración por los difuntos, ya de noche cuando al gente acostumbraba a acostarse.

LA TORRE DE LA IGLESIA DE CORIA Y SUS CAMPANAS

La iglesia parroquial de Santa María de la Estrella tenía primitivamente una pequeña torre adosada al ábside posiblemente don sólo una o dos campanas pequeñas, sin embargo en 1777 se construyó la actual torre campanario de estilo barroco para cuatro grandes campanas. La torre sobresale por su altura del resto del edificio de la iglesia, y se haya construida a la izquierda de la puerta principal de la misma. El campanario es muy parecido al de otros pueblos de la zona pues el s. XVIII fue una época en que se pusieron de moda tales construcciones. Tras el terremoto de Lisboa de 1755 la iglesia tuvo un periodo muy amplio de reformas y reconstrucción en el que se inscribe la construcción del nuevo campanario.

Torre de la Iglesia de Sta. Mª de la Estrella

El campanario presenta un vano en cada cara para su correspondiente campana y está flanqueado por dobles pilastras y rematado con un chapitel piramidal decorado con azulejos en damero azules y blancos. El campanario disponía en su origen de una campana grande o gorda (Tan) de Santa María de la Estrella de 1759 (aunque no consta inscripción de esa fecha actualmente) hacia el oeste (frente a la C/ Pinta) con la inscripción superior “Santa María de la Estrella ORA PRO NOBIS” en el cuerpo con epigrafía que indica que fue refundida en 1986 y después en 2002 ( se recuerda que también en 195X fue mandada a restaurar por el Pbro. D. Estevan Rodríguez, se aprecia que es por su mayor uso la que sufre más desgaste); la segunda campana o mediana (Ten) con el nombre de San José y más abajo con la inscripción me hizo José Marcos Rosas en el año 1879 (refundida en 2002) hacia el sur, la esquila o tercera (Tin) de Nra. Sra. del Rosario (con la inscripción superior “Me hiso Juan María Acosta AÑO 1817 y la inscripción en la base “A Expensas de la Hermandad del Santísimo [..Ros..]rio”. ) y la más chica, la cuarta campana con volteo, que es la “esquilita” que se denominaba del Santísimo Sacramento por ser la que avisaba de la salida del viático La tres campanas Tan, Ten y Tin eran tocadas con golpeo de badajo, pudiéndose tocar con sogas desde debajo de la torre junto a la puerta de acceso a la escalera de caracol de subida y también por un hueco con puertas en el cuarto superior de la casa del sacristán. Mientras la esquilita sólo se podía tocar desde el campanario y generalmente usando el volteo. La única original en la actualidad es la Tin pues las otras tres han sido refundidas, al tiempo que motorizadas y afinadas en fechas en que D. Francisco Silva Limón fue párroco. Actualmente la Tan y la Ten (que son las de más uso) han sido intercambiadas en sus posiciones por lo que al campana gorda (Santa Mª. de la Estrella) y por tanto de sonido más grave orienta ahora su sonido hacia la Puebla y la Ten (San José) ocupa el hueco que mira al oeste.

Campanas con las que se avisaban mediante toques específicos de los rezos de los Divinos Oficios, las defunciones, las misas ordinarias o solemnes y de las festividades etc.. Las campanas simbolizan a los predicadores que como ellos llaman a los fieles para que vayan a escuchar la Palabra Divina, a rezar y a recordarles el cumplimiento de las obligaciones del buen cristiano. Es raro encontrar en nuestras iglesias campanas que tengan más de 200 años de antigüedad, pues con el paso de los años y el uso continuado, las campanas se agrietaban y el sonido deja de ser limpio, sino desagradable, por lo que había que refundirlas. Además de las campanas en los días de Jueves Santo y Viernes Santo, cuando estas enmudecen, se tocaba para señalar los actos del culto, la matraca que estaba en el mismo campanario si bien no se conserva memoria del mismo por lo que es posible que se usáse uno manual. La matraca es una rueda de madera de pequeñas dimensiones, con tablones y mazos que al dar vueltas, sus golpes resuenan como unos timbales destemplados, produciendo un sonido seco y extraño, que impregnaba de tristeza el ambiente del pueblo. Desde el campanario de la Iglesia Mayor de Coria se daban los toques a los que más abajo nos vamos a referir.

Cuando en Coria aún no existía la Casa de Cabildos, como lugar de reunión, los vecinos eran convocados a las reuniones del Concejo “a son de campana tañida” congregándose en el pórtico o en el porche de la iglesia parroquial. En el siglo XVI se consiguen los medios técnicos necesarios mediante relojes mecánicos para llegar a controlar la división del día en 24 horas invariables y hacer público el paso del tiempo mediante las campanadas realizadas en las grandes ciudades mediante un reloj civil que controlaba mejor el tiempo de sus habitantes. Los relojes del Ayuntamiento tenían poca precisión y se estropeaban con frecuencia. En Coria no será hasta 1799 cuando se aprueba la construcción de un campanario y se comprar un reloj para la casa consistorial por importe de 31.495 rs., en la famosa “esquina del reloj”.