Donde no hay esperanza, hay un baño de luna (Sky)

DONDE NO HAY ESPERANZA, HAY UN BAÑO DE LUNA


A penas se aprecia la silueta de un gran lobo que descansa en una madriguera oscura de alguna parte de Montserrat. Las paredes rezuman un líquido viscoso que huele a hiel. El animal es gris jaspeado y se aprecia un amarillento apagado en su pelaje. A penas se le distingue un círculo plateado plateado en el pecho, y aunque su pelaje es bastante claro, se funde totalmente en la oscuridad.


El lupus tiene los ojos completamente cerrados al mundo al cual ya no siente que pertenece.


Sus pensamientos, igual de oscuros que la caverna, le hunden en un auténtico horror de palabras que resuenan en umbra, ecos de asquerosa porquería que vuelven como los recuerdos del doloroso pasado.


Los secretos son gusanos de la podredumbre.

Allá donde cría y mora. Aquí está, en mí está, aquí mora.

Wyrm en el cuerpo de Kaos… la victoria de la Sierpe.

Nada vale la pena, porque nadie nos recordará.

Creíste estar dormida, creíste despertar, pero la verdad es que siempre has estado muerta.

Ya naciste muerta, en ese laboratorio.

Más rota, más fuerte. Más muerta.

Muerte.

Muerte.

Muerte.


El Wyrm está cerca. Quizás la cacen esa misma noche, quizás en la siguiente. Quizás la abracen y le den un sentido a su vida, antes de que el harano la anule totalmente. Ha caído en la trampa de la culpa, la pena y el dolor. Pero sobre todo conoce la certeza de que no hay victoria, ni gloria. Todo ese derrumbe emocional era un peligro que vio claramente muy cerca de sus cachorros, pero no lo vio venir hacia ella, porque cuando una madre tiene crías, se olvida de ella misma.


Mordió la presa y estaba envenenada, y la caza se vengó de su amazona.


Y el cínico sonrió al hacerlo, disfrutó al hacerlo, se lo vio en la mirada, como si lo hubiera hecho un auténtico Señor de las Sombras. Le arrancaría la cabeza, si no fuera porque nada le compensa. Nada la ata ni le importa. Todos los que ella ama, la abandonarán o la odiarán o… simplemente no la comprenderán.

Ya no le riñe Ushuaia con su dulzura.

No oye a Axel preguntándole todo, curioso.

Y no nota la conexión de Héctor, defendiéndola a su espalda.

No hay pechos de Rabia Virtual que le sonroje.

Mortis no la provoca.

Ya no siente a Noa, ni a Julio, ni a Alba, ni a Sara, ni a Gregal… Ni a Garra Oscura, ni a Julius… ni siquiera quiere pelearse con Geri, que ya es decir, ni discutir con Juan Carlos y Búho Gris.

No siente la determinación de Brava, ejemplo claro de lo que ella misma tendría que haber hecho.

Las palabras de Flor de Atenea no la acunan.

Los abrazos del espíritu de Iris, ya no le templan el alma.

Alex ya no le canta a su espíritu.

Coyote no la hace reír…


Se quedará allí, quieta.

Será una roca inerte aunque Awen le hable cada noche sin dejarle dormir, y se haga pesada.

Porque ya no hay esperanzas.

Porque Wyrm ha ganado.


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Unos pasos se acercan: cinco figuras hablan distendidamente de un cuaderno de cuentos. Parecen animados y consolados. Entre canturreos, una voz femenina dice algo sobre retomar la idea de realizar un ritual de Baño de luna...


Y de pronto, unos ojos brillantes, entre grises y verdosos se abren de par en par en la oscuridad.