Muros vacíos (Diana)

Muros vacíos (por Nieve Nocturna):


El eco de los pasos resonaba entre los muros vacíos de la sala…golpes contundentes sobre mármol bien pulido, pasos decididos, pero a la vez como si se incrustaran en cada baldosa, como si quisieran quedarse anclados allí y no alejarse de él…pero tenía que hacerlo, por el bien del clan y de Gaia, aunque eso significara romperme por dentro…rompernos, quedarme vacía por dentro, como aquella sala.

Así abandonaba el segundo lugar al que consideré un hogar, esta vez por propia voluntad, aunque realmente no quisiera hacerlo, con alguien que me quería a mi espalda, espantado por la posibilidad de no volver a vernos, dolido por preferir alejarme antes que tentar la posibilidad de romper la letanía, triste por mi decisión, enfadado por no tenerle en cuenta y preferir ayudar en la lucha contra el Wyrm en tierras lejanas, ¿se puede sentir tanto a la vez?

Poco portaba conmigo al salir por la puerta, pero lo que más pesaban eran los recuerdos, los sentimientos de un amor prohibido.

El colgante que me regaló aún lo conservo junto a mi piel, fría, como mi corazón, como la nieve que me esperaba fuera de la estancia…

Aún recuerdo el día que nos conocimos, tras mucho viajar, los espíritus me guiaron hasta un clan de las estepas rusas, me susurraron que allí encontraría un lugar donde se me requería. Nobles guerreros, sabios, theurges como yo donde seguir aprendiendo los misterios de Gaia, galliards que calentaban las noches de duro invierno con su música e historias, bromistas y astutos garous y por supuesto parentelas de las mejores familias. Nunca supe sobre mi verdadera familia, y encontrar un lugar donde poder asentarme y quizás formar una familia me llenaba de esperanza. Cuando llegué, se estaban sucediendo unos duelos, me senté a verlos tras presentarme al líder del clan. Salvo algunas miradas furtivas, me sentí arropada casi de inmediato. Aquella sería la primera de muchas noches felices.

Entré a formar parte de una manada a cargo de un noble guerrero garou nacido en luna ahroun, su porte y aspecto fiero infundía respeto, pero conforme nos conocíamos, su fachada se desmoronaba cada vez que estábamos cerca, su mirada era tan intensa que tenía que apartar la vista o me quemaría junto a él, temiendo caer…solo me quedaba intentar alejarme.

Conforme pasó el tiempo, su atención y preocupación porque pudiera ocurrirme algo, empezó a interferir en algunas misiones y cada vez tenía más claro, que sino quería romper la letanía tendría que marcharme.

La llamada de una lúnula llamada Awen, pidiendo ayuda desde muy lejos, llegó en el momento que me planteé alejarme y evitar cometer una afrenta a Gaia y privar al clan de un gran guerrero.

Tras comunicar, arrastrando las palabras, mi triste decisión, con la garganta conteniendo un aullido de desesperación, me alejé de las frías tierras rusas y de mis días de mayor felicidad, rumbo a España.

Allí va, hacia tierras extrañas…alguien que algún día tuvo corazón.