Un aullido de viento (Rafa)

Sombras, cadenas, gritos. Se arrastraba por el suelo de baldosas blancas, manchadas de sangre. Aún portaba su espada, entera, si bien con más grietas que nunca. La luz de Selena parecía lejana pero a cada paso el reflejo puro, limpio, invadía las paredes por las que dejaba una marca de sangre al pasar. Cada vez más claro su ánimo, elevado hasta el momento en que Luna y él fueron vomitados de aquella colmena. En sus oídos, se imponía el silencio tras la batalla.Luna guiaba el camino, Luna le indicaba con su voz. Todo daba vueltas, cansancio , Rabia, el cuerpo de gregal no respondía y sus ojos bestiales perdieron se nublaron camino a casa, sumiéndose en un anochecer.


Al alba estaba en su habitación, en una gran masía. Un árbol balanceaba su verde copa mientras el viento jugaba a devolverlo, jugando. Miró por la ventana, un susurro de aire se colaba entre los cristales como el susurro de un pariente que despierta a su descendencia por la mañana.

Se sentó el borde de la cama, le dolía todo. La noche le resultaba confusa.


-¡Papaaaaaaaaaaaá!


Un niña de ojos marrones inundó la habitación, con su sonrisa, con su alegría, con su ruido infantil y el impulso del abrazo lo tiró sobre sus heridas , tirando un palo y libros que llevaba sobre el dolorido Gregal, un largo y fino tronco que, a pesar de estar cortado, seguía verde en un extremo mientras que el otro se mostraba negro y seco.


Gregal no dijo nada, pero una lágrima llamaba a reunir a otras mientras pensaba en todo lo que el mundo le había regalado.En cómo había estado a punto de perder a Galerna, de cómo se rebeló contra la red de araña que lo tenía preso.... y cómo , cada día nuevo, había sido un regalo en el que se jugaba la vida.


-Ya he vuelto, Gal….Nunca más te dejaré sola… - El padre, sin deshacerse del abrazo de su hija, la sentó en su regazo.Mientras observaba su felicidad, y se dejaba contagiar, se percató de la vara que había dejado la niña en la cama. Y se dejó llevar por la fantasía de los cuentos.

-¿Quién te dió ese palo? Le preguntó el adulto.


-¡Luna! Me dijo que era un báculo muy importante , y que debía encontrar a su dueño- Exclamó feliz la niña, emocionada mientras agitaba las manos como si sostuviera una ardiente idea.


Galerna estalló en una rápida explicación, apresurada.


-¡Papá! ¡Me gustaría hacer un viaje contigo! ¡Es como un viaje para encontrar a alguien muy importante y hacer que ese...eh…-la niña buscó la palabra enterrada en su vocabulario- ¡Báculo! Le llegue a su dueño ¡Así podrá estar con Jordi! Él lo ha dibujado, y no deja de dibujar cosas así y… -


Su voz se perdía en una feliz explicación de los cuentos con los que había enterrado a su padre, cuentos cuyas portadas tenían monstruos negros e infantiles figuras verdes.

Desde la puerta , una poderosa figura de mujer miraba la escena pero con expresión solemne,conteniendo una conversación llena de sombras que crecía alrededor de la felicidad que iluminaba la estancia, ajena a ella.

Sus ojos de plata, igual de mortíferos que el metal que podría herir ahora a su amado, se perdían en el dibujo de una de la portadas donde se veía una figura de un héroe con espada, defendiendo una bandera con de una corona de lunas y estrellas que adoran un Sol, y de él surgían ríos cuyas orillas estaban florecientes de penas y alegrías, de aventuras e incertidumbres .

Aventuras, como la vida, desconocidas.

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