Tejida por arañas envidiosas (Rafa)

Esta historia ocurrió antes del ataque a La colmena ,tejida por arañas envidiosas y venenosas como serpientes .


Alejados del gentío, antes de cualquier batalla, Luna había encontrado a Gregal reposando con los ojos cerrados. Apretaba su espada hasta expulsar la sangre de sus manos y dirigirla a sus músculos en tensión , su respiración acelerada , sus ojos buscaban entre las sombras una silueta amenazante contra la que volcarse y desatar toda la ira que tenía acumulada…¿Por qué tenía que pelear? ¿Por qué sentía miedo de morir a cada paso?

Sabía las respuestas, pero no quería soportar el peso de sus decisiones.


Extrañada , poco a poco como quien se cuela en el dormitorio de un desconocido , Luna entraba bajo la sombra del árbol donde el intranquilo Gregal había elegido intentar descansar.


El crujir del suelo entraba en sinfonía con el fluir del riachuelo pero alteró la paz de lugar sobresaltando a Gregal, desenvainando su espada de un salto sin mirar que no había enemigo.

Con los ojos abiertos y la sangre helada, Luna dio un paso atrás y Gregal abrió los ojos y la vió, sentándose en el suelo de nuevo mientras una lágrima caía por su rostro.

Apartó la cabeza.


-¿Otra pesadilla? Ya sabes que no son reales, estás con nosotros y con Gaia. Aunque el Wyrm te llame, tú eres más fuerte que sus Perdiciones.-


El abatido guerrero no respondió,pero dejó caer otra lágrima.Se pasó la mano por la cara y se respiró.


-Estoy bien, solo necesito intentar dormir....-Dijo, dejando su espada al lado, como abandonada.

Levantó la mirada, apoyándose en el árbol.


Luna se mordió los labios, pensativa, hasta que decidió soltar la carga que le quemaba:


-Gregal...Quiero que sepas que el plan no ha salido mal… todo funcionó según lo esperado, puede que incluso mejor. Ya sabes que puedes hablar conmigo de lo que quieras, con seguridad, pues al fin y al cabo vivo entre las palabras de mis pacientes.


Nunca quise que te ocurriera nada malo, simplemente no calculé hasta donde podía llegar Dalmau y sus Perdiciones.-


Sube la tensión. La orejas se mueven, agitadas por los sonidos que Luna había tejido en el aire. Su respiración se acelera y los pensamientos empiezan a agilizarse. Se libera adrenalina, se nubla la razón.


-Tú…¿Me vendiste?


Una mano se aferra a la espada, un pensamiento se desliza por los recovecos de su mente y habla con su propia voz bífida:


Al final, no eres parte de ellos.No buscan tu compañía,ni proteger a los suyos.


Sólo su maldita guerra, caduca,perdida, contra el imparable avance del bienestar humano.


Sus músculos recibieron la ansiada orden. Su pecho quemaba de agonía al no encontrar el frescor que había venido a buscar y la serpiente en su oreja cumplió el resto del movimiento.

La espada brilló el cuello de Luna, bajos los ojos de un desquiciado Gregal , cuyas pupilas estaban fijas en su presa. Como un colmillo, el filo se hundió lentamente en la piel de la psicóloga, mezclándose con sus lágrimas bajo la garganta.

Otra voz, sorda, grave y potente respira mientras habla en su cerebro:


¡Lucha, por los tuyos, por lo tuyo, por lo que te pertenece!


¡Sé fuerte, muéstrate bravío!


En mi laberinto no hay espacio para los débiles…


¡Si eres el campeón, que sea el Campeón del Toro!


Y Gregal, lo imaginó, saboreó cada gota de sangre que manaría de aquella garganta. Imaginó como sería su vida, si no hubiera escuchado las voces de su cabeza...Pero no eran voces, eran espíritus, controlando su vida, sus acciones, sus esperanzas…


Y una ráfaga de aire sopló fuerte, golpeando de cara a Gregal, y sintió que la Psicomaquía se debilitaba, que su voluntad volvía y podía volver a respirar.


Y cayó las espada.

Y cayó Gregal, de rodillas.

Y lloró, mientras Luna le observaba en la noche del valle,con su bata blanca.