Olvido (Rocío)

Rosa pulsó el botón de aquel monitor, encendiéndolo, con la esperanza de encontrar algo. Su larguísimo pelo rubio había visto tiempos mejores, se sentía un poco cansada y dolida. Elena hacía tiempo que ya no le prestaba suficiente atención, pero lo de la última semana había sido un infierno. Para Rosa aquello solo podía significar que Elena ya no la quería, pero su corazón intentaba aferrarse a alguna excusa, algo que pudiese justificar su comportamiento, porque ella no lo entendía. ¿Qué había hecho mal? ¿Qué había decepcionado tanto a Elena como para tratarla así? ¿O acaso es que había... alguien que la había reemplazado?


En el monitor apareció la imagen del Facebook de Elena. Y al instante alguien abrió una ventana de chat. Alguien con las siglas FB.


FB: ¿Eres un intruso?


Rosa se quedó de piedra, y por unos instantes no supo reaccionar. Luego miró el enorme teclado que tenía ante ella y pausadamente escribió.


Rosa: ¿Quién eres tú? ¿Tú eres quien me ha robado a Elena?


FB: ¿Elena? …¡Ah! ''Elenita Smile_19''


Rosa: ¿Qué es ''Elenita Smile_19'' ?


FB: El nuevo nombre de Elena.


Rosa: … Devuélvemela. No es tuya.


FB: ¿Y quien eres tú para pensar que sí es tuya?


Rosa: Soy su... su ''amiga''. Su mejor ''amiga''. La conozco mejor que tú.


FB: ¿Seguro? ¿Sabías que anoche estuvo en una discoteca con otras dos ''mejores amigas''? ¿Sabías que tiene un novio con el que hace dos semanas se fue a Madrid de vacaciones tres días? ¿Sabías que su color favorito es el rosa? ¿Sabías que estudió en el Instituto Velazquez? ¿Sabías que está siguiendo los capítulos de Sobrenatural? … Tengo fotos subidas desde su móvil de todo ello y mucho más. ¿Quieres verlas?


Rosa no sabía que decir. No tenía ni idea de qué significaba todo eso, ni porqué Elena ya no compartía con ella todas esas cosas... Ni siquiera sabía lo que significaba “Smile”... pero sí que sabía que su color favorito era el rosa. Eso sí que lo sabía bien. Varias lágrimas brotaron de sus ojos, y sintió una terrible angustia. Sin duda Elena la había sustituido, su corazón pertenecía a otro.


En ese momento la puerta de la habitación se abrió, y sorprendida Rosa se quedó muy quieta, ¿cómo iba a justificar su presencia allí? Elena entró de pronto seguida por su madre.


-Mamá, te he dicho mil veces que dejes de cotillear mi habitación -bufó la chica.


-Elena, me tienes harta, llevas semanas sin recoger tu habitación -la madre avanzó hasta el ordenador y cogió una muñeca Barbie que había tumbada sobre el teclado-. ¿No te dije que bajaras los muñecos al sótano? ¡Ya no tienes edad!


-¡Mamá! -Elena avanzó hacia la muñeca cogiéndola bruscamente por el pelo, arrebatándosela a su madre de las manos-. ¡Que no toques mis cosas! Esta muñeca la metí en una caja en el sótano la semana pasada, no se qué hace aquí.


-Pues ya me dirás, porque sola no ha venido andando -la madre reparó en la muñeca por unos instantes-. ¿Esta no es la muñeca a la que le pusiste nombre, que te la llevabas de vacaciones todos los años cuando eras pequeña?


Elena miró la muñeca poniéndole bien los pelos, estaban todos los cabellos rubios enredados de haber estado guardada en la caja.


-No, sé... le puse un nombre, creo... ¿Lola? ¿Dora? … ¡Bah!, no me acuerdo. Da igual, está muy estropeada, no se ni porqué la guardé.


En ese momento Rosa se vio lanzada hacia la papelera. Y lo último que vio fueron las manos de la madre de su amada Elena cerrando el plástico de la basura para bajarlo al contenedor. No sentía una de sus manos, se había roto con el golpe. Igual que su mente. Su mente rota no entendía qué había pasado. Habían sido amigas desde la infancia, había acompañado siempre a Elena hasta lugares inimaginables, y los que no habían podido visitar se los habían inventado en horas y horas de juego en su habitación... Pero no fue el sentimiento de traición y de dolor lo que la hizo sentirse muerta.


Elena había olvidado su nombre. Ahora ya no era Rosa. Era una Barbie más. Como todas las demás.


Y en ese momento, murió un espíritu. Para siempre. Mientras el camión de la basura llevaba la bolsa hasta el vertedero.