4.12. Fontana di Trevi (L)

La primera sensación que tienes nada más llegar, no es que la fuente esté en la plaza, sino que la Fontana di Trevi es la plaza, o al menos, ¾ partes de ella. Es una fuente muy grande, pero en un espacio tan reducido, y con tanta cantidad de gente, que parece mil veces más grande de lo que es. El efecto también se intensifica por la posición de la fuente. En realidad está adosada a un edificio, por lo que la decoración de éste, las ventanas, y las esculturas de la fuente forman un grupo inolvidable. Además, para poder observarla mucho mejor, la fuente se encuentra a un nivel inferior al del suelo, por lo que la visión es más solemne, en realidad, no estás contemplando una fuente, sino una obra maestra. Frente a ella hay una escalinata, a través de la cual accedes a unos bancos de piedra a distintas alturas, para poder admirar la fuente detenidamente. Sentados en los bancos, observamos detenidamente cada escultura, cada piedra, cada gota de agua que cae, el movimiento de los caballos, que parecen querer salir del agua, e incluso que te van a salpicar cuando lo hagan. Es una maravilla. Sin duda una de las cosas más bonitas de Roma. Bajamos al pie de la fontana para hacernos la foto de rigor, y para tirar las monedas que, esperemos, te aseguran tu vuelta a la ciudad.

Yo recomendaría también pasar por allí de noche. A la luz de los focos, la fuente es más solemne, más mágica. Nos acercamos después de cenar. Seguía abarrotada de gente, e incluso casi nos sorprendió que los caballos siguieran allí, sin moverse, sin escapar de los miles de turistas que los fotografiaban. Nos sentamos otra vez a admirarla durante un largo rato. No podíamos apartar la vista, estábamos como embrujados. Si algún día volvemos a Roma, estoy seguro de que se deberá al hechizo que aquella noche la Fontana di Trevi lanzó sobre nosotros. Bienvenido sea.

Imágenes

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Información

La Fuente de Trevi (en italiano Fontana di Trevi) es la mayor (con 25,9 m de alto y 19,8 de ancho) y más ambiciosa de las fuentes barrocas de Roma (Italia). Según la actual división administrativa del centro de Roma, está situada en el rione de Trevi.

La fuente está situada en el cruce de tres calles (tre vie), marcando el punto final del Aqua Virgo (en italiano Acqua Vergine), uno de los antiguos acueductos que suministraban agua a Roma. En el 19 a. C., supuestamente con la ayuda de una virgen, los técnicos romanos localizaron una fuente de agua pura a sólo 22 km de la ciudad (escena representada en la actual fachada de la fuente). Esta Aqua Virgo corría por el acueducto más corto de Roma directamente hasta los Baños de Agripa y fue usada durante más de cuatrocientos años. El golpe de gracia a la vida urbana de la Roma clásica tardía fue la rotura de los acueductos por parte de los asediadores godos. Los romanos medievales quedaron reducidos a sacar agua de pozos contaminados y del río Tíber, que también se usaba como cloaca.

La costumbre romana de construir una bella fuente al final de los acueductos que traían agua a la ciudad fue resucitada en el siglo XV, con el Renacimiento. En 1453, el papa Nicolás V terminó de reparar el acueducto Aqua Virgo y construyó una simple pila, diseñada por el arquitecto humanista Leon Battista Alberti, para anunciar la llegada del agua.

Encargo, diseño y construcción

En 1625 el papa Urbano VIII, encontrando la fuente anterior insuficientemente dramática, pidió a Bernini que esbozase posibles renovaciones, pero el proyecto fue abandonado cuando el papa murió. La contribución duradera de Bernini fue cambiar la situación de la fuente al otro lado de la plaza para que quedase frente al Palacio del Quirinal (de forma que el papa también pudiese verla y disfrutarla). Aunque el proyecto de Bernini fue desechado en favor del de Salvi, hay muchos toques del primero en la fuente tal como fue construida. También existe una maqueta anterior llamativa e influyente hecha por Pietro da Cortona.

Los concursos se habían puesto de moda durante el Barroco para rediseñar edificios, fuentes e incluso la Plaza de España. En 1730, el papa Clemente XII organizó un concurso sobre la fuente en el que Nicola Salvi perdió, a pesar de lo cual recibió el encargo.[1] Los trabajos empezaron en 1732 y terminaron en 1762, mucho después de la muerte de Clemente, cuando el Neptuno de Pietro Bracci fue situado en el nicho central. Las estatuas de Abundancia y Salubridad, en los dos nichos laterales fueron esculpidas por Filippo Della Valle.[2]

Salvi murió en 1751, con su obra a medio terminar, pero antes se aseguró de que la fea firma de un barbero testarudo no estropease el conjunto, escondiéndola tras una vasija esculpida. La Fontana de Trevi fue terminada en 1762 por Giuseppe Pannini, quien sustituyó las suaves alegorías presentes por esculturas planas de Agripa y Trivia, la diosa romana.

Restauración

La fuente fue restaurada en 1998: la piedra fue limpiada y se instalaron bombas de circuito cerrado y oxidadores.

Iconografía

El telón de fondo de la fuente es el Palacio Poli, al que da una nueva fachada con un orden gigante de pilastras corintias que enlazan las dos plantas. Domando las aguas es el tema del gigantesco proyecto que se extiende hacia delante, mezclando agua y roca tallada, hasta llenar la pequeña plaza. Dos tritones guían la carroza en forma de concha de Neptuno, domando sendos caballos de mar.

En el centro está sobrepuesto un arco del triunfo robustamente modelado. El nicho o exedra central enmarcando a Neptuno tiene columnas exentas para mejores luces y sombras. En los nichos flanqueando a Neptuno, Abundancia vierte agua de su urna y Salubridad sostiene una copa de la que bebe una serpiente. Encima, unos bajorrelieves ilustran el origen romano de los acueductos.

Los tritones y caballos proporcionan un equilibrio simétrico, con el máximo contraste en su pose y disposición (para 1730 el Rococó ya había florecido en Francia y Alemania).

(Fuente: Wikipedia)