3.2.6. Otros lugares (Alhambra)

Imágenes

(Habitaciones de Carlos V. Imagen AlhambraDeGranada.org)

(Patio de la reja. Imagen Enrique1959)

(Baño de Comares. Imagen Alhambra.org)

(Jardines de Daraxa. Imagen Alhambra.org)

(la Rauda. Imagen Alhambra.org)

(Otros lugares en la Alhambra. Imagen GuíasGranada)

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Información

1. Habitaciones de Carlos V

Con vistas a residir en Granada mientras se edificaba su palacio, Carlos V mandó que se adaptaran y construyeran una serie de dependencias según el modo de vida castellano, pues, aunque el emperador y su séquito quedaron seducidos por la belleza del palacio nazarí, su arquitectura estaba lejos de resultarles confortable. Estas dependencias, que fueron construidas entre 1527 y 1537 en torno al jardín de Daraxa, nunca las llegó a ocupar el emperador.

Fueron ornados también por Julio de Aquiles y Alexander Mayner, pinturas que se borraron en 1729 para venida de Felipe V, pero en siglos XIX y XX se han recuperado éstas: sala de las Frutas, salas de la Emperatriz y salas del Emperador. Estas pinturas también han sido restauradas por Victor Medina Flórez y Ana García Buena en la década de 1990.

También se las conoce como las Habitaciones de Washington Irving, ya que fueron habitadas por el escritor estadounidense en 1829, durante su visita a Granada.

Posiblemente aquí escribió sus famosos "Cuentos de la Alhambra". En la primera hay una chimenea con los emblemas imperiales y un techo de artesonado, aún más expléndido en la otra habitación. Techos y chimeneas deben ser obra de Pedro Machuca. La otras dos salas, denominadas de las Frutas debido a su decoración, son más pequeñas, y también presentan como parte de la decoración el lema «Plus oultre».

A la Galería del Peinador se accede desde estas habitaciones, y fue construida también en el siglo XVI sobre el adarve, restaurándose en 1842 según la obra antigua.

2. Peinador de la Reina

El Peinador de la Reina, también llamado Tocador o Mirador, se construyó hacia el 1537 sobre la Torre de Abu l-Hayyay, y su nombre se debe a que fueron los aposentos de la Emperatriz Isabel, esposa de Carlos V. La torre de Abu l-Hayyay, construida sobre el adarve y desde la que se domina todo el valle del Darro, fue decorada por Yusuf I y terminada por Mohamed V. Formaba parte del palacio y era de carácter defensivo. Se llegaba a ella por el adarve cubierto que va bajo el Salón de los Embajadores. La muralla alcanzaba el alféizar de los balcones del Peinador, pero al ser destruida en 1831, se reconstruyó con menor altura y se descubrió una escalera secreta que atraviesa la parte baja de la torre y termina en un rellano del bosque que se encuentra a sus pies.

La entrada a la torre presenta un dintel de madera labrado, y encima dovelas de escayola y un rectángulo con estrellas en relieve. Por desgracia, las inscripciones que existína alrededor de la puerta no se conservan en su totalidad, pero al menos se sabe (por los fragmentos conservados) que son alabanzas a Dios y a Mohamed V lo que esconden entre sus curvas.

La cara sur posee un arco de medio punto que enlazaba con el Peinador, que fue anteriormente una linterna árabe, encontrando en las demás caras un corredor abierto al paisaje. A la derecha de la entrada, encontramos una especie de quemador, formado por una losa de mármol con agujeros por donde salía el perfume de esencias quemadas en una chimenea de la habitación de abajo, por lo que también se le llegó a llamar a esta torre «torre de la Estufa». Son de destacar las pinturas al fresco, realizadas probablemente entre 1539 y 1546, sobre todo (por su importancia histórica) las que representan la campaña de Carlos V a Túnez en 1535, en el que podemos ver desde la salida de la escuadra desde el puerto de Cagiliari, el viaje, el desarrollo de las operaciones militares, hasta la retirada de las tropas y su regreso a Sicilia. También podemos encontrar otras pinturas que representan, desde alegorías de las Virtudes hasta la fábula de Faetón.

La configuración arquitectónica del conjunto del Peinador, se debe primero a una estructura árabe, modificada en el siglo XVI, tras la conquista. La torre monta sobre la muralla y su planta es rectangular (8.10 m x 5.75 m). El interior forma un hueco de siete por cinco metros, dividido por columnas en otro espacio central que se eleva por medio de una linterna hacia una armadura árabe. A la modificación cristiana se debe el segundo espacio superior, construido, según parece hacia el año 1537, para estancia de la Emperatriz Isabel, tomando desde entonces el nombre de Mirador o Tocador de la Reina, y con posterioridad en el siglo XVIII, Peinador. Este espacio consta de una antecámara, llamada a veces de la estufa; el gabinete o tocador, hoy devuelto a su antigua función de linterna y de las galerías exteriores. El gabinete conserva las nueve primitivas ventanas árabes de medio punto, que en época del Imperio tenían vidrieras de grisallas con labores de grutescos. Las estancias, fueron decoradas entre 1539 y 1546 con una decoración pompeyana que cubre los muros, ejecutadas por Julio Aquiles y Alexander Mayner. En la antecámara se representa, en ocho cuadros o departamentos principales, la expedición de Carlos V contra Túnez en 1535.

En la habitación central o Peinador, la decoración arranca de unos zócalos dividido (al igual que en los anteriores) en rectángulos que guardan motivos vegetales. A continuación, una banda con elementos naturalistas da paso a los espacios centrales, donde las ventanas se ven enmarcadas por ornamentos florales, figuritas, animalillos y caprichos sobre un fondo blanco y rojo al estilo de la época del Vaticano.

Desde la antecámara se sale a la galería, aquí, se encuentran representados motivos de grutescos, y algunas figuras relativas a las virtudes teologales y cardinales, dispuestas en unas hornacinas ilusionadas. El trabajo de los cuadros pertenece a Alexandre, así como las figuras principales del conjunto siendo Julio el pintor preciosista de los grutescos en zócalos y frisos.Cuatro son los conjuntos de artesonados que complementan la globalidad de las armaduras. Tres de ellos, los correspondientes a las Galerías exteriores y a la Antecámara, corresponden a espacios creados tras la conquista cristiana de la Alhambra, y tienen una construcción similar.

Constan de pares y cinta situada en el trasdós de estos, para ir formando artesas rectangulares, éstas, se significan y limitan mediante la colocación de una moldura y un rosetón tallado. A la cinta le acompaña un clásico saetín y perimetralmente, a todo el artesonado a modo de discreto faldón, una moldura.

El cuarto artesonado, se sitúa directamente sobre el que fue el Tocador de la Reina, y hoy devuelto a la primitiva linterna árabe. Es un artesonado de limas cuadrado, con una decoración de lazos de a ocho, rematado por un almizate. En el arrocabe, encontramos la inscripción arábiga: "La ayuda y protección de Dios y una victoria espléndida para nuestro señor Abul Hachah, emir de los musulmanes".

El material pétreo que encontramos dentro del conjunto, corresponde a columnas, alféizar de las galerías, alféizar de las ventanas del Peinador y la losa de la chimenea del antiguo sahumerio en la antecámara. Las columnas de mármol aparecen en la galería de acceso y en las galerías exteriores del Peinador. Son materiales árabes aprovechados, y constan de basa, fuste, capitel y cimacio. Los capiteles tienen representaciones vegetales y geométricas.

La losa del sahumerio se sitúa en el suelo, en el extremo sur-oste de la antecámara y fue realizada por Oliver Hurtado en 1540, como complemento a un sahumerio que había situado en las habitaciones inferiores. Es de mármol y tiene unas medidas aproximas de 82 cm. x 74 cm. y presenta 16 orificios de 3 centímetros de diámetro.

3. Patio de la Reja

Se le conoce por este nombre debido a la reja existente en la pared sur a modo de balcón desde 1655. El patio debió construirse a la vez que las Habitaciones de Carlos V. En el centro se encuentra una fuente de piedra y en las cuatro esquinas, cipreses centenarios.

A su derecha se encuentra la Sala de las Ninfas, debido su nombre a unas estatuas femeninas de mármol que se encuentran en el Palacio de Carlos V.

En el centro del Patio se encuentra una pequeña fuente, con taza de mármol blanco reutilizada, que completa el aspecto, a la vez único y tradicional, de este curioso espacio.

En el testero occidental del Patio existe una amplia abertura por la que se divisa el impresionante sótano de la Sala de la Barca, denominado desde el siglo XVII Sala de las Ninfas por unas estatuas femeninas que allí se guardaban.

4. Baños de Comares

Entre las singularidades de la arquitectura islámica que se conservan en la Alhambra destaca especialmente el hammam: el baño de Comares, llamado hasta no hace mucho tiempo Baño Real por haberlo reservado para su uso particular los Reyes Católicos. Hoy sabemos que cada palacio de la Alhambra disponía de su propio hammam, pero éste es el único baño medieval islámico que se ha conservado prácticamente íntegro en Occidente. Tomado por la cultura islámica de las termas romanas, pronto se convirtió en un elemento fundamental del mundo musulmán.

Las estancias del baño de la Alhambra, por su estado de conservación y especial naturaleza, con el fin de preservarlas lo mejor posible, no se visitan habitualmente, aunque sí se pueden contemplar desde otros espacios a través de huecos.

Ubicado entre los palacios de Comares y de los Leones, cerca de las habitaciones del palacio, tiene una puerta directa al patio, junto a la crujía en la que residía y gobiernaba el sultán.

Este baño ha conservado bastante bien todos sus elementos, con las modificaciones estructurales propias de un cambio de uso y de un mantenimiento más testimonial que funcional. La entrada, al mismo nivel del patio de los Arrayanes, conduce a un primer espacio vestibular donde desvestirse, con una alcoba para ello, y una letrina apartada y aireada.

Desde este primer apoditerio se desciende mediante una pronunciada escalera a la sala de reposo, llamada bayt al-maslaj, que es, quizá, el lugar más destacado del baño, y aquí se llama sala de las Camas, por los dos amplios aposentos ligeramente elevados que flanquean la estancia principal.

Todo este espacio está aireado e iluminado cenitalmente por una linterna central, muy frecuente en la arquitectura nazarí. Los elementos decorativos de la sala, fuente, pavimentos, columnas, alicatados y yeserías son en gran parte originales, aunque techos y yeserías fueron reparados y repintados con vivos colores en la segunda mitad del siglo XIX. Las puertas que flanquean a las camas forman parte de la estructura original del baño: además de la de acceso, su paralela abre a un almacén de servicio; las fronteras conducen a una letrina emplazada tras la alcoba, y a las cámaras de vapor del baño.

Toda la zona de vapor del hammam está cubierta con bóvedas horadadas con multitud de tragaluces, ligeramente cónicos, con formas lobulares y estrelladas. Dotadas de cristales practicables en la cara exterior, los servidores del baño las abrían o cerraban para regular el ambiente de vapor de las salas.

Le sigue un espacio reducido y de paso, llamado bayt al-barid, dotado de una pila con agua fría, al que sucede la zona central del baño o bayt al-wastani, estancia amplia y caldeada con un ámbito central flanqueado por sendas arquerías de triple arco de herradura ligeramente apuntada.

Frente al vano de acceso, otro conduce a la última sala caldeada del baño, la bayt al-sajun, a cuyos extremos, bajo amplios iwanes, dos grandes pilas vertían a voluntad agua fría y caliente. Bajo el suelo de esta sala está situado el hipocausto, junto al que se emplazan, tras el arco cegado del fondo, el horno (al-furn) y la caldera, en cuya proximidad se dispone de una leñera para almacenar la materia de combustión, con la consiguiente puerta trasera de servicio.

Las salas de vapor tienen solerías de mármol bajo las que discurren conductos para mantener el calor, por lo que en estas salas se debía usar calzado de suela gruesa. De la misma forma, en los muros se instalan canalizaciones de barro de diferentes tamaños y secciones, para conducir el aire caliente y el vapor de la caldera y alcanzar la temperatura y la humedad necesarias para el baño.

En el siglo XVI se renovaron algunos zócalos cerámicos de estas salas, en alguno de los cuales se puede leer abreviado el "Plus Ultra" imperial, y se habilitó una moderna salida, a través del colindante patio de Lindaraja.

Por su singularidad, el Baño de Comares ha sido para visitantes y artistas uno de los principales lugares de fascinación de toda la Alhambra. Desde el seducido Jerónimo Münzer en 1494, hasta el vanguardista Henry Matisse en 1910 quedaron cautivados por la atmósfera y el misterio de su luz. La nómina de representantes de las artes plásticas que plasmaron sus impresiones es muy extensa; baste con señalar las planchas de Alexandre Laborde (1812), los apuntes de Richard Ford (1831) o el plano que levantó James Cabannah Murphy (1813) con detalles como el circuito de canalizaciones o la caldera del baño.

5. Jardines de Daraxa

El Jardín de Daraxa remozado en el siglo XVI, es el que mejor responde a la idea de jardín cerrado como lugar de encantos y delicias. Tiene el marcado y sobrio estilo de los patios toledanos, con su galería tan castellana, de postes y zapatas. Es un trapecio irregular que en dos de los lados se apoya en el gran palacio de Carlos V, y en los otros dos está cerrado por un pórtico. El centro está ocupado por una hermosa fuente renacentista; seis arriates bordeados con densos setos de boj, cada uno ocupado por cipreses y naranjos, hacen de corona de la fuente y forman una masa compacta y oscura que hace más paradisíaco el efecto del agua del surtidor.

Este jardín, llamado también de los Naranjos y de los Mármoles, se levantó entre 1526 y 1538, al tiempo que se construían las habitaciones de Carlos V, en los jardines que ya existían entre el alcázar y la muralla. El patio está delimitado, al sur, por el Mirador de Daraxa y la Sala de Dos Hermanas, al norte por las habitaciones de Carlos V y a este y oeste por las galerías construidas por el Emperador.

En el jardín podemos encontrar cipreses, acacias, naranjos y arbustos de boj, rodeando la gran fuente central de mármol, decorada en su borde con una poesía, al igual que la fuente del Patio de los Leones, y que se colocó en 1626 aprovechando la gran taza que se encontraba en el Patio del Cuarto Dorado.

Al sur del patio, se encuentran los sótanos de la sala de Dos Hermanas, que forman un conjunto de habitaciones alrededor de la Sala de los Secretos, llamada así ya que si dos personas se colocan cada una en una esquina de la habitación y una de ellas habla en voz baja en dirección a la esquina, la de la esquina contraria escuchará perfectamente lo que la primera dijo, debido a la acústica que proporciona su bóveda vaída.

6. Rauda

Rawda, significa cementerio. Es aquí, a espaldas del Palacio de los Leones, donde la familia real enterraba a sus familiares difuntos. Cuando se descubrieron a finales del s. XIX, se encontraron vacías pues Boabdil se llevó a todos sus antepasados al pie del Castillo de Mondújar (población cercana a Lecrín, en el camino de las Alpujarras).

Frente a ella se encuentra la llamada Puerta de la Rauda, por su proximidad al cementerio. Este edificio de planta cuadrangular, conserva en su interior una magnífica cúpula de gallones, con la tradicional decoración pintada de ladrillos rojos con llagas blancas en "trompe l'oeil".

Se trata de una qubba o pabellón, abierto en tres de sus costados mediante grandes arcos de herradura; el cuarto sirve de puerta de comunicación con el interior del Palacio de los Leones en cuya estructura quedó integrado el edificio, aunque éste es anterior en construcción.

(Fuente: GuíasGranada)