Central hidroeléctrica de Vegacervera
La Sociedad Electricista de León construyó entre 1909 y 1911 el salto de las Hoces de Vegacervera. Un miembro activo de la "Sociedad" era Pedro Fernández-Llamazares, de la banca "Sobrinos de Fernández-Llamazares" y, posteriormente, director de la sucursal del Banco de Bilbao.
En la fotografía anterior se pueden ver las dos turbinas, tipo Francis, construidas por J.M. Voith de 350 Kw cada una. Se aprecia el volante de control de cada una de ellas, el regulador automático de velocidad y el generador eléctrico acoplado sobre el mismo eje en su parte posterior. En la esquina superior izquierda se ve el panel de regulación y control eléctrica.
Vista de la presa y toma de agua.
Aliviadero del canal a su llegada a la central eléctrica.
Edificio de la casa de máquinas de la central.
Vista anterior de la presa y toma de agua.
La toma de agua en la actualidad.
Canal de la central, a su paso por el pueblo de Vegacervera.
En la revista "Estadística Minera de España" de 1915 (Datos de 1914) se ofrecen estos datos:
A fines del año anterior se ha modificado la Central, desmontando las máquinas expresadas, por haberse puesto de acuerdo la Sociedad Hullera Vasco-Leonesa con la Sociedad Electricista de León, que le suministrará 400 HP de energía eléctrica procedente del salto de agua de Vegacervera, al precio de 4,75 céntimos caballo hora. A este efecto se ha instalado en dicha Central un transformador de 400 HP, de la casa de Siemens, en baño de aceite, que reduce la tensión de 20.000 volts, a que está la línea de Vegacervera, a 5.000 volts, pasando a un cuadro provisto de todos los aparatos de medida y seguridad, de donde salen las líneas citadas anteriormente para Cíñera y Santa Lucía, y otra que se ramifica entre todas las dependencias y talleres de la fábrica de Santa Lucía. Dicha instalación, que está funcionando con toda regularidad en la fecha de redacción de esta Memoria, consta en cada uno de los talleres que vamos a expresar, de un transformador reductor de 5.000 á 210 volts y de un motor trifásico asincrónico de velocidad variable por medio de un reostato, que acciona por correa los aparatos correspondientes, habiendo quedado de reserva las máquinas de vapor respectivas y las baterías de calderas correspondientes.
El número de motores eléctricos en funcionamiento es hoy el siguiente: uno de 100 HP que mueve el lavadero; uno de 50 HP para la bomba centrífuga del mismo; tres de 80 HP cada uno, que mueven las prensas de aglomerados, dos de briquetas y una de ovoides; uno de 60 HP para la bomba de elevación del agua del río; uno de 20 HP para el taller de reparación; uno de 20 HP para el cable aéreo; uno de 40 HP para el ventilador de Pastora; uno de 16 HP para el ventilador de Cíñera; uno de 32 HP para el compresor de Pastora, y, por último, uno de 60 HP para otro compresor que se está instalando en las minas de Ciñera."
En el Boletín Oficial de la Provincia de León del 9 de agosto de 1930 se ofrece la siguiente información:
Don José Labayen, Director técnico de las sociedades «Electricista de León» y «León Industrial» en su nombre, solicita autorización para extender la distribución de la energía eléctrica producida en su central de Vegacervera para alumbrado de los pueblos de Vegacervera, Coladilla, Matallana, La Valcueva, Palazuelo, Robles, Pardavé, Barrio de la Estación de Matallana y Orzonaga y para usos industriales en las instalaciones mineras de Picolín, Socabón y fábrica de briquetas de la Sociedad Anglo-Hispana, La Carmonda y La Valenciana.
De la central de Vegacervera sale una linea de alta para el alumbrado de Vegacervera y Coladilla y otra segunda línea también de alta que siguiendo la márgen izquierda del Torio llega hasta la fábrica de briquetas de la Sociedad Anglo-Hispana punto en el cual se desvía a la izquierda por el valle de Valdesalinas, pasa por la Carmonda y termina en la Valenciana; de la Carmonda, parte una dirección que después de cruzar el ferrocarril de La Robla retrocede por los pueblos de Palazuelo y Robles paralelamente a la carretera en construcción de Robles a La Vecilla y a la salida de Robles se bifurca en dos ramales el primero que cruza el ferrocarril de La Robla y el Minero de la Anglo-Hispana y pasa por el barrio de la estación de Matallana para terminar en Orzonaga y el segundo que termina en Pardavé.
Los cruces de carreteras y ferrocarriles que hay necesidad de efectuar son: Con la carretera de León a Collanzo en los kilómetros 28,600 y 33,800; con la de Robles a La Vecilla a los 200 metros del cruce de ésta con la de León a Collanzo; con el ferrocarril de La Robla en el kilómetro 11,500 y en el 13,900 y con ferrocarril minero de la Anglo-Hispana entre la central y el pueblo de Matallana, en las proximidades del pozo Socabón de dicha Sociedad y en la proximidad de la estación de Matallana. Los términos atravesados son los de Villalfeide, Matallana, La Valcueva, Robles, Naredo, Orzonaga,
Pardavé, Vegacervera y Coladilla.
Además de la autorización para hacer el tendido de las lineas de alta tensión antes reseñadas y de las redes de distribución en los pueblos solicita también la imposición de servidumbre forzosa de paso de línea eléctrica sobre los terrenos de dominio público, comunales y particulares cuya relación acompaña. Lo que se hace público para que las personas o entidades que se consideren perjudicadas o que lo deseen puedan formular cuantas reclamaciones tengan por conveniente, dentro del plazo de treinta días, contado a partir de la fecha de publicación de este anuncio en el BOLETÍN OFICIAL de la provincia, en cualquiera de las Alcaldías de Matallana Vegacervera y La Robla o en la Sección de Fomento dé este Gobierno civil, en cuyo centro estará expuesto el proyecto objeto de estas obras al público en los días y horas laborables de oficina.
León, 28 de Julio de 1930.
El Gobernador civil, .
Emilio Díaz Moreu
En el año 2001 la empresa INGETEAM realiza, llave en mano, la instalación de Equipos de Regulación y Control, SCADA y Telemando en la central de Vegacervera, con dos grupos Francis de 0,35 MVA (IBERDROLA).
HISTORIA DE LA ELECTRICIDAD EN LEÓN
Al inicio de marzo de 1886 se tomaba el acuerdo de establecer el alumbrado eléctrico en las calles de León (sustituyendo al de petróleo, carburo y aceite), cuya subasta se anuncia para el 21 del mismo mes (según el diario El Campeón). En 1889 la Sociedad Electrostática de León puso en funcionamiento una central eléctrica de carbón que permitía ya la iluminación de algunas vías principales, aunque la ciudad no tuvo su alumbrado público eléctrico hasta 1916. Esta primera central eléctrica se ubica en la calle Independencia, donde actualmente se encuentra el Teatro Emperador. El sistema utiliza calderas de vapor calentadas con carbón, dinamos y batería de acumuladores que permite dar servicio a las calles adyacentes. Su red la conformaban una línea principal desde la central a la plaza de la Catedral completándose con ramificaciones a la plaza del Mercado, San Marcelo y Plaza Mayor. La necesidad de alumbrado se va extendiendo al resto de las calles de la capital leonesa. La Cooperativa Eléctrica Popular instala su planta en la calle Padre Arintero que se combina con la generación a partir de la fuerza del agua en un antiguo molino ubicado en la calle San Mamés sobre la denominada Presa de San Isidro.
En esta fotografía se pueden ver sentados a los trabajadores de la central eléctrica de la calle Independencia, junto a los directivos de la empresa (Bernardo Llamazares es el segundo por la izquierda de la fila inferior, con barba poblada y bombín).
Entre las centrales eléctricas de servicio público anteriores a 1891 y que se encuentran activas hacia 1908 aparecen la de Sociedad Electricista de León (Promovida por el boticario y alcalde Joaquín Rodríguez del Valle), fundada en 1888 (tal vez la anterior con nuevo nombre), la Eléctrica de Benavides, y la Central Eléctrica de La Bañeza (aquella establecida en la calle Labradores cuya caldera explotaría en enero de 1905), ambas creadas en el mismo año de 1890, aunque en la que todavía era villa no se instalará el nuevo sistema de alumbrado hasta 1898 –en agosto del año siguiente, según otras fuentes-, siendo ya ciudad. En 1888, cuando era alcalde Menas Alonso Franco, acordaba la corporación bañezana la adquisición de 24 faroles para el alumbrado público, que debía de ser aún de gas, o tal vez de petróleo, como el primero instalado en 1845 por Juan Antonio González Menéndez, “antiguo y famoso guerrillero contra la invasión napoleónica, ejemplar patriota, y primer alcalde de La Bañeza con ideas renovadoras y de progreso”, cosechadas seguramente en su obligado itinerario europeo de prisionero de los franceses por un tiempo, creador del cuerpo de serenos, e impulsor del mercado semanal, del empedrado de calles, y de la construcción del Teatro Municipal.
Casi de un modo simultáneo, en 1893, se produce la llegada del alumbrado público a Ponferrada de la mano de Gómez y Compañía, una sociedad propiedad del comerciante Rufino Gómez.
Estos precedentes tuvieron su continuidad en Villafranca del Bierzo, con la propia Sociedad Electricista, y en Astorga, donde Electra de Astorga, a comienzos del siglo XX, ya recibió el visto bueno para un préstamo solicitado con el fin de implantar el sistema de alumbrado.
El astorgano Tomás Rubio instala la luz eléctrica en su fábrica de harinas de Astorga al comenzar octubre de 1893, y dos semanas antes trataba de establecerse el alumbrado eléctrico en la villa bañezana tras una nutrida reunión en el Casino La Unión y el nombramiento de una comisión encargada de los trabajos preliminares, que pide antecedentes a León y Villafranca. Se presupuestaron 50.000 pesetas emitiéndose acciones de 250 pesetas cada una, a las que garantiza el interés del 6% el acaudalado capitalista de la villa José Latas Valcarce (alcalde entonces). Unos años después, el primero de agosto de 1899, sin solemnidad alguna, se puso en funcionamiento por vez primera el alumbrado por electricidad en La Bañeza.
La mayoría de las instalaciones eléctricas eran movidas a vapor (con sus calderas, dinamos y grupos de acumuladores), generaban corriente continua de baja tensión, y la distribuían mediante cortas redes, generalmente trifilares; pocas optaron por la corriente alterna, salvo algunas de las que contaban con motores hidráulicos. Parece ser que fue el ramo o negocio de los fotógrafos de estudio uno de los primeros que optó en villas y ciudades por la iluminación eléctrica y por auspiciar y promover su instalación: un avance con el que cancelaban las viejas limitaciones de los atriles o mesas de retoque alumbrados por la luz diurna que llegaba a sus gabinetes mediante espejos u otros artilugios reflectantes (con la luz del día, y también con una vela, hacía funcionar en La Bañeza la caja de luz de su ampliadora de proyección horizontal el fotógrafo Leonardo Prieto Ferrero antes de disponer de luz eléctrica).
Necesidades como aquellas u otras serían las que habrían estado en la creación de la sociedad Electra Bañezana, una industria eléctrica que existía al menos desde 1915 (era el militar Ildefonso Abastas Prieto su gerente en noviembre de 1917) y que en febrero de 1921 era adquirida por Blas Cantón Cisneros y por el abogado Gaspar Julio Pérez Alonso después de un tiempo como entidad participada por diversos accionistas.
La construcción de las centrales hidroeléctricas supuso un salto cualitativo favorecedor del desarrollo de la industria, supliendo el carbón por los saltos hidráulicos, necesitados de mayor inversión pero con superior radio de acción, y ubicados donde lo permiten las condiciones naturales en lugar de, como hasta entonces, en los centros de consumo. La primera firma en avistar esta situación es León Industrial (creada en 1907) con sus saltos de Ambasaguas (el primero de la provincia), Vegacervera (construido entre 1909 y 1911), y la urbana presa de San Isidro, y en Val de San Lorenzo se constituye el año 1921 una empresa eléctrica que ostenta el nombre del pueblo e instala las turbinas en Velilla de la Valduerna, aunque traslada sus oficinas a Astorga en 1924.
En La Bañeza, desde 1919 Santiago Casado Santos disponía de una licencia hidráulica para instalar en el río Ería un grupo productor de electricidad en la presa sita por debajo del lugar llamado la Fervienza, en el término de Morla, cuya ejecución tardó varios años. Se constituyó así la Hidroeléctrica del Ería, que obtuvo la concesión para generar corriente eléctrica hacia 1926 y que ya estaría funcionando en 1928 (según se muestra en la novela Vendimiario) distribuyendo alumbrado y fuerza motriz a La Bañeza, a sus industrias, y a los pueblos de la comarca, y que llegó a tener unos 2.000 abonados en su momento más álgido, pasando por diversas situaciones y avatares, como la noticiada el 22 de diciembre de 1934 por El Adelanto, fecha en la que “los empresarios de la `luz nueva’ (la Hidroeléctrica del Eria) andan en jaleos; parece que ha habido estos días alguna sentencia dictada por el juzgado de Instrucción”, situación que llevaría a que desde julio de 1935 uno de sus socios participantes sea José Marcos de Segovia, con Balbino Nistal Fernández, José de Paz Pérez, y Fernando Fernández Luengo, después de que uno y otros adquieran el 40% de la participación de Santiago Casado (eran copropietarios de la sociedad los hermanos César y José Seoánez Romero, Ildefonso Abastas Prieto, y Joaquín Núñez) embargado y puesto en venta por el Monte de Piedad de León para cobrarse el adeudo de 127.087,15 pesetas de aquél. Constituían entonces los bienes de la empresa: “el salto de agua derivado del río Eria por medio de una presa fija de piedra y cemento; el canal conductor de la presa a la casa de máquinas sita en el término de Torneros; la misma casa de máquinas, el alternador, el elevador de la turbina y demás maquinaria y accesorios; la línea de conducción aérea de la energía eléctrica hasta La Bañeza, y los transformadores, herramientas, efectos y materiales propios de esta industria”.