Industria

La industria en España llega de la mano de las instituciones públicas y del capital extranjero de los países industrializados. Los sectores autóctonos recurrieron al proteccionismo para aguantar el empuje de las nuevas tecnologías y los precios más baratos de los productos extranjeros, que, sin embargo, terminaron imponiéndose en el mercado interior, ya que tenían una calidad similar y un precio mucho más bajo. La burguesía española no apostó por la industrialización, y por el cambio de los medios de producción, con lo que se quedó atrasada con respecto a las economías europeas más pujantes. La burguesía prefirió invertir su dinero en la compra de tierras. A la larga, la artesanía autóctona no pudo competir con los productos industriales, e intentaría crear un mercado protegido donde competir con los productos fabriles.

Sala de tornos de la fábrica La Maquinista Valenciana, a finales del siglo XIX.