8. Economía

El siglo XVIII aparece en España como un período de progreso económico: la población creció y se produjo un alza en los indicadores económicos (aumento de la producción agrícola y del comercio).Pero estas promesas se vieron truncadas por los desastres de las guerras napoleónicas, hundiéndose España en la inestabilidad política, la guerra civil crónica y la regresión económica.

Es, pues, necesario, realizar un intento de explicación. Podemos entrever tres causas generales:

    • Las estructuras sociales, políticas y culturales seculares. La feudalización gradual de la sociedad castellana a fines de la Edad Media, el triunfo de la aristocracia, el imperialismo bajomedieval y moderno de España en Europa y en el Nuevo Mundo permitieron la militarización de la sociedad que parecía necesaria para lograr la hegemonía en Europa, pero a cambio se sacrificó la actividad productiva y la especulación filosófica. La hegemonía no duró mucho, pero la rigidez social e intelectual fueron más permanentes. A mediados del siglo XIX el país todavía se encontraba con una distribución muy desigual de la tierra, con una tremenda división entre una minoría opulenta y una mayoría mísera, y con una maquinaria política y administrativa todavía en manos de un grupo social cuyos valores y conceptos eran totalmente arcaicos.
    • Las peculiaridades de la localización geográfica, características climáticas, orografía, es decir, los recursos naturales y su estructura. La suerte de España es bastante dispar en cuanto a la distribución de los recursos naturales: su localización geográfica es excelente desde el punto de vista comercial, aunque las condiciones para el transporte interno dejan mucho que desear; se da una abundancia y variedad de recursos mineros, aunque en cambio escasean las fuentes de energía; poseemos pobres recursos agrícolas, por lo que la acumulación de capital en la agricultura es difícil cuando no imposible. De todas formas, aunque el marco geográfico y natural ha contribuido a dar forma a la historia económica de España, no puede atribuírsele una influencia decisiva como causante del atraso del país.
    • La pérdida de la mayor parte del imperio colonial ultramarino a principios del siglo XIX. Las consecuencias de la derrota colonial fueron sin duda muy serias, ya que la demanda ultramarina desempeñó un papel muy importante en el renacimiento económico de finales del siglo XVIII. La derrota no sólo privó a España de los beneficios coloniales, sino que multiplicó sus ya enormes deudas causadas. El peso de estas deudas aumentó durante el siglo XIX porque continuaron las guerras civiles, porque pervivió un sistema impositivo regresivo e ineficaz y porque la pobreza de la gran mayoría no disminuyó. La incapacidad del gobierno español para pagar sus deudas fue un obstáculo muy serio para el proceso de industrialización y acumulación de capital.