Razón práctica y acción moral
Dos usos de la razón: teórico y práctico
Hasta ahora hemos presentado el pensamiento racional como una manera de buscar respuestas que se caracteriza por:
emplear nuestros sentidos para hacer observaciones y experimentos y nuestras capacidades de razonar y calcular para hacer predicciones y explicar.
estar abierto a la crítica, a la revisión si surgen nuevas y mejores razones.
También podríamos resumirlo diciendo que la razón es aquello que usamos para elegir la mejor explicación entre varias explicaciones posibles para un determinado hecho o suceso. Basamos nuestra elección en observaciones, experimentos, cálculos y demostraciones que cualquiera puede realizar. Si alguno de estos ingredientes cambia, revisaremos nuestra elección, eligiendo una mejor explicación o, si no hay una explicación alternativa, reconoceremos que no tenemos una buena explicación. Cuando usamos la razón de este modo, estamos usándola con un fin teórico: queremos alcanzar una teoría que nos aporte conocimiento sobre aquello que estamos estudiando. Queremos salir de la ignorancia, evitar el error o ampliar lo que ya sabemos.
Pero la razón no sólo se emplea con fines teóricos. Los hombres también emplean sus capacidades racionales para tomar decisiones en su vida, para elegir no sólo entre distintas explicaciones posibles sino también entre distintas acciones posibles para alcanzar algo que queremos. Empleamos la razón con un fin práctico cuando, ante varias acciones posibles, elegimos una de ellas basándonos en datos, cálculos o razonamientos. Al igual que en la razón teórica, estamos dispuestos a revisar nuestra elección si aparecen nuevas razones relevantes. También cambiaremos nuestra elección si cambia lo que queremos.
Razón teórica
Partimos de un hecho inexplicado.
La curiosidad nos impulsa a buscar una explicación.
Elegimos entre explicaciones posibles.
No cesamos nuestra investigación hasta que estamos plenamente convencidos de la verdad de nuestra explicación.
El objetivo es evitar el error y aumentar nuestro conocimiento.
Nuestro objetivo es la verdad
Razón práctica
Partimos de una meta a lograr.
La voluntad nos impulsa a alcanzar esa meta.
Elegimos entre acciones posibles.
Frecuentemente debemos conformarnos con una solución provisional pues el tiempo nos apremia a tomar una decisión.
El objetivo es acertar en nuestra decisión.
Nuestro objetivo es lograr nuestra meta
Elementos comunes a las razones teórica y práctica
Basamos nuestra elección en observaciones, experiencias, cálculos, opiniones, creencias y razonamientos.
Nuestra elección es revisable si aparecen mejores razones, si cambiamos nuestra opinión o creencias, si observamos o experimentamos algo nuevo.
Como resultado de todo lo anterior, tenemos razones para tratar de convencer o explicar a otros nuestra elección.
Es habitual hablar de "razón teórica" y "razón práctica", pero sería un error pensar que con ello se está diciendo que hay dos razones. Tenemos una única capacidad racional, pero la podemos usar de diferentes modos: hay un uso teórico y otro práctico.
Uso teórico: cuando empleamos nuestra razón para alcanzar conocimientos.
Uso práctico: cuando empleamos nuestra razón para tomar decisiones.
Cualquier uso concreto que hagamos de nuestra razón se puede clasificar como teórico o práctico. Cada vez que razonamos, lo hacemos porque queremos saber más o porque queremos decidir mejor. Por tanto, al hablar de usos teórico y práctico cubrimos todos los usos posibles de la razón.
Decisión racional
¿Cuándo una decisión es racional y cuándo no lo es? Una manera de responder a esta pregunta es responder a esta otra: ¿qué factores intervienen en la toma racional de decisiones?
Alternativas, posibilidades. Tomar una decisión consiste en fundamentalmente en elegir una de entre varias alternativas. Sin alternativas (al menos dos) no hay posibilidad de elección. Entre las situaciones que conducen a una decision irracional están:
No conocer todas las posibilidades antes de elegir y elegir la primera opción que surge.
Rechazar de antemano alguna opción sin tener razones suficientes para ello.
Metas, fines, propósitos que queremos lograr con nuestra acción. Tener claro cuál es la meta a lograr es clave para tomar una decisión racional. Errores que conducen a una decisión irracional pueden ser:
No tener clara nuestra meta; tener solamente un objetivo confuso por no haber hecho el trabajo previo de analizar y comprender cuál es nuestra meta.
Perseguir una meta sustitutiva o secundaria en lugar de nuestra meta principal en la creencia de que aquella nos llevará a alcanzar ésta.
Motivación para llevar adelante nuestra decisión. La mejor decisión puede no ser la correcta si no tiene en cuenta las energías que podemos invertir, la fuerza de voluntad, la intensidad de nuestro deseo por lograr la meta. Es irracional:
Perseguir una meta para la que no estamos suficientemente motivados.
Elegir una alternativa que requiere un nivel de motivación o compromiso que no tenemos.
Capacidades para llevar a cabo la alternativa elegida o la meta que nos hemos fijado. Un elemento clave de una elección racional es adecuar nuestras metas y alternativas disponibles a nuestras capacidades. Capacidades materiales, físicas, intelectuales, de personalidad, etc. Es irracional por tanto:
Perseguir una meta para la que no estamos capacitados en ese momento.
Elegir un curso de acción para el que no tenemos los elementos necesarios para tener éxito.
Información, conocimiento relevante sobre lo que se necesita (los medios necesarios) para llevar a cabo cada alternativa, junto con una estimación razonable sobre las posibilidades de éxito en cada una de ellas. También es necesario conocimiento de uno mismo: la fuerza de nuestra motivación y las capacidades que tenemos o que podemos adquirir o mejorar a tiempo de cumplir nuestro objetivo. Obviamente, es irracional:
No despejar nuestras dudas, no adquirir toda la información relevante antes de tomar una decisión.
Mantener creencias falsas o muy improbables en lugar de conocimientos ciertos u opiniones bien fundadas.
Una decisión perfectamente racional sería aquella que cumpliera todos los requisitos en cada uno de estos cinco factores. La inmensa mayoría de las decisiones son parcialmente racionales pues cumplen con la mayoría pero no con todos los requisitos.
Es importante tener en cuenta que tratar de cumplir de forma exhaustiva todos los requisitos puede llegar a ser irracional: demorar una decisión porque no se han explorado todas las alternativas, no se tiene clara la meta, los motivos o las capacidades no son plenas o no se ha recopilado toda la información relevante puede llevarnos a no tomar una decisión, puede llevarnos a la parálisis. Y si no tomamos una decisión, la decisión acabará "tomándonos a nosotros": porque otras personas tomarán la decisión en nuestro lugar o porque no hacer nada es una alternativa más, acabaremos haciendo algo que probablemente será peor que la mejor alternativa que hemos considerado hasta entonces y que no hemos elegido esperando encontrar otra mejor o esperando estar mejor preparados.
La acción moral
¿Qué es una acción? Comenzaremos por distinguir entre acciones y causas en general. Todas las causas producen efectos y toda acción tiene resultados o consecuencias.
En un proceso que se desarrolla en el tiempo, hablamos de causas cuya actividad produce efectos. Así por ejemplo, el viento causa el movimiento de las aspas de un molino. Cuando la causa es un agente, la actividad de este agente produce acciones. Por ejemplo, María pronunció una conferencia y esta acción tuvo como resultado que los asistentes conociesen las ideas de María. En este ejemplo, María es un agente y su acción tiene unos resultados o consecuencias. También podríamos decir que María es la causa y la conferencia y la comprensión de sus ideas son sus efectos.
Así pues, los agentes son un tipo especial de causas, y las acciones y sus consecuencias son un tipo especial de efectos: son los efectos producidos por agentes. Pero, ¿qué es un agente? ¿qué distingue a los agentes en particular de las causas en general?
Las personas pueden ser agentes. Un agente es un tipo de causa con las siguientes características distintivas con respecto otro tipo de causas:
Control de los impulsos, los instintos y las emociones básicas.
Deliberación, empleo de la razón.
Libertad, iniciativa propia.
Estas tres características distinguen a los agentes de las meras causas.
Si a estas tres características se añade una cuarta:
Acción motivada moralmente (actuación por conciencia moral), como pueden ser: la promoción o defensa de valores morales o el cumplimiento de obligaciones morales.
Entonces el agente es un agente moral.
En conjunto, si se dan todas estas condiciones, estamos ante una acción moral, efecto de la decisión de un agente moral.
Raíces antropológicas
Los hombres podemos ser agentes morales gracias a capacidades que hemos adquirido a lo largo de la evolución de las especies de homínidos de las que descendemos. Estas son raíces basadas en los orígenes biológicos de la especie humana:
Racionalidad
Sociabilidad
Raíces sociales
Las normas morales son un tipo particular de norma. En general, las normas son un producto de la sociedad, tienen sus raíces en la sociedad en la que se aplican:
Institucionalización de conductas.
Control social para su cumplimiento.
Interiorización de los valores que promueven o defienden.
Las normas morales se diferencian de otros tipos de normas (legales, religiosas, de tráfico, de protocolo, etc.) por dos rasgos:
Regular la convivencia social, la interacción inter-personal.
Pretenden ser universales, todas las personas deberían seguirlas.
Su cumplimiento deriva de su interiorización, no de la coacción externa.
Moral ≠ Ética
Toda cultura tiene normas morales, normas que guían nuestra acción en sociedad; sin algún tipo de moral no es posible la convivencia.
Pero no todas las culturas ni todas las personas dentro de una misma cultura reflexionan racionalmente sobre sus normas morales, sobre su validez y su justificación.
Podemos señalar a Sócrates como uno de los primeros pensadores que cuestionó la moral de su sociedad e inició así la reflexión ética.
Decisiones irracionales
Busca o crea al menos un ejemplo de decisión irracional por cada uno de estos motivos:
Falta de reflexión sobre la meta a lograr.
Insuficiente o nula motivación para perseverar en la acción.
Inadecuación de las propias capacidades a las metas fijadas.
Falta de información.
Acción moral
En ocasiones, las personas no nos comportamos como agentes de nuestras propias acciones sino como meras causas. Pon ejemplos donde esto suceda por:
Falta de control de nuestras emociones más primarias.
Falta de deliberación.
Falta de libertad.
Moral y Ética
Estudia este enlace sobre Sócrates y a continuación explica:
La diferencia entre moral y ética.
¿Qué factores sociales y políticos favorecen la reflexión ética y cuáles la dificultan?
¿Por qué consideramos a Sócrates uno de los fundadores de la Ética?