El ensayo filosófico tiene como objetivo central demostrar nuestras capacidades de exposición y argumentación filosóficas.
Para ello, el ensayo gira en torno a un tema propuesto de antemano. Varios tipos de temas son posibles:
Un tema abierto, que permite al escritor seleccionar con mayor libertad los autores y teorías filosóficas a emplear para apoyar y desarrollar sus propias ideas. Por ejemplo "La libertad humana" "¿Qué es la belleza?" o "Filosofía y religión"
Un tema más cerrado, que requiere del escritor conocer los principales argumentos y autores que ya lo han tratado. Por ejemplo "El escepticismo: su función y límites" o "El contrato social en Rousseau".
Un tema en el que se pida contrastar y valorar dos puntos de vista bien conocidos en la tradición filosófica. Ello requiere conocer ambos puntos de vista, las razones a favor y en contra de cada uno de ellos así como una visión propia en favor de uno de ellos o una integración de ambos. Por ejemplo "El conocimiento: racionalismo frente a empirismo" o "Éticas formales frente a éticas materiales".
El ensayo filosófico consta de las siguientes partes:
Introducción. Donde se expone la tesis o teoría que se va a desarrollar. Puede incluir información sobre el origen histórico del problema o sus implicaciones para otros problemas filosóficos.
Desarrollo:
Expone en mayor detalle el tema a tratar. Puede incluir ejemplos o casos concretos que ayuden a una mejor comprensión.
Aporta razones en favor. Puede citar a filósofos que han tratado el problema así como sus argumentos.
Menciona y valora razones en contra.
Incluye un punto de vista propio sobre la cuestión.
Conclusión. Recapitula los aspectos centrales incluidos en el desarrollo, condensándolos en un breve resumen final que puede incluir aspectos dudosos o pendientes de ulterior estudio.
El ensayo deberá ocupar como máximo dos páginas y deberá redactarse en un máximo de cincuenta minutos.
La redacción del ensayo es el último paso de un proceso que tiene como pasos previos:
Clarificación del tema a tratar. Es fundamental tener claro el punto de partida.
En el caso de un tema abierto, elegir el enfoque puede ser un proceso largo que sufra varias redefiniciones según se avance el proceso de investigación y reflexión.
En el caso de un tema cerrado o de contraste entre dos posiciones, se trata más bien de ser capaz de formular con precisión el problema y completarlo con su origen histórico, los principales filósofos que lo han tratado, etc.
Recopilación de información:
Es necesario leer y comprender las teorías, razones y críticas que guarden relación con el tema.
Terminología especializada: conocerla y ser capaz de usarla y explicarla en el ensayo.
Búsqueda de ejemplos o casos concretos que ayuden a exponer las ideas filosóficas.
Aportación propia:
Tras habernos familiarizado con lo que otros han dicho, podremos formarnos nuestra propia posición.
Valorar los puntos fuertes y débiles de las teorías o puntos de vista recopilados.
El proceso de preparación culmina con la confección de un esquema que nos guiará durante la redacción del ensayo. Este esquema puede ocupar aproximadamente media página y en ningún caso sobrepasar la extensión de una página.
La siguiente tabla detalla las facetas a evaluar, expone criterios de buena y mala práctica y cuantifica el peso de cada faceta a la nota final.
En la introducción: se expone con brevedad y claridad suficiente el tema a tratar.
En la introducción: se da información complementaria que ayuda a contextualizar el tema: área de la filosofía que se ocupa de él, época en que surge, filósofos o corrientes filosóficas que lo tratan, otros problemas relacionados, etc.
Peso en la calificación global: 10%
En el desarrollo: se expone con suficiente profundidad y extensión el tema, en particular las razones o argumentos en su favor. Se evitan afirmaciones vagas o confusas. También afirmaciones sin apoyo, especialmente cuando son afirmaciones tajantes (sin matices) o universales (sin excepciones) que tienen puntos débiles bastante obvios.
Peso en la calificación total: 20%
En el desarrollo: se exponen algunas críticas o puntos débiles frente a las anteriores razones.
Peso en la calificación total: 10%
En los ensayos de tipo abierto, donde la crítica tiene menos peso, se omitirá este apartado y se aumentará el anterior hasta el 30%.
En el desarrollo: se aporta una valoración propia y razonada, ejemplos o situaciones que ilustren nuestra propia opinión. Se evitan valoraciones radicales, sin matices ni razones.
Peso en la calificación total: 20%
En la conclusión: se hace una síntesis de los aspectos más importantes tratados en la introducción y el desarrollo.
Peso en la calificación total: 10%
En todo el ensayo: se delimitan con claridad sus tres partes. Se sigue un orden expositivo que ayuda a entender el progreso de la argumentación y las críticas. Dividir el texto en párrafos y éstos en oraciones no muy extensas. Dedicar cada párrafo a un único propósito: exponer una tesis, desarrollar sus implicaciones, mostrar sus puntos débiles, etc.
Peso en la calificación total: 10%
En todo el ensayo: se evitan las faltas ortográficas y los errores gramaticales. Se evitan oraciones muy largas (dos o más líneas). Se da cohesión al texto ligando los párrafos o las oraciones entre sí con los conectores adecuados.
Peso en la calificación total: 10%
En todo el ensayo: se mencionan autores relevantes, se usan los términos filosóficos específicos del tema tratado, definiéndolos brevemente en su primer uso.
Peso en la calificación total: 10%