Falacias y paradojas

corrección y validez

Corrección

Un razonamiento es correcto cuando:

Por tanto, la corrección de un razonamiento depende de dos factores:

Corrección = Verdad material + Validez formal

Estos dos factores son independientes: un razonamiento puede partir de premisas verdaderas y concluir algo también verdadero. Pero esa conclusión puede no ser necesariamente verdadera. Por ejemplo:

Aunque la conclusión Algunos animales son peligrosos es verdadera, y también lo son las dos premisas, es sencillo demostrar en lógica de clases que la conclusión no se sigue necesariamente de las premisas: podría ser falsa siendo aún verdaderas las premisas. No es necesario sino contingente que la conclusión resulte verdadera por ser verdaderas las premisas. Lo mismo sucede con el segundo y el tercer ejemplos: tanto las premisas como la conclusión son verdaderas, pero es sencillo demostrar en lógica de proposiciones que no hay relación de consecuencia lógica entre premisas y conclusión. Y lo mismo sucede en los ejemplos (2) y (3).

Esos razonamientos no son correctos porque falla el segundo factor: la conclusión no es necesariamente verdadera aunque lo sean las premisas. Falla la lógica empleada.

Un razonamiento también puede ser incorrecto porque lo que falle sea la verdad de alguna de las premisas. Por ejemplo:

Estos dos razonamientos siguen las leyes de la Lógica. Si los analizamos veremos que si las premisas fuesen todas verdaderas, la conclusión sería necesariamente verdadera. Pero los razonamientos no son correctos porque una de sus premisas es falsa y por tanto la conclusión no es necesariamente verdadera. Podemos decir que estos dos razonamientos serían correctos si las premisas fuesen verdaderas.

A esta clase de corrección, que podemos llamar "corrección condicional" la llamamos validez formal.

Validez formal

Un razonamiento es formalmente válido cuando, aceptando, suponiendo, que las premisas sean verdaderas, la conclusión es necesariamente verdadera.

La Lógica es la ciencia que se ocupa de que la verdad se transmita de las premisas a la conclusión y no por casualidad, sino por necesidad. De la Lógica depende decidir si hay consecuencia lógica. Depende de otras ciencias (Biología, Astronomía, Historia, etc.) asegurar que las premisas empleadas sean verdaderas.

Hay razonamientos formalmente válidos pero no correctos: el razonamiento sigue las leyes de la Lógica pero algunas o todas las premisas son falsas, y por tanto la conclusión no tiene por qué ser verdadera.

Hay razonamientos formalmente inválidos pero su conclusión es contingentemente verdadera: la conclusión es verdadera, pero no porque haya una relación de consecuencia lógica entre las premisas y la conclusión sino por otras circunstancias.

Razonamientos falaces (falacias)

Las técnicas estudiadas en la lógica de clases y en la lógica de proposiciones permiten decidir si un razonamiento es formalmente válido o inválido. Nuestro conocimiento científico y en ocasiones también nuestro sentido común nos permiten además saber si las premisas son verdaderas. Si ambos ingredientes se cumplen, el razonamiento es correcto: sabemos que la conclusión es verdadera porque:

Cuando tenemos dudas o sabemos de hecho que no se cumple una de estas dos condiciones, sabemos que el razonamiento es incorrecto. Por ejemplo, nadie diría que la conclusión de estos dos razonamientos es necesariamente verdadera:

Basta prestar un poco de atención a lo que leemos para dudar de que las conclusiones sean verdaderas. En el primer caso, aunque las premisas son verdaderas, no hay ninguna relación lógica entre premisas y conclusión. En el segundo, esa relación no es lógicamente válida: las premisas pueden ser verdaderas y la conclusión puede ser falsa.

Sin embargo, en ocasiones un razonamiento incorrecto parece correcto. A esos razonamientos incorrectos pero que fácilmente se confunden con razonamientos correctos se les denomina falacias.

Falacias formales

Una falacia formal es un razonamiento incorrecto que puede parecer correcto a quien no sabe Lógica, pues en una falacia formal las leyes de la Lógica no se cumplen, pero parecen cumplirse.

Ejemplos de falacias lógicas:

Falacias materiales

Una falacia material es un razonamiento incorrecto porque entre sus premisas hay información que creemos verdadera y nos parece suficiente para afirmar la conclusión. Las falacias materiales más frecuentes son:

EL ARTE DE TENER RAZÓN

Paradojas

Si conocer un poco de Lógica puede ayudarnos a desenmascar razonamientos falaces, también puede hacernos profundizar y en ocasiones revisar nuestras premisas cuando de ellas se deducen una proposición y su negación. Una paradoja es un razonamiento válido que nos permite deducir tanto p como ¬p a partir de un conjunto de premisas o teoría.

Teoría p y también Teoría ¬p

Veamos como ejemplo de esta definición algunas famosas paradojas.

La paradoja del barbero

En un pueblo donde todos sus hombres se afeitan, dividimos este conjunto de personas en dos subconjuntos: el de quienes se afeitan a sí mismos y el de quienes no se afeitan a sí mismos y les afeita el barbero del pueblo. De todos y cada uno de los hombres de este pueblo podemos decir que o bien se afeitan a sí mismos o bien les afeita el barbero.

Añadamos a esta información que el barbero del pueblo es también uno de sus habitantes y por tanto se afeita. Pero ¿quién afeita al barbero? O bien pertenece al subconjunto de quienes se afeitan a sí mismos, o bien al de quienes no se afeitan a sí mismos. ¿A cuál de estos dos subconjuntos pertenece nuestro barbero?

Por tanto, a partir de nuestras premisas hemos podido deducir tanto que hay al barbero le afeita el barbero como que al barbero no le afeita el barbero.

La paradoja del mentiroso

Esta paradoja es muy antigua, y se le atribuye al filósofo cretense Epiménides. Una de sus reformulaciones más sencillas es la siguiente:

Y ahora consideremos dos conclusiones que podemos deducir a partir de la teoría { (1), (2) }

Una vez más, hemos podido deducir una proposición y su negación: una paradoja.

Una variante de esta paradoja la encontramos en el cuento "El adivino" de Jorge Luis Borges:

En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o si pasará. El candidato responde que será reprobado…

La paradoja del montón

Consideremos una persona que se hizo rico a base de ahorrar un euro cada día empezando con una hucha vacía. Estipulemos que alguien que tiene al menos 30.000 euros es rica y aceptemos también que nadie pasa de pobre a rico por tener un euro más. A partir de estas premisas, preguntémonos ¿cuándo se hizo rica esta persona?

A partir de premisas razonables hemos podido deducir una contradicción, tenemos una paradoja.

Solución a las paradojas

Las paradojas nos ponen sobre aviso de que algo va mal en nuestra teoría de partida, puesto que de ella hemos podido deducir correctamente (aplicando sin error las reglas de la Lógica) una contradicción. Puesto que no podemos culpar a la Lógica sino a nuestras premisas, la aparición de una paradoja nos invita a revisarlas:

Al deducir contradicciones, la Lógica nos permite explorar y en ocasiones mejorar nuestra comprensión de las afirmaciones de las que partimos.

Paradojas informales

Podemos relajar la condición de deducir estrictamente una contradicción y considerar paradojas aquellos razonamientos que concluyen resultados inesperados e indeseables. También entonces la existencia de una paradoja nos hace reconsiderar nuestras premisas.

Por ejemplo, consideremos las siguientes premisas:

Parece que tanto si informo a mi amiga como si no le digo nada, el resultado será que perderé su amistad. Este resultado es inaceptable: no se pierden amigos de manera inevitable, tanto si haces algo como si haces lo contrario. Entonces ¿dónde está el error? ¿Qué hemos pasado por alto en nuestro razonamiento?